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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 2014 | 15 de noviembre
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Hasta ahora, todas las recomendaciones para nuevos ancianos y siervos ministeriales se enviaban a la sucursal. Allí, hermanos designados por el Cuerpo Gobernante las analizaban y hacían los nombramientos. A continuación, la sucursal comunicaba la decisión al cuerpo de ancianos. A su vez, los ancianos informaban del nombramiento al hermano en cuestión y le preguntaban si deseaba aceptarlo y si no había nada que se lo impidiera. Por último, se hacía un anuncio a la congregación.
Ahora bien, ¿quiénes hacían los nombramientos en el siglo primero? A veces, los apóstoles hicieron nombramientos concretos, como cuando eligieron a siete hombres para supervisar la distribución diaria de alimento a las viudas (Hech. 6:1-6). Sin embargo, este ejemplo no muestra que los apóstoles hicieran nombramientos de ancianos y siervos ministeriales, pues aquellos hombres quizás ya eran ancianos antes de recibir esa tarea especial. Entonces, ¿quiénes nombraban a los ancianos y siervos ministeriales?
Aunque la Biblia no explica en detalle cómo se hacía cada nombramiento, sí da algunas indicaciones. Nos dice que, mientras regresaban de su primer viaje misionero, Pablo y Bernabé “nombraron ancianos en cada congregación y, haciendo oración con ayunos, los encomendaron a Jehová, en quien habían llegado a creer” (Hech. 14:23). Años después, Pablo escribió estas palabras a Tito, otro ministro viajante: “Te dejé en Creta, para que corrigieras las cosas defectuosas e hicieras nombramientos de ancianos en ciudad tras ciudad, como te di órdenes” (Tito 1:5). Y parece que Timoteo, quien viajó mucho con Pablo, recibió esa misma autoridad (1 Tim. 5:22). Como vemos, quienes hicieron estos nombramientos fueron superintendentes viajantes, no los apóstoles y ancianos de Jerusalén.
Teniendo en cuenta este precedente bíblico, el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová ha modificado el proceso de nombramiento de ancianos y siervos ministeriales. Desde el 1 de septiembre de 2014 se siguen estos pasos: cada superintendente de circuito examina con cuidado las recomendaciones de los ancianos de su circuito. En sus visitas a las congregaciones, se esfuerza por conocer a los recomendados y, si es posible, sale con ellos a predicar. Tras analizar las recomendaciones con cada cuerpo de ancianos, es el superintendente de circuito quien tiene la responsabilidad de nombrar ancianos y siervos ministeriales en las congregaciones de su circuito. De este modo, el proceso se parece más al que se seguía en el siglo primero.
Un cuerpo de ancianos y un superintendente de circuito analizan si un hermano reúne los requisitos bíblicos (Malaui)
¿Quiénes desempeñan las distintas funciones en este proceso? Como siempre, “el esclavo fiel y discreto” tiene la responsabilidad fundamental de alimentar a los domésticos (Mat. 24:45-47). Con ayuda del espíritu santo, busca en las Escrituras pautas sobre cómo debe organizarse hoy la congregación mundial y luego da instrucciones para aplicarlas. El esclavo fiel también nombra a todos los superintendentes viajantes y miembros de Comités de Sucursal. A su vez, cada sucursal ayuda a poner en práctica las instrucciones recibidas.
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