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ColombiaAnuario de los testigos de Jehová 1990
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“Como vivir en otro mundo”
Pablo escribió a Timoteo: “Las cosas que oíste de mí [...], encárgalas a hombres fieles, quienes, a su vez, estarán adecuadamente capacitados para enseñar a otros”. (2 Tim. 2:2.) Dos de tales hombres fieles en perspectiva fueron Benjamín Angulo y Armando Gómez.
Benjamín Angulo tenía veintisiete años y trabajaba en una fábrica de Santa Marta. Había perdido la fe en la Iglesia, y la política no le interesaba. “No hay más que injusticias y sufrimiento —solía decirse—. ¡No hay derecho! ¿Cómo puede haber un Dios?”
Entonces, cierto día de 1955 un compañero de trabajo le habló sobre Jehová Dios y su Reino, y le ofreció un estudio bíblico semanal con el libro “Sea Dios veraz”. Benjamín no solo aceptó, sino que insistió en que el estudio se efectuara a la hora del almuerzo seis días a la semana.
Un mes después, el Testigo pensó que era el momento de invitar a su nuevo estudiante a las reuniones. ¡Claro que le gustaría asistir! Benjamín salió encantado de aquella primera reunión, pero a la vez algo molesto. Quería saber por qué el Testigo no le había hablado antes de aquellas reuniones maravillosas. Se había perdido “todo un mes de instrucción valiosa”.
Había pocos hermanos en la congregación de Santa Marta, así que pese a que Benjamín era extremadamente tímido, en seguida le dieron asignaciones en la Escuela del Ministerio Teocrático y al poco tiempo, también en otras reuniones. El libro de texto de la Escuela del Ministerio Teocrático se convirtió en su manual de instrucciones, pues lo leía concienzudamente y aplicaba todas las sugerencias. Gozoso por haber hallado un nuevo propósito en la vida, Benjamín exclamó: “Es como vivir en otro mundo: la verdad, las reuniones, el amor de los hermanos y los privilegios de que disfruto”.
‘El discípulo llega a ser como su maestro’
En 1958 Benjamín fue asignado como precursor especial a Montería, a orillas del río Sinú. En seguida encontró allí otro de los ‘hombres fieles’ en perspectiva, Armando, un joven de veinte años hijo de la hermana Gómez, una nueva publicadora de la congregación.
Benjamín dejó Montería para aceptar una asignación en la obra de circuito, mientras que Armando continuó en la congregación local. Armando siempre trató de imitar el ejemplo del hermano Benjamín. ¿No dijo Jesús: “Le basta al discípulo llegar a ser como su maestro”? (Mat. 10:25.) Armando Gómez también llegó a ser precursor especial y después, superintendente de circuito. En la actualidad sirve en el Betel de Bogotá como uno de los cinco miembros del comité de la sucursal de Colombia junto con Benjamín Angulo, el hermano que le llevaba a predicar en Montería hace más de treinta años.
La verdad llega al corazón de gente tosca
Las buenas nuevas del Reino se esparcieron rápidamente desde Montería hasta las zonas rurales, y a continuación penetraron en las regiones de Córdoba más apartadas. Allá en el siglo XVI, los buscadores de oro europeos registraron a fondo esta región en busca de cuevas y tumbas indígenas, donde yacían enterrados abundantes objetos de oro. Estos cazadores de fortunas encontraron un botín enorme, que enviaban río Sinú abajo hasta el mar, y desde allí por la costa hasta Cartagena, donde lo embarcaban en dirección a España.
Más adelante, llegaron otros españoles para instalarse definitivamente. Se llegó a conocer a Córdoba como una tierra de ganaderos y granjeros toscos, hombres que se tomaban la justicia por su mano y resolvían sus diferencias con machetes y revólveres. Es curioso que muchos de estos hombres y sus familias respondieron con prontitud al mensaje del Reino y se pusieron a compartirlo con los ganaderos y granjeros de la vecindad. Así que al crecer la cantidad de recién interesados, se formaron congregaciones y empezaron las visitas de circuito. Muchos de los superintendentes viajantes de Colombia se iniciaron en el circuito de Córdoba. Cuando cuentan esta experiencia, algunos dicen en broma que les preparó para sobrevivir a “la gran tribulación”. (Rev. 7:14.)
Al recordar aquellos primeros días, Benjamín Angulo afirma: “Tuve tantas experiencias en aquel circuito de Córdoba —montar todo el día a caballo y en burro, vadear ríos infestados de serpientes, amenazas de grupos guerrilleros, ataques de fiebre alta...— que llenaría un libro si intentara relatarlas todas”.
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ColombiaAnuario de los testigos de Jehová 1990
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Benjamín Angulo y Armando Gómez, del Comité de Sucursal
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