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    Anuario de los testigos de Jehová 1990
    • Se les detiene y ordena que dejen la ciudad

      Cuando vivía en el pequeño pueblo de Aracataca, el sastre Antonio Carvajalino era un firme defensor de la causa del partido comunista. Con el tiempo se mudó a Barranquilla, donde los hermanos Webster y Olson lo hallaron en la testificación. En las siguientes visitas las cuatro hermanas solteras de Antonio se iban a una habitación contigua desde donde se esforzaban por escuchar todo lo que se decía en las animadas conversaciones bíblicas. Finalmente, Antonio se rindió a la evidencia y reconoció que el Reino de Dios es la única esperanza para los pobres de Colombia y del mundo entero. Algún tiempo después, se bautizó. Sus cuatro hermanas también respondieron bien a la verdad, y en poco tiempo tanto ellas como su hermano emprendieron el servicio de precursor.

      Con el tiempo, a todos los Carvajalino, junto con su sobrino Tomás Dangond, se les asignó como precursores especiales al centro de refinación petrolífera de Barrancabermeja, río Magdalena arriba. Por ser territorio de una misión católica, no estaba permitido efectuar ningún proselitismo no católico en aquel lugar, de acuerdo con el decreto del dictador, el general Gustavo Rojas Pinilla. Los evangélicos de la ciudad se reunían a puerta cerrada en su iglesia. Una vez que se enteraron de que los testigos de Jehová estaban predicando en la ciudad, se presentaron airadamente ante el obispo católico con La Atalaya y ¡Despertad! en la mano para informar que los que estaban distribuyendo esas revistas eran los Testigos, no la organización evangélica.

      La policía recibió la orden de detener a los Testigos. Primero detuvieron a las cuatro hermanas, y después algunos detectives fueron al lugar de alojamiento de los precursores y detuvieron a los dos hermanos, además de confiscar sus maletines y veinte cajas de literatura. El comisario impuso una multa a los precursores y les ordenó que firmaran declaraciones en las que se comprometían a dejar de predicar en la ciudad. Los seis se negaron, de modo que se les sentenció a noventa días de cárcel.

      Al día siguiente los dos hermanos convencieron al alcalde de que “era vergonzoso para su administración tener a cuatro cristianas encerradas en condiciones tan deplorables como si se tratara de criminales”. Solicitaron que añadieran las sentencias de las hermanas a las suyas para que las cuatro mujeres fueran puestas en libertad. El alcalde accedió, y Antonio y su sobrino Tomás fueron sentenciados a nueve meses de prisión.

      El superintendente de la sucursal, James Webster, fue en avión a Barrancabermeja para buscar un abogado que defendiera a los Testigos, pero ninguno se atrevía a hacerlo, así que voló hasta Bogotá para presentar el caso en persona ante el secretario del presidente. Una vez que estuvo al tanto de los hechos, el secretario telefoneó al alcalde de Barrancabermeja y le ordenó que pusiera en libertad a los hermanos y les devolviera la literatura confiscada, con la condición de que el grupo abandonara la ciudad en un plazo de cuarenta y ocho horas.

      Ayudaron a más de trescientos a conocer la verdad

      Dentro del tiempo estipulado, la familia Carvajalino tomó un autobús bajo vigilancia policial y partió hacia la cercana Bucaramanga, capital de la provincia o departamento de Santander. La gente vivía atemorizada y sospechaba de los desconocidos, pues el pillaje al que había dado lugar “La Violencia” todavía abundaba en la zona rural circundante. No obstante, los precursores predicaban con tacto y se ganaron la confianza de los habitantes de la localidad. En solo un año, formaron una congregación de trece publicadores, y durante la visita del superintendente de circuito, tuvieron una sorprendente asistencia al discurso público de 65 personas.

      ¿Qué ha sido de la familia Carvajalino? Antonio murió en 1958; su hermana Inés, en 1987, y Eusebia, en 1989. Su sobrino, Tomás Dangond, sirve de anciano, y tanto él como su esposa e hija son precursores especiales en el vecino país de Venezuela. Las hermanas Carvajalino permanecieron solteras para ‘servir al Señor sin distracción’. (1 Cor. 7:35.) En total, ayudaron a más de trescientas personas a conocer la verdad.d

  • Colombia
    Anuario de los testigos de Jehová 1990
    • d Su biografía apareció en La Atalaya del 15 de septiembre de 1972, páginas 569-573.

  • Colombia
    Anuario de los testigos de Jehová 1990
    • [Fotografía en la página 95]

      Las hermanas Carvajalino, un grupo de precursoras ejemplares que ayudaron a más de trescientas personas a conocer la verdad

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