Anuario de los testigos de Jehová para 1987

EL PRIMER fin de semana del año de servicio de 1986 de los testigos de Jehová se caracterizó por acontecimientos que fueron un anticipo de bendiciones futuras a nivel mundial. En primer lugar, el sábado, 7 de septiembre de 1985, se dedicó el Salón de Asambleas de los testigos de Jehová de Jersey City, conocido en la localidad como el antiguo teatro Stanley. Al día siguiente, el 8 de septiembre, tuvo lugar en esta hermosa sala, con un aforo de 4.300 butacas, la graduación de la clase número 79 de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower. El gozo fue extraordinario, no solamente por poder escuchar y presenciar el excelente programa espiritual que se presentó allí, sino también por tener un local tan hermoso donde alabar a Jehová Dios.

Cuando se compró esta propiedad en Jersey City surgió un problema inusitado; la administración de la ciudad rehusó conceder permisos para la restauración del edificio. Los Testigos tuvieron que querellarse contra la ciudad por haberles negado sus derechos constitucionales. La causa se presentó ante el juez Debevoise, quien pronunció sin dilación una resolución bien razonada en la que se expresaba que la oposición de la ciudad ‘infringía de manera inconstitucional el derecho a la libertad religiosa del demandante’, y añadió: “Consagrado entre los derechos civiles que garantiza la Constitución de los Estados Unidos está el derecho a la exención de leyes que prohíban el libre ejercicio de la religión o que limiten la libertad de expresión”. Provistos ahora con los permisos necesarios, centenares de trabajadores voluntarios bien organizados literalmente inundaron el edificio y completaron en solo nueve meses la descomunal tarea de renovarlo. Entre tanto, los habitantes de Jersey City habían votado por la destitución de la administración que se opuso.

¿Qué opinó la comunidad sobre el teatro Stanley ya restaurado, que ahora resplandecía en la localidad como una gema reluciente? El nuevo alcalde, el señor Cucci, lo describió con las siguientes palabras: “No es una restauración o una renovación, sino un mundo nuevo”. Un miembro del congreso hizo la siguiente observación: “Me doy cuenta de que su interés principal no está en la cantidad de personas sino en la calidad de las mismas”. El presidente de los ferrocarriles PATH, que ofrecen servicio a esa zona, dijo: “He observado a los trabajadores y el progreso de la obra, y tengo que felicitarles. Es asombroso. Estoy muy contento de que hayan restaurado el edificio. Es realmente hermoso”. Un matrimonio de edad avanzada que vive en las inmediaciones estaba maravillado de ver el trabajo que se estaba efectuando para renovar el local. La esposa exclamó: “¡Ahora podemos pasear los fines de semana por este vecindario sin temor! Debería haber más personas como ustedes en el mundo. Deberían estar orgullosos de este magnífico lugar. O, mejor dicho, nosotros deberíamos estar orgullosos de este lugar”.

Los testigos de Jehová se sienten realmente satisfechos de tener este Salón de Asambleas, el cual es un testimonio de lo que puede conseguirse con trabajadores que están dedicados a Jehová Dios. (Ecl. 3:10-13.) Pero, ¿qué otros beneficios espirituales se derivan de tener este local? Uno de ellos es que al tener estas amplias instalaciones, la familia Betel de las oficinas centrales puede reunirse, para programas especiales, junto con algunos invitados, bajo el mismo techo. Este numeroso grupo de trabajadores (que ahora asciende a 2.750 en Brooklyn y 930 en las Granjas Watchtower) tiene la responsabilidad de organizar y abastecer a todos los testigos de Jehová del mundo, y su actividad establece el modelo para la campaña de testificación mundial acerca del Reino de Dios más grandiosa de la historia de la humanidad. Además, a los graduados de la Escuela de Galaad se les envía desde este lugar para reforzar el ejército mundial de predicadores. También, los circuitos locales, cada uno de los cuales consta aproximadamente de veinte congregaciones, tienen ahora un lugar espacioso donde reunirse para las asambleas anuales y otros programas especiales.

El Salón de Asambleas de Jersey City es solo uno de entre los muchos Salones que ahora se están construyendo o renovando por toda la Tierra. También se adquirió el teatro Albemarle de Brooklyn para que las 328 congregaciones de los testigos de Jehová de la zona de Nueva York puedan celebrar sus asambleas. Centenares de voluntarios han estado trabajando durante muchas horas para convertir este teatro en un excelente Salón de Asambleas con un aforo de 2.376 butacas. También se están construyendo en el sótano dos Salones del Reino con un aforo de 250 butacas cada uno. Tanto este Salón como otros 30 excelentes Salones de Asambleas más que hay distribuidos por los Estados Unidos son una ayuda para ‘hacer más espacioso el lugar de nuestra tienda’. (Isa. 54:2.)

Desde el Canadá hasta Argentina, desde Noruega hasta Australia, el pueblo de Dios está apoyando de manera desinteresada la construcción de Salones de Asambleas. Australia construyó recientemente su cuarto Salón de Asambleas en Adelaida, y los trabajadores voluntarios lo completaron en 52 días: el mismo tiempo que se tardó en reedificar los muros de Jerusalén en los días de Nehemías. (Neh. 6:15.) Además, también se están construyendo muchos Salones del Reino para el uso de las congregaciones. Para poder enfrentarse a la urgente necesidad de expansión, tanto en Norteamérica como en Europa se han construido docenas de nuevos Salones del Reino en menos de dos días. Tan solo en Canadá se han construido 80 de esos Salones de construcción rápida. Ha sido un excelente testimonio para la comunidad el poder contemplar en acción a centenares de voluntarios bien organizados. ¡Un Salón del Reino que no existía a primeras horas del sábado a menudo ha quedado terminado, completamente equipado y ajardinado, para su primera reunión el domingo por la tarde! (Sal. 149:1.)

En los Estados Unidos se ha efectuado mucho trabajo en la sede central, en Brooklyn, Nueva York, para renovar los edificios de la calle Columbia Heights, núm. 30 y de la calle Furman, núm. 360. Para poder ayudar en esas obras así como las que se realizan en las Granjas Watchtower, en Wallkill, Nueva York, se ha invitado a hermanos de todas partes de los Estados Unidos para que se ofrezcan como trabajadores temporales durante un período de una o dos semanas. Estos hermanos visitantes han experimentado también los gozos de la vida de Betel. Ha habido un excelente “intercambio de estímulo”, y los visitantes han regresado a sus congregaciones de origen para esparcir aún más ese espíritu de amor y unidad. (Rom. 1:11, 12; 1 Cor. 1:10.)