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  • Liberación... ¡cuán deseable es!
    La Atalaya 1986 | 1 de julio
    • Liberación... ¡cuán deseable es!

      “¡DENME libertad, o denme muerte!” Así exclamó el patriota estadounidense Patrick Henry hace más de 200 años. Para él la libertad era más preciosa que la vida misma. En el transcurso de los siglos, millones de personas han opinado de manera similar.

      Sin embargo, en los últimos cincuenta años el deseo por la liberación ha tomado nuevas dimensiones. Los imperios coloniales han perdido a millones de súbditos a medida que estos han logrado conseguir la independencia política que buscaban. Se han establecido movimientos sociales, económicos y hasta religiosos para conseguir liberación de la opresión y la discriminación, sean estas reales o imaginarias. Nunca antes se había visto a tantos hombres luchar por liberarse de la autoridad de los empresarios y los gobiernos, a tantas mujeres que quieren liberarse de la autoridad de sus esposos y padres, y a tantos hijos que procuran liberarse de la autoridad de sus padres y maestros. Sin embargo, la lucha por la liberación no es nada nuevo. En realidad, es casi tan antigua como la humanidad misma. El libro de historia más antiguo del mundo, la Santa Biblia, nos dice más al respecto. He aquí la esencia de la historia, según se registra en Génesis 3:1-7:

      Poco después que el hombre y la mujer fueron creados, una criatura angelical se comunicó con la mujer. Las acciones de esta criatura revelaron que quería liberarse de la autoridad de su Creador. Así, no es de sorprender que esta criatura sostuviera que lo que aquella mujer y su esposo necesitaban era liberación. ¿No es cierto que tal criatura arguyó que Dios había impuesto restricciones sobre ellos? Pero ¿por qué no deberían ellos —preguntó esta— comer “del fruto del árbol que [estaba] en medio del jardín”? Después de todo, “el árbol era deseable para contemplarlo”, ¿no es verdad? ¡Ciertamente que sí!

      Libérense, instó la criatura, y “tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo”. ¡Qué deseable! Sí, hizo que el liberarse de las reglas “opresivas” de Dios pareciera más precioso que la vida misma.

      “¡Denme libertad, o denme muerte!” Adán y Eva recibieron ambas... ¡para su propia desgracia y para la nuestra! ¿En qué sentido?

  • “Toda la creación sigue gimiendo”... ¿por qué?
    La Atalaya 1986 | 1 de julio
    • “Toda la creación sigue gimiendo”... ¿por qué?

      EL PRIMER hombre y la primera mujer volvieron la espalda a Dios. Pero al conseguir la “liberación” que querían, ahora ellos tenían que arreglárselas como mejor pudieran. Pronto descubrieron que sus mejores logros estaban muy lejos de ser suficientemente buenos. La falta de experiencia y el conocimiento limitado les trajo dificultades.

      A eso se debe que muchos de nosotros hemos llegado a ser víctimas de la discriminación o la injusticia. También hemos llegado a estar esclavizados a las imperfecciones humanas, lo cual explica por qué enfermamos, sufrimos dolores físicos, trastornos mentales y derramamos lágrimas de tristeza. O, como se expresa en la Biblia, por eso es que “toda la creación sigue gimiendo juntamente y estando en dolor juntamente hasta ahora”. (Romanos 8:22.)

      Así, el primer intento del hombre por liberarse resultó en esclavitud para él. Ya por 60 siglos ha estado tratando de liberarse de los malos efectos que aquello le produjo. Pero ¿ha tenido éxito?

      Liberación política

      El hombre ha experimentado con toda clase de gobiernos. Los opresivos o injustos, o los que han fracasado en satisfacer las necesidades inmediatas de los pueblos, han sido rechazados o hasta derrocados violentamente y reemplazados por otros gobiernos... pero con resultados poco convincentes.

      El periodista Lance Morrow, al hablar sobre las revoluciones políticas, comentó: “La historia ha visto demasiados dramas utópicos de transformación que han resultado ser gobiernos tan totalitarios y criminales como los que han sido derrocados... el fanatismo respecto a la esperanza triunfa sobre la experiencia”.

      El reemplazar a un gobierno imperfecto con otro difícilmente es la manera acertada de conseguir la liberación verdadera. Por eso el sabio rey Salomón escribió bajo inspiración divina: “El hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo”. (Eclesiastés 8:9.) Es obvio que “toda la creación [seguirá] gimiendo juntamente y estando en dolor” hasta que un gobierno perfecto logre traer verdadera liberación de toda gobernación imperfecta.

      Liberación de la discriminación nacional y racial

      Los prejuicios raciales o nacionales están directamente en conflicto con las verdades bíblicas de que Dios “hizo de un solo hombre toda nación de hombres” y que “Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto”. (Hechos 17:26; 10:34, 35.) Pero a menudo hasta en países que afirman ser cristianos, muchas personas no pueden conseguir la igualdad que buscan.

      Considere por ejemplo a la raza negra. Algunas personas que alegan ser cristianas afirman que la piel negra es el resultado de una maldición divina sobre Canaán y sus descendientes, designándolos a una posición de esclavitud. Esto es una equivocación. La raza negra no descendió de Canaán, sino de Cus y, posiblemente, de Put. Y sobre estos no hubo ninguna maldición. (Génesis 9:24, 25; 10:6.)

      Pero aunque este es el caso, los de la raza negra han sido víctimas de la opresión social y económica, causada hasta por los de su propia raza. Muchos de esta raza han anhelado la liberación. Pero sus movimientos de liberación, a pesar de sus huelgas y marchas de protesta, solo han logrado parte de lo que desean. Puesto que no han podido cambiar completamente los sentimientos de la gente, tampoco han podido eliminar el prejuicio racial, la ignorancia religiosa ni la falta de amor al prójimo.

      De modo que “toda la creación [seguirá] gimiendo juntamente y estando en dolor” hasta que el Reino de Dios en manos de Cristo haya desarraigado todo prejuicio racial.

      La liberación femenina

      Por siglos a las mujeres se les ha maltratado y frecuentemente se les ha considerado como humanos de segunda categoría. El Creador no tiene la culpa de esto. No creó a la mujer para que el hombre la considerara simplemente como un símbolo sexual. Tampoco se le dijo al hombre que la tratara con tiranía. Como esposa de él, ella habría de ser su “ayudante”, servir “como complemento de él”, a fin de llegar a ser “una sola carne” con él. (Génesis 1:26-28; 2:18-24.)

      El deseo que Eva tenía de liberarse de la amorosa autoridad de Dios no resultó en libertad, sino en subyugación severa. Al prever esto, Dios predijo: “Tu deseo vehemente será por tu esposo, y él te dominará”. (Génesis 3:16.) Muchas mujeres consideran muy desagradable la imperfecta dominación del hombre, y han tratado de liberarse de ella mediante una serie de movimientos a favor de los derechos de las mujeres.

      Pero el Movimiento de la Liberación Femenina, aunque ha efectuado algunas mejoras, ha fracasado por ser contrario a la liberación equilibrada que Dios promete. “Toda la creación [seguirá] gimiendo juntamente y estando en dolor” hasta que el Reino de Dios enseñe a todos los hombres a ‘amar a sus esposas como a sus propios cuerpos’ y a tratar “a las mujeres de más edad como a madres, a las de menos edad como a hermanas, con toda castidad”. (Efesios 5:28; 1 Timoteo 5:2.)

      Pero antes de explicar cómo se realizará esto, tenemos que considerar otra cuestión importante. ¿Cuál debe ser el parecer de los cristianos respecto a los movimientos de liberación del día actual?

      [Comentario en la página 4]

      El reemplazar a un gobierno imperfecto con otro que también sea imperfecto no es la solución para traer verdadera liberación

      [Comentario en la página 5]

      La desobediencia civil, las huelgas y las marchas de protesta no pueden cambiar el corazón de la gente

      [Comentario en la página 5]

      El Movimiento de la Liberación Femenina ha fracasado por ser contrario a la liberación equilibrada que Dios promete

  • El parecer de los cristianos sobre la liberación
    La Atalaya 1986 | 1 de julio
    • El parecer de los cristianos sobre la liberación

      LOS cristianos se oponen a la “liberación” que rechaza a la autoridad debidamente ejercida. ¿Por qué? Porque en realidad no liberta, sino que esclaviza. Esto se pudiera ilustrar con un ejemplo sencillo.

      Un joven se enfada debido a la autoridad que ejercen sus padres, quienes le prohíben fumar y tomar bebidas alcohólicas. Por no reconocer que sus padres están ejerciendo esta autoridad para su propio bien, él busca ansiosamente la liberación. Cuando llega a ser mayor de edad se va de la casa y, finalmente, logra la liberación que siempre ha deseado. Pero años después, cuando ha llegado a ser un fumador empedernido y está a punto de convertirse en alcohólico, el médico le dice que por motivos de salud tiene que dejar de fumar y de beber. Pero halla difícil hacer esto. Su liberación lo ha llevado al enviciamiento, a la esclavitud.

      Liberación de la autoridad absoluta

      La autoridad de Dios es absoluta y se basa en el hecho de que él es el Creador. Esto le da el derecho de determinar qué conducta es apropiada para sus criaturas, y qué es moral o inmoral. Estas normas, establecidas para beneficio de la humanidad, están registradas claramente en la Biblia. Esta declara: “No se extravíen. Ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres, ni ladrones, ni personas dominadas por la avidez, ni borrachos, ni injuriadores, ni los que practican extorsión heredarán el reino de Dios”. (1 Corintios 6:9, 10.)

      Particularmente en este siglo de sabiduría mundana y lleno de complicaciones, el hombre ha tratado de liberarse de estas pautas morales. No obstante, a pesar de la llamada liberación, él no puede librarse de las consecuencias que le acaecen por practicar lo que Dios define como pecado. En vez de ser libres, tales personas llegan a ser esclavas de sus propios deseos, lujurias y pasiones, como Jesús mostró claramente al decir: “Todo hacedor de pecado es esclavo del pecado”. (Juan 8:34; véase también Romanos 6:16.)

      Liberación de la autoridad relativa

      Los funcionarios gubernamentales tienen el derecho de ejercer autoridad dentro del estado, los padres dentro del círculo familiar, los maestros dentro del sistema escolar y los ancianos cristianos dentro de la congregación. Claro, dicha autoridad es relativa. Por ejemplo, la autoridad absoluta de Jehová, quien manda a sus siervos a leer su Palabra y a asociarse con compañeros cristianos, tendría prioridad sobre la autoridad relativa del esposo que pudiera exigir que su esposa no hiciera ninguna de estas cosas. (Hechos 5:29.)

      Puesto que reconocen la autoridad relativa del Estado, los cristianos no pueden participar en movimientos de liberación para subvertir tal autoridad. No pueden aprobar tácitamente la desobediencia civil sencillamente porque no estén de acuerdo con los reglamentos gubernamentales, ni pueden favorecer el no pagar impuestos para protestar contra ciertos reglamentos. “El que se opone a la autoridad se ha puesto en contra del arreglo de Dios —dijo el apóstol Pablo—; los que se han puesto en contra de éste recibirán juicio para sí.” (Romanos 13:1-4.)

      Pero ¿qué hay si un funcionario gubernamental es injusto y abusa de su autoridad? ¿Qué hay si hace discriminaciones en contra de ciertos individuos o grupos minoritarios poco populares? La Biblia aconseja: “Si ves que se oprime a la persona de escasos recursos y que con violencia se quita el juicio y la justicia en un distrito jurisdiccional, no te asombres del asunto, pues uno que es más alto que el alto está vigilando”. (Eclesiastés 5:8.) Puede que haya la posibilidad de apelar a una autoridad gubernamental o tribunal superior. Pero aun si no se hace justicia por esos medios, los siervos de Dios pueden tener la confianza de que, “en cuanto a Jehová, sus ojos están discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él”. (2 Crónicas 16:9.)

      Pudiera surgir una situación semejante en el círculo familiar. Si los esposos o padres abusaran de su autoridad, podemos confiar en que Dios con el tiempo corregiría tales asuntos y no permitiría que existiera injusticia alguna en su cercano justo nuevo sistema. Mientras tanto, las mujeres y los hijos cristianos deben seguir respetando el principio de la jefatura cristiana, aunque a veces se abuse de esta. Reconocen que este principio no tiene el propósito de rebajar a nadie, sino que se ha formulado para garantizar la paz y la unidad tanto en el círculo familiar como en la congregación cristiana. (1 Corintios 11:3.)

      “Liberación” de la autoridad dentro de la congregación

      Respecto a la jefatura dentro de la congregación cristiana, la Palabra de Dios declara: “Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes, y sean sumisos, porque ellos están velando por las almas de ustedes como los que han de rendir cuenta”. (Hebreos 13:17.) Aunque esta autoridad que ejercen los ancianos es relativa, no obstante Dios la ha delegado a ellos mediante su espíritu santo. De modo que Él la ha otorgado de manera más directa que la autoridad relativa que ha delegado, por ejemplo, a los funcionarios gubernamentales. (Hechos 20:28.)

      Algunas personas piensan que las órdenes e instrucciones de la organización visible de Dios son muy restrictivas y que no permiten suficiente libertad personal. Esto ha resultado en que dejen de asociarse con los testigos de Jehová, pues no están dispuestas a someterse a los que están velando por sus almas. Aunque tales personas tal vez se consideren liberadas, su “liberación” realmente las ha esclavizado de nuevo a creencias y prácticas religiosas falsas.

      Los cristianos verdaderos respetan la autoridad, tanto la autoridad absoluta de Dios como la autoridad relativa del hombre. Este punto de vista correcto tocante a la autoridad impide que ellos abusen de la libertad cristiana que han alcanzado mediante el conocimiento de la verdad.

      [Comentario en la página 6]

      La autoridad de Dios es absoluta y se basa en el hecho de que él es el Creador

      [Comentario en la página 6]

      Los cristianos no se rebelan contra las normas del estado, pues este tendrá que rendir cuentas a Dios

      [Comentario en la página 7]

      Los cristianos verdaderos respetan la autoridad, tanto la autoridad absoluta de Dios como la autoridad relativa del hombre

      [Ilustraciones en la página 7]

      Al pagar los impuestos que las autoridades seglares exigen

      Al reconocer la autoridad relativa en la congregación

      Al reconocer la Autoridad Suprema, Jehová Dios

  • Use apropiadamente su libertad cristiana
    La Atalaya 1986 | 1 de julio
    • Use apropiadamente su libertad cristiana

      LOS cristianos han sido “llamados [...] para libertad”, pero se les advierte que ‘no usen esta libertad como incentivo para la carne’. (Gálatas 5:13; 1 Pedro 2:16.) ¡Qué trágico sería que un cristiano usara incorrectamente su libertad cristiana de modo que llegara a estar esclavizado de nuevo! Consideremos un ejemplo.

      A muchas personas religiosas se les ha enseñado que el tomar bebidas alcohólicas es un pecado. Pero mediante el conocimiento exacto de la Biblia la persona llega a liberarse de esta idea errónea, pues la Biblia condena la borrachera, no las bebidas. (Compárese Salmo 104:14, 15 con 1 Corintios 6:10 y 1 Pedro 4:3.) De modo que ahora este cristiano liberado tal vez se sienta libre para disfrutar de un trago de vez en cuando. Pero si comenzara a ‘usar esta libertad como incentivo para la carne’ podría extralimitarse y desarrollar cierta dependencia del alcohol, hasta el grado de esclavizarse a él.

      Así, después de haberse liberado de ciertos puntos de vista incorrectos respecto al esparcimiento, la vestimenta y el acicalamiento, o el comportamiento social, el cristiano no debería irse al otro extremo: pasar demasiado tiempo o gastar demasiado dinero en cosas que anteriormente le eran prohibidas, pero que ahora le son permitidas. El hacerlo sería abusar de su libertad cristiana. Esto podría conducir a graves consecuencias.

      Predique la esperanza de la liberación

      Particularmente desde el establecimiento del Reino Mesiánico de Dios en 1914, la promesa de Dios de que “la creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios” ha estado avanzando rápidamente hacia su cumplimiento. (Romanos 8:21.) Cristo ya ha liberado a los cielos de toda influencia satánica. (Revelación 12:7-12.) Pronto él destruirá a Babilonia la Grande, la cual ha esclavizado al hombre mediante el error religioso. Entonces en la guerra de Dios en Har–Magedón, liberará a la humanidad de los gobiernos humanos imperfectos cuando los triture y ya no existan más. (Daniel 2:44; Revelación 18:21; 19:11-21.) Él libertará a los humanos aun de la causa principal de la esclavitud cuando abisme a Satanás a fin de que no pueda ‘extraviar más a las naciones hasta que hayan terminado los mil años’. (Revelación 20:2, 3.)

      Para el fin de su Reinado de Mil Años, Cristo habrá libertado completamente a la humanidad de todos los malos efectos que han resultado del movimiento de liberación que comenzó originalmente en Edén. Los grupos raciales que han sido maltratados habrán sido liberados de los tratos injustos y discriminatorios. Las mujeres habrán sido liberadas de la opresiva dominación masculina. Los enfermos habrán sido liberados de las enfermedades. Las personas de edad avanzada habrán sido liberadas de los debilitadores efectos de la vejez. Y, lo más maravilloso de todo, los desconsolados habrán sido liberados de la tristeza, ¡pues sus seres amados habrán sido liberados del sepulcro! (Revelación 20:13–21:5; véase también Salmo 146:5-10.)

      Al predicar este mensaje divino de liberación, los testigos de Jehová hoy día usan su libertad cristiana de manera provechosa. Sería mostrar poca perspicacia el apoyar los movimientos de liberación humanos, los cuales solo pueden traer, a lo más, alivio parcial que en realidad no deja ver la verdadera esperanza de liberación.

      Piense en esto: Ante usted está la oportunidad de vivir y ver una liberación mucho más grandiosa que la libertad a la que Patrick Henry se refirió. Además, ¡usted tiene la oportunidad de disfrutar eternamente de las bendiciones de esta libertad después del Armagedón!

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