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Liberación... ¡cuán deseable es!La Atalaya 1986 | 1 de julio
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Sin embargo, en los últimos cincuenta años el deseo por la liberación ha tomado nuevas dimensiones. Los imperios coloniales han perdido a millones de súbditos a medida que estos han logrado conseguir la independencia política que buscaban. Se han establecido movimientos sociales, económicos y hasta religiosos para conseguir liberación de la opresión y la discriminación, sean estas reales o imaginarias. Nunca antes se había visto a tantos hombres luchar por liberarse de la autoridad de los empresarios y los gobiernos, a tantas mujeres que quieren liberarse de la autoridad de sus esposos y padres, y a tantos hijos que procuran liberarse de la autoridad de sus padres y maestros. Sin embargo, la lucha por la liberación no es nada nuevo. En realidad, es casi tan antigua como la humanidad misma. El libro de historia más antiguo del mundo, la Santa Biblia, nos dice más al respecto. He aquí la esencia de la historia, según se registra en Génesis 3:1-7:
Poco después que el hombre y la mujer fueron creados, una criatura angelical se comunicó con la mujer. Las acciones de esta criatura revelaron que quería liberarse de la autoridad de su Creador. Así, no es de sorprender que esta criatura sostuviera que lo que aquella mujer y su esposo necesitaban era liberación. ¿No es cierto que tal criatura arguyó que Dios había impuesto restricciones sobre ellos? Pero ¿por qué no deberían ellos —preguntó esta— comer “del fruto del árbol que [estaba] en medio del jardín”? Después de todo, “el árbol era deseable para contemplarlo”, ¿no es verdad? ¡Ciertamente que sí!
Libérense, instó la criatura, y “tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo”. ¡Qué deseable! Sí, hizo que el liberarse de las reglas “opresivas” de Dios pareciera más precioso que la vida misma.
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“Toda la creación sigue gimiendo”... ¿por qué?La Atalaya 1986 | 1 de julio
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EL PRIMER hombre y la primera mujer volvieron la espalda a Dios. Pero al conseguir la “liberación” que querían, ahora ellos tenían que arreglárselas como mejor pudieran. Pronto descubrieron que sus mejores logros estaban muy lejos de ser suficientemente buenos. La falta de experiencia y el conocimiento limitado les trajo dificultades.
A eso se debe que muchos de nosotros hemos llegado a ser víctimas de la discriminación o la injusticia. También hemos llegado a estar esclavizados a las imperfecciones humanas, lo cual explica por qué enfermamos, sufrimos dolores físicos, trastornos mentales y derramamos lágrimas de tristeza. O, como se expresa en la Biblia, por eso es que “toda la creación sigue gimiendo juntamente y estando en dolor juntamente hasta ahora”. (Romanos 8:22.)
Así, el primer intento del hombre por liberarse resultó en esclavitud para él. Ya por 60 siglos ha estado tratando de liberarse de los malos efectos que aquello le produjo. Pero ¿ha tenido éxito?
Liberación política
El hombre ha experimentado con toda clase de gobiernos. Los opresivos o injustos, o los que han fracasado en satisfacer las necesidades inmediatas de los pueblos, han sido rechazados o hasta derrocados violentamente y reemplazados por otros gobiernos... pero con resultados poco convincentes.
El periodista Lance Morrow, al hablar sobre las revoluciones políticas, comentó: “La historia ha visto demasiados dramas utópicos de transformación que han resultado ser gobiernos tan totalitarios y criminales como los que han sido derrocados... el fanatismo respecto a la esperanza triunfa sobre la experiencia”.
El reemplazar a un gobierno imperfecto con otro difícilmente es la manera acertada de conseguir la liberación verdadera. Por eso el sabio rey Salomón escribió bajo inspiración divina: “El hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo”. (Eclesiastés 8:9.) Es obvio que “toda la creación [seguirá] gimiendo juntamente y estando en dolor” hasta que un gobierno perfecto logre traer verdadera liberación de toda gobernación imperfecta.
Liberación de la discriminación nacional y racial
Los prejuicios raciales o nacionales están directamente en conflicto con las verdades bíblicas de que Dios “hizo de un solo hombre toda nación de hombres” y que “Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto”. (Hechos 17:26; 10:34, 35.) Pero a menudo hasta en países que afirman ser cristianos, muchas personas no pueden conseguir la igualdad que buscan.
Considere por ejemplo a la raza negra. Algunas personas que alegan ser cristianas afirman que la piel negra es el resultado de una maldición divina sobre Canaán y sus descendientes, designándolos a una posición de esclavitud. Esto es una equivocación. La raza negra no descendió de Canaán, sino de Cus y, posiblemente, de Put. Y sobre estos no hubo ninguna maldición. (Génesis 9:24, 25; 10:6.)
Pero aunque este es el caso, los de la raza negra han sido víctimas de la opresión social y económica, causada hasta por los de su propia raza. Muchos de esta raza han anhelado la liberación. Pero sus movimientos de liberación, a pesar de sus huelgas y marchas de protesta, solo han logrado parte de lo que desean. Puesto que no han podido cambiar completamente los sentimientos de la gente, tampoco han podido eliminar el prejuicio racial, la ignorancia religiosa ni la falta de amor al prójimo.
De modo que “toda la creación [seguirá] gimiendo juntamente y estando en dolor” hasta que el Reino de Dios en manos de Cristo haya desarraigado todo prejuicio racial.
La liberación femenina
Por siglos a las mujeres se les ha maltratado y frecuentemente se les ha considerado como humanos de segunda categoría. El Creador no tiene la culpa de esto. No creó a la mujer para que el hombre la considerara simplemente como un símbolo sexual. Tampoco se le dijo al hombre que la tratara con tiranía. Como esposa de él, ella habría de ser su “ayudante”, servir “como complemento de él”, a fin de llegar a ser “una sola carne” con él. (Génesis 1:26-28; 2:18-24.)
El deseo que Eva tenía de liberarse de la amorosa autoridad de Dios no resultó en libertad, sino en subyugación severa. Al prever esto, Dios predijo: “Tu deseo vehemente será por tu esposo, y él te dominará”. (Génesis 3:16.) Muchas mujeres consideran muy desagradable la imperfecta dominación del hombre, y han tratado de liberarse de ella mediante una serie de movimientos a favor de los derechos de las mujeres.
Pero el Movimiento de la Liberación Femenina, aunque ha efectuado algunas mejoras, ha fracasado por ser contrario a la liberación equilibrada que Dios promete. “Toda la creación [seguirá] gimiendo juntamente y estando en dolor” hasta que el Reino de Dios enseñe a todos los hombres a ‘amar a sus esposas como a sus propios cuerpos’ y a tratar “a las mujeres de más edad como a madres, a las de menos edad como a hermanas, con toda castidad”. (Efesios 5:28; 1 Timoteo 5:2.)
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El parecer de los cristianos sobre la liberaciónLa Atalaya 1986 | 1 de julio
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Puesto que reconocen la autoridad relativa del Estado, los cristianos no pueden participar en movimientos de liberación para subvertir tal autoridad. No pueden aprobar tácitamente la desobediencia civil sencillamente porque no estén de acuerdo con los reglamentos gubernamentales, ni pueden favorecer el no pagar impuestos para protestar contra ciertos reglamentos.
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