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  • El parecer de los cristianos sobre la liberación
    La Atalaya 1986 | 1 de julio
    • El parecer de los cristianos sobre la liberación

      LOS cristianos se oponen a la “liberación” que rechaza a la autoridad debidamente ejercida. ¿Por qué? Porque en realidad no liberta, sino que esclaviza. Esto se pudiera ilustrar con un ejemplo sencillo.

      Un joven se enfada debido a la autoridad que ejercen sus padres, quienes le prohíben fumar y tomar bebidas alcohólicas. Por no reconocer que sus padres están ejerciendo esta autoridad para su propio bien, él busca ansiosamente la liberación. Cuando llega a ser mayor de edad se va de la casa y, finalmente, logra la liberación que siempre ha deseado. Pero años después, cuando ha llegado a ser un fumador empedernido y está a punto de convertirse en alcohólico, el médico le dice que por motivos de salud tiene que dejar de fumar y de beber. Pero halla difícil hacer esto. Su liberación lo ha llevado al enviciamiento, a la esclavitud.

      Liberación de la autoridad absoluta

      La autoridad de Dios es absoluta y se basa en el hecho de que él es el Creador. Esto le da el derecho de determinar qué conducta es apropiada para sus criaturas, y qué es moral o inmoral. Estas normas, establecidas para beneficio de la humanidad, están registradas claramente en la Biblia. Esta declara: “No se extravíen. Ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres, ni ladrones, ni personas dominadas por la avidez, ni borrachos, ni injuriadores, ni los que practican extorsión heredarán el reino de Dios”. (1 Corintios 6:9, 10.)

      Particularmente en este siglo de sabiduría mundana y lleno de complicaciones, el hombre ha tratado de liberarse de estas pautas morales. No obstante, a pesar de la llamada liberación, él no puede librarse de las consecuencias que le acaecen por practicar lo que Dios define como pecado. En vez de ser libres, tales personas llegan a ser esclavas de sus propios deseos, lujurias y pasiones, como Jesús mostró claramente al decir: “Todo hacedor de pecado es esclavo del pecado”. (Juan 8:34; véase también Romanos 6:16.)

      Liberación de la autoridad relativa

      Los funcionarios gubernamentales tienen el derecho de ejercer autoridad dentro del estado, los padres dentro del círculo familiar, los maestros dentro del sistema escolar y los ancianos cristianos dentro de la congregación. Claro, dicha autoridad es relativa. Por ejemplo, la autoridad absoluta de Jehová, quien manda a sus siervos a leer su Palabra y a asociarse con compañeros cristianos, tendría prioridad sobre la autoridad relativa del esposo que pudiera exigir que su esposa no hiciera ninguna de estas cosas. (Hechos 5:29.)

      Puesto que reconocen la autoridad relativa del Estado, los cristianos no pueden participar en movimientos de liberación para subvertir tal autoridad. No pueden aprobar tácitamente la desobediencia civil sencillamente porque no estén de acuerdo con los reglamentos gubernamentales, ni pueden favorecer el no pagar impuestos para protestar contra ciertos reglamentos. “El que se opone a la autoridad se ha puesto en contra del arreglo de Dios —dijo el apóstol Pablo—; los que se han puesto en contra de éste recibirán juicio para sí.” (Romanos 13:1-4.)

      Pero ¿qué hay si un funcionario gubernamental es injusto y abusa de su autoridad? ¿Qué hay si hace discriminaciones en contra de ciertos individuos o grupos minoritarios poco populares? La Biblia aconseja: “Si ves que se oprime a la persona de escasos recursos y que con violencia se quita el juicio y la justicia en un distrito jurisdiccional, no te asombres del asunto, pues uno que es más alto que el alto está vigilando”. (Eclesiastés 5:8.) Puede que haya la posibilidad de apelar a una autoridad gubernamental o tribunal superior. Pero aun si no se hace justicia por esos medios, los siervos de Dios pueden tener la confianza de que, “en cuanto a Jehová, sus ojos están discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él”. (2 Crónicas 16:9.)

      Pudiera surgir una situación semejante en el círculo familiar. Si los esposos o padres abusaran de su autoridad, podemos confiar en que Dios con el tiempo corregiría tales asuntos y no permitiría que existiera injusticia alguna en su cercano justo nuevo sistema. Mientras tanto, las mujeres y los hijos cristianos deben seguir respetando el principio de la jefatura cristiana, aunque a veces se abuse de esta. Reconocen que este principio no tiene el propósito de rebajar a nadie, sino que se ha formulado para garantizar la paz y la unidad tanto en el círculo familiar como en la congregación cristiana. (1 Corintios 11:3.)

      “Liberación” de la autoridad dentro de la congregación

      Respecto a la jefatura dentro de la congregación cristiana, la Palabra de Dios declara: “Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes, y sean sumisos, porque ellos están velando por las almas de ustedes como los que han de rendir cuenta”. (Hebreos 13:17.) Aunque esta autoridad que ejercen los ancianos es relativa, no obstante Dios la ha delegado a ellos mediante su espíritu santo. De modo que Él la ha otorgado de manera más directa que la autoridad relativa que ha delegado, por ejemplo, a los funcionarios gubernamentales. (Hechos 20:28.)

      Algunas personas piensan que las órdenes e instrucciones de la organización visible de Dios son muy restrictivas y que no permiten suficiente libertad personal. Esto ha resultado en que dejen de asociarse con los testigos de Jehová, pues no están dispuestas a someterse a los que están velando por sus almas. Aunque tales personas tal vez se consideren liberadas, su “liberación” realmente las ha esclavizado de nuevo a creencias y prácticas religiosas falsas.

      Los cristianos verdaderos respetan la autoridad, tanto la autoridad absoluta de Dios como la autoridad relativa del hombre. Este punto de vista correcto tocante a la autoridad impide que ellos abusen de la libertad cristiana que han alcanzado mediante el conocimiento de la verdad.

      [Comentario en la página 6]

      La autoridad de Dios es absoluta y se basa en el hecho de que él es el Creador

      [Comentario en la página 6]

      Los cristianos no se rebelan contra las normas del estado, pues este tendrá que rendir cuentas a Dios

      [Comentario en la página 7]

      Los cristianos verdaderos respetan la autoridad, tanto la autoridad absoluta de Dios como la autoridad relativa del hombre

      [Ilustraciones en la página 7]

      Al pagar los impuestos que las autoridades seglares exigen

      Al reconocer la autoridad relativa en la congregación

      Al reconocer la Autoridad Suprema, Jehová Dios

  • Use apropiadamente su libertad cristiana
    La Atalaya 1986 | 1 de julio
    • Use apropiadamente su libertad cristiana

      LOS cristianos han sido “llamados [...] para libertad”, pero se les advierte que ‘no usen esta libertad como incentivo para la carne’. (Gálatas 5:13; 1 Pedro 2:16.) ¡Qué trágico sería que un cristiano usara incorrectamente su libertad cristiana de modo que llegara a estar esclavizado de nuevo! Consideremos un ejemplo.

      A muchas personas religiosas se les ha enseñado que el tomar bebidas alcohólicas es un pecado. Pero mediante el conocimiento exacto de la Biblia la persona llega a liberarse de esta idea errónea, pues la Biblia condena la borrachera, no las bebidas. (Compárese Salmo 104:14, 15 con 1 Corintios 6:10 y 1 Pedro 4:3.) De modo que ahora este cristiano liberado tal vez se sienta libre para disfrutar de un trago de vez en cuando. Pero si comenzara a ‘usar esta libertad como incentivo para la carne’ podría extralimitarse y desarrollar cierta dependencia del alcohol, hasta el grado de esclavizarse a él.

      Así, después de haberse liberado de ciertos puntos de vista incorrectos respecto al esparcimiento, la vestimenta y el acicalamiento, o el comportamiento social, el cristiano no debería irse al otro extremo: pasar demasiado tiempo o gastar demasiado dinero en cosas que anteriormente le eran prohibidas, pero que ahora le son permitidas. El hacerlo sería abusar de su libertad cristiana. Esto podría conducir a graves consecuencias.

      Predique la esperanza de la liberación

      Particularmente desde el establecimiento del Reino Mesiánico de Dios en 1914, la promesa de Dios de que “la creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios” ha estado avanzando rápidamente hacia su cumplimiento. (Romanos 8:21.) Cristo ya ha liberado a los cielos de toda influencia satánica. (Revelación 12:7-12.) Pronto él destruirá a Babilonia la Grande, la cual ha esclavizado al hombre mediante el error religioso. Entonces en la guerra de Dios en Har–Magedón, liberará a la humanidad de los gobiernos humanos imperfectos cuando los triture y ya no existan más. (Daniel 2:44; Revelación 18:21; 19:11-21.) Él libertará a los humanos aun de la causa principal de la esclavitud cuando abisme a Satanás a fin de que no pueda ‘extraviar más a las naciones hasta que hayan terminado los mil años’. (Revelación 20:2, 3.)

      Para el fin de su Reinado de Mil Años, Cristo habrá libertado completamente a la humanidad de todos los malos efectos que han resultado del movimiento de liberación que comenzó originalmente en Edén. Los grupos raciales que han sido maltratados habrán sido liberados de los tratos injustos y discriminatorios. Las mujeres habrán sido liberadas de la opresiva dominación masculina. Los enfermos habrán sido liberados de las enfermedades. Las personas de edad avanzada habrán sido liberadas de los debilitadores efectos de la vejez. Y, lo más maravilloso de todo, los desconsolados habrán sido liberados de la tristeza, ¡pues sus seres amados habrán sido liberados del sepulcro! (Revelación 20:13–21:5; véase también Salmo 146:5-10.)

      Al predicar este mensaje divino de liberación, los testigos de Jehová hoy día usan su libertad cristiana de manera provechosa. Sería mostrar poca perspicacia el apoyar los movimientos de liberación humanos, los cuales solo pueden traer, a lo más, alivio parcial que en realidad no deja ver la verdadera esperanza de liberación.

      Piense en esto: Ante usted está la oportunidad de vivir y ver una liberación mucho más grandiosa que la libertad a la que Patrick Henry se refirió. Además, ¡usted tiene la oportunidad de disfrutar eternamente de las bendiciones de esta libertad después del Armagedón!

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