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¿Quiénes son los verdaderos evangelizadores?La Atalaya 1988 | 1 de enero
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¿Quiénes son los verdaderos evangelizadores?
PRESCINDIENDO de dónde viva usted, el movimiento evangelizador que empezó Jesucristo ha afectado la vida suya de una manera u otra. Pero no todo el que ha alegado representar a Cristo ha esparcido el verdadero mensaje de la Palabra de Dios. No todos los evangelizadores —del presente o del pasado— han sido animados por el mismo celo misional que caracterizó a los discípulos de Cristo del primer siglo.
Es verdad que unos 220.000 misioneros de las iglesias de la cristiandad trabajan por toda la Tierra hoy, pero ¿dan prueba de ser verdaderos evangelizadores? El fin o propósito de la evangelización cristiana no era ser una forma de imperialismo espiritual en la que los predicadores obraran como agentes de potencias mundiales en la colonización de otros países. (Compárese con Santiago 4:4.) Además, la evangelización cristiana genuina no abogaría por una llamada teología de liberación ni fomentaría cambios radicales en los sistemas políticos y sociales; tampoco pensó Jesús en predicadores “electrónicos” que, golpeando vigorosamente la Biblia, vocearan su versión de la “teología de la prosperidad” por las ondas de televisión y radio. (Juan 17:16; Mateo 6:24.) Entonces, ¿qué es un evangelizador?
¿Qué es verdadera evangelización?
Según los idiomas originales de la Biblia —el hebreo y el griego— el evangelizador es un proclamador de noticias que causan alegría, o de buenas nuevasa. ¿Buenas nuevas de qué? De salvación, de gobernación justa y de paz. Por ejemplo, Isaías 52:7 declara: “¡Cuán hermosos sobre las montañas son los pies del que trae buenas nuevas, del que publica paz, del que trae buenas nuevas de algo mejor, del que publica salvación, del que dice a Sión: ‘¡Tu Dios ha llegado a ser rey!’”.
Además, cuando el Hijo de Dios nació, el ángel anunció a los pastores: “No teman, porque, ¡miren!, les declaro buenas nuevas de un gran gozo que todo el pueblo tendrá, porque les ha nacido hoy un Salvador, que es Cristo el Señor”. (Lucas 2:10, 11.) Como se ve, las buenas nuevas giran en torno a Jesucristo.
Unos 30 años después Jesús entró en la sinagoga de la ciudad de Nazaret en día de sábado y se puso de pie para leer. “Se le dio el rollo del profeta Isaías, y abrió el rollo y halló el lugar donde estaba escrito: ‘El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió para declarar buenas nuevas’.” Después de terminar de leer, “enrolló el rollo, se lo devolvió al servidor, y se sentó; y los ojos de todos los que estaban en la sinagoga se fijaron atentamente en él. Entonces comenzó a decirles: ‘Hoy se cumple esta escritura que acaban de oír’”. Está claro que Jesús era predicador de buenas nuevas, y las buenas nuevas que declaró tenían como centro el “reino de Dios”. (Lucas 4:17-21; 8:1.)
Jesús comparó su evangelización a una siega y dijo que “la mies es mucha, pero los trabajadores son pocos”. (Mateo 9:36-38.) Por eso, adiestró y comisionó a sus seguidores como evangelizadores también. (Capítulo 10 de Mateo; capítulo 10 de Lucas.) Como sucedió con relación a su Maestro, la predicación de ellos tuvo como centro “el reino de los cielos”. (Mateo 10:7.) Sin embargo, los apóstoles de Jesús no fueron los únicos que predicaron el Reino.
Cuando en la ciudad de Jerusalén se desató persecución contra la congregación cristiana en su infancia, el relato histórico de Hechos 8:1 relata que “todos salvo los apóstoles fueron esparcidos por las regiones de Judea y de Samaria”. ¿Se escondieron acobardados aquellos discípulos que habían sido dispersados? No, pues el Hch 8 versículo 4 explica: “No obstante, los que habían sido esparcidos iban por la tierra declarando las buenas nuevas de la palabra”. Así, aquellos evangelizadores del primer siglo segaron una gran cosecha.
Es interesante lo que declara el libro A Theological Word Book of the Bible: “En el NT [Nuevo Testamento] el predicar no tiene nada que ver con pronunciar sermones a los conversos, que es lo que por lo general significa hoy, sino que siempre tiene que ver con proclamar las ‘buenas noticias de Dios’ al mundo no cristiano”. Por eso, todos los cristianos son evangelizadores, y su evangelizar no se limita a hablar a compañeros de creencia.
Pero ¿cuál es el tema de la evangelización de nuestros tiempos? Jesús predijo que para nuestro día “estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”. (Mateo 24:14.) Y el mandato de Jesús de ser “testigos de [él] tanto en Jerusalén como en toda Judea, y en Samaria, y hasta la parte más distante de la tierra” no fue solo para los que vieron su ascensión, sino también para sus seguidores futuros. (Hechos 1:8; véase también Mateo 28:19, 20.)
Se ve, pues, que el punto central del mensaje del evangelizador es las buenas nuevas del Reino de Jehová Dios en las manos de su Gobernante nombrado, Jesucristo, el Príncipe de Paz. (Isaías 9:6.) También incluye todas las verdades que Jesús dijo y que sus discípulos pusieron por escrito. Los verdaderos evangelizadores de hoy día se adhieren fielmente a ese tema central.
¿Quién patrocina la verdadera evangelización?
Los verdaderos evangelizadores adoran como Dios a Jehová. Él es el Gran Evangelizador; es el Patrocinador de la predicación de las buenas nuevas. (Gálatas 3:8; Revelación 10:7.) Y él desea que toda persona en todo lugar oiga y obedezca su mensaje. “Con certeza percibo que Dios no es parcial —proclamó el apóstol Pedro a un grupito de personas en el puerto mediterráneo de Cesarea—, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto. Él envió la palabra a los hijos de Israel para declararles las buenas nuevas de paz mediante Jesucristo: Este es Señor de todos los demás.” (Hechos 10:34-36.)
La Biblia predijo que, en nuestros días, una vez más los evangelizadores segarían una gran cosecha. (Revelación 14:15, 16.) Lea en el artículo siguiente algunas de las experiencias que tienen los testigos de Jehová mientras participan en esta siega. Examine el registro de predicación de ellos en las páginas 12 a 15 de esta revista. Entonces hable con los testigos de Jehová cuando lleguen a su hogar, y vea si no concuerda en que ellos son los verdaderos evangelizadores hoy día.
[Nota a pie de página]
a El verbo griego para “llevar buenas nuevas” o “evangelizar” (eu·ag·gue·lí·zo·mai) tomó el lugar de la palabra hebrea vertida ‘traer buenas nuevas’ (bis·sár) en Isaías 52:7. El verbo bis·sár aquí significa “proclamar la victoria universal de Yahveh sobre el mundo, y su gobernación real” y el principio de una nueva era, declara The New International Dictionary of New Testament Theology. (Compárese con la nota de Nahúm 1:15, Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras [con referencias].)
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Los evangelizadores siegan una cosecha mundialLa Atalaya 1988 | 1 de enero
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Los evangelizadores siegan una cosecha mundial
“A medida que el reloj marca el tiempo que falta para el Armagedón, los testigos de Jehová aceleran sus actividades para salvar de esa temida destrucción al mayor número posible de nosotros.”—Artículo de fondo por Ian Boyne en “The Sunday Gleaner” del 15 de marzo de 1987, Kingston, Jamaica.
EL ESCRITOR de quien acabamos de citar tiene razón. Los testigos de Jehová creen que el Armagedón —cuando Dios destruirá a los inicuos— se acerca, y que la humanidad vive en un tiempo de juicio divino. (Revelación 14:6, 7.) Por eso, es urgente que la gente preste atención al mensaje de las buenas nuevas. Jesucristo, el más grande evangelizador humano que se ha conocido, puso en movimiento una organización que llevó la evangelización “hasta los extremos de la tierra” en el primer siglo. (Hechos 1:8, Straubinger; Colosenses 1:23.) Predijo una obra similar de evangelización para hoy. (Mateo 24:14.) La organización que ahora la efectúa es la de los testigos de Jehová, que predican con urgencia las buenas nuevas del Reino de Dios en 210 países y territorios.
Sin embargo, los testigos de Jehová son más que simplemente una organización que predica. También son una organización docente. Jesús dio a sus seguidores la comisión de ‘hacer discípulos de gente de todas las naciones, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado’. (Mateo 28:19, 20.) Deseamos que el lector conozca a algunas personas que se han beneficiado de la predicación y enseñanza de los Testigos.
México
Conozca a Virginia. Tiene 110 años de edad y quiere decirle que “nunca es demasiado tarde para llegar a conocer a Jehová y servirle”. Cuando joven, Virginia era tan devota que por cuatro años llevó un traje religioso especial. “Pero faltaba algo”, dice. Nadie le contestaba a satisfacción sus preguntas bíblicas. Por ejemplo, cuando preguntó a los maestros de su iglesia: “¿Cuál es el nombre de Dios?”, respondieron: “El nombre de Dios es Dios”.
Pero esto cambió en 1983, cuando su nieta empezó a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. La nieta contestó la pregunta de Virginia; le dijo que el nombre de Dios es Jehová. (Salmo 83:18.) Esto hizo que Virginia quisiera estudiar la Biblia con los Testigos. Se bautizó dos años después, el 2 de junio de 1985, a los 108 años de edad.
“Nunca puedo olvidar esa fecha —dice ella—, porque ese día empecé a vivir. A mi edad, predico cinco o seis horas al mes, y ando con bastón. Prefiero andar a ir en auto. Me mantiene en buena condición física.”
India
“Yo era el guapo del barrio y no servía para nada —dice uno que había estado esclavizado a muchos vicios—. Era contrabandista de drogas, participaba en mutka (juego por dinero) y fumaba cigarrillos que gustosamente me suplían los clientes de mis negocios clandestinos. También bebía mucho... todo a pesar de ser miembro activo de una iglesia.” Pero cuando un testigo de Jehová llegó al hogar de este hombre y él empezó a estudiar la Biblia y a aplicar su consejo, cambió de vida. (Proverbios 2:1-22; 2 Timoteo 3:16.) Ahora él, su esposa y sus dos hijas ayudan a otras personas a librarse de vicios como los que él tenía.
Bélgica
Un matrimonio joven estaba muy amargado contra Dios. ¿Por qué? Su primera criatura, una niñita, murió diez días después de nacida. Su segunda criatura nació con impedimentos físicos. Y su tercer hijo, que parecía fuerte y en sana salud, murió inesperadamente a los cinco meses. La madre no podía creer que un Dios amoroso permitiría que ellos sufrieran estas tragedias cuando tantas personas que llevan una vida disoluta tienen hijos saludables.
Poco después, una testigo de Jehová que predicaba de casa en casa en el vecindario llegó al hogar de esta señora. Cuando la Testigo mencionó las promesas de Dios sobre un futuro feliz para la humanidad, la señora dijo que no creía que Dios fuera un Padre celestial amoroso. (Salmo 37:10, 11.) Pero aceptó literatura bíblica. Gradualmente, después de muchas visitas por la Testigo, el mensaje bíblico de las buenas nuevas le ablandó el corazón y le inspiró confianza en Dios. Ahora ella y su esposo tienen la convicción de que Jehová no solo sanará a su hijo minusválido en la Tierra paradisíaca del futuro, sino que también resucitará a sus otros dos hijos. (Juan 5:28, 29; Revelación 21:1-4.)
Portugal
Un domingo por la mañana, una señora que llevaba un saco lleno de comestibles se detuvo a hablar con un matrimonio. No sería la última vez que conversarían. Aquella pareja —testigos de Jehová— participaba en la obra de evangelizar. Encomiaron a la señora por su interés en dar a su familia lo que necesitaba. “Pero —preguntaron— ¿quién puede satisfacer las necesidades de la humanidad?” Contestaron su propia pregunta diciendo que Dios podía hacerlo. (Salmo 107:8, 9; Isaías 33:24.) “¿Puede él resolver mi problema?”, preguntó la señora audiblemente. Los Testigos le respondieron que sí, y ella los invitó a su hogar, donde empezaron un estudio de la Biblia. El esposo de esta señora, al notar buenos cambios de actitud en su esposa, participó también en el estudio bíblico, y en poco tiempo también efectuó cambios en su estilo de vida.
Después la señora dijo a los Testigos que, antes de hablar con ellos aquel domingo por la mañana, en dos ocasiones había intentado suicidarse. La había perturbado mucho la decisión de su esposo de separarse de ella. Pero ahora ella, su esposo y sus hijos van adelantando juntos en el conocimiento de las buenas nuevas.
Tailandia
Una mujer del norte de este país había sufrido el ataque de demonios durante la mayor parte de su vida. Cuando la visitó un testigo de Jehová en su obra de evangelizar, ella obtuvo literatura bíblica y concordó en estudiar la Biblia en su hogar con la ayuda de los Testigos. Después de dos meses de estudio comprendió las razones bíblicas para sacar de su casa todo objeto conectado con la adoración falsa, incluidos los ídolos, y para demoler su atesorada casa de espíritus que había construido para proteger de los espíritus malos a su familia. (Hechos 19:19; 1 Corintios 10:21; 1 Juan 5:21.) Ahora los demonios no la atacan, y ella puede concentrarse en ayudar a otros a conocer al único Dios verdadero, Jehová.
Kenia
El líder de una pandilla de delincuentes se echó a reír cuando le dijeron que se le consideraba tan peligroso que la policía tenía órdenes de matarlo si lo veían. Sin embargo, poco después un asalto de su pandilla no salió como lo habían planeado. Se vio solo, en medio de una multitud enfurecida que quería lincharlo. Entonces llegó la policía, que lo rescató de aquella situación y lo encerró en una prisión a esperar juicio.
Su abogado le indicó varias maneras de negar su culpa. Pero mientras él estaba en la cárcel recordó las visitas que le había hecho un testigo de Jehová años atrás. Empezó a lamentarse de su vida de desafuero, y pidió ayuda a Dios en oración. De hecho, oró a Jehová por nombre. (Compárese con Hechos 10:1, 2.) Para sorpresa del juez, este delincuente admitió su culpa ante el tribunal. Por eso, el juez le impuso una pena relativamente liviana: en vez de sentenciarlo a muerte, lo sentenció a diez años en una prisión de seguridad máxima.
En la prisión, aquel hombre estuvo absorto en la lectura de literatura bíblica, y frecuentemente le pedía a Dios que, si era posible, se le redujera la sentencia, para que él pudiera servirle. Inesperadamente se le redujo la sentencia a la mitad. Así, después de cinco años fue puesto en libertad, y él no tardó en empezar a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. Poco tiempo después se bautizó, y ahora su meta es servir como evangelizador de tiempo completo.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo los testigos de Jehová cumplen con su comisión y obligación de evangelizar “hasta los extremos de la tierra”. Estas experiencias pudieran multiplicarse por mil. Entonces, ¿duda usted que los testigos de Jehová sean los verdaderos evangelizadores de hoy día?
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