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El salmón del Atlántico, un magnífico pez en apuros¡Despertad! 2004 | 8 de diciembre
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La ubicación exacta de las áreas de alimentación fue desconocida hasta la década de 1950, cuando unos pescadores capturaron grandes cantidades de salmón cerca de las costas de Groenlandia. Más tarde se descubrió otra zona de alimentación cerca de las islas Feroe, al norte de Escocia, y desde entonces se han descubierto otras más, incluso debajo del hielo ártico. Así fue como empezaron los problemas para el salmón del Atlántico, pues se crearon enormes pesquerías en Groenlandia y las islas Feroe y se capturaron miles de toneladas de este pez, lo que redujo drásticamente la cantidad de los ejemplares que volvían para reproducirse en agua dulce. Comprendiendo la seriedad del problema, los gobiernos impusieron restricciones y cuotas a la pesca comercial, las cuales, en cierta medida, han protegido al salmón mientras está en el mar.
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El salmón del Atlántico, un magnífico pez en apuros¡Despertad! 2004 | 8 de diciembre
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Pero las dificultades se multiplican si, al volver, se encuentra con estorbos creados por el hombre, como presas y complejos hidroeléctricos, prácticamente insalvables. ¿Qué sucede entonces? “Muchos conservacionistas crean una ruta alterna —aclara Deirdre, investigadora del salmón—. Al lado del principal obstáculo se construye un desnivel menos pronunciado, llamado escalera o corredor de remonte, el cual le permite al salmón proseguir su marcha río arriba hasta los lugares de desove.
”Pero el desvío no siempre funciona —continúa—. He visto a varios peces hacer caso omiso de este. Como solo reconocen la ruta original, se empeñan en superar el nuevo obstáculo creado por el hombre. Muchos mueren de agotamiento o por los golpes que se dan contra la construcción.”
Granjas acuícolas
El salmón es un alimento nutritivo, y ya que las poblaciones silvestres están disminuyendo, se ha optado por establecer criaderos de salmón. En estos sitios, los salmones permanecen en estanques de agua dulce hasta que llegan a la etapa juvenil. Entonces son trasladados a jaulas en el mar, donde recibirán alimento hasta convertirse en adultos, listos para la venta a restaurantes y puestos de comida.
Pero incluso el salmón cultivado está en apuros. El alimento artificial que recibe, aunado a su confinamiento en jaulas, lo vuelve muy propenso a enfermedades y parásitos, como el piojo de mar. Y algunos de los desinfectantes empleados son muy potentes. “Yo solía bucear por debajo de varias de esas granjas, y saltaba a la vista que, en las cercanías de muchas de ellas, el lecho marino había quedado desprovisto de vida”, comenta un buzo llamado Ernest.
Un pez en apuros
Muchos salmones son atrapados por redes en mar abierto antes de que siquiera se acerquen a su río natal. El elevado valor comercial del salmón silvestre invita a varios pescadores a capturarlo de forma ilegal. Los pocos peces que logran volver al río también tienen que cuidarse de las cañas de los pescadores con licencia. Por ello, a fin de proteger sus poblaciones, se han adoptado diversas medidas, como limitar la pesca a zonas específicas del río (cotos de pesca), imponer tarifas elevadas y fijar una época de pesca definida (vedas). Aun así, se calcula que 1 de cada 5 salmones será capturado en su migración río arriba.
Además, el salmón silvestre está expuesto a diversas enfermedades que se han cobrado numerosas víctimas, como la necrosis ulcerativa de la piel, que le produce llagas y, con el tiempo, la muerte. La contaminación industrial y los pesticidas que se cuelan a los ríos constituyen otra amenaza letal para el salmón y demás criaturas acuáticas.
Con tantos peligros que vencer, no sorprende que este magnífico pez se encuentre en apuros. Y a pesar del gran empeño de parte de muchas personas, esos problemas no se acaban. Únicamente cuando el Creador de la Tierra, el Dios todopoderoso, ponga un alto a la ruina que causa el ser humano, el equilibrio de la naturaleza se verá restaurado (Isaías 11:9; 65:25).
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