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  • El deseo de conocer el futuro
    La Atalaya (público) 2018 | Núm. 2
    • Un presentador da la predicción del tiempo para los siguientes siete días

      El deseo de conocer el futuro

      ¿Alguna vez se ha preguntado cómo será su futuro y el de su familia? ¿Cree que vivirán en la abundancia y se sentirán queridos, o pasarán necesidad y se sentirán solos? ¿Tendrán una vida larga, o una muerte prematura? Desde hace miles de años, la gente se ha hecho preguntas como estas.

      Hoy en día, los expertos hacen pronósticos basándose en estudios sobre las tendencias mundiales. Aunque muchas de esas predicciones se han cumplido, otras han sido un rotundo fracaso. Por ejemplo, en 1912, Guglielmo Marconi, inventor de un sistema de telegrafía inalámbrico, predijo lo siguiente: “La llegada de la era inalámbrica hará imposible la guerra”. Y un agente de la compañía discográfica Decca Record rechazó a los Beatles en 1962 porque creía que los grupos que tocaban la guitarra estaban acabados.

      Por otro lado, hay personas que recurren a lo sobrenatural para conocer su futuro. Algunas consultan a astrólogos; de hecho, los horóscopos son secciones fijas de muchas revistas y periódicos. Otras acuden a adivinos o videntes que afirman que pueden “leer” el futuro en las cartas del tarot, en los números o en las rayas de la mano.

      En la antigüedad, para conocer el futuro, algunas personas consultaban a los oráculos, es decir, a los sacerdotes o sacerdotisas que transmitían el mensaje del dios al que representaban. Eso fue lo que al parecer hizo Creso, rey de Lidia. Antes de enfrentarse a Ciro de Persia, envió ofrendas muy valiosas al oráculo de Delfos (Grecia) para averiguar el desenlace de la batalla. El oráculo le dijo que, si marchaba contra Ciro, destruiría “un gran imperio”. Convencido de que vencería, Creso se enfrentó a Ciro, pero el imperio que destruyó fue el suyo.

      La ambigua predicción del oráculo fue inútil, pues se habría cumplido sin importar quién ganara la batalla. A Creso, esa información errónea le salió muy cara. De hecho, fue su ruina. ¿Les ha ido mejor a quienes hoy en día utilizan otros métodos para predecir el futuro?

  • La astrología y la adivinación: ¿pueden predecir el futuro?
    La Atalaya (público) 2018 | Núm. 2
    • Un mapa de las constelaciones

      La astrología y la adivinación ¿pueden predecir el futuro?

      LA ASTROLOGÍA

      La astrología afirma que las estrellas, la Luna y los planetas ejercen una poderosa influencia en la vida de la gente. Según los astrólogos, la posición que tienen los astros cuando un niño nace determina su personalidad y su futuro.

      Aunque los orígenes de la astrología se remontan a la antigua Babilonia, hoy en día esta forma de predicción sigue siendo muy popular. Una encuesta realizada en el 2012 en Estados Unidos reveló que 1 de cada 3 personas creía que la astrología era “una especie de ciencia”, y un 10 % dijo que era “una ciencia”. ¿Pero lo es? No. Veamos por qué.

      • Las estrellas y los planetas no pueden influir en la gente como aseguran los astrólogos.

      • Con frecuencia, las predicciones son tan generales que valdrían para cualquier persona.

      • Los cálculos astrológicos aún se basan en la antigua creencia de que los planetas giran alrededor de la Tierra, cuando en realidad giran alrededor del Sol.

      • Las predicciones que diferentes astrólogos hacen para una misma persona no coinciden.

      • La astrología clasifica a las personas en 12 categorías o signos del Zodiaco según su fecha de nacimiento. Pero, como la posición de la Tierra en el espacio ha cambiado con el paso de los siglos, las fechas de los signos del Zodiaco ya no corresponden con el momento en el que el Sol pasa por las constelaciones que les dieron nombre.

      Se cree que los signos del Zodiaco determinan cómo es una persona, pero lo cierto es que quienes nacieron el mismo día no tienen la misma forma de ser. La fecha de nacimiento no nos dice nada sobre la personalidad de alguien. En lugar de juzgar a una persona por su carácter y comportamiento, los astrólogos se crean una opinión de ella basándose en suposiciones. ¿No es esta una forma de prejuicio?

      LA ADIVINACIÓN

      Desde tiempos antiguos, la gente ha consultado a los adivinos. Algunos de ellos intentaban “leer” el futuro analizando vísceras humanas o de animales, o la forma en que un gallo picoteaba el grano. Otros basaban sus predicciones en los dibujos que dejaban los sedimentos del té o del café en la taza. Hoy se utilizan otros métodos, como las cartas del tarot, la bola de cristal o los dados. Pero ¿es confiable la adivinación? No, en absoluto. Veamos por qué.

      Analicemos su falta de coherencia. Las predicciones a menudo se contradicen, tanto si se usan métodos de adivinación distintos como si se usa el mismo método. Por ejemplo, si una persona pregunta sobre su futuro a dos adivinos y estos “leen” las mismas cartas, lo lógico sería que sus respuestas fueran iguales, pero con frecuencia no lo son.

      Sus métodos y motivos también han sido cuestionados. Hay quien afirma que los adivinos en realidad “leen” las reacciones de la gente y que las cartas y las bolas de cristal son solo parte del decorado. Por ejemplo, algunos adivinos profesionales hacen preguntas generales y están atentos a las respuestas verbales y no verbales del cliente. Luego presentan esa información como si ellos la hubieran adivinado, aunque en realidad fue el cliente quien se la dio sin darse cuenta. Una vez que se han ganado la confianza del cliente, logran obtener grandes sumas de dinero.

      ¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

      La astrología y la adivinación se basan en la creencia de que nuestro futuro está escrito. ¿Pero es así? La Biblia dice que podemos decidir qué creer o qué hacer, y que nuestras decisiones influyen en nuestro futuro (Josué 24:15).

      Quienes desean agradar a Dios tienen otra razón para rechazar la astrología y la adivinación: él condena todas esas prácticas. La Biblia dice: “No debe haber entre ustedes nadie […] que use adivinación, que practique magia, que busque presagios, que sea hechicero, que ponga a otros bajo un maleficio, que consulte a un médium o a un adivino ni nadie que pregunte a los muertos. Porque Jehováa detesta a cualquiera que haga estas cosas” (Deuteronomio 18:10-12).

  • Profecías que sí se han cumplido
    La Atalaya (público) 2018 | Núm. 2
    • Alguien estudiando las profecías de la Biblia

      Profecías que sí se han cumplido

      Antes mencionamos que el oráculo de Delfos engañó a Creso, lo que hizo que se enfrentara al rey de Persia y fuera derrotado. Sin embargo, la Biblia contiene una profecía sorprendente relacionada con el rey de Persia que sí se cumplió al pie de la letra.

      Con unos 200 años de antelación —mucho antes de que este rey naciera—, el profeta hebreo Isaías mencionó su nombre, Ciro, y describió cómo conquistaría la poderosa ciudad de Babilonia.

      Isaías 44:24, 27, 28. “Esto es lo que dice Jehová, [...] el que les dice a las aguas profundas ‘Evapórense. Secaré todos sus ríos’; […] el que dice de Ciro ‘Él es mi pastor y cumplirá por completo mi voluntad’, el que dice de Jerusalén ‘Será reconstruida’, y del templo ‘Tus cimientos serán colocados’”.

      Según el historiador griego Heródoto, el ejército de Ciro desvió el río Éufrates, que atravesaba la ciudad de Babilonia. Gracias a esta estrategia, las tropas de Ciro pudieron entrar en la ciudad caminando por el lecho del río. Tras la conquista, Ciro liberó a los judíos que estaban cautivos en Babilonia y les permitió regresar a Jerusalén y reconstruir la ciudad, que había sido destruida 70 años antes.

      Isaías 45:1. “Esto es lo que Jehová le dice a su ungido, a Ciro, cuya mano derecha he agarrado para someter a naciones delante de él, para desarmar reyes, para abrir delante de él las puertas dobles, de modo que las puertas no estén cerradas”.

      Los persas entraron en la ciudad a través de las imponentes puertas de dos hojas que, por descuido, se habían quedado abiertas. Si los babilonios hubieran sabido lo que Ciro planeaba, habrían cerrado todas las puertas que daban al río. Como no lo hicieron, la ciudad quedó desprotegida.

      Esta sorprendente profecía es solo una de las muchas que encontramos en la Biblia y que se han cumplido con todo detalle.a A diferencia de las predicciones humanas, que muchas veces se atribuyen a dioses falsos, las profecías bíblicas provienen del Dios verdadero, quien dijo de sí mismo: “Desde el principio, yo predigo el final y, desde mucho tiempo atrás, cosas que todavía no se han hecho” (Isaías 46:10).

      Solo Jehová, el único Dios verdadero, puede afirmar algo así. Según parece, su nombre significa “él hace que llegue a ser”, lo que indica que tiene la capacidad de predecir el futuro y de hacer que se cumpla su voluntad. Esto nos garantiza que Dios puede cumplir todo lo que promete.

      PROFECÍAS QUE HOY SE ESTÁN CUMPLIENDO

      ¿Le gustaría saber lo que predice la Biblia para nuestros días? Hace unos 2.000 años, la Biblia indicó que “los últimos días” serían “críticos y difíciles de soportar”. ¿Últimos días de qué? No de la Tierra o de sus habitantes, sino de los conflictos, de la opresión y del sufrimiento que han plagado a la humanidad durante miles de años. Analicemos solo algunas de las profecías que describen “los últimos días”.

      2 Timoteo 3:1-5. “En los últimos días [...,] la gente solo se amará a sí misma; serán amantes del dinero, fanfarrones, arrogantes, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos y desleales, no tendrán cariño natural, no estarán dispuestos a llegar a ningún acuerdo, serán calumniadores, no tendrán autocontrol, serán feroces, no amarán lo que es bueno, serán traicioneros y testarudos, estarán llenos de orgullo, amarán los placeres en vez de a Dios y aparentarán tener devoción a Dios, pero en realidad estarán negando el poder de esa devoción”.

      ¿Ha notado que cada vez hay más gente así? ¿No le parece que vivimos rodeados de personas orgullosas y que solo piensan en sí mismas y en el dinero? ¿Que la gente se ha vuelto cada vez más exigente y está menos dispuesta a ceder? Seguramente, también ha observado que muchos hijos son desobedientes a sus padres y que la gente ama los placeres más que a Dios. Y la situación sigue empeorando.

      Mateo 24:6, 7. “Ustedes oirán de guerras y noticias de guerras […]. Porque peleará nación contra nación y reino contra reino”.

      Según ciertos cálculos, la cantidad de personas que han muerto a causa de las guerras y los conflictos armados desde 1914 asciende a más de 100 millones, cifra que supera la cantidad de habitantes de muchos países. Imagínese las lágrimas, el dolor y el sufrimiento que hay detrás de esa escalofriante cifra. ¿Ha servido esto para que las naciones pongan fin a la guerra?

      Mateo 24:7. “Habrá hambre”.

      El Programa Mundial de Alimentos afirmó: “El mundo produce suficiente alimento para todos sus habitantes, pero 815 millones de personas —1 de cada 9— se van a la cama con el estómago vacío. Y son más —1 de cada 3— los que sufren algún tipo de desnutrición”. Se calcula que todos los años mueren de hambre más de 3 millones de niños.

      Lucas 21:11. “Habrá grandes terremotos”.

      Anualmente, se registran 50.000 terremotos lo suficientemente fuertes como para que los perciba el ser humano y 100 que causan daños considerables a edificios. Además, casi todos los años se produce un terremoto de gran magnitud. Según un cálculo, entre el año 1975 y el 2000, los terremotos han segado la vida de 471.000 personas.

      Mateo 24:14. “Las buenas noticias del Reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin”.

      Los testigos de Jehová —actualmente más de 8 millones— han estado predicando las buenas noticias del Reino de Dios en más de 240 países y territorios, prácticamente en todo rincón del planeta. Su mensaje se escucha en las bulliciosas ciudades y en los pueblos aislados, en las selvas y en las montañas. Esa profecía también dice que, cuando Dios considere que se ha predicado suficiente, “vendrá el fin”. ¿Qué significa eso? Significa el fin de los gobiernos humanos y el amanecer de una nueva era bajo el Reino de Dios. ¿Qué promesas hará realidad este Reino? Siga leyendo para encontrar la respuesta.

      a Vea el artículo titulado “Testigo silencioso de una profecía exacta”.

  • Testigo silencioso de una profecía exacta
    La Atalaya (público) 2018 | Núm. 2
    • Testigo silencioso de una profecía exacta

      EN EL CORAZÓN DE ROMA (ITALIA) SE ALZA UN ARCO DE TRIUNFO QUE ATRAE A VISITANTES DE TODO EL MUNDO. FUE CONSTRUIDO EN HONOR A TITO, UNO DE LOS EMPERADORES ROMANOS MÁS QUERIDOS DE LA HISTORIA.

      El Arco de Tito tiene dos grandes relieves que representan un importante acontecimiento histórico. Ahora bien, pocas personas conocen la fascinante relación que existe entre este monumento y la Biblia. El Arco de Tito es un testigo silencioso de la sorprendente exactitud de las profecías bíblicas.

      UNA CIUDAD SENTENCIADA

      Para el año 30 de nuestra era, el Imperio romano se extendía desde Britania y la Galia (Francia) hasta Egipto, y todos sus dominios disfrutaban de una estabilidad y prosperidad sin precedentes. Sin embargo, había una región lejana que era un constante quebradero de cabeza para Roma: la rebelde provincia de Judea.

      La Encyclopedia of Ancient Rome explica: “En pocos territorios del Imperio romano existía tanta antipatía entre gobernantes y gobernados como en la provincia de Judea. Los judíos estaban molestos porque sus gobernantes eran extranjeros y no respetaban sus tradiciones. Y Roma no estaba dispuesta a tolerar la terquedad de los judíos”. Muchos de ellos esperaban que un mesías político los liberara del detestable yugo romano y devolviera a Israel todo su esplendor. Sin embargo, en el año 33, Jesucristo afirmó que Jerusalén estaba condenada al desastre.

      Jesús predijo: “Te llegarán días en los que tus enemigos levantarán a tu alrededor un cerco de estacas puntiagudas; te rodearán y te asediarán por todos lados. A ti y a tus habitantes los derribarán al suelo, y no dejarán en ti piedra sobre piedra” (Lucas 19:43, 44).

      Sin duda, las palabras de Jesús desconcertaron a sus discípulos. Dos días después, mientras contemplaban el templo de Jerusalén, uno de ellos exclamó: “Maestro, ¡mira qué maravilla de piedras y de edificios!”. Y con razón, pues se sabe que algunas piedras del templo medían nada menos que 11 metros (36 pies) de largo, 5 metros (16 pies) de ancho y 3 metros (10 pies) de alto. Sin embargo, Jesús les contestó: “Vendrán días en que no va a quedar piedra sobre piedra de esto que ahora ven. Todo será demolido” (Marcos 13:1; Lucas 21:6).

      Y luego añadió: “Cuando vean a Jerusalén rodeada de ejércitos acampados, sepan entonces que se ha acercado su devastación. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a las montañas; los que estén en medio de Jerusalén, que se vayan de allí, y los que estén en el campo, que no entren en ella” (Lucas 21:20, 21). ¿Se cumplieron las palabras de Jesús?

      EL FIN DE UNA CIUDAD

      Durante 33 años, los judíos soportaron el yugo romano. Finalmente, en el año 66, el procurador de Judea, Gesio Floro, robó dinero de la tesorería sagrada del templo. Esa fue la gota que colmó el vaso. Rápidamente, los rebeldes judíos irrumpieron en Jerusalén, masacraron a la guarnición romana y declararon su independencia de Roma.

      Unos tres meses después, más de 30.000 soldados romanos, comandados por Cestio Galo, se dirigieron a Jerusalén para aplastar la rebelión. Los romanos enseguida penetraron en la ciudad y socavaron el muro exterior del templo. Entonces, sin razón aparente, se retiraron. Eufóricos, los judíos rebeldes salieron rápidamente tras ellos. Esto permitió que los cristianos siguieran el consejo de Jesús y huyeran de Jerusalén hacia las montañas, al otro lado del río Jordán (Mateo 24:15, 16).

      Al año siguiente, Roma reanudó su campaña contra Judea y puso al mando del ejército al general Vespasiano y a su hijo Tito. Sin embargo, poco después de la muerte del emperador Nerón en el año 68, Vespasiano regresó a Roma para asumir el control imperial, y la campaña contra Judea quedó en manos de Tito, que comandaba un ejército de 60.000 soldados.

      En junio del año 70, Tito ordenó a sus soldados que talaran los árboles de Judea para construir una cerca de estacas puntiagudas de 7 kilómetros (4,5 millas) de largo alrededor de Jerusalén. Tan solo tres meses después, los romanos ya habían saqueado e incendiado la ciudad y el templo. Tal como predijo Jesús, no dejaron piedra sobre piedra (Lucas 19:43, 44). Según un cálculo conservador, “entre 250.000 y 500.000 personas perdieron la vida en Jerusalén y en el resto del país”.

      Una línea de tiempo desde el año 33, cuando Jesús predijo la destrucción de Jerusalén, hasta el año 81, cuando murió Tito

      UN TRIUNFO IMPERIAL

      En el año 71, Tito regresó a Italia, y Roma lo recibió con todos los honores. La ciudad entera salió a celebrar una de las mayores procesiones triunfales jamás vistas en la capital.

      Las multitudes quedaban deslumbradas al ver pasar tesoros tan fabulosos por las calles de Roma. Ante sus ojos desfilaban embarcaciones que habían sido capturadas, carrozas enormes en las que se representaban escenas de la guerra y objetos saqueados del templo de Jerusalén.

      En el año 79, tras la muerte de su padre, Vespasiano, Tito se convirtió en emperador, pero murió de repente solo dos años después. Domiciano, su hermano, subió al poder y poco tiempo después levantó un arco de triunfo en honor a Tito.

      EL ARCO EN LA ACTUALIDAD

      El Arco de Tito

      El Arco de Tito en la actualidad (Roma)

      El Arco de Tito despierta gran admiración entre los cientos de miles de turistas que visitan el Foro Romano todos los años. Algunos lo consideran una majestuosa obra de arte; otros, un homenaje al poder de la Roma imperial, y otros, un monumento dedicado a la caída de Jerusalén y su templo.

      Sin embargo, para un buen estudiante de la Biblia, el Arco de Tito tiene un significado especial. Es un testigo silencioso de que las profecías de la Biblia son exactas, confiables e inspiradas por Dios (2 Pedro 1:19-21).

  • Promesas que se cumplirán
    La Atalaya (público) 2018 | Núm. 2
    • Un hombre mirando las montañas

      Promesas que se cumplirán

      Las buenas noticias del Reino de Dios se están predicando en toda la Tierra, tal como profetizó Jesús (Mateo 24:14). El libro bíblico de Daniel explica que este Reino es un gobierno de origen divino. El capítulo 2 de ese libro predice una sucesión de potencias o reinos que va desde la antigua Babilonia hasta nuestros días y, en el versículo 44, nos dice lo que pasará después:

      “El Dios del cielo establecerá un reino que nunca será destruido ni pasará a manos de ningún otro pueblo. Este reino hará añicos y pondrá fin a todos esos reinos, y será el único que permanecerá para siempre”.

      Tanto esta como otras profecías de la Biblia predicen que el Reino de Dios reemplazará a todos los gobiernos humanos y traerá orden y estabilidad a la Tierra. ¿Cómo será la vida bajo ese Reino? Veamos a continuación algunas de las maravillosas promesas que pronto se harán realidad.

      • Un apretón de manos

        NO HABRÁ GUERRAS

        Salmo 46:9. Dios “acaba con las guerras por toda la tierra. Rompe el arco y destroza la lanza, quema los carros militares en el fuego”.

        ¿Se imagina cómo sería el mundo si todos los recursos y el conocimiento que se dedican a fabricar armamento se dedicaran a ayudar a la gente? Bajo el Reino de Dios, la promesa de poner fin a las guerras se hará realidad.

      • Un hombre escalando una montaña

        NO HABRÁ ENFERMEDADES

        Isaías 33:24. “Ningún habitante dirá: ‘Estoy enfermo’”.

        Imagínese un mundo sin enfermedades del corazón ni cáncer ni diabetes ni ninguna otra dolencia. En un mundo así no harían falta hospitales ni medicinas. Pues bien, eso es lo que todos los habitantes de la Tierra tendrán: salud perfecta.

      • Trigo

        NO HABRÁ HAMBRE

        Salmo 72:16. “En la tierra habrá grano en abundancia, extraordinaria abundancia en las cumbres de las montañas”.

        La Tierra producirá suficiente alimento para todos, y se distribuirá bien. El hambre y la desnutrición dejarán de existir.

      • Un hombre, una mujer y un niño

        NO HABRÁ DOLOR NI SUFRIMIENTO NI MUERTE

        Apocalipsis 21:4. Dios “les secará toda lágrima de sus ojos, y la muerte ya no existirá, ni habrá más tristeza ni llanto ni dolor. Las cosas anteriores han desaparecido”.

        Las personas serán perfectas y vivirán para siempre en la Tierra convertida en un paraíso. Eso es precisamente lo que nos ha prometido nuestro cariñoso Creador, Jehová.

      SU CUMPLIMIENTO ESTÁ GARANTIZADO

      ¿Cree que todo esto es demasiado bueno para ser verdad? Aunque a la mayoría de la gente le resulte atractiva la vida que promete la Biblia, a muchos les cuesta bastante entender lo que significa la vida eterna. Y no es de extrañar, porque ningún ser humano ha vivido para siempre.

      Los seres humanos llevan tanto tiempo esclavizados al pecado y la muerte que muchos han llegado a la conclusión de que vivir con dolor y sufrimiento es lo natural. Sin embargo, esto no se parece en nada a lo que Dios tenía pensado para la humanidad.

      A fin de fortalecer nuestra confianza en sus promesas, Dios hizo esta rotunda afirmación sobre su palabra: “No volverá a mí sin resultados; sin falta hará lo que yo deseo y cumplirá con éxito lo que la envío a hacer” (Isaías 55:11).

      La Biblia dice que Dios “no puede mentir” (Tito 1:2). Y, como él es quien nos ha hecho estas maravillosas promesas, es sabio que reflexionemos seriamente en las siguientes preguntas: “¿De verdad es posible vivir para siempre en una Tierra paradisiaca? ¿Qué debemos hacer para disfrutar de todo lo que Dios ha prometido?”. Los siguientes artículos le ayudarán a responder estas preguntas.

  • Usted puede vivir para siempre en la Tierra
    La Atalaya (público) 2018 | Núm. 2
    • Una mamá con su bebé

      Usted puede vivir para siempre en la Tierra

      ¡QUÉ ESPERANZA TAN MARAVILLOSA! Nuestro Creador nos ha prometido que viviremos para siempre aquí mismo, en la Tierra. Sin embargo, a muchos les cuesta trabajo creerlo. Piensan que, tarde o temprano, todos tenemos que morir y que la muerte forma parte de la vida. Otras personas creen que es posible vivir para siempre, pero solo después de morir y subir al cielo. ¿Usted qué opina?

      No conteste todavía. Analice primero la respuesta que da la Biblia a estas preguntas: ¿cuánto tiempo deberíamos vivir en vista de cómo fuimos creados?, ¿con qué propósito creó Dios la Tierra y al ser humano? y ¿por qué morimos?

      EL SER HUMANO ES ÚNICO

      Al compararnos con las demás formas de vida que Dios ha creado en la Tierra, nos damos cuenta de que los seres humanos somos realmente únicos. ¿En qué sentido? La Biblia dice que solo nosotros fuimos creados a la “imagen y semejanza” de Dios (Génesis 1:26, 27). ¿Qué significa esto? Que Dios nos creó con cualidades y características parecidas a las suyas, como la capacidad de amar y el sentido de la justicia.

      Es más, Dios nos hizo con la capacidad de pensar y de distinguir el bien del mal, y con el deseo de conocerlo y ser sus amigos. Por eso, podemos apreciar la inmensidad del universo y las maravillas de la naturaleza, así como el arte, la música y la poesía. Ahora bien, lo que de verdad nos distingue es la capacidad de adorar a nuestro Creador. Todas estas características hacen que exista un enorme abismo entre los seres humanos y el resto de los seres vivos.

      Piense en lo siguiente: si Dios quería que los seres humanos viviéramos solo unos cuantos años, ¿por qué nos creó con todas estas capacidades y con un potencial infinito para desarrollarlas? Porque desea que disfrutemos para siempre de la vida en la Tierra.

      EL PROPÓSITO ORIGINAL DE DIOS

      Algunas personas opinan que Dios nunca tuvo la intención de que la gente viviera para siempre en la Tierra. Afirman que nuestro planeta es un lugar de paso donde se pone a prueba a los seres humanos para determinar quiénes merecen vivir eternamente con Dios en el cielo. Pero, si eso fuera cierto, ¿no sería Dios el responsable de la maldad que hay en la Tierra? Esto iría en contra de la mismísima esencia de Dios. La Biblia dice de él: “Todos sus caminos son justos. Es un Dios fiel que nunca comete injusticias. Él es justo y recto” (Deuteronomio 32:4).

      La Biblia dice claramente con qué propósito creó Dios la Tierra: “Los cielos le pertenecen a Jehová, pero la tierra se la dio a los hijos de los hombres” (Salmo 115:16). Así es, Dios creó nuestro hermoso planeta para que fuera el hogar permanente de la humanidad y lo preparó con todo lo necesario para que disfrutáramos de una vida eterna y llena de sentido (Génesis 2:8, 9).

      “Los cielos le pertenecen a Jehová, pero la tierra se la dio a los hijos de los hombres” (Salmo 115:16).

      En su Palabra, Dios también dice con qué propósito creó a la humanidad. Él le encargó lo siguiente a la primera pareja: “Llenen la tierra y tomen control de ella, y tengan autoridad sobre […] todos los seres vivos que se mueven sobre la tierra” (Génesis 1:28). ¡Qué privilegio! ¡Cuidar de la Tierra y convertirla en un paraíso! Adán y Eva tenían la perspectiva de vivir con sus descendientes para siempre en la Tierra, no en el cielo.

      ¿POR QUÉ MORIMOS?

      La Biblia explica que uno de los seres espirituales que Dios creó, al que después se le llamó Satanás, se rebeló e intentó sabotear el propósito original de Dios. ¿Cómo lo hizo?

      Satanás convenció a nuestros primeros padres, Adán y Eva, para que lo apoyaran en su rebelión contra Dios. Afirmó que Dios los estaba privando de algo bueno, del derecho a determinar por sí mismos lo que estaba bien o mal. Y ellos se pusieron del lado de Satanás y le dieron la espalda a Dios. ¿Cuál fue el resultado? Con el tiempo, murieron, tal como Dios les había advertido. Perdieron la oportunidad de vivir para siempre en el Paraíso terrenal (Génesis 2:17; 3:1-6; 5:5).

      Durante toda su historia, la humanidad ha sufrido las consecuencias de la rebelión de Adán y Eva. La Palabra de Dios dice: “Por medio de un solo hombre [Adán], el pecado entró en el mundo y por medio del pecado entró la muerte, y así fue como la muerte se extendió a todos los hombres” (Romanos 5:12). De modo que morimos porque hemos heredado el pecado y la muerte, no porque Dios tenga un oscuro “plan”.

      USTED PUEDE VIVIR PARA SIEMPRE EN LA TIERRA

      La rebelión de Edén no cambió el propósito original de Dios para la Tierra y la humanidad. Como su amor y su sentido de la justicia son perfectos, Dios se sintió impulsado a hacer lo necesario para liberarnos de la esclavitud al pecado y la muerte. El apóstol Pablo explicó: “El salario que el pecado paga es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos 6:23). El amor que Dios siente por nosotros lo impulsó a entregar “a su Hijo unigénito [Jesucristo] para que nadie que demuestre tener fe en él sea destruido, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). Al sacrificarse voluntariamente, Jesús pagó el rescate necesario para recuperar todo lo que Adán había perdido.a

      Pronto, la promesa divina de convertir la Tierra en un paraíso se hará realidad. Para que usted pueda disfrutar de ese maravilloso futuro, debe seguir el siguiente consejo de Jesús: “Entren por la puerta angosta. Porque ancha es la puerta y espacioso es el camino que lleva a la destrucción, y son muchos los que entran por esa puerta; mientras que angosta es la puerta y estrecho es el camino que lleva a la vida, y son pocos los que lo encuentran” (Mateo 7:13, 14). Así es, su futuro depende de usted. ¿Qué decisión tomará?

      a Si desea saber más sobre los beneficios del rescate, consulte la lección 27 del libro Disfrute de la vida, editado por los testigos de Jehová. También puede descargarlo gratis en www.pr2711.com.

  • Su futuro depende de usted
    La Atalaya (público) 2018 | Núm. 2
    • Un cruce de caminos

      Su futuro depende de usted

      ¿DE VERDAD PUEDE USTED DECIDIR SU FUTURO? Algunas personas creen que su vida está controlada por el destino, y otras, que quien la controla es Dios. Por eso, cuando no logran lo que se proponen, sencillamente se resignan y dicen: “Estaba escrito”.

      Algunos se desilusionan al no ver solución a las injusticias y a la opresión que hay en el mundo. Quizás intentan tener una vida mejor, pero sus esfuerzos se ven frustrados una y otra vez debido a las guerras, la delincuencia, las enfermedades o los desastres naturales. Al final, llegan a la conclusión de que no vale la pena luchar.

      Es verdad que las circunstancias que nos rodean pueden cambiar nuestros planes (Eclesiastés 9:11). Sin embargo, todos podemos decidir nuestro futuro eterno. De hecho, la Biblia enseña que nuestro futuro depende de nosotros mismos. ¿Por qué decimos eso?

      Cuando el pueblo de Israel estaba a punto de entrar en la Tierra Prometida, Dios le dijo mediante Moisés: “Les he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Y, para que ustedes y sus descendientes vivan, tienen que escoger la vida amando a Jehová su Dios, escuchando su voz y aferrándose a él” (Deuteronomio 30:15, 19, 20).

      “Les he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Y […] tienen que escoger la vida” (Deuteronomio 30:19).

      Así es, Dios liberó a los israelitas de la esclavitud en Egipto y les dio la oportunidad de seguir siendo libres y de tener una vida feliz en la Tierra Prometida. Pero esas bendiciones no serían automáticas. Debían hacer algo: “escoger la vida”. ¿De qué manera? Amando a Dios, escuchando su voz y aferrándose a él.

      Usted tiene que hacer una elección parecida, y lo que elija determinará su futuro. Si escoge amar a Dios, escuchar su voz y aferrarse a él, escogerá la vida, una vida eterna en un paraíso en la Tierra. Pero ¿qué implica cada uno de estos pasos?

      AMAR A DIOS

      Por inspiración divina, el apóstol Juan escribió que “Dios es amor”, pues esa es su principal cualidad (1 Juan 4:8). Como Jesús lo sabía, cuando le preguntaron cuál era el mandamiento más importante, contestó: “Ama a Jehová tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22:37). De modo que la verdadera amistad con Dios se basa en el amor y no en el miedo o en la obediencia ciega. Pero ¿por qué debemos amar a Dios?

      El amor que siente Jehová por la humanidad es como el que sienten los padres por sus hijos. Aunque son imperfectos, los padres se esfuerzan por enseñar, animar, apoyar y disciplinar a sus hijos con cariño porque quieren que sean felices y les vaya bien en la vida. Y ¿qué esperan a cambio? Que sus hijos los quieran, los obedezcan y entiendan que todo lo que les dicen es por su bien. ¿No es razonable que nuestro Padre celestial, que sí es perfecto, espere que lo amemos y le agradezcamos todo lo que ha hecho por nosotros?

      ESCUCHAR SU VOZ

      En el idioma original de la Biblia, la palabra escuchar muchas veces significa “obedecer”. ¿Y no es eso lo que un padre espera que haga su hijo cuando le dice “Escúchame”? Por lo tanto, escuchar la voz de Dios implica saber lo que él pide de nosotros y hacerlo. Como hoy en día Dios no habla directamente con los seres humanos, para escucharlo tenemos que leer su Palabra, la Biblia, y poner en práctica lo que dice (1 Juan 5:3).

      Para destacar la importancia de escuchar la voz de Dios, Jesús dijo en cierta ocasión: “No solo de pan debe vivir el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Jehová” (Mateo 4:4). Comer es importante, pero nutrir nuestra mente con el conocimiento de Dios es más importante aún. ¿Por qué? El sabio rey Salomón lo explicó: “Porque la sabiduría es una protección igual que el dinero es una protección. Pero esta es la ventaja del conocimiento: la sabiduría conserva la vida de su dueño” (Eclesiastés 7:12). La sabiduría y el conocimiento de Dios pueden protegernos ahora y ayudarnos a tomar el camino correcto: el que nos conducirá a la vida eterna.

      AFERRARSE A ÉL

      En el artículo anterior, mencionamos unas palabras de Jesús, que en parte decían: “Angosta es la puerta y estrecho es el camino que lleva a la vida, y son pocos los que lo encuentran” (Mateo 7:13, 14). Para andar por ese camino, agradeceríamos contar con un guía experto que nos ayudara a llegar a nuestro destino: la vida eterna. Por eso, debemos aferrarnos a Dios (Salmo 16:8). Pero ¿cómo podemos hacerlo?

      Todos los días tenemos muchas cosas que hacer y muchas más que nos gustaría hacer. Estamos tan ocupados o distraídos que apenas nos queda tiempo para pensar en lo que Dios quiere que hagamos. Con razón, la Biblia nos recuerda: “Tengan muchísimo cuidado de no comportarse como tontos, sino como sabios, aprovechando el tiempo de la mejor manera, porque los días son malos” (Efesios 5:15, 16). Aferrarnos a Dios significa poner en primer lugar en la vida nuestra amistad con él (Mateo 6:33).

      LA DECISIÓN ESTÁ EN SUS MANOS

      Aunque no puede hacer nada para cambiar su pasado, sí puede hacer algo para que usted y su familia tengan un magnífico futuro. La Biblia enseña que nuestro Padre celestial, Jehová, nos quiere muchísimo y nos dice lo que quiere que hagamos. Fíjese en estas palabras del profeta Miqueas:

      “Él te ha dicho, oh, hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que Jehová espera de ti? ¡Solo que practiques la justicia, ames la lealtad y andes con modestia junto a tu Dios!” (Miqueas 6:8).

      ¿Y usted? ¿Andará con Dios? Si acepta su invitación, recibirá las bendiciones eternas que él tiene preparadas para sus amigos. La decisión está en sus manos.

  • “Los mansos heredarán la tierra”
    La Atalaya (público) 2018 | Núm. 2
    • Una familia

      “Los mansos heredarán la tierra”

      Muchos de nosotros hemos sido testigos de injusticias y hemos visto a gente buena sufrir maltrato. ¿Desaparecerán algún día las injusticias y la maldad?

      La Biblia contesta esa pregunta y nos dice cómo actuar. Fíjese en la respuesta que da el Salmo 37 a estas importantes preguntas:

      • ¿Cómo debemos reaccionar cuando alguien nos trata mal? (versículos 1 y 2).

      • ¿Qué le sucederá a la gente mala? (versículo 10).

      • ¿Qué futuro les espera a las personas justas? (versículos 11 y 29).

      • ¿Qué debemos hacer ahora? (versículo 34).

      Las palabras inspiradas del Salmo 37 dicen con claridad que quien pone su “esperanza en Jehová y sigue su camino” tendrá un futuro maravilloso. Los testigos de Jehová estarán encantados de ayudarle a estudiar la Biblia y de enseñarle lo que tiene que hacer para que usted y sus seres queridos disfruten de ese futuro.

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