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  • ¿Es exacta la geografía de la Biblia?
    La Atalaya 1993 | 15 de junio
    • ¿Es exacta la geografía de la Biblia?

      EL SOL acaba de ponerse en Palestina. Es el año 1799. El ejército francés ha acampado después de un caluroso día de marcha, y Napoleón, el comandante en jefe, descansa en su tienda. Uno de sus sirvientes lee en voz alta una Biblia francesa a la luz de una vela.

      Esta era, al parecer, una escena común durante las campañas militares de Napoleón en Palestina. “Estando acampados en las ruinas de esas antiguas ciudades —recordaba después en sus memorias—, se leía la Escritura en voz alta cada tarde [...] La analogía y la verdad de la descripción eran impresionantes: se ajustan a este país aun después de tantos siglos y cambios.”

      En realidad, a los que viajan al Oriente Medio les resulta fácil relacionar los acontecimientos bíblicos con los lugares actuales. Antes de que el ejército francés conquistara Egipto, era poco lo que los extranjeros sabían de ese antiguo país. Los científicos y eruditos que Napoleón llevó a Egipto empezaron a revelar al mundo detalles de la antigua grandeza de ese imperio, lo que ha permitido entender mejor la “dura esclavitud” que los israelitas tuvieron que soportar. (Éxodo 1:13, 14.)

      La noche que los israelitas fueron liberados de Egipto, se reunieron en Ramesés y luego marcharon hacia “la orilla del desierto”. (Éxodo 12:37; 13:20.) En ese lugar Dios les mandó que ‘se volvieran y acamparan junto al mar’. Esta extraña maniobra hizo pensar a los egipcios que los israelitas ‘andaban errantes en confusión’, de modo que el rey de Egipto salió con su ejército de 600 carros de guerra para recuperar a sus esclavos fugitivos. (Éxodo 14:1-9.)

      El éxodo

      Según Josefo, historiador del siglo primero, el ejército egipcio condujo a los israelitas “hacia un sitio estrecho” y los atrapó “entre precipicios inaccesibles y el mar”. El lugar exacto por donde los israelitas cruzaron el mar Rojo no se conoce con certeza en la actualidad. Sin embargo, es fácil imaginar el suceso desde la cima de una montaña que domina el extremo norte del mar Rojo. La montaña se llama Jebel ʽAtaqah, que significa “Montaña de la Liberación”. Entre este lugar y el mar Rojo hay una pequeña llanura que se estrecha hasta un punto donde las estribaciones casi llegan al mar. En el lado opuesto del mar Rojo se encuentra un oasis con muchos manantiales, llamado ʽAyun Musa’, que significa “pozos de Moisés”. El lecho marino entre estos dos puntos desciende lentamente, mientras que en otros lugares alcanza con rapidez profundidades de entre 9 y 18 metros.

      Los teólogos sin fe de la cristiandad han intentado desacreditar el milagro que Dios obró cuando dividió las aguas del mar Rojo y permitió que los israelitas escaparan por tierra seca. Dicen que el suceso tuvo lugar en una marisma de poca profundidad al norte del mar Rojo. Pero esto no concuerda con el relato bíblico, que dice repetidamente que el pueblo cruzó el mar Rojo por un lugar donde había suficiente agua como para ahogar, o tragar, al Faraón y a todo su ejército. (Éxodo 14:26-31; Salmo 136:13-15; Hebreos 11:29.)

      El desierto del Sinaí

      Las condiciones inhóspitas de la península del Sinaí se representan con realismo en el relato de la Biblia del viaje de Israel. (Deuteronomio 8:15.) Ahora bien, ¿podía reunirse al pie del monte Sinaí toda una nación para recibir la Ley de Dios y después retirarse a fin de mantenerse “a cierta distancia”? (Éxodo 19:1, 2; 20:18.) ¿Hay un lugar lo suficiente extenso para que una muchedumbre de unos tres millones de personas se moviera de ese modo?

      Un viajero y erudito bíblico del siglo XIX, Arthur Stanley, visitó el monte Sinaí y describió la vista que tuvo su grupo al subir el Ras Safsafa: “El efecto en nosotros, como en todo el que lo ha visto y descrito, fue instantáneo. [...] Aquí estaba el amplio valle amarillo que se extiende hasta la misma base de los riscos [...] Si se tiene en cuenta la ausencia casi total de tal conjunción de llanura y montaña en esta región, es en realidad prueba importante de la veracidad de la narración el que se pueda encontrar esta conjunción en los alrededores del Sinaí tradicional”.

      La Tierra Prometida

      En el año cuadragésimo de vagar Israel por el desierto, Moisés describió así las características de la tierra que iban a heredar: “Jehová tu Dios va a introducirte en una buena tierra, tierra de valles torrenciales de agua, manantiales y profundidades acuosas que brotan en la llanura-valle y en la región montañosa”. (Deuteronomio 8:7.)

      Pronto se percibió la exactitud de esta promesa cuando se reunió toda la nación —hombres, mujeres, niños y residentes forasteros—, en el valle bien regado de Siquem, entre los montes Ebal y Guerizim. Seis tribus se quedaron al pie del monte Guerizim. Las otras seis se reunieron en el lado opuesto del valle, al pie del monte Ebal, para oír las bendiciones divinas que la nación recibiría si obedecía la Ley de Jehová y las maldiciones que les vendrían si no observaban la Ley divina. (Josué 8:33-35.) Pues bien, ¿había suficiente espacio para toda la nación en este estrecho valle? Y ¿cómo oyeron todos sin la ayuda de los sistemas de amplificación modernos?

      Jehová Dios pudo amplificar milagrosamente las voces de los levitas. Sin embargo, no parece que este milagro fuera necesario. La acústica del valle es excepcional. “Todos los viajeros —escribió Alfred Edersheim, erudito bíblico del siglo XIX— concuerdan en dos puntos: 1. Que no debió haber ninguna dificultad en oír claramente desde Ebal y Guerizim cualquier cosa que se dijera en el valle. 2. Que en estas dos montañas había suficiente terreno para que todo Israel estuviera de pie.”

      Otro erudito bíblico del siglo XIX, William Thomson, explicó su experiencia en aquel valle en el libro The Land and the Book: “He gritado para oír el eco, y he imaginado cómo debió ser cuando los levitas proclamaron con fuerte voz [...] ‘Maldito es el hombre que hace una imagen tallada, cosa detestable a Jehová.’ Y luego el clamoroso AMÉN de la gran congregación, diez veces más fuerte, elevándose en crescendo y resonando de Ebal a Guerizim y de Guerizim a Ebal”. (Compárese con Deuteronomio 27:11-15.)

      El valle de Jezreel

      Al norte de Siquem se encuentra otro valle fértil, que asciende desde debajo del nivel del mar y se abre formando una gran llanura. Esta región se llama valle de Jezreel, nombre que deriva del de la ciudad de Jezreel. En el norte del valle se encuentran las colinas de Galilea, donde estaba ubicada Nazaret, ciudad en la que se crió Jesús. “Nazaret —explica George Smith en el libro Geografía histórica de la Tierra Santa— queda en una hondonada, pero en el momento en que sube al borde de ésta [...], ¡qué vista la que se tiene! [El valle de Jezreel] está a nuestros pies, con sus [...] campos de batalla [...] Es el mapa de la historia del Antiguo Testamento.”

      En esta llanura los arqueólogos han excavado las ruinas de ciudades-reinos conquistadas por Israel en los días de Josué, a saber, Taanac, Meguidó, Joqneam y, posiblemente, Quedes. (Josué 12:7, 21, 22.) En esa misma región, Jehová liberó milagrosamente a su pueblo de naciones enemigas muy poderosas en los días de los jueces Barac y Gedeón. (Jueces 5:1, 19-21; 6:33; 7:22.)

      Siglos más tarde, el rey Jehú cruzó el valle hasta la ciudad de Jezreel para ejecutar la sentencia de Jehová sobre Jezabel y la casa apóstata de Acab. En la atalaya de Jezreel debió ser fácil ver acercarse desde el este las tropas de Jehú a una distancia de 19 kilómetros. De modo que el rey Jehoram tuvo suficiente tiempo para enviar a un primer mensajero a caballo y luego a otro, y, finalmente, para que él y el rey Ocozías de Judá engancharan los caballos a sus carros y salieran al encuentro de Jehú antes de que este llegara a la ciudad de Jezreel. Jehú ejecutó enseguida a Jehoram. Ocozías huyó, pero fue herido más tarde y murió en Meguidó. (2 Reyes 9:16-27.) Con respecto a los campos de batalla como el supracitado, George Smith escribe: “Es impresionante que en ninguna de sus narraciones [...] haya una imposibilidad geográfica”.

      Jesús debió mirar a menudo hacia el valle de Jezreel y meditar en las emocionantes victorias alcanzadas allí, sabiendo que él, el Mesías prometido, tendría que cumplir el papel de Josué Mayor, Barac Mayor, Gedeón Mayor y Jehú Mayor para la vindicación de la soberanía de Jehová. En realidad, la Biblia utiliza Meguidó, la ciudad más estratégica de este valle, como símbolo de la ubicación de la guerra de Dios de Har-Magedón (que significa “Montaña de Meguidó”). Esa será una batalla mundial en la que Jesucristo, el Rey de reyes, destruirá a todos los enemigos de Dios y de la congregación cristiana, el verdadero pueblo de Dios. (Revelación 16:16; 17:14.)

      La Biblia explica que los airados judíos de Nazaret en una ocasión intentaron despeñar a Jesús desde “la cumbre de la montaña sobre la cual había sido edificada la ciudad”. (Lucas 4:29.) Es digno de mención el hecho de que al sudoeste de la ciudad moderna de Nazaret se encuentra un peñasco de unos 12 metros de altura, donde pudo haber tenido lugar este incidente. Jesús se escapó de sus enemigos y la Biblia añade que “bajó a Capernaum”. (Lucas 4:30, 31.) En efecto, hay que bajar a Capernaum, que está a orillas del mar de Galilea a menor altitud.

      Estos y muchos otros detalles han hecho que, como Napoleón, otros observadores se hayan expresado sobre la sorprendente exactitud de la geografía bíblica. “Las referencias topográficas [de la Biblia] son muy numerosas, y totalmente satisfactorias”, escribió Thomson en The Land and the Book. “Es imposible que no sorprenda el constante acuerdo entre la historia escrita y la geografía natural del Antiguo y el Nuevo Testamento”, comenta Stanley en Sinai and Palestine.

      La sorprendente exactitud de la Biblia en las cuestiones geográficas tan solo es una prueba de que no se trata sencillamente de un libro de origen humano. En los tres últimos números de La Atalaya se presentaron otros artículos sobre la exactitud de la Biblia. Le invitamos a que consiga las otras tres partes de esta serie y disfrute de su lectura.

      [Fotografía en la página 5]

      Israel recibió la Ley en el monte Sinaí

      [Reconocimiento]

      Pictorial Archive (Near Eastern History) Est.

      [Mapa en la página 7]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      VALLE DE JEZREEL

      Jezreel

      Nazaret

      Taanac

      Meguidó

      Joqneam

      Quedes

      N

      MAR DE GALILEA

      MAR GRANDE

      millas

      kilómetros

      5

      10

      10

      20

      [Reconocimiento]

      Basado en un mapa propiedad de Pictorial Archive (Near Eastern History) Est. and Survey of Israel

  • La creación dice: “Son inexcusables”
    La Atalaya 1993 | 15 de junio
    • La creación dice: “Son inexcusables”

      “Las cualidades invisibles de él se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad, de modo que ellos son inexcusables.” (ROMANOS 1:20.)

      1, 2. a) ¿Qué queja amarga expresó Job a Jehová? b) ¿Cómo se retractó Job más tarde?

      JOB, un hombre del pasado que demostró integridad inquebrantable a Jehová Dios, fue sometido a una prueba horrible por Satanás. El Diablo hizo que perdiera todas sus posesiones materiales, causó la muerte de sus hijos e hijas y lo afligió con una repugnante enfermedad. Job pensó que esas calamidades provenían de Dios, y se quejó amargamente a Jehová: “¿Es bueno para ti el que hagas mal [...], para que trates de hallar mi error y sigas buscando mi pecado? ¿Esto a pesar de saber tú mismo que no soy culpable [...]?”. (Job 1:12-19; 2:5-8; 10:3, 6, 7.)

      2 Más tarde, Job mostró una actitud muy diferente cuando dijo a Dios: “Hablé, pero no entendía cosas demasiado maravillosas para mí, las cuales no conozco. De oídas he sabido de ti, pero ahora mi propio ojo de veras te ve. Por eso me retracto, y de veras me arrepiento en polvo y ceniza”. (Job 42:3, 5, 6.) ¿Qué hizo que Job cambiara de actitud?

      3. ¿Qué nuevo punto de vista adoptó Job respecto a la creación?

      3 Mientras tanto, Jehová había interrogado a Job desde la tempestad de viento. (Job 38:1.) Le había planteado muchas preguntas: ‘¿Dónde te hallabas tú cuando fundé la tierra? ¿Quién con puertas puso barricada al mar y límites a las olas, diciéndoles hasta dónde podían llegar? ¿Puedes hacer que las nubes dejen caer su lluvia sobre la tierra? ¿Puedes hacer crecer la hierba? ¿Puedes atar las constelaciones y conducirlas?’. Jehová planteó estas preguntas y muchas más respecto a su creación en los Job capítulos 38 a 41 del libro de Job. Hizo que Job viera el enorme abismo entre Dios y el hombre, recordándole de manera contundente la sabiduría y el poder que se reflejan en la creación de Dios, cosas que Job jamás sería capaz de efectuar ni comprender. Conmovido por el impresionante poder y la extraordinaria sabiduría del Dios todopoderoso que se manifiestan en sus creaciones, Job se sintió consternado por haberse atrevido a discutir con Jehová. Por eso dijo: “De oídas he sabido de ti, pero ahora mi propio ojo de veras te ve”. (Job 42:5.)

      4. ¿Qué debemos percibir al ver las creaciones de Jehová, y en qué situación se hallan los que no lo hacen?

      4 Muchos siglos después, un escritor bíblico inspirado confirmó que las cualidades de Jehová podían verse mediante sus creaciones. El apóstol Pablo escribió en Romanos 1:19, 20: “Lo que puede conocerse acerca de Dios está entre ellos manifiesto, porque Dios se lo ha puesto de manifiesto. Porque las cualidades invisibles de él se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad, de modo que ellos son inexcusables”.

      5. a) ¿Qué necesidad innata tienen los seres humanos, y cómo la satisfacen incorrectamente algunos? b) ¿Qué recomendó Pablo a los griegos de Atenas?

      5 El hombre fue creado con la necesidad innata de adorar a un ser superior. En el libro The Undiscovered Self (El yo sin descubrir), el Dr. C. G. Jung se refirió a esta necesidad como “una actitud instintiva peculiar del hombre, y se pueden rastrear sus manifestaciones a lo largo de toda la historia humana”. El apóstol Pablo habló del deseo innato del hombre de adorar, lo cual explicaba por qué los griegos y los atenienses habían hecho imágenes y altares a muchos dioses conocidos y desconocidos. Pablo también identificó al Dios verdadero, y mostró que las personas debían satisfacer correctamente este deseo innato buscando a Jehová, el Dios verdadero, “por si buscaban a tientas y verdaderamente lo hallaban, aunque, de hecho, no está muy lejos de cada uno de nosotros”. (Hechos 17:22-30.) Tan cerca estamos de sus creaciones como lo estamos de percibir sus cualidades y atributos.

      El asombroso ciclo del agua

      6. ¿Qué cualidades de Jehová vemos en el ciclo del agua?

      6 ¿Qué cualidades de Jehová percibimos, por ejemplo, cuando vemos la capacidad que tienen las esponjosas nubes de retener toneladas de agua? Vemos su amor y sabiduría, pues así bendice la Tierra con lluvia. Lo hace mediante el maravilloso ciclo del agua, mencionado en Eclesiastés 1:7: “Todos los torrentes invernales salen al mar; no obstante, el mar mismo no está lleno. Al lugar para donde salen los torrentes invernales, allí regresan para poder salir”. El libro bíblico de Job explica con detalle este proceso.

      7. ¿Cómo se traslada el agua de los océanos a las nubes, y cómo pueden retener toneladas de agua las esponjosas nubes?

      7 Cuando los torrentes invernales salen al mar, no se quedan allí. Jehová “atrae las gotas de agua y condensa sus vapores en lluvia”. Como el agua está en forma de vapor y finalmente de una neblina ligera, “las nubes se suspenden, maravilla de una ciencia consumada”. (Job 36:27; 37:16, Franquesa-Solé; Biblia de Jerusalén.) Las nubes flotan mientras están en forma de vapor: “Ata las aguas en Sus densas nubes, y la nube no se abre debajo de ellas”. Otra traducción dice: “Encierra el agua en sus densos nubarrones, y las nubes no se rompen bajo su peso”. (Job 26:8, Katznelson; Levoratti-Trusso.)

      8. ¿Por medio de qué proceso se vuelcan los “jarros de agua del cielo” y termina el ciclo del agua?

      8 ¿‘Quién puede volcar estos jarros de agua del cielo’ para hacer que la lluvia caiga a la Tierra? (Job 38:37.) Aquel cuya “ciencia consumada” los puso allí en primer lugar, que “condensa sus vapores en lluvia”. Y ¿qué se requiere para condensar sus vapores en lluvia? Tiene que haber materia sólida microscópica, como polvo o partículas de sal —de miles a centenares de miles en cada centímetro cúbico de aire—, que actúe de núcleo para la formación de pequeñas gotas a su alrededor. Se calcula que se requieren un millón de estas gotitas de agua de la nube para formar una gota de lluvia normal. Solo después de este proceso dejan caer las nubes sus torrentes a la Tierra para formar corrientes de agua que desembocan en el mar. De este modo termina el ciclo del agua. ¿Y todo ello por la casualidad ciega? Inaceptable.

      La fuente de la sabiduría de Salomón

      9. ¿Qué característica observó Salomón respecto a cierta especie de hormiga?

      9 En la antigüedad, la sabiduría de Salomón no tenía par. Gran parte de ella estaba relacionada con la creación de Jehová: “[Salomón] hablaba acerca de los árboles, desde el cedro que está en el Líbano hasta el hisopo que va saliendo en el muro; y hablaba acerca de las bestias y acerca de las criaturas voladoras y acerca de las cosas movientes y acerca de los peces”. (1 Reyes 4:33.) El rey Salomón escribió: “Vete donde la hormiga, oh perezoso; mira sus caminos y hazte sabio. Aunque no tiene comandante, oficial ni gobernante, prepara su alimento aun en el verano; ha recogido su abastecimiento de alimento aun en la siega”. (Proverbios 6:6-8.)

      10. ¿Cómo quedó vindicada la ilustración de Salomón acerca de las hormigas recolectoras?

      10 ¿Quién enseñó a las hormigas a almacenar comida en el verano para alimentarse durante el frío invernal? La exactitud del relato de Salomón acerca de estas hormigas que recogían semillas y las almacenaban para el invierno se puso en tela de juicio durante siglos. Nadie había encontrado ninguna prueba de su existencia. Sin embargo, en 1871 un naturalista británico descubrió los graneros subterráneos de estas hormigas, y quedó vindicada la exactitud del relato bíblico. Pero ¿cómo adquirieron ellas la capacidad de prever en el verano el frío invernal y saber qué hacer al respecto? La Biblia misma explica que muchas de las creaciones de Jehová están dotadas de una sabiduría instintiva para sobrevivir. Las hormigas recolectoras son un ejemplo de esta bendición de su Creador. Proverbios 30:24 dice: “Son instintivamente sabias”. Es irrazonable decir que esa sabiduría pudo haber surgido por mera casualidad; no percibir que hay un Creador sabio es inexcusable.

      11. a) ¿Por qué es tan impresionante el gigantesco árbol secuoya? b) ¿Por qué es tan sorprendente la primera reacción de la fotosíntesis?

      11 Es natural que un hombre que esté al pie de un gigantesco árbol secuoya, asombrado por su imponente grandiosidad, se sienta como una pequeña hormiga. El tamaño del árbol es sobrecogedor. Mide 90 metros de altura y 11 metros de diámetro, la corteza mide 0,6 metros de espesor y las raíces abarcan de 1,2 a 1,6 hectáreas. Sin embargo, aún más impresionante es la química y la física implicadas en su crecimiento. Sus hojas reciben agua de las raíces, dióxido de carbono del aire y energía del Sol para producir azúcares y despedir oxígeno: un proceso llamado fotosíntesis, que consiste en unas setenta reacciones químicas, algunas de ellas inexplicables. Sorprendentemente, la primera reacción depende de que la luz solar sea precisamente del color y la longitud de onda apropiados; de otro modo, las moléculas de clorofila no la absorberían y no se iniciaría el proceso de la fotosíntesis.

      12. a) ¿Por qué es notable la manera como la secuoya utiliza el agua? b) ¿Por qué es vital el nitrógeno para el crecimiento de las plantas, y cómo termina su ciclo?

      12 También es extraordinario que el árbol extraiga columnas de agua desde las raíces hasta la copa de este coloso de 90 metros de altura. Extrae mucha más agua de la necesaria para que se realice la fotosíntesis. El agua sobrante es despedida al aire mediante un proceso llamado transpiración, que refresca el árbol tal como el sudor nos refresca a nosotros. A fin de producir la proteína necesaria para el crecimiento, hay que añadir nitrógeno a los azúcares, o carbohidratos. Las hojas no pueden utilizar el nitrógeno gaseoso del aire, pero los organismos del suelo pueden transformar el nitrógeno gaseoso de la tierra en nitratos y nitritos solubles en agua, y estos son transportados desde las raíces hasta las hojas. El nitrógeno se libera cuando mueren y se descomponen las plantas y los animales que lo han utilizado en sus proteínas, y así termina el ciclo del nitrógeno. La complejidad de este proceso es asombrosa y difícilmente puede atribuirse a la casualidad.

      Hablan sin palabras ni voz

      13. ¿Qué dijeron a David los cielos estrellados, y qué siguen diciéndonos a nosotros?

      13 ¡Qué impresionante reflejo del Creador es una noche estrellada que embarga de emoción a los observadores! En Salmo 8:3, 4, David expresó el temor reverencial que sintió: “Cuando veo tus cielos, las obras de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has preparado, ¿qué es el hombre mortal para que lo tengas presente, y el hijo del hombre terrestre para que cuides de él?”. Estos cielos estrellados hablan a los que tienen ojos para ver, oídos para oír y un corazón para sentir, tal como le hablaron a David: “Los cielos están declarando la gloria de Dios”. (Salmo 19:1-4.)

      14. ¿Por qué es tan importante para nosotros la energía dinámica de una de las estrellas?

      14 Cuanto más aprendemos de las estrellas, con más fuerza nos hablan. En Isaías 40:26 se nos invita a reflexionar en su inmensa energía, al decir: “Levanten los ojos a lo alto y vean. ¿Quién ha creado estas cosas? Es Aquel que saca el ejército de ellas aun por número, todas las cuales él llama aun por nombre. Debido a la abundancia de energía dinámica, porque él también es vigoroso en poder, ninguna de ellas falta”. La fuerza de la gravedad y la energía dinámica de una de esas estrellas, nuestro Sol, mantienen a la Tierra en su órbita, hacen que las plantas crezcan, nos mantienen calientes y hacen posible la vida en la Tierra. El apóstol Pablo dijo por inspiración: “Estrella difiere de estrella en gloria”. (1 Corintios 15:41.) La ciencia conoce estrellas amarillas —como nuestro Sol—, azuladas, gigantes rojas, enanas blancas, de neutrones y supernovas, que liberan inconmensurable energía.

      15. ¿Qué han aprendido de la creación y han intentado imitar muchos inventores?

      15 Muchos inventores han aprendido de la creación y han intentado imitar las facultades de algunas criaturas vivientes. (Job 12:7-10.) Fíjese en tan solo unos cuantos aspectos sobresalientes de la creación. Hay aves marinas con glándulas que desalan el agua de mar; peces y anguilas que generan electricidad; hay peces, gusanos e insectos productores de luz fría; los murciélagos y los delfines se valen del sonar; las avispas fabrican papel; hay hormigas que construyen puentes; los castores son constructores de represas; las serpientes tienen un termómetro interno; algunos insectos de las charcas utilizan tubos de respiración y campanas de buzo; los pulpos emplean la propulsión a chorro; las arañas hacen siete clases de telarañas, construyen trampas, redes y lazos, y sus crías son aeronautas que pueden viajar miles de kilómetros a grandes alturas; hay peces y crustáceos que utilizan tanques de flotación como los submarinos, y hay pájaros, insectos, tortugas marinas, peces y mamíferos que realizan asombrosas hazañas migratorias: facultades que la ciencia no puede explicar.

      16. ¿Qué verdades científicas se recogieron en la Biblia miles de años antes de que la ciencia las descubriera?

      16 En la Biblia se recogieron verdades científicas miles de años antes de que la ciencia supiera de ellas. La Ley de Moisés (siglo XVI a.E.C.) demostró tener constancia de los gérmenes causantes de enfermedades miles de años antes de Pasteur. (Capítulos 13 y 14 de Levítico.) En el siglo XVII a.E.C. Job escribió: “Él está [...] colgando la tierra sobre nada”. (Job 26:7.) Mil años antes de Cristo, Salomón escribió acerca de la circulación de la sangre; la ciencia médica tuvo que esperar hasta el siglo XVII para conocerla. (Eclesiastés 12:6.) Mucho tiempo antes de que se descubriera, en Salmo 139:16 se reflejó conocimiento del código genético: “Tus ojos vieron hasta mi embrión, y en tu libro todas sus partes estaban escritas, respecto a los días en que fueron formadas y todavía no había una entre ellas”. En el siglo VII a.E.C., antes de que los naturalistas entendieran la migración, Jeremías escribió en Jeremías 8:7: “Hasta la cigüeña, en el cielo, conoce su estación; la tórtola, la golondrina y la grulla saben la época de sus migraciones”. (La Nueva Biblia, Latinoamérica.)

      El “creador” que escogen los evolucionistas

      17. a) ¿Qué dice Romanos 1:21-23 acerca de algunos que no quieren aceptar que las maravillas de la creación se deben a un Creador inteligente? b) En cierto sentido, ¿qué escogen los evolucionistas como su “creador”?

      17 Un texto bíblico dice lo siguiente respecto a algunos que no quieren percibir que detrás de las maravillas de la creación hay un Creador inteligente: “Se hicieron casquivanos en sus razonamientos, y se les oscureció su fatuo corazón. Aunque afirmaban que eran sabios, se hicieron necios y tornaron la gloria del Dios incorruptible en algo semejante a la imagen del hombre corruptible, y de aves y cuadrúpedos y cosas que se arrastran. [...] [Ellos] cambiaron la verdad de Dios por la mentira y veneraron y rindieron servicio sagrado a la creación más bien que a Aquel que creó”. (Romanos 1:21-23, 25.) Lo mismo les sucede a los científicos evolucionistas, que en realidad glorifican como su “creador” a una imaginaria cadena ascendente de protozoos-gusanos-peces-anfibios-reptiles-mamíferos-“hombres-monos”. Sin embargo, saben que no existe ningún organismo unicelular suficientemente simple para empezar esa cadena. El organismo más sencillo que se conoce contiene 100.000 millones de átomos y en él se producen miles de reacciones químicas simultáneamente.

      18, 19. a) ¿Quién tiene el derecho de recibir la honra por haber originado la vida? b) ¿Cuánto podemos ver de la creación de Jehová?

      18 Jehová Dios es el Creador de la vida. (Salmo 36:9.) Es la gran Primera Causa. Su nombre, Jehová, significa “Él causa que llegue a ser”. Sus creaciones son innumerables. Ciertamente hay millones más que el hombre no conoce. Salmo 104:24, 25 lo indica: “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas”. Job 26:14 lo expresa con claridad: “¡Miren! Estos son los bordes de sus caminos, ¡y qué susurro de un asunto se ha oído acerca de él! Pero de su poderoso trueno, ¿quién puede mostrar entendimiento?”. Vemos unos cuantos bordes, oímos unos cuantos susurros, pero se nos escapa la comprensión completa de su poderoso trueno.

      19 Sin embargo, hay una manera de verlo que es mejor que mediante las creaciones físicas. Es mediante su Palabra, la Biblia. Analizaremos este otro modo de verlo en el siguiente artículo.

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