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¿Qué preguntas le haría a Dios?La Atalaya 2003 | 1 de mayo
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¿Quién eres realmente, Dios?
En la percepción que los seres humanos tienen de Dios influyen la cultura, la religión de los padres y posiblemente las ideas personales. Algunos utilizan un nombre para referirse a la Deidad; otros simplemente lo llaman Dios. Pero ¿tendrá importancia este asunto? ¿Habrá un solo Dios verdadero que se revele a sí mismo y dé a conocer su nombre a la humanidad?
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Cómo algunos han recibido respuestaLa Atalaya 2003 | 1 de mayo
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¿Quién es Dios?
Una profesora de Portugal, que había estudiado con curas y monjas y era católica practicante, quedó confundida cuando la Iglesia hizo cambios y abandonó prácticas que, de acuerdo con la formación que había recibido, ella consideraba primordiales. En sus viajes al extranjero conoció algunas religiones orientales, por lo que empezó a preguntarse si habría un solo Dios verdadero y qué tipo de adoración debería escoger. Cuando le planteó preguntas sobre la Biblia a su sacerdote, quedó desilusionada, pues este no les dio mucha importancia.
En la ciudad de esta profesora, la Iglesia había distribuido un folleto que advertía a los feligreses que no conversaran con los testigos de Jehová. Pero como aún persistían sus preguntas, un día que llegaron a su puerta decidió escucharlos y se interesó en su mensaje. Era la primera vez que hablaba con ellos.
Para recibir respuesta a sus numerosas preguntas, la señora empezó a estudiar la Biblia con los Testigos. Cada semana les tenía una larga lista. Deseaba saber el nombre de Dios, si hay un solo Dios verdadero, si aprueba el uso de imágenes en la adoración y mucho más. Observó que le respondían basándose siempre en la Biblia y que no expresaban opiniones personales. Para su sorpresa, le encantaba lo que aprendía. Poco a poco logró que le contestaran todos sus interrogantes. Actualmente adora a Jehová con espíritu y verdad, tal como indicó Jesucristo que harían “los verdaderos adoradores” (Juan 4:23).
Los miembros de una familia de Sri Lanka acostumbraban leer la Biblia juntos, pero tenían muchas preguntas importantes sin contestar, y el sacerdote no podía brindarles la ayuda que necesitaban. Un día, los testigos de Jehová los visitaron y les dejaron publicaciones que explicaban las Escrituras. Más tarde, cuando los Testigos les dieron respuestas satisfactorias, aceptaron un estudio bíblico. Lo que aprendieron les pareció muy interesante.
No obstante, la instrucción religiosa que había recibido la esposa en su infancia le impedía aceptar que el Padre de Jesucristo es “el único Dios verdadero”, tal como había indicado el propio Jesús (Juan 17:1, 3). Había aprendido de niña que Jesús era igual al Padre y que no se debía cuestionar ese “misterio”. Desesperada, oró de todo corazón a Jehová, dirigiéndose a él por su nombre y pidiéndole que le aclarara quién es Jesús. Luego volvió a examinar con cuidado los pasajes relacionados con el tema (Juan 14:28; 17:21; 1 Corintios 8:5, 6). Sintió como si le hubieran quitado una venda de los ojos, pues entendió claramente que Jehová —el Creador de los cielos y la Tierra y Padre de Jesucristo— es el Dios verdadero (Isaías 42:8; Jeremías 10:10-12).
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