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Por qué creemos que hay un Creador¡Despertad! 2006 | septiembre
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“El diseño patente en la célula”
◼ PAULA KINCHELOE
Lleva varios años como investigadora en los campos de la biología y microbiología celular y molecular. En la actualidad trabaja en la Universidad Emory, de Atlanta (Georgia, EE.UU.). También trabaja como voluntaria en una comunidad de habla rusa dando clases de la Biblia.
Cuatro años de mis estudios de biología los dediqué exclusivamente a la célula y sus componentes. Cuanto más aprendía sobre el ADN, el ARN, las proteínas y los procesos metabólicos, más me asombraba la complejidad, organización y precisión que manifestaban. Y aunque me impresionaba ver todo lo que el hombre ha descubierto sobre la célula, me impresionaba aún más lo mucho que le queda por descubrir. El diseño patente en la célula es una de las razones por las que creo en la existencia de un Creador.
El estudio de la Biblia me ha mostrado quién es ese Creador: Jehová Dios. Estoy convencida de que no solo es un Diseñador inteligente, sino un Padre amoroso que se interesa por mí. La Biblia explica el propósito de la vida y promete un futuro feliz.
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Por qué creemos que hay un Creador¡Despertad! 2006 | septiembre
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“La sencilla elegancia de las leyes”
◼ ENRIQUE HERNÁNDEZ LEMUS
Es ministro de tiempo completo de los testigos de Jehová. También es físico teórico y trabaja en la Universidad Nacional Autónoma de México. Su labor actual consiste en encontrar una explicación compatible con los principios de la termodinámica para el fenómeno llamado catástrofe gravotérmica, que es un mecanismo de formación de estrellas. Ha investigado asimismo la complejidad de las secuencias de ADN.
La vida es demasiado compleja como para que haya surgido por casualidad. Por ejemplo, pensemos en la inmensa cantidad de información que contiene la molécula de ADN. La probabilidad matemática de que un solo cromosoma surja al azar es inferior a uno entre nueve billones, lo que significa que en la práctica es imposible. Opino que es absurdo creer que fuerzas ciegas generaron no solo un cromosoma, sino toda la sorprendente complejidad manifiesta en los seres vivos.
Además, cuando estudio el comportamiento complejísimo de la materia, desde el nivel microscópico hasta el de las gigantescas nubes estelares, me quedo impresionado por la sencilla elegancia de las leyes que rigen su movimiento. Para mí, estas leyes son mucho más que la obra de un matemático consumado: llevan la firma de un artista magistral.
La gente normalmente se sorprende cuando digo que soy testigo de Jehová. A veces me preguntan cómo puedo creer en Dios. Su reacción es comprensible, pues la mayoría de las religiones no animan a sus feligreses a investigar sus creencias o a pedir pruebas de que es cierto lo que se les enseña. No obstante, la Biblia nos exhorta a utilizar nuestra “capacidad de pensar” (Proverbios 3:21). Tanto el diseño inteligente que observo en la naturaleza como otras pruebas que ofrece la Biblia me convencen de que Dios no solo existe, sino que escucha nuestras oraciones.
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