Atribuye el mérito a un Creador
“LAS flores proporcionan belleza y los frutos reportan utilidad. Pero muchos frutos también son hermosos. Nuestro Padre celestial gusta de compaginar lo útil con lo bello.” La anterior cita no fue tomada de un texto religioso; procede de un libro de ciencia titulado The Child’s Book of Nature (El libro de la Naturaleza para los niños). Escrito en 1887 por el doctor Worthington Hooker, el libro fue concebido para la enseñanza de los niños en las casas y las escuelas.
Su estilo de escritura da testimonio de la creencia del autor en un Creador y el respeto reverencial que le profesaba. El doctor Hooker también escribió: “La variedad de sabores agradables en los frutos de la Tierra es inmensa, como verás si piensas en tantos como puedas. ¡Qué demostración tan grande de la pródiga bondad de Dios! Él no nos da gusto en solo unas pocas cosas, sino en muchísimas. La diversidad de las cosas gratas de este mundo es casi infinita. Cuesta comprender cómo alguien puede saber esto y seguir viviendo día tras día sin dar muestras de gratitud a su Hacedor”.
Cuando la obra del doctor Hooker vio la luz, las teorías de Darwin ya llevaban casi tres decenios circulando por todas partes. Ello ejemplifica que aun a finales del siglo XIX un libro de texto podía atribuir abiertamente el mérito a Dios, en vez de a la casualidad ciega, por las maravillas de la naturaleza. (Compárese con Isaías 40:26.)