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HawaiAnuario de los testigos de Jehová 1991
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Una nueva sucursal
Obviamente, el aumento en la cantidad de publicadores requería que la sucursal atendiese una creciente demanda de publicaciones y un número cada vez mayor de congregaciones. El pequeño almacén que había junto a la oficina comenzaba a ser insuficiente. La oficina estaba atestada con la continua incorporación de personal para hacerse cargo del creciente volumen de correspondencia.
La oficina de la calle Pensacola, que había atendido los intereses del pueblo de Jehová en Hawai durante casi cincuenta años, se había quedado pequeña. Al estar situada en una zona tan céntrica de Honolulú, pretender ampliarla resultaba inviable. Por lo tanto, se empezó a buscar un lugar apropiado para una nueva sucursal de mayores proporciones.
En 1985, una agencia inmobiliaria envió a la sucursal una hoja de propaganda en la que se anunciaba la venta de un antiguo supermercado de 2.300 metros cuadrados situado en un solar de 4.500 metros cuadrados. El emplazamiento, cerca del aeropuerto y del centro de Honolulú, era idóneo. Aunque había otro comprador interesado en adquirir la propiedad, los hermanos del Comité de Sucursal, tras obtener la aprobación del Cuerpo Gobernante, presentaron una oferta. Sorprendente como parezca, el primer comprador abandonó las negociaciones, y para más indicación de que Jehová estaba bendiciendo este proyecto, el dueño del edificio se mostró muy favorable a los testigos de Jehová. Los trámites se cumplimentaron en pocos meses, y en noviembre de 1985 las escrituras obraban en poder de la Sociedad.
Convertir un edificio destinado a ser un supermercado en una oficina sucursal, con almacén, hogar Betel y dos Salones del Reino, presentaba todo un desafío. Los hermanos hawaianos nunca habían emprendido una obra de tal envergadura. Se nombró un comité de construcción para organizar los diversos departamentos, y se empezaron a confeccionar los planos. Se tenía plena confianza en que los hermanos locales aportarían tanto los conocimientos como la mano de obra necesarios para llevar adelante el proyecto. No obstante, los hermanos reconocían cuál era la verdadera clave del éxito, tal como lo expresó el salmista en el Salmo 127:1: “A menos que Jehová mismo edifique la casa, de nada vale que sus edificadores hayan trabajado duro en ella”.
“¡Es como construir el templo de Salomón!”
A fin de informar a los hermanos en cuanto a la construcción de la sucursal, se celebraron reuniones especiales a partir de febrero de 1987 en siete diferentes poblaciones de las islas. Más de 5.000 personas se congregaron en el Waikiki Shell. Los hermanos del comité de construcción explicaron lo que se había logrado hasta entonces, y detallaron el programa de construcción, que esperaban comenzar el 1 de marzo de 1987.
Las obras se iniciaron a buen ritmo. Literalmente, miles de hermanos y hermanas de Oahu y otras islas organizaron sus asuntos para participar en las obras. Algunos iban al lugar de construcción los fines de semana, mientras que otros se quedaban por más tiempo. Muchos hermanos de Oahu ofrecieron bondadosamente sus hogares para alojar a los que venían de las islas vecinas. Durante el período de máxima actividad, llegó a haber cerca de 150 voluntarios trabajando los días laborables, y entre 250 y 300 los fines de semana.
Aunque había que trabajar duro durante largas horas, se mantuvo un espíritu dispuesto y alegre. Se daba la máxima atención a la espiritualidad. Los hermanos consideraban el texto todos los días, y estudiaban La Atalaya cada semana. También se presentaban discursos bíblicos con regularidad, a los que asistían todos los trabajadores.
La colaboración de muchos profesionales de la construcción y decenas de trabajadores dispuestos logró que el trabajo se llevara a buen término y sin contratiempos. Un voluntario comentó: “¡Es como construir el templo de Salomón!”. Aunque hay que reconocer que la diferencia entre el templo de Salomón y el nuevo edificio de la sucursal era notable. El templo estaba recubierto de oro, y las piedras con las que se construyó ya estaban cortadas, de modo que no había mucho ruido en el lugar donde se erigió. En cambio, el edificio de la sucursal se construyó con cemento, madera, acero y... mucho ruido. Sin embargo, ambos edificios tenían algo en común: el mismo espíritu que motivó a los trabajadores del templo en el tiempo de Salomón era el que impelía a los hermanos y hermanas de Hawai. De un supermercado vacío y destartalado surgió una atractiva sucursal. ¡Casi un milagro!
A pesar de la tremenda actividad que exigía la construcción de la nueva sucursal, se alcanzaron cinco nuevos máximos de publicadores en 1986, y, al finalizar el año de servicio, se formaron dos nuevas congregaciones. En 1987 hubo tres máximos de publicadores, y se establecieron otras tres congregaciones. En agosto de 1987, un mes después de la conclusión de las obras, la sucursal comenzó a funcionar desde su nueva ubicación.
Una conmovedora dedicación pese a la lluvia
La lluvia que cayó en la madrugada del 3 de abril de 1988 en Honolulú, no ahogó los ánimos de los 5.870 que se reunieron en el Neal Blaisdell Center para escuchar el programa de dedicación de la nueva sucursal. Otros 2.838 hermanos, reunidos en Maui, Kauai y la Isla Grande de Hawai, escucharon por hilo telefónico el mismo programa de un día de duración. El coordinador del Comité de Sucursal presentó un repaso de la historia y el progreso de la obra del Reino en Hawai. En las primeras filas del auditorio se sentaron los publicadores que llevaban más de treinta y ocho años activos en las islas, quienes se mostraron totalmente de acuerdo con el orador cuando dijo que Jehová había bendecido muchísimo a Su pueblo en Hawai.
Una proyección de diapositivas de media hora de duración que se presentó en ambos lugares a la vez, mostró de manera gráfica la transformación del anterior supermercado en una hermosa sucursal. A continuación, los cuatro miembros del Cuerpo Gobernante presentes en el programa dirigieron la palabra a la numerosa audiencia. Daniel Sydlik pronunció un vigoroso discurso sobre la justicia inmutable de Jehová, tan constante como las montañas. (Sal. 36:6.) “Contad vuestras bendiciones” fue el tema del discurso que presentó el hermano Lyman Swingle, basado en el Salmo 144:15b. Lloyd Barry mostró el paralelo que existe entre el regocijo que caracterizaba la celebración de la fiesta de las cabañas y nuestro tiempo, cuando los adoradores verdaderos celebran de manera similar el gran recogimiento que Jehová realiza. (Lev. 23:40.) En su discurso de dedicación, Milton Henschel dijo en parte: “Nuestro Dios es un Dios de propósito, y manifiesta Su supremacía en todas las cosas. La dedicación de estas nuevas instalaciones forma parte del propósito de Jehová, y queremos estar a la expectativa en cuanto a cómo se usará este nuevo edificio para cumplir con Su voluntad”.
A medida que este día tan especial de adoración se acercaba a su fin, y la muchedumbre de concurrentes se unía en el cántico y la oración de conclusión, sus sentimientos eran semejantes a los de los israelitas tras la dedicación del templo de Salomón. Regresaron a sus hogares “regocijándose y sintiéndose alegres de corazón por todo el bien que Jehová había ejecutado”. (1 Rey. 8:66.) Fue un gran acontecimiento espiritual, un auténtico hito en los setenta años de historia del pueblo de Jehová en Hawai.
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[Fotografías en la página 108]
Antiguo supermercado convertido en sucursal, almacén, hogar Betel y dos Salones del Reino. Se dedicó el 3 de abril de 1988
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