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HawaiAnuario de los testigos de Jehová 1991
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Se siembran las primeras semillas
En 1915, un peregrino (como se llamaba entonces a los ministros viajantes) llamado Walter Bundy pidió a Ellis Wilburn Fox que les acompañase a él y a su esposa en un viaje a Honolulú, y se ofreció además a pagarle el billete. El hermano Fox decidió aceptar la invitación, para lo que tuvo que dejar su empleo de encargado de proyección en un cine de Vancouver (Canadá). De modo que el hermano Bundy, su esposa y el hermano Fox, hicieron la travesía en barco desde Vancouver hasta Honolulú con el propósito de sembrar las primeras semillas de la verdad entre el amigable pueblo hawaiano. Su equipaje incluía una pequeña prensa manual para imprimir las invitaciones a los discursos públicos que los dos hermanos planeaban dar. El hermano Fox tenía intención de quedarse en Honolulú solo unas semanas y entonces regresar a su trabajo bien pagado en Vancouver. Poco se imaginaba, sin embargo, que aquellas pocas semanas se convertirían en siete años.
El primer domingo de febrero de 1915, una habitación de un hotel situado en la esquina de las calles Fort y Beretania de Honolulú fue el escenario de la primera reunión de los Estudiantes de la Biblia (como se llamaba entonces a los testigos de Jehová). Asistieron cinco personas: el matrimonio Bundy, Ellis Fox y un hombre interesado y su esposa.
Ya en el barco, uno o dos días antes de su llegada a Honolulú, los tres habían acordado que el primero en conseguir un empleo mantendría a los otros dos. El hermano Bundy, pianista profesional, encontró trabajo inmediatamente en una tienda de instrumentos musicales.
Con relación a aquellos inicios, Ellis recordaba: “Preparábamos una conferencia pública para cada domingo. Walter confeccionaba el anuncio para el siguiente domingo y yo me encargaba cada semana de componerlo, imprimir las invitaciones e intentar repartir tantas como pudiera por la ciudad de Honolulú. Parecía que a aquel hermano nunca se le acababan los discursos públicos”.
Walter se dio cuenta de los reparos que sentía Ellis para hablar en público, por lo que solía llevarlo a un parque, y allí se esforzaban por mejorar su gramática y oratoria. Como dijo Ellis tiempo después: “Intentaba con mucha paciencia que se me pegase algo de él”.
Los comienzos del primer grupo
Aquella preparación iba a serle muy necesaria y valiosa, pues, a finales de 1915, el hermano Russell pidió a Walter Bundy que se hiciera cargo de otra asignación en Estados Unidos. Ellis Fox se quedó en Honolulú como único anciano del pequeño grupo de recién interesados. Fue entonces cuando comprendió que pasaría bastante tiempo antes de que pudiese retornar a su trabajo bien pagado en Canadá. Pero era un hermano celoso por la verdad y tenía la actitud correcta hacia quedarse en Honolulú y anteponer los intereses del Reino a los materiales.
Durante aquella primera etapa de la obra, Ellis también demostró humildad y modestia al atender sus responsabilidades. El estudio de la publicación El Tabernáculo o Sombras de los Sacrificios Mejores era complicado. Puesto que reconocía su falta de experiencia, él dejaba a la vista de todos lápiz y papel y anunciaba que, si había alguna pregunta que el grupo no pudiera contestar, se tomaría nota de ella para que durante la semana intentaran buscar la respuesta entre todos. No obstante, como era de esperar, solían dejar que el hermano Fox cargara con el peso de la investigación, por lo que este tenía que estudiar con diligencia para hallar las respuestas correctas.
Un taxista predicador
Una tiza y un taxi pueden parecer una combinación bastante extraña de instrumentos con los que esparcir el mensaje del Reino, pero no lo era para Ellis Fox. Mientras trabajaba de taxista, el hermano Fox testificaba a los demás conductores. Valiéndose de la tiza para escribir en el pavimento, ilustraba las promesas de Jehová y explicaba la cronología bíblica, como, por ejemplo, la duración de los Tiempos de los Gentiles. De este modo se suscitaban muchas preguntas que derivaban en animadas conversaciones.
Uno de aquellos taxistas, James Harrub, aceptó entusiasmado las verdades bíblicas y pidió más información. Devoró el libro La nueva creación y otros del juego de Estudios de las Escrituras, y quedó plenamente convencido de que el mensaje que contenían era la verdad de la Palabra inspirada de Dios.
Para 1918, Ellis conducía un estudio bíblico regular con James y su esposa, Dora, miembro de la Iglesia episcopaliana. Lo que despertó el interés de Dora fue un recorte de periódico que Ellis le había dado a su marido. Contenía un debate entre cierto “reverendo” llamado Troy y el segundo presidente de la Sociedad Watch Tower, Joseph F. Rutherford, durante el cual el hermano Rutherford demostró que las doctrinas de la Trinidad, el infierno y la inmortalidad del alma carecían de apoyo bíblico. Motivada por aquel artículo, Dora dio comienzo a más de cincuenta años de estudio concienzudo y aplicación de los principios bíblicos.
Se bautizan los primeros discípulos
Cuando James Harrub expresó su deseo de bautizarse, el hermano Fox consiguió la autorización para utilizar una vieja iglesia que ya no se usaba, cuyo baptisterio se hallaba situado bajo una trampilla. Sin embargo, la pila, hecha de metal, perdía agua por todas partes. Tras intentar tapar los agujeros con un soldador, los hermanos vieron que la única manera de que el depósito pudiera contener la cantidad de agua necesaria era abriendo el grifo al máximo. El hermano Fox relató: “Ya había concluido el discurso de bautismo y estaba de pie en el agua esperando a que James saliera del vestuario, cuando ocurrió algo que me sorprendió. Dora Harrub, aquella mujer atractiva y menuda de expresiva mirada, se agachó y me susurró al oído para que nadie más pudiera oírla: ‘Ellis, ¿puedo bautizarme yo también?’. ‘¡Claro que sí! —le contesté—. Ahí tienes el vestuario.’ ¡Qué experiencia tan emocionante fue aquella tanto para su marido como para mí!”. De este modo, un 19 de noviembre de 1919, se bautizaron los dos primeros discípulos cristianos de Hawai.
El grupo de Estudiantes de la Biblia trasladó su lugar de reunión del Hotel Leonard, donde vivía Ellis, al hogar del matrimonio Harrub, en la calle Spreckles de Honolulú. Nueve personas asistían con regularidad a la sesión de “oración, alabanza y testimonio” de los miércoles y al estudio de La Torre del Vigía los domingos.
Un francmasón llega a ser Testigo
Durante la I Guerra Mundial, el hermano Fox trabajaba administrando un comercio. Cierto domingo por la mañana, mientras se encontraba en su casa en Honolulú, recibió la visita de David Solomon. El señor Solomon, que dirigía un taller mecánico en un puesto militar, necesitaba algunos materiales y quería saber si Ellis estaría dispuesto a abrir el almacén y atender su pedido, a lo que Ellis accedió.
El hermano Fox explicó: “Mientras me llevaba en coche al almacén, comentó que yo debía ser masón para ser tan servicial. Le expliqué que era ministro de los Estudiantes de la Biblia, y entonces me preguntó: ‘¿Da usted conferencias alguna vez fuera de su iglesia?’. ‘Si se me invita, sí’, contesté. Entonces me informó que era maestro de la logia masónica de Fort Schofield y me invitó a discursar allí. Como es lógico, no me atreví a decirle que jamás había pronunciado un discurso público. Utilicé una tabla parecida a la que aparece al comienzo del primer tomo de Estudios de las Escrituras. La preparación y presentación de aquella primera conferencia pública me dio la oportunidad de poner en práctica algunas de las cosas que aprendí del hermano Bundy”.
Desde entonces en adelante, David Solomon comenzó a reunirse con regularidad con el grupito de Estudiantes de la Biblia. A pesar de que tuvo que afrontar fuerte oposición, con el tiempo renunció a la orden masónica y fue bautizado por el hermano Fox.
Permutan puestos en la escuela dominical
El hermano Fox, hombre innovador y de gran iniciativa, siempre buscaba nuevas oportunidades de esparcir la verdad. Por ejemplo, solía entrar en las iglesias y escuelas dominicales, lo cual requería bastante denuedo de su parte, para, durante los servicios, plantear preguntas doctrinales. Así creaba allí, en la misma iglesia, la oportunidad de testificar a los feligreses.
Cierto domingo entró en una iglesia donde, debido a la ausencia del ministro, un señor apellidado Elder estaba dando una clase sobre el capítulo 24 de Mateo. Entonces el hermano Fox hizo algunas preguntas y dio algunos comentarios sobre el capítulo que se consideraba. El señor Elder quedó tan impresionado que pidió al hermano Fox, en presencia de todos, que le cambiara el puesto. De este modo, aquella escuela dominical pudo disfrutar de excelentes consideraciones bíblicas hasta el regreso del ministro, quien, por razones obvias, terminó abruptamente con ese sistema. Por su parte, el señor Elder dejó la iglesia y cedió su tienda en el centro de la ciudad para que el grupito de Estudiantes de la Biblia pudiera celebrar un estudio bíblico una noche por semana.
En 1922, al hermano Fox se le hizo necesario dejar Hawai y trasladarse a California. Tras encomendar la obra a James Harrub y al resto, dejó las islas en la confianza de que la obra se había asentado sobre cimientos pequeños pero sólidos.
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HawaiAnuario de los testigos de Jehová 1991
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[Fotografía en la página 72]
Ellis Fox y el matrimonio Bundy dieron comienzo a la obra de predicar en 1915
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