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    La adoración pura de Jehová: ¡por fin restaurada!
    • Un vehículo incomparable

      8. ¿Qué vio Ezequiel en una visión, y qué representa?

      8 ¿Qué es lo que vio Ezequiel? Algo que parecía un vehículo enorme e impresionante, algo así como un carruaje. Tenía cuatro ruedas gigantes acompañadas de cuatro seres espirituales fuera de lo común; más tarde se aclara que esos seres son querubines (Ezeq. 10:1). Por encima de ellos se extiende una inmensa plataforma o superficie como de hielo, sobre la cual está el glorioso trono de Dios, ¡y el mismísimo Jehová está sentado allí! ¿Qué representa ese vehículo? El vehículo o carro de la visión de Ezequiel solo podría representar una cosa: la parte celestial de la gloriosa organización universal de Jehová. ¿Por qué decimos eso? Veamos tres factores que nos llevan a pensar así.

      9. ¿Por qué encaja la descripción del vehículo con la posición de Jehová en relación con sus criaturas celestiales?

      9 La posición de Jehová con relación a sus criaturas celestiales. Note que en esta visión, el trono de Jehová está por encima de los querubines. Otros versículos de la Biblia también representan a Jehová sentado en un trono sobre sus querubines o entre ellos (lea 2 Reyes 19:15; Éx. 25:22; Sal. 80:1). Es obvio que Jehová no está literalmente sentado encima de los querubines —como si estas poderosas criaturas tuvieran que transportarlo— ni necesita un carro para desplazarse. Más bien, esto significa que los querubines apoyan su soberanía y que él puede enviarlos a cualquier rincón del universo para que hagan realidad su voluntad. Al igual que todos los santos ángeles de Dios, los querubines son sus siervos o ministros y llevan a cabo las decisiones de Jehová (Sal. 104:4). Es como si Jehová fuera montado sobre todos ellos y los dirigiera como el gobernante y soberano que es. Y, en conjunto, forman un solo vehículo de enormes dimensiones.

      10. ¿Por qué podemos decir que el carro celestial no está formado por tan solo cuatro querubines?

      10 El vehículo no solo representa a los querubines. Ezequiel vio cuatro querubines. El número cuatro en la Biblia suele transmitir la idea de universalidad, de algo simétrico y completo. El hecho de que aparezcan cuatro querubines indica que en esta visión ellos representan a todos los hijos espirituales de Dios. Además, fíjese en que las ruedas y hasta los querubines están llenos de ojos, lo cual da a entender que todos los seres espirituales —y no solo esos cuatro querubines— están atentos a todo lo que sucede. Y lo que Ezequiel dice acerca del vehículo da a entender que es tan grande que hasta los imponentes querubines parecen pequeños (Ezeq. 1:18, 22; 10:12). Del mismo modo, la parte celestial de la organización de Jehová es inmensa, no se limita a cuatro querubines.

      El carro celestial de Jehová que Ezequiel vio en una visión.

      Ezequiel quedó impactado con la visión del carro celestial de Jehová. (Vea los párrafos 8 a 10).

      11. ¿Qué visión parecida tuvo Daniel? ¿Y a qué lógica conclusión podemos llegar?

      11 Daniel tuvo una visión de los cielos muy parecida. El profeta Daniel vivió en la ciudad de Babilonia todos los años que duró el exilio y él también recibió una visión de los cielos. Curiosamente, el trono de Jehová en la visión de Daniel también tenía ruedas. Esta visión se centró en la innumerable familia espiritual que Jehová tiene en los cielos. Y es que el profeta vio una asombrosa cantidad de hijos espirituales de Dios de pie ante Jehová. Escribió: “Había mil millares [...] y diez mil veces diez mil”. Y, como parte del Tribunal celestial, cada uno de ellos tomó asiento en su lugar asignado (Dan. 7:9, 10, 13-18). ¿Verdad que es lógico pensar que el carro de la visión de Ezequiel representa al mismo conjunto de gloriosos seres espirituales?

      12. ¿Por qué nos sirve de protección estudiar pasajes como el de la visión del carro celestial?

      12 Jehová sabe que algo que nos protege a los seres humanos es enfocar nuestra mente en realidades espirituales, “las cosas que no se ven”, como las llamó el apóstol Pablo. ¿Por qué? Porque, como somos criaturas de carne y hueso, tendemos a pensar demasiado en “las cosas que se ven”, es decir, nuestras necesidades físicas e inquietudes diarias, que son temporales (lea 2 Corintios 4:18). Satanás se aprovecha de esa tendencia y nos presiona para que seamos personas carnales, que solo piensan en satisfacer sus deseos. Pero Jehová nos quiere, y nos ayuda a resistir esa presión. Con relatos como este de la profecía de Ezequiel, nos recuerda la impresionante grandeza de su familia celestial. ¡Qué imágenes tan impactantes!

      “¡Ruedas!”

      13, 14. a) ¿Cómo describió Ezequiel las ruedas de su visión? b) ¿Por qué es lógico que el trono de Jehová tenga ruedas?

      13 Ezequiel primero se centró en los cuatro querubines. Ya veremos en el capítulo 4 de este libro lo que estos seres y su aspecto tan especial nos enseñan sobre Jehová. Ahora bien, Ezequiel también vio las cuatro ruedas —justo al lado de los querubines—, que al parecer se ubicaban en cuatro puntos y formaban un cuadrado enorme (lea Ezequiel 1:16-18). Las ruedas brillaban como si fueran de crisólito, una piedra preciosa de color verde amarillento que puede ser transparente o translúcida.

      14 La visión de Ezequiel pone de relieve las ruedas del carro. Imagínese: ¡un trono con ruedas! ¡Qué extraña combinación! Y es que los tronos de los reyes se suelen quedar en un mismo sitio. Claro, los reyes humanos no pueden ejercer su autoridad fuera de los límites de su territorio. Pero la soberanía de Jehová es totalmente distinta a la de cualquier gobierno humano. Ezequiel comprenderá muy pronto que el poder y la soberanía de Jehová no tienen límites (Neh. 9:6). ¡Este soberano puede ejercer su autoridad literalmente en cualquier lugar!

      15. ¿Qué más dijo Ezequiel acerca de las ruedas?

      15 Ezequiel quedó impactado con el tamaño de las ruedas. Escribió: “Sus llantas tenían una altura que impresionaba”. Imaginemos a Ezequiel echando la cabeza hacia atrás para poder ver en el cielo las enormes y relucientes llantas o aros. Y fíjese en este curioso detalle sobre las ruedas: “Las llantas de las cuatro estaban llenas de ojos todo alrededor”. No obstante, lo más sorprendente de todo quizá sea la estructura de estas ruedas: “Su aspecto y su estructura eran como si hubiera una rueda dentro de otra rueda”. ¿Qué representaba esto?

      16, 17. a) ¿Qué representa que cada rueda del carro vaya dentro de otra rueda? b) ¿Qué nos enseñan las ruedas del vehículo de Jehová acerca de la capacidad que tienen para maniobrar?

      16 Todo parece indicar que cada rueda de la visión se componía, en realidad, de dos ruedas que formaban ángulos rectos al cruzarse por la parte central. Esto explicaría por qué funcionaban como dijo Ezequiel: “Cuando se movían, podían ir en cualquiera de las cuatro direcciones sin girar al avanzar”. ¿Qué nos enseña esto sobre el vehículo celestial que vio Ezequiel?

      17 Con dimensiones tan descomunales, las ruedas recorrerían una gran distancia en una sola vuelta. Y es que la visión muestra que el vehículo se desplazaba a la velocidad del relámpago (Ezeq. 1:14). Además, estas sorprendentes ruedas que avanzan en todas direcciones revelan una capacidad extraordinaria para maniobrar, un sueño inalcanzable para cualquier ingeniero. Este vehículo cambia de dirección sin necesidad de frenar; es más, ¡ni siquiera tiene que girar! Eso sí: no se mueve a ciegas. Las llantas repletas de ojos transmiten la idea de que a este vehículo no se le escapa nada, puede mirar a todos lados.

      Las cuatro ruedas gigantes del carro celestial de Jehová.

      Las ruedas eran gigantescas y se movían a una velocidad increíble. (Vea el párrafo 17).

      18. ¿Qué nos indican las sorprendentes dimensiones de las ruedas y la gran cantidad de ojos?

      18 ¿Qué quería Jehová que entendieran Ezequiel y todo su pueblo fiel sobre la parte celestial de su organización? Repasemos lo que ya hemos aprendido sobre ella. Es impresionante y gloriosa, como lo indican las dimensiones y el brillante material de las ruedas. Está al tanto de todo, como lo indica la gran cantidad de ojos que tienen las ruedas. De hecho, los ojos de Jehová lo ven todo (Prov. 15:3; Jer. 23:24). Además, Jehová cuenta con millones y millones de ángeles, quienes, bajo sus órdenes, pueden ir a cualquier rincón del universo, fijarse muy bien en lo que sucede y volver para informar a su Soberano (lea Hebreos 1:13, 14).

      Una rueda dentro de otra rueda con ojos por dentro y por fuera, tal como se describe en la visión de Ezequiel.

      El diseño de las ruedas hace pensar en una perfecta capacidad para maniobrar. (Vea los párrafos 17 y 19).

      19. Pensando en la velocidad del carro y en su capacidad para maniobrar, ¿qué aprendemos sobre Jehová y la parte celestial de su organización?

      19 También aprendimos que este es el carro más rápido y maniobrable que existe. ¡Y qué gran diferencia hay entre la parte celestial de la organización de Jehová y los gobiernos, instituciones y organizaciones de este mundo! Las entidades humanas suelen ir a ciegas. Además, incapaces de adaptarse a los cambios de circunstancias, acaban desapareciendo de golpe y porrazo, o se van quedando desfasadas. En contraste con ellas, el carro de Jehová refleja a la perfección lo razonable y flexible que es el Dios que lo controla. Su mismo nombre lo confirma: él puede convertirse en lo que sea necesario a fin de cumplir su propósito (Éx. 3:13, 14). Por ejemplo, puede convertirse rápidamente en un poderoso guerrero que pelea a favor de su pueblo, pero en un instante puede volverse un Dios misericordioso que perdona los pecados y que cuida y reaviva hasta al más destrozado de los pecadores arrepentidos (Sal. 30:5; Is. 66:13).

      20. ¿Por qué se espera que el carro de Jehová nos llene de admiración y respeto?

      20 Llegados a este punto de la visión de Ezequiel, cada uno hace bien en preguntarse: “Y a mí, ¿me llena de admiración y respeto el carro de Jehová?”. Recordemos que el carro representa una realidad vigente. Que nunca se nos pase por la cabeza que Jehová, su Hijo y los ángeles cierran los ojos ante cierta situación que nos roba el ánimo. Tampoco nos preocupemos pensando que nuestro Dios tardará en darnos lo que necesitamos o que su organización no podrá adaptarse a cualquier cosa que pueda surgir en este mundo tan inestable. Haremos bien en recordar que la organización de Jehová está activa, que siempre está en marcha. De hecho, Ezequiel oyó una voz que gritó “¡Ruedas!”, que al parecer es una orden dirigida a las ruedas para que entren en movimiento (Ezeq. 10:13). ¿No es asombroso ver cómo Jehová mueve su organización? Claro está, lo más impresionante de todo es el propio Jehová.

      El que está al mando

      21, 22. Explique qué hace posible que el carro funcione.

      21 A continuación, Ezequiel se centró en lo que estaba por encima de aquellas ruedas, y entonces vio “una especie de plataforma que brillaba como el hielo y era impresionante” (Ezeq. 1:22). Muy por encima de los querubines, se extendía la plataforma translúcida que brillaba con todo su esplendor. Puede que a los lectores que entienden de mecánica les surjan ahora muchas preguntas. Por ejemplo, ¿cómo se sostiene la plataforma que está sobre las ruedas? ¿Y cómo funcionan las ruedas, si no tienen ejes que las unan? No olvidemos que este vehículo no se rige por leyes físicas, pues es simbólico; es una representación de algo que existe en la región espiritual. Fijémonos también en esta importante afirmación: “El espíritu que actuaba en los seres vivientes también estaba en las ruedas” (Ezeq. 1:20, 21). ¿A qué espíritu se refieren estas palabras?

      22 Sin lugar a dudas, se trata del espíritu santo de Jehová, la fuerza más poderosa del universo. Esta fuerza activa es la fuente de energía del vehículo, es la que mantiene unidas sus partes y dirige sus movimientos perfectamente sincronizados. Y ahora Ezequiel se fija en el que está al mando. Prestemos atención a lo que ve.

  • “Empecé a tener visiones de Dios”
    La adoración pura de Jehová: ¡por fin restaurada!
    • 26. ¿Por qué debió haber fortalecido a Ezequiel esta visión?

      26 Si Ezequiel estaba inquieto y preocupado por la situación que sufría el pueblo de Dios en Babilonia, aquella visión debió fortalecerlo mucho. Sin importar que el pueblo fiel de Dios estuviera en Jerusalén o en Babilonia, nunca estaría fuera del alcance del deslumbrante carro de Jehová. Ninguna fuerza diabólica puede oponer resistencia al Dios que está al mando de una gloriosa organización celestial como esta (lea Salmo 118:6). Además, Ezequiel vio que el vehículo celestial no estaba lejos de los seres humanos. ¡Sus ruedas hasta tocaban el suelo! (Ezeq. 1:19). De modo que Jehová seguía muy pendiente del pueblo suyo que estaba desterrado. Siempre estarían al alcance del cuidado tierno y protector de su Padre.

      El carro y cada uno de nosotros

      27. ¿Cómo nos ayuda la visión de Ezequiel en estos días?

      27 ¿Tiene algo que ver con nosotros la visión de Ezequiel? ¡Por supuesto que sí! No olvidemos que Satanás está preparando ataques cada vez más intensos contra la adoración pura de Jehová. Le encantaría convencernos de que estamos solos, aislados, fuera del alcance de nuestro Padre celestial y su organización. ¡Nunca permitamos que esas mentiras echen raíces en nuestra mente o en nuestro corazón! (Sal. 139:7-12). Igual que Ezequiel, tenemos razones de sobra para llenarnos de admiración y respeto. Quizá no caigamos rostro a tierra como él. Pero seguro que la parte celestial de la organización universal de Jehová nos deja muy impresionados. Vemos su grandeza, poder y velocidad, así como su capacidad para maniobrar y adaptarse a las circunstancias.

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