BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • El hombre más grande de todos los tiempos
    La Atalaya 1992 | 15 de febrero
    • El hombre más grande de todos los tiempos

      “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo.” (Mateo 16:16.)

      1, 2. a) ¿Cómo pudiera determinarse la grandeza de un hombre? b) ¿A qué personajes históricos se dio el título de Grande o Magno, y por qué?

      ¿QUIÉN cree usted que es el hombre más grande de todos los tiempos? ¿Cómo mide usted la grandeza de un hombre? ¿Por su genio como militar?, ¿por la superioridad de su capacidad mental?, ¿por su fortaleza física?

      2 A varios gobernantes se les ha llamado Grande o Magno, como a Ciro el Grande, Alejandro Magno y Carlomagno, a quien se llamó “el Grande” aun mientras vivía. Por su imponente presencia, hombres como estos influyeron profundamente en los que fueron sus súbditos.

      3. a) ¿Cómo se mediría la grandeza de un hombre? b) Si se midiera así, ¿quién sería el hombre más grande de todos los tiempos?

      3 Es interesante el hecho de que el historiador H. G. Wells describió cómo mediría él la grandeza de un hombre. Más de 50 años atrás escribió: “Para el historiador, en esto consiste la prueba de la grandeza de alguien: ‘¿Qué dejó plantado para que se desarrollara? ¿Puso a los hombres a pensar en nuevas direcciones con un vigor que persistiera después?’”. Wells llegó a esta conclusión: “Si se aplica esta prueba, Jesús está en primer lugar”. Hasta Napoleón Bonaparte señaló: “Jesucristo ha ejercido influencia y mando sobre Sus súbditos sin Su presencia corporal visible”.

      4. a) ¿Qué puntos de vista opuestos hay con relación a Jesús? b) ¿Qué lugar en la historia da a Jesús un historiador no cristiano?

      4 Sin embargo, algunos han presentado la objeción de que Jesús no es una persona histórica, sino un mito. Muchos, al otro extremo, han idolatrado a Jesús como si fuera Dios, y han dicho que Dios vino a la Tierra. No obstante, Wells, fundando sus conclusiones solo en la prueba histórica de la existencia de Jesús como hombre, escribió: “Es interesante y significativo el que un historiador, sin prejuicio teológico alguno, descubra que no puede describir el progreso de la humanidad honradamente sin dar un lugar de prominencia a un maestro pobre de Nazaret. [...] Un historiador como yo, que ni siquiera se llama cristiano, descubre que el cuadro va girando irresistiblemente en torno a la vida y al carácter de este hombre tan significativo”.

      ¿Existió realmente Jesús?

      5, 6. ¿Qué dicen los historiadores H. G. Wells y Will Durant respecto a la historicidad de Jesús?

      5 Pero ¿qué hay si alguien le dijera que en realidad Jesús nunca existió, que, de hecho, fue un mito, una invención de hombres del primer siglo? ¿Qué respuesta daría usted a eso? Aunque Wells reconoce que “no sabemos todo lo que quisiéramos saber acerca de [Jesús]”, señala lo siguiente: “Los cuatro Evangelios [...] concuerdan en darnos un cuadro de una muy claramente definida personalidad; comunican la convicción de algo real. El suponer que él nunca vivió, que los relatos de su vida son invención, es más difícil y plantea muchos más problemas para el historiador que el aceptar como hecho los elementos esenciales de los relatos evangélicos”.

      6 El respetado historiador Will Durant presentó un argumento similar cuando explicó: “El que unos pocos hombres sencillos [que se llamaron cristianos] hubiesen podido, en una generación, haber inventado una personalidad tan poderosa y atractiva, una ética tan elevada y una concepción tan confortadora de la hermandad humana, sería un milagro mucho más increíble que cualquiera de los consignados en los Evangelios”.

      7, 8. Describa el gran efecto que tuvo Jesús en la historia humana.

      7 Por eso, usted pudiera razonar de este modo con el escéptico: ¿Pudiera un personaje mítico —una persona que en realidad nunca hubiera existido— haber afectado tan notablemente la historia humana? La obra de consulta The Historians’ History of the World (La historia universal vista por historiadores) declaró: “El resultado histórico de las actividades [de Jesús] sobrepasó en importancia, hasta desde un punto de vista estrictamente seglar, los hechos de todo otro personaje histórico. Desde su nacimiento data una nueva era reconocida por las principales civilizaciones del mundo”. Considere eso. Hasta algunos calendarios de hoy día se basan en el año en que supuestamente nació Jesús. The World Book Encyclopedia explica: “Las fechas que antecedieron a ese año se designan a.C., o antes de Cristo. Las fechas posteriores a ese año se designan A.D., o anno Domini (en el año de nuestro Señor)”.

      8 Por sus dinámicas enseñanzas y por la manera como vivió la vida en armonía con ellas, Jesús ha afectado vigorosamente la vida de incontables multitudes de personas por casi 2.000 años. Como bien lo expresó cierto escritor: “El conjunto de cuanto ejército haya marchado y cuanta armada haya sido construida y cuanto parlamento haya funcionado y cuanto rey haya gobernado no ha tenido en la vida del hombre sobre esta Tierra un efecto que iguale al de él”. Con todo, los críticos dicen: ‘Todo lo que en verdad sabemos de Jesús está en la Biblia. No hay otros registros contemporáneos sobre él’. Sin embargo, ¿es cierto eso?

      9, 10. a) ¿Qué dijeron acerca de Jesús historiadores y escritores seglares de la antigüedad? b) Sobre la base del testimonio de historiadores antiguos, ¿a qué conclusión llegó una respetada enciclopedia?

      9 Aunque son pocas las referencias a Jesucristo por historiadores seglares de la antigüedad, esas referencias existen. Cornelio Tácito, respetado historiador romano del primer siglo, escribió que el emperador romano Nerón ‘presentó como culpables de la quema de Roma a los cristianos’, y entonces Tácito explicó: “El autor de este nombre [cristianos] fue Cristo, el cual, imperando Tiberio, había sido justiciado por orden de Poncio Pilato, procurador de la Judea”. Suetonio y Plinio el Joven, otros escritores romanos de aquel tiempo, también mencionaron a Cristo. Además, Flavio Josefo, historiador judío del primer siglo, escribió en su obra Antigüedades de los judíos acerca de la muerte del discípulo cristiano Santiago (Jacobo). En una explicación Josefo dice que Jacobo era “hermano de Jesús que se llamó Cristo”.

      10 Por eso The New Encyclopædia Britannica llega a esta conclusión: “Estos relatos independientes prueban que en la antigüedad ni siquiera los opositores del cristianismo dudaron alguna vez de la historicidad de Jesús, que fue disputada por primera vez y sin base adecuada a fines del siglo XVIII, durante el XIX y a principios del XX”.

      ¿Quién era, realmente, Jesús?

      11. a) ¿Cuál es, esencialmente, la única fuente de información histórica sobre Jesús? b) ¿Qué pregunta se hicieron los propios seguidores de Jesús en cuanto a Su identidad?

      11 Sin embargo, esencialmente todo lo que en la actualidad se conoce acerca de Jesús fue escrito por sus seguidores del primer siglo. Sus informes se han conservado en los Evangelios... los libros bíblicos escritos por dos de sus apóstoles: Mateo y Juan, y dos de sus discípulos: Marcos y Lucas. ¿Qué revelan los relatos de estos hombres en cuanto a la identidad de Jesús? ¿Quién era él, realmente? Los que se asociaron con Jesús en el primer siglo se hicieron esa pregunta. Cuando vieron que con una reprensión Jesús calmó un mar azotado por el viento, se preguntaron con asombro: “¿Quién, realmente, es este[?]”. En una ocasión posterior Jesús preguntó a sus apóstoles: “Ustedes, ¿quién dicen que soy?”. (Marcos 4:41; Mateo 16:15.)

      12. ¿Cómo sabemos que Jesús no es Dios?

      12 Si a usted se le hiciera esa pregunta, ¿qué contestaría? ¿Quién era, realmente, Jesús? Por supuesto, en la cristiandad muchos dirían que era el Dios Todopoderoso en forma humana, Dios encarnado. Sin embargo, los que se asociaron personalmente con Jesús nunca creyeron que él fuera Dios. El apóstol Pedro lo llamó “el Cristo, el Hijo del Dios vivo”. (Mateo 16:16.) Y, sin importar cuánto busque uno, nunca leerá que Jesús afirmó que fuera Dios. Más bien, dijo a los judíos que era “Hijo de Dios”, no Dios. (Juan 10:36.)

      13. ¿En qué sentido difería Jesús de los demás hombres?

      13 Cuando Jesús anduvo sobre un mar tormentoso, de nuevo los discípulos quedaron impresionados por el hecho de que no era un hombre como cualquier otro hombre. (Juan 6:18-21.) Era una persona muy especial. Esto se debía a que él había vivido anteriormente como espíritu con Dios en los cielos, sí, como un ángel, al que se llama en la Biblia el arcángel. (1 Tesalonicenses 4:16; Judas 9.) Dios lo había creado antes de crear todas las demás cosas. (Colosenses 1:15.) Así, por edades incontables, antes de que siquiera se creara el universo físico, Jesús disfrutó de compañerismo íntimo en el cielo con su Padre, Jehová Dios, el Magnífico Creador. (Proverbios 8:22, 27-31; Eclesiastés 12:1.)

      14. ¿Cómo llegó a tener existencia humana Jesús?

      14 Entonces, casi 2.000 años atrás, Dios transfirió la vida de su Hijo a la matriz de una mujer. De ese modo Jesús llegó a ser un hijo humano de Dios, nacido de una mujer del modo normal. (Gálatas 4:4.) Mientras Jesús se desarrollaba en la matriz de su madre, María, y después cuando se criaba como niño, dependió de las personas a quienes Dios había seleccionado para que fueran sus padres terrestres. Con el tiempo Jesús llegó a ser hombre, y parece que entonces se le concedió recordar toda su asociación anterior con Dios en el cielo. Esto sucedió ‘cuando los cielos le fueron abiertos’ durante su bautismo. (Mateo 3:16; Juan 8:23; 17:5.)

      15. ¿Cómo sabemos que Jesús fue enteramente humano cuando vivió en la Tierra?

      15 En verdad Jesús era una persona singular. Con todo, era un hombre, el igual de Adán, a quien Dios originalmente creó y colocó en el jardín de Edén. El apóstol Pablo explicó: “‘El primer hombre, Adán, llegó a ser alma viviente’. El último Adán llegó a ser un espíritu dador de vida”. Se llama a Jesús “el último Adán” porque, como el Adán original, Jesús fue un ser humano perfecto. Pero después que Jesús murió fue resucitado, y volvió como espíritu a su Padre en el cielo. (1 Corintios 15:45.)

      La mejor manera de aprender acerca de Dios

      16. a) ¿Qué hacía de la asociación con Jesús un gran privilegio? b) ¿Por qué podía decirse que ver a Jesús era lo mismo que ver a Dios?

      16 ¡Piense por un momento ahora en el maravilloso privilegio que tuvieron algunos de asociarse personalmente con Jesús cuando estuvo en la Tierra! ¡Imagínese lo que sería escuchar y ver a Aquel que había pasado quizás miles de millones de años como compañero íntimo de Jehová Dios en el cielo, y hasta hablar y trabajar con él! Jesús, como hijo fiel, copiaba a su Padre celestial en todo lo que hacía. De hecho, Jesús imitaba tan perfectamente a su Padre que pudo decir a los apóstoles poco antes de su ejecución: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre también”. (Juan 14:9, 10.) Sí, en toda situación que afrontó aquí en la Tierra, Jesús hizo precisamente como habría hecho su Padre, el Dios Todopoderoso, si hubiera estado aquí. Por eso, cuando estudiamos la vida y el ministerio de Jesucristo, en realidad estamos aprendiendo precisamente qué clase de persona es Dios.

      17. ¿Qué excelente propósito cumplió la serie de artículos sobre “La vida y el ministerio de Jesús” que se publicó en La Atalaya?

      17 Por consiguiente, la serie de artículos sobre “La vida y el ministerio de Jesús” —que apareció en números sucesivos de La Atalaya desde abril de 1985 hasta junio de 1991— no solo suministró un cuadro excelente del hombre llamado Jesús, sino que también dio mucha información acerca de su Padre celestial, Jehová Dios. Después de los primeros dos artículos un ministro precursor escribió con aprecio a la Sociedad Watch Tower: “¡No hay mejor manera de acercarnos al Padre que llegando a conocer mejor al Hijo!”. ¡Cuán cierto es eso! La ternura con que el Padre se interesa en la gente, y lo generoso de su corazón, se magnifican en la vida del Hijo.

      18. ¿Quién es el Autor del mensaje del Reino, y cómo reconoció eso Jesús?

      18 Ciertamente es hermoso observar el amor de Jesús a su Padre, como se manifiesta por su completa sumisión a la voluntad de Dios. “No hago nada por mi propia iniciativa —dijo Jesús a los judíos que procuraban matarlo—; sino que hablo estas cosas así como el Padre me ha enseñado.” (Juan 8:28.) Como se ve, Jesús no era el autor del mensaje del Reino que predicaba. ¡Ese autor era Jehová Dios! Y en varias ocasiones Jesús lo atribuyó al Padre. “No he hablado de mi propio impulso —dijo—, sino que el Padre mismo, que me ha enviado, me ha dado mandamiento en cuanto a qué decir y qué hablar. [...] Por lo tanto, las cosas que hablo, así como el Padre me las ha dicho, así las hablo.” (Juan 12:49, 50.)

      19. a) ¿Cómo sabemos que Jesús enseñó tal como lo hace Jehová? b) ¿Por qué fue Jesús el hombre más grande de todos los tiempos?

      19 Sin embargo, Jesús no simplemente habló o enseñó lo que el Padre le dijo. Hizo mucho más. Lo habló o enseñó tal como el Padre lo habría hablado o enseñado. Además, en todas sus actividades y relaciones se comportó y obró precisamente como se habría comportado y habría obrado el Padre en las mismas circunstancias. “El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa —explicó Jesús—, sino únicamente lo que ve hacer al Padre. Porque cualesquiera cosas que Aquel hace, estas cosas también las hace el Hijo de igual manera.” (Juan 5:19.) Jesús reflejó a perfección en todo respecto a su Padre, Jehová Dios. ¡Por eso no es raro que Jesús fuera el hombre más grande de todos los tiempos! De seguro, pues, ¡es muy vital que consideremos cuidadosamente a este hombre tan importante!

      El amor de Dios visto en Jesús

      20. ¿Cómo podía saber el apóstol Juan que “Dios es amor”?

      20 ¿Qué aprendemos, especialmente, de un estudio profundo y cuidadoso de la vida y el ministerio de Jesús? Pues bien, el apóstol Juan reconoció que “a Dios ningún hombre lo ha visto”. (Juan 1:18.) Sin embargo, Juan escribió con absoluta confianza en 1 Juan 4:8: “Dios es amor”. Juan podía decir eso porque conocía el amor de Dios mediante lo que había visto en Jesús.

      21. ¿Qué rasgo de Jesús hizo de él el hombre más grande de todos los tiempos?

      21 Al igual que el Padre, Jesús era compasivo, bondadoso, humilde y abordable. Los débiles y oprimidos se sentían cómodos en su presencia, lo mismo que personas de toda clase: hombres, mujeres, niños, los ricos, los pobres, los poderosos, y pecadores notables también. Sí, fue especialmente el sobrepujante ejemplo de amor de Jesús, a imitación de su Padre, lo que lo hizo el hombre más grande de todos los tiempos. Según informes, hasta Napoleón Bonaparte dijo: “Alejandro, César, Carlomagno y yo fundamos imperios, pero ¿sobre qué cimentamos las creaciones de nuestro genio? Sobre la fuerza. Solo Jesucristo fundó su reino sobre el amor, y hoy día millones de hombres morirían por él”.

      22. ¿Qué tuvieron de revolucionarias las enseñanzas de Jesús?

      22 Las enseñanzas de Jesús fueron revolucionarias. “No resistan al que es inicuo —exhortó Jesús—; antes bien, al que te dé una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.” “Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen.” ‘Hagan a otros como quisieran que les hicieran a ustedes.’ (Mateo 5:39, 44; 7:12.) ¡Cuán diferente sería el mundo si toda persona obedeciera esas sublimes enseñanzas!

      23. ¿Qué hizo Jesús para conmover el corazón de la gente e impulsarla a hacer el bien?

      23 Las parábolas o ilustraciones de Jesús llegaban al corazón y movían a la gente a hacer el bien y evitar el mal. Usted quizás recuerde su bien conocida narración sobre un samaritano despreciado que, viendo a un hombre de otra raza herido, lo ayudó cuando hombres devotos de la misma raza de aquel hombre no quisieron hacerlo. O la narración de un padre compasivo y dispuesto a perdonar y su hijo pródigo. ¿Y qué podemos decir del relato sobre el rey que perdonó a un esclavo una deuda de 60.000.000 de denarios, pero el esclavo, en cambio, hizo que un esclavo compañero de él que no pudo pagar una deuda de solo 100 denarios fuera arrojado en prisión? Con ilustraciones sencillas, ¡Jesús hizo que los actos de egoísmo y codicia parecieran repugnantes y los actos de amor y misericordia muy atractivos! (Mateo 18:23-35; Lucas 10:30-37; 15:11-32.)

      24. ¿Por qué podemos decir que Jesús fue indudablemente el hombre más grande de todos los tiempos?

      24 Con todo, lo que en especial hizo que la gente se acercara a Jesús y la impulsó a hacer lo bueno fue que la propia vida de él estaba en perfecta armonía con lo que enseñaba. Él practicaba lo que predicaba. Soportó con paciencia las faltas y debilidades de otros. Cuando sus discípulos riñeron en cuanto a quién era el mayor, los corrigió con bondad en vez de reprenderlos con dureza. Atendió humildemente las necesidades de ellos, y hasta les lavó los pies. (Marcos 9:30-37; 10:35-45; Lucas 22:24-27; Juan 13:5.) Por último, sufrió voluntariamente una muerte dolorosa, no solo por ellos, ¡sino por toda la humanidad! No cabe duda de que Jesús fue el hombre más grande de todos los tiempos.

  • ¿Responderá usted al amor de Jesús?
    La Atalaya 1992 | 15 de febrero
    • ¿Responderá usted al amor de Jesús?

      “El amor que el Cristo tiene nos obliga.” (2 CORINTIOS 5:14.)

      1. ¿Cómo puede describirse el amor de Jesús?

      ¡CUÁN maravilloso, en verdad, es el amor de Jesús! Cuando consideramos el sufrimiento indescriptible que experimentó al suministrar el rescate, lo único por lo cual podemos obtener la vida eterna, ¡de seguro se nos conmueve el corazón de aprecio por él! Jehová Dios y Jesús mismo tomaron la iniciativa. Nos amaron primero, mientras todavía éramos pecadores. (Romanos 5:6-8; 1 Juan 4:9-11.) Sobre el conocer “el amor del Cristo”, el apóstol Pablo escribió que “sobrepuja al conocimiento”. (Efesios 3:19.) Ciertamente el amor de Jesús se eleva muy por encima del conocimiento intelectual académico. Sobrepasa todo lo demás que los humanos hayan visto o experimentado.

      2. ¿Qué cosas no pueden impedir que Jesús nos ame?

      2 Al escribir a los cristianos de Roma, Pablo preguntó: “¿Quién nos separará del amor del Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, o la persecución, o el hambre, o la desnudez, o el peligro, o la espada?”. Ninguna de esas cosas puede impedir que Jesús nos ame. “Estoy convencido —sigue diciendo Pablo— de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni gobiernos, ni cosas aquí ahora, ni cosas por venir, ni poderes, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra creación podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Romanos 8:35-39.)

      3. ¿Qué es lo único que haría que Jesús y su Padre nos dejaran?

      3 Eso muestra cuán intenso y profundo es el amor que le tienen a usted Jehová Dios y Jesús. Lo único que puede impedir que ellos lo amen es que usted mismo rechace voluntariosamente Su amor al no hacer lo que ellos piden. En cierta ocasión un profeta de Dios explicó lo siguiente a un rey de Judea: “Jehová está con ustedes mientras ustedes resulten estar con él; y si lo buscan, se dejará hallar de ustedes; pero si lo dejan, él los dejará a ustedes”. (2 Crónicas 15:2.) ¿Quién de nosotros quisiera alguna vez apartarse de amigos tan maravillosos y compasivos como Jehová Dios y su Hijo, Jesucristo?

      La respuesta apropiada al amor de Jesús

      4, 5. a) ¿Cómo debe afectar nuestras relaciones con otros humanos el amor que Jesús nos tiene? b) Por el amor que Jesús nos tiene, ¿a quién más debemos sentirnos impulsados a amar?

      4 ¿Cómo le afecta personalmente el amor ilimitado de Jesús? ¿Cómo debería afectarle? Pues bien, Jesús mostró cómo su manifestación de amor debe afectar nuestras relaciones con otros humanos. Después de servir humildemente a sus apóstoles mediante lavarles los pies, Jesús dijo: “Yo les he puesto el modelo, que, así como yo hice con ustedes, ustedes también deben hacerlo”. Añadió: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros”. (Juan 13:15, 34.) Sus discípulos aprendieron, y se sintieron impulsados a tratar de hacer como él hizo. “En esto hemos venido a conocer el amor —escribió el apóstol Juan—, porque aquel entregó su alma por nosotros; y nosotros estamos obligados a entregar nuestras almas por nuestros hermanos.” (1 Juan 3:16.)

      5 Sin embargo, no estaríamos cumpliendo con el propósito de la vida y del ministerio de Jesús si su ejemplo nos moviera a sencillamente amar y hacer el bien a los demás humanos. El amor de Jesús a nosotros, ¿no debería llevarnos también a amarlo a él en cambio, y especialmente a amar a su Padre, quien le enseñó todo lo que Jesús sabe? ¿Responderá usted al amor de Cristo y servirá a Su Padre como lo hizo él? (Efesios 5:1, 2; 1 Pedro 1:8, 9.)

      6. ¿Cómo afectó al apóstol Pablo el amor de Jesús por él?

      6 Considere el caso de Saulo, quien después fue conocido como Pablo. Hubo un tiempo en que él persiguió a Jesús, “respirando [...] amenaza y asesinato contra los discípulos”. (Hechos 9:1-5; Mateo 25:37-40.) Cuando Pablo realmente llegó a conocer a Jesús, agradeció tanto el recibir perdón que no solo estuvo dispuesto a sufrir por Jesús, sino también a morir por él. “Estoy fijado en un madero junto con Cristo —escribió—. Ya no soy yo el que vivo [...] En verdad, la vida que ahora vivo en carne la vivo por la fe que es para con el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí.” (Gálatas 2:20.)

      7. ¿Qué obligación debemos sentir debido al amor de Jesús?

      7 ¡Qué vigorosa fuerza de obligación en nuestra vida debe ser el amor que Jesús nos tiene! “El amor que el Cristo tiene nos obliga”, escribió Pablo a los corintios, ‘a no vivir ya para nosotros mismos, sino para el que murió por nosotros y fue levantado’. (2 Corintios 5:14, 15.) Sí, nuestro agradecimiento a Jesús por haber dado la vida por nosotros debe impulsarnos a hacer cualquier cosa que él pida. Solo así podemos demostrar que de veras lo amamos. “Si ustedes me aman, observarán mis mandamientos”, dijo Jesús. “El que tiene mis mandamientos y los observa, ese es el que me ama.” (Juan 14:15, 21; compárese con 1 Juan 2:3-5.)

      8. ¿Cómo ha afectado la vida de muchos malhechores el amor de Jesús?

      8 Fornicadores, adúlteros, homosexuales, ladrones, borrachos y practicantes de extorsión de la antigua Corinto respondieron al amor de Jesús mediante abandonar sus prácticas cuando aprendieron los mandamientos de Jesús. De aquellas personas Pablo escribió: “Ustedes han sido lavados, [...] ustedes han sido declarados justos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. (1 Corintios 6:9-11.) De manera similar, por el amor de Jesús muchos se han sentido obligados hoy a efectuar transformaciones notables en la vida. “Los verdaderos triunfos del cristianismo se veían en que hacía buenos hombres de los que profesaban sus doctrinas —escribió el historiador John Lord—. Tenemos testimonio de sus vidas exentas de culpa, de su moralidad irreprochable, de su buena ciudadanía y de sus gracias cristianas.” ¡Qué cambios han producido las enseñanzas de Jesús!

      9. ¿Qué quiere decir escuchar a Jesús?

      9 De seguro no hay estudio más importante para nadie hoy que el de la vida y el ministerio de Jesucristo. ‘Miren atentamente a Jesús’, instó el apóstol Pablo. ‘Sí, considérenlo con sumo cuidado y atención.’ (Hebreos 12:2, 3.) Durante la transfiguración de Jesús, Dios mismo dio este mandato respecto a su Hijo: “Escúchenle”. (Mateo 17:5.) No obstante, hay que recalcar que el escuchar a Jesús significa más que simplemente oír lo que dice. Quiere decir obedecer sus instrucciones, sí, imitarlo haciendo lo que él hizo y tal como lo hizo. Respondemos al amor de Jesús al tomarlo como nuestro dechado, al seguir sus pisadas con sumo cuidado y atención.

      Lo que Jesús quiere que hagamos

      10. ¿A quiénes adiestró Jesús, y con qué propósito?

      10 Jesús recibió la comisión divina de predicar acerca del Reino de su Padre, y enseñó a sus seguidores a efectuar la misma obra. “Vamos a otra parte —dijo a sus primeros discípulos—, para que predique también allí, porque con este propósito he salido.” (Marcos 1:38; Lucas 4:43.) Entonces, después de haber adiestrado cabalmente a 12 apóstoles, Jesús les dio esta instrucción: “Al ir, prediquen, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado’”. (Mateo 10:7.) Unos meses después, tras de haber adiestrado a otros 70 discípulos, envió a estos y les mandó: “Sigan diciéndoles: ‘El reino de Dios se ha acercado a ustedes’”. (Lucas 10:9.) Es obvio que Jesús quería que sus seguidores fueran predicadores y maestros.

      11. a) ¿En qué sentido efectuarían obras mayores que las de Jesús sus discípulos? b) ¿Qué hicieron los discípulos después que se dio muerte a Jesús?

      11 Jesús continuó adiestrando a sus discípulos para esta obra. En vísperas de su muerte, los animó con estas palabras: “El que ejerce fe en mí, ese también hará las obras que yo hago; y hará obras mayores que estas”. (Juan 14:12.) Las obras de sus seguidores serían mayores que las de él porque en su ministerio alcanzarían a muchas personas más en un territorio más extenso y por más tiempo. Con todo, después que se dio muerte a Jesús el temor paralizó a sus discípulos. Se escondieron y no efectuaron la obra para la cual él los había adiestrado. Algunos hasta regresaron al negocio de la pesca. No obstante, Jesús grabó de un modo que lo hacía imborrable en la mente de aquellos siete discípulos lo que él quería que tanto ellos como todos Sus demás seguidores hicieran.

      12. a) ¿Qué milagro ejecutó Jesús en el mar de Galilea? b) ¿Qué parece que quiso decir Jesús cuando preguntó a Pedro si lo amaba “más que a estos”?

      12 Jesús se apareció materializado en un cuerpo humano junto al mar de Galilea. Los siete apóstoles estaban en una barca, pero no habían pescado nada durante toda la noche. Hablándoles desde la playa, Jesús clamó: “Echen la red al lado derecho de la barca, y hallarán”. Cuando la red se llenó milagrosamente de peces casi hasta el punto de reventar, los que estaban en la barca se dieron cuenta de que era Jesús quien estaba en la playa, y fueron de prisa hacia él. Jesús, después de servirles desayuno, y probablemente mirando hacia la gran cantidad de pescados, preguntó a Pedro: “Simón hijo de Juan, ¿me amas más que a estos?”. (Juan 21:1-15.) Parece que Jesús quiso decir: ¿Estás más apegado al negocio de la pesca que a la obra de predicar para la cual te he preparado?

      13. ¿Cómo recalcó Jesús vigorosamente a sus discípulos la respuesta que deberían dar a su amor?

      13 Pedro respondió: “Sí, Señor, tú sabes que te tengo cariño”. Jesús contestó: “Apacienta mis corderos”. Jesús preguntó por segunda vez: “Simón hijo de Juan, ¿me amas?”. Pedro respondió de nuevo, indudablemente con mayor convicción: “Sí, Señor, tú sabes que te tengo cariño”. Jesús le mandó de nuevo: “Pastorea mis ovejitas”. Jesús preguntó por tercera vez: “Simón hijo de Juan, ¿me tienes cariño?”. Para este tiempo Pedro estaba muy contristado. Solo unos días antes había negado tres veces que conociera a Jesús, así que muy probablemente se preguntaba si Jesús dudaba de su lealtad. Por eso Pedro respondió por tercera vez, probablemente en tono de súplica: “Señor, tú sabes todas las cosas; tú bien sabes que te tengo cariño”. Jesús contestó sencillamente: “Apacienta mis ovejitas”. (Juan 21:15-17.) ¿Hay duda alguna de lo que Jesús quería que Pedro y sus compañeros hicieran? ¡Cuán vigorosamente grabó en ellos —como en todos los que serían sus discípulos hoy— que, si lo aman a él, también van a participar en la obra de hacer discípulos!

      14. En otras ocasiones, ¿cómo mostró Jesús de qué manera deberían responder sus discípulos a su amor?

      14 Unos días después de aquella conversación en la playa, Jesús se apareció en una montaña de Galilea y dio la siguiente instrucción a una asamblea feliz de unos 500 seguidores: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, [...] enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado”. (Mateo 28:19, 20; 1 Corintios 15:6.) ¡Imagínese! Todos —hombres, mujeres y niños— recibieron aquella misma comisión. Posteriormente, poco antes de ascender al cielo Jesús dijo a sus discípulos: “Serán testigos de mí [...] hasta la parte más distante de la tierra”. (Hechos 1:8.) Después de todo este consejo, con razón Pedro, años más tarde, dijo: “[Jesús] nos ordenó que predicáramos al pueblo y que diéramos testimonio cabal”. (Hechos 10:42.)

      15. ¿En cuanto a qué no puede haber duda?

      15 No cabe duda de cómo debemos responder al amor de Jesús. Como dijo a sus apóstoles: “Si observan mis mandamientos, permanecerán en mi amor [...] Ustedes son mis amigos si hacen lo que les mando”. (Juan 15:10-14.) La cuestión es: ¿Mostrará usted aprecio por el amor de Jesús y obedecerá su mandato de participar en la obra de hacer discípulos? Es cierto que, por diversas razones, tal vez esto no se le haga fácil. Pero tampoco se le hizo fácil a Jesús. Considere los cambios implicados.

      Siga el ejemplo de Jesús

      16. ¿Qué ejemplo maravilloso dio Jesús?

      16 El Hijo unigénito de Dios disfrutaba de una posición preeminente de gloria celestial superior a todos los ángeles. ¡Verdaderamente era rico! Con todo, de buena gana se despojó a sí mismo, nació como miembro de una familia pobre y se crió rodeado de humanos enfermos, moribundos. Lo hizo por nosotros, como explicó el apóstol Pablo: “Ustedes conocen la bondad inmerecida de nuestro Señor Jesucristo, que, aunque era rico, se hizo pobre por causa de ustedes, para que ustedes se hicieran ricos mediante la pobreza de él”. (2 Corintios 8:9; Filipenses 2:5-8.) ¡Qué ejemplo nos dio! ¡Qué demostración de amor! Nadie ha cedido más ni sufrido más por el bien de otros. ¡Y nadie ha hecho posible que otros disfruten de mayores riquezas, sí, de vida eterna en perfección!

      17. ¿Qué derrotero se ha puesto ante nosotros, y qué resultado tendrá el que lo sigamos?

      17 Nosotros podemos seguir el ejemplo de Jesús y ser de provecho similar a otros. Jesús instó vez tras vez a otros a hacerse seguidores de él. (Marcos 2:14; Lucas 9:59; 18:22.) De hecho, Pedro escribió: “Ustedes fueron llamados a este curso, porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención”. (1 Pedro 2:21.) ¿Responderá usted al amor de Cristo hasta el grado de sufrir para servir a su Padre como lo hizo él? ¡Cuán provechoso puede ser para otros ese derrotero! Sí, al seguir el ejemplo de Jesús, al aplicar de lleno las enseñanzas que él recibió de su Padre, ‘se salvará a sí mismo y también a los que le escuchan’. (1 Timoteo 4:16.)

      18. a) ¿Qué ejemplo dio Jesús por su actitud hacia otras personas? b) ¿Cómo respondía la gente a la personalidad de Jesús?

      18 Para ayudar a la gente al mayor grado posible, tenemos que sentir para la gente lo mismo que sintió Jesús. Respecto a él se profetizó: “Le tendrá lástima al de condición humilde y al pobre”. (Salmo 72:13.) Sus seguidores pudieron notar que Jesús ‘sentía amor’ por las personas a quienes hablaba, y que de veras quería darles ayuda. (Marcos 1:40-42; 10:21.) “Al ver las muchedumbres —dice la Biblia—, se compadeció de ellas, porque estaban desolladas y desparramadas como ovejas sin pastor.” (Mateo 9:36.) Hasta pecadores crasos percibían su amor y se sentían atraídos a él. Su tono de voz, su comportamiento y su modo de enseñar les hacía sentirse tranquilos y a gusto con él. Como resultado, hasta despreciados recaudadores de impuestos y rameras lo buscaban. (Mateo 9:9-13; Lucas 7:36-38; 19:1-10.)

      19. ¿Cómo imitó Pablo a Jesús, y qué resultado tendrá el que nosotros también lo imitemos?

      19 Los que en el primer siglo fueron discípulos de Jesús imitaron su ejemplo amoroso. Pablo escribió esto a algunos a quienes él ministraba: “Nos hicimos amables en medio de ustedes, como cuando una madre que cría acaricia a sus propios hijos [...] Como un padre hace con sus hijos, nosotros seguimos exhortando a cada uno de ustedes, y confortándolos y dándoles testimonio”. (1 Tesalonicenses 2:7-11.) ¿Siente usted por las personas de su territorio el mismo interés genuino que sienten unos padres amorosos por sus hijos amados? El mostrar ese interés por su tono de voz, su expresión facial y sus acciones hará atractivo el mensaje del Reino a los que son mansos como ovejas.

      20, 21. Mencione ejemplos de personas que hoy día han seguido el ejemplo amoroso de Jesús.

      20 En España, en cierto día frío dos hermanas que testificaban hablaron con una ancianita que caminaba con muletas y cuya casa estaba demasiado fría porque se le había agotado la leña. La ancianita estaba esperando que su hijo llegara del trabajo y le cortara más. Las Testigos cortaron la leña para ella y le dejaron unas revistas para que las leyera. Cuando el hijo regresó, le impresionó tanto el interés amoroso que las Testigos le habían mostrado a su madre que leyó la literatura, empezó a estudiar la Biblia, se bautizó y en poco tiempo se hizo ministro precursor.

      21 En Australia, un señor y su esposa explicaron a unos Testigos que los visitaron que no tenían dinero para alimentar a su familia. El matrimonio de Testigos fue a conseguirles algunos comestibles, incluso dulces para los hijos. A los padres se les saltaron las lágrimas, y dijeron que la desesperación los había hecho pensar en suicidarse. Ambos empezaron a estudiar la Biblia, y hace poco la esposa se bautizó. Una estadounidense que tenía prejuicios contra los testigos de Jehová informó esto después de haber conocido a una Testigo: “En verdad no recuerdo de qué hablamos, pero sí recuerdo cuán bondadosa fue conmigo y cuán hospitalaria y humilde era. En realidad me atrajo ella misma como persona. Hasta este día atesoro su amistad”.

      22. Después de examinar la vida de Jesús, ¿a qué conclusión llegamos respecto a él?

      22 Cuando respondemos al amor de Jesús mediante hacer la misma obra que él hizo y tal como él la efectuó, ¡qué maravillosas bendiciones podemos tener! La grandeza de Jesús es obvia y arrolladora. Nos sentimos impulsados a hacer eco a las palabras del gobernador romano Poncio Pilato: “¡Miren! ¡El hombre!”. Sí, “El hombre”, el hombre más grande de todos los tiempos. (Juan 19:5.)

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir