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  • ¿Qué dice la Biblia acerca de Dios y Jesús?
    ¿Debería creer usted en la Trinidad?
    • Jesús, un ser creado distinto

      JESÚS fue humano mientras estuvo en la Tierra, aunque humano perfecto, porque fue Dios quien transfirió la fuerza de vida de Jesús a la matriz de María. (Mateo 1:18-25.) Pero aquel no fue el principio de su existencia. Él mismo declaró que había ‘descendido del cielo’. (Juan 3:13.) Por eso fue sencillamente natural que dijera más tarde a sus seguidores: “¿Y cuando veáis al Hijo del hombre [Jesús] subir adonde estaba antes?”. (Juan 6:62, BJ.)

      Como se ve, Jesús existió en el cielo antes de venir a la Tierra. Pero ¿fue como una de las personas de una Deidad todopoderosa, eterna, trina y una? No, pues la Biblia dice claramente que Jesús, en la existencia que tuvo antes de ser humano, era un ser celestial creado, tal como los ángeles son seres celestiales creados por Dios. Ni los ángeles ni Jesús existieron antes de haber sido creados.

      Jesús, en su existencia en los cielos, era el “Primogénito de toda la creación”. (Colosenses 1:15, BJ.) Fue “el principio de la creación de Dios” (Apocalipsis [Revelación] 3:14, según la versión católica de Straubinger [Str].) No sería correcto interpretar que “principio” [griego: ar·kjé] significa que Jesús fue el ‘principiador’ de la creación divina. Juan, en sus escritos bíblicos, usa varias formas de la palabra griega ar·kjé más de 20 veces, y siempre tienen el significado común de “principio”. Sí, Jesús fue creado por Dios como el principio de la creación invisible de Dios.

      Note la relación estrecha que hay entre esas referencias al origen de Jesús y las expresiones de la “Sabiduría” figurativa en el libro bíblico de Proverbios: “Yahvéh me creó, primicia de su camino, antes que sus obras más antiguas. Antes que los montes fuesen asentados, antes que las colinas, fui engendrada. No había hecho aún la tierra ni los campos, ni el polvo primordial del orbe”. (Proverbios 8:12, 22, 25, 26, BJ.) Aunque se usa el término “Sabiduría” para personificar a aquel a quien Dios creó, la mayoría de los eruditos concuerda en que es realmente una figura retórica para aludir a Jesús como criatura celestial antes de su existencia humana.

      Jesús, como la “Sabiduría” antes de que fuera humano, pasa a decir que “yo estaba allí [con Dios], como arquitecto”. (Proverbios 8:30, BJ.) En conformidad con ese papel de arquitecto u obrero maestro —“artífice”, BC; “aprendiz”, Nueva Biblia Española [NBE]— que trabajaba con Dios, Colosenses 1:16 dice de Jesús que “por medio de él, Dios creó todo lo que hay en el cielo y en la tierra” (Versión Popular [VP]).

      De modo que fue por medio de este obrero maestro, su socio menor, por decirlo así, como el Dios Todopoderoso creó todo lo demás. La Biblia resume este asunto así: “Para nosotros no hay sino un solo Dios, el Padre, de quien vienen todas las cosas, [...] y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas” (cursiva nuestra). (1 Corintios 8:6, Str.)

      Sin duda, fue a este obrero maestro a quien Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen”. (Génesis 1:26.) Algunos han alegado que las palabras “hagamos” y “nuestra” en esta expresión indican una Trinidad. Pero si alguien dijera: ‘Hagamos algo para nosotros’, normalmente nadie entendería que dentro del que hablara hubiera varias personas combinadas en una sola. Lo que se quiere decir es simplemente que dos o más personas van a trabajar juntas en algo. Así, también, cuando Dios usó “hagamos” y “nuestra”, sencillamente estaba hablando a otra persona, su primera creación celestial, el obrero maestro, Jesús antes de su vida como humano.

      ¿Pudiera tentarse a Dios?

      EN MATEO 4:1 se dice que Jesús fue “tentado por el Diablo”. Después de mostrar a Jesús “todos los reinos del mundo y su gloria”, Satanás dijo: “Todas estas cosas te las daré si caes y me rindes un acto de adoración”. (Mateo 4:8, 9.) Satanás estaba tratando de hacer que Jesús fuera desleal a Dios.

      Pero ¿qué prueba de lealtad sería esa si Jesús fuera Dios? ¿Pudiera Dios rebelarse contra sí mismo? No, pero ángeles y humanos podían rebelarse contra Dios, y algunos lo hicieron. Solo tendría sentido la tentación de Jesús si él no fuera Dios, sino un ser separado que tuviera su propio libre albedrío, alguien que pudiera haber sido desleal si hubiera optado por serlo, como un ángel o un humano.

      Por otra parte, es inimaginable que Dios pecara y fuera desleal a sí mismo. “Perfecta es su actividad [...] Dios de fidelidad, [...] justo y recto es él.” (Deuteronomio 32:4.) Por eso, si Jesús hubiera sido Dios, no podría haber sido tentado. (Santiago 1:13.)

      Puesto que Jesús no era Dios, pudo haber sido desleal. Pero permaneció fiel, y dijo: “¡Vete, Satanás! Porque está escrito: ‘Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado’”. (Mateo 4:10.)

      ¿Cuánto había que pagar como rescate?

      UNA de las razones principales por las cuales Jesús vino a la Tierra tiene también relación directa con la Trinidad. La Biblia dice: “Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre, Cristo Jesús, que se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos”. (1 Timoteo 2:5, 6.)

      Jesús, ni más ni menos que un humano perfecto, llegó a ser un rescate que compensó exactamente por lo que Adán había perdido: el derecho a la vida humana perfecta en la Tierra. Por eso, el apóstol Pablo bien podía llamar a Jesús “el último Adán”, y decir en el mismo contexto: “Así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados”. (1 Corintios 15:22, 45.) La vida humana perfecta de Jesús era el “rescate correspondiente” exigido por la justicia divina... ni más ni menos. Un principio fundamental hasta de la justicia humana es que el precio que se paga debe corresponder con el mal que se haya cometido.

      No obstante, si Jesús hubiera sido parte de una Deidad trinitaria, el precio de rescate habría sido infinitamente superior a lo que exigían las propias leyes de Dios. (Éxodo 21:23-25; Levítico 24:19-21.) Quien pecó en Edén fue solo un humano perfecto, Adán, no Dios. Por eso, para que en verdad el rescate estuviera en conformidad con la justicia de Dios tendría que ser estrictamente equivalente... un humano perfecto, “el último Adán”. Así pues, cuando Dios envió a Jesús a la Tierra como rescate, hizo de Jesús lo que satisfaría la justicia: no que Dios se hiciera carne, no un Hombre-Dios, sino un hombre perfecto, “inferior a los ángeles”. (Hebreos 2:9; compárese con Salmo 8:5, 6.) ¿Cómo podría parte alguna de una Deidad todopoderosa —Padre, Hijo o espíritu santo— ser alguna vez inferior a los ángeles?

      ¿Cómo es Jesús el “Hijo unigénito”?

      LA BIBLIA llama a Jesús el “Hijo unigénito” de Dios. (Juan 1:14; 3:16, 18; 1 Juan 4:9.) Los trinitarios dicen que, puesto que Dios es eterno, también el Hijo de Dios es eterno. Pero ¿cómo puede alguien ser hijo y a la misma vez tener la misma edad de su padre?

      Los trinitarios alegan que, en el caso de Jesús, el término “unigénito” no encierra en sí el mismo sentido de la definición del diccionario para “engendrar”, que es “procrear, propagar la propia especie” (Diccionario de la lengua española, 1984). Dicen que en el caso de Jesús tiene “el sentido de una relación inoriginada”, un tipo de relación de hijo único sin el engendramiento (Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento, por W. E. Vine). ¿Le parece lógico eso? ¿Puede un hombre pasar vida a un hijo sin engendrarlo?

      Además, ¿por qué usa la Biblia la mismísima palabra griega para “unigénito” (como admite Vine sin explicación alguna) al describir la relación de Isaac con Abrahán? Hebreos 11:17 dice que Isaac era el “hijo unigénito” de Abrahán. No cabe duda de que, en el caso de Isaac, él era unigénito en el sentido normal, sin ser igual en tiempo ni posición a su padre.

      La palabra griega básica para “unigénito” que se usa para aludir a Jesús e Isaac es mo·no·gue·nés, de mo·nos, que significa “único”, y guí·no·mai, raíz que significa “generar”, “llegar a ser (llegar a existir)”, declara la Exhaustive Concordance de Strong. Por lo tanto, mo·no·gue·nés se define como: “Único nacido, único engendrado, o sea, hijo único” (A Greek and English Lexicon of the New Testament, por E. Robinson).

      El Theological Dictionary of the New Testament, publicado por Gerhard Kittel, dice: “[Mo·no·gue·nés] significa ‘de descendencia única’, o sea, sin hermanos o hermanas”. Este libro también declara que en Juan 1:18; 3:16, 18 y 1 Juan 4:9 “la relación de Jesús no solo se compara con la de un hijo único con su padre. Es la relación del unigénito con el Padre”.

      Así que la vida de Jesús, el Hijo unigénito, tuvo comienzo. Y al Dios Todopoderoso se le puede llamar con razón su Engendrador, o Padre, en el mismo sentido que un padre terrestre, como Abrahán, engendra un hijo. (Hebreos 11:17.) Por lo tanto, cuando la Biblia dice que Dios es el “Padre” de Jesús, quiere decir lo que dice: que son dos seres distintos y separados. Dios es el mayor, Jesús es el menor... en términos de tiempo, posición, poder y conocimiento.

      Cuando uno toma en cuenta que Jesús no fue el único hijo celestial creado por Dios en los cielos, queda patente por qué se usó en su caso el término “Hijo unigénito”. A una cantidad innumerable de otros seres celestiales creados —ángeles— se les llama también “hijos de Dios”, con el mismo sentido que aplicaba a Adán el término, porque la fuerza de vida en ellos había provenido de Jehová Dios, la Fuente de la vida. (Job 38:7; Salmo 36:9; Lucas 3:38.) Pero todos estos seres celestiales fueron creados mediante el “Hijo unigénito”, el único que fue engendrado directamente por Dios. (Colosenses 1:15-17.)

      ¿Se creía que Jesús fuera Dios?

      AUNQUE a Jesús se le llama frecuentemente en la Biblia el Hijo de Dios, nadie en el primer siglo siquiera pensó que él fuera Dios Hijo. Hasta los demonios, quienes ‘creen que hay un solo Dios’, sabían por su experiencia en las regiones celestiales que Jesús no era Dios. Por eso, correctamente, reconocían a Jesús como el “Hijo de Dios”, que tiene existencia separada. (Santiago 2:19; Mateo 8:29.) Y cuando Jesús murió, los soldados romanos, aquellos paganos que estaban cerca, ya sabían lo suficiente como para decir que lo que habían oído de los seguidores de Jesús tenía que ser correcto, no que Jesús fuera Dios, sino que “ciertamente este era Hijo de Dios”. (Mateo 27:54.)

      Por consiguiente, la frase “Hijo de Dios” alude a Jesús como un ser creado que tiene existencia separada, no como parte de una Trinidad. Por ser el Hijo de Dios, no podía ser Dios mismo, porque Juan 1:18 dice: “A Dios nadie le ha visto jamás” (BJ).

      Los discípulos creían que Jesús era el “un solo mediador entre Dios y los hombres”, y no Dios mismo. (1 Timoteo 2:5.) Puesto que por definición un mediador es alguien separado de los que necesitan mediación, implicaría contradicción el que Jesús correspondiera a cualquiera de las partes que estuviera tratando de reconciliar. Eso habría sido fingir que era lo que no era.

      La Biblia habla clara y consecuentemente en cuanto a la relación de Dios con Jesús. Solo Jehová Dios es Todopoderoso. Creó directamente a Jesús antes de que viviera en la Tierra como humano. Por eso, Jesús tuvo principio, y jamás podría ser igual a Dios en poder ni en eternidad.

  • ¿Qué dice la Biblia acerca de Dios y Jesús?
    ¿Debería creer usted en la Trinidad?
    • JESÚS llamó a Dios “el único Dios verdadero”. (Juan 17:3.) Al referirse a Dios, nunca habló de él como de una deidad que consistiera en una pluralidad de personas. Por eso, en la Biblia solo se llama Todopoderoso a Jehová. De otro modo, se anularía el significado de la palabra “todopoderoso”. Nunca se llama así ni a Jesús ni al espíritu santo, porque solo Jehová es supremo. En Génesis 17:1 él declara: “Yo soy Dios Todopoderoso”. Y Éxodo 18:11 dice: “Jehová es mayor que todos los demás dioses”.

  • ¿Es Dios superior a Jesús siempre?
    ¿Debería creer usted en la Trinidad?
    • ¿Es Dios superior a Jesús siempre?

      JESÚS nunca afirmó que fuera Dios. Cuanto dijo acerca de sí mismo indica que de ninguna manera se consideraba igual a Dios... ni en poder ni en conocimiento ni en edad.

      En todo período de su existencia, tanto en el cielo como en la Tierra, el habla y la conducta de Jesús manifiestan subordinación a Dios. Dios es siempre el superior, Jesús el inferior que fue creado por Dios.

      Jesús distinguido de Dios

      VEZ tras vez Jesús señaló que era una criatura separada de Dios y que él, Jesús, tenía sobre sí a un Dios, un Dios a quien adoraba y a quien llamaba “Padre”. En oración a Dios, es decir, al Padre, Jesús dijo: “[Tú], el único Dios verdadero”. (Juan 17:3.) En Juan 20:17 Jesús dijo a María Magdalena: “Voy a subir a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios” (Str). En 2 Corintios 1:3 el apóstol Pablo confirma esta relación: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Puesto que Jesús tenía un Dios, su Padre, no podía ser a la misma vez ese Dios.

      Los apóstoles no tuvieron reparos en hablar de Jesús y de Dios como entidades claramente distintas y separadas: “Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, [...] y un solo Señor, Jesucristo”. (1 Corintios 8:6, BJ.) El apóstol Pablo señala la distinción cuando menciona la “presencia de Dios, de Cristo Jesús y de los ángeles escogidos”. (1 Timoteo 5:21, BJ.) Tal como en lo que escribe Pablo distingue entre Jesús y los ángeles en el cielo, lo mismo hace con relación a Jesús y Dios.

      Las palabras de Jesús en Juan 8:17, 18 también son significativas. Él declara: “En la propia Ley de ustedes está escrito: ‘El testimonio de dos hombres es verdadero’. Yo soy quien doy testimonio acerca de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio acerca de mí”. Aquí Jesús muestra que él y el Padre, es decir, el Dios Todopoderoso, tienen que ser dos entidades distintas, porque ¿de qué otro modo pudiera haber realmente dos testigos?

      Otra manera como Jesús mostró que él era un ser separado de Dios fue al decir: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios”. (Marcos 10:18, BJ.) De modo que Jesús decía que nadie es tan bueno como Dios, ni siquiera Jesús mismo. Dios es bueno de una manera que lo distingue de Jesús.

      El siervo sumiso de Dios

      VEZ tras vez Jesús hizo declaraciones como las siguientes: “El Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre”. (Juan 5:19, BJ.) “He bajado del cielo para hacer, no la voluntad mía, sino la voluntad del que me ha enviado.” (Juan 6:38.) “Lo que yo enseño no es mío, sino que pertenece al que me ha enviado.” (Juan 7:16.) ¿No es el que envía mayor que el enviado?

      Esta relación se manifiesta claramente en la ilustración de Jesús acerca de la viña. Él comparó a Dios, su Padre, con el dueño de la viña, quien viajó al extranjero y la dejó a cargo de los cultivadores, quienes representaban al clero judío. Después, cuando el dueño envió un esclavo para conseguir parte del fruto de la viña, los cultivadores lo golpearon y lo enviaron con las manos vacías. Entonces el dueño envió un segundo esclavo, y después otro, y estos recibieron el mismo trato. Finalmente, el dueño dijo: “Enviaré a mi hijo [Jesús] el amado. Probablemente a este lo respeten”. Pero los cultivadores corruptos dijeron: “‘Este es el heredero; matémoslo, para que la herencia llegue a ser nuestra’. Con eso, lo echaron fuera de la viña y lo mataron”. (Lucas 20:9-16.) Así ilustró Jesús su propio puesto de enviado por Dios para hacer la voluntad de Dios, tal como un padre envía a un hijo sumiso.

      Los seguidores de Jesús siempre lo vieron como siervo sumiso de Dios, no como igual a Dios. Oraron a Dios acerca de “tu santo siervo Jesús, a quien has ungido, [...] señales y prodigios por el nombre de tu santo siervo Jesús”. (Hechos 4:23, 27, 30, BJ.)

      Dios es superior siempre

      AL PRINCIPIO del ministerio de Jesús, cuando él salió del agua bautismal, la voz de Dios desde el cielo dijo: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado”. (Mateo 3:16, 17.) ¿Estaba diciendo Dios que él era su propio hijo, que se aprobaba a sí mismo, que se enviaba a sí mismo? No; Dios el Creador decía que él, en su posición de superior, aprobaba al inferior, su Hijo Jesús, para la obra necesaria.

      Jesús indicó la superioridad de su Padre al decir: “El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió para declarar buenas nuevas a los pobres”. (Lucas 4:18.) El ungimiento se efectúa cuando un superior da autoridad o una comisión a alguien que todavía no tiene autoridad. Es obvio que aquí el superior es Dios, porque ungió a Jesús y le dio autoridad que Jesús anteriormente no tenía.

      Jesús manifestó claramente la superioridad de su Padre cuando la madre de dos discípulos pidió que sus hijos se sentaran uno a la derecha y el otro a la izquierda de Jesús cuando él entrara en su Reino. Jesús contestó: “Sentarse a mi derecha y a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre”, es decir, Dios. (Mateo 20:23, BJ.) Si Jesús hubiera sido el Dios Todopoderoso, podría haber dado aquellos puestos. Pero Jesús no podía darlos, porque le tocaba a Dios darlos, y Jesús no era Dios.

      Las mismas oraciones de Jesús son ejemplo convincente de su posición inferior. Cuando se acercaba el tiempo en que Jesús había de morir, mostró quién era su superior al orar: “Padre, si deseas, remueve de mí esta copa. Sin embargo, que no se efectúe mi voluntad, sino la tuya”. (Lucas 22:42.) ¿A quién le oraba? ¿A una parte de sí mismo? No; le oraba a alguien enteramente separado de él, su Padre, Dios —cuya voluntad era superior y podía diferenciarse de la suya—, el Único que podía ‘remover aquella copa’.

      Después, cuando estaba a punto de morir, Jesús clamó: “¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?”. (Marcos 15:34, BJ.) ¿A quién clamó Jesús? ¿A sí mismo o a una parte de sí mismo? De seguro ese clamor: “Dios mío” no provino de alguien que se considerara Dios. Y si Jesús fuera Dios, entonces, ¿quién lo había abandonado? ¿Se abandonó a sí mismo? Eso no tendría sentido. Jesús dijo también: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. (Lucas 23:46.) Si Jesús fuera Dios, ¿por qué habría de encomendar su espíritu al Padre?

      Después de su muerte, Jesús estuvo en la tumba por partes de tres días. Si fuera Dios, entonces Habacuc 1:12 está equivocado cuando dice: “Oh Dios mío, mi Santo, tú no mueres”. Pero la Biblia dice que Jesús sí murió y que estuvo inconsciente en la tumba. ¿Y quién lo resucitó de entre los muertos? Si verdaderamente estaba muerto, no se pudiera haber resucitado a sí mismo. Por otra parte, si en realidad no estaba muerto, su muerte fingida no habría pagado el precio de rescate por el pecado de Adán. Pero él sí pagó ese precio, porque verdaderamente murió. De modo que fue “Dios [quien] lo resucitó [a Jesús] desatando los dolores de la muerte”. (Hechos 2:24.) El superior, el Dios Todopoderoso, levantó de entre los muertos al inferior, su siervo Jesús.

      ¿Indica que Jesús fuera Dios el hecho de que pudiera ejecutar milagros, como el de resucitar a ciertas personas? Pues bien, los apóstoles y los profetas Elías y Eliseo tuvieron ese poder también, pero eso no significó que fueran más que hombres. Dios dio el poder de ejecutar milagros a los profetas, a Jesús y a los apóstoles para demostrar que los apoyaba. Pero eso no significó que ninguno de ellos fuera parte de una Deidad plural.

      Había límite a lo que Jesús sabía

      CUANDO Jesús dio su profecía acerca del fin de este sistema de cosas, declaró: “Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre”. (Marcos 13:32, BJ.) Si Jesús hubiera sido el Hijo que fuera parte igual de una Deidad, habría sabido lo que el Padre sabe. Pero Jesús no lo sabía, porque no era igual a Dios.

      De manera similar, en Hebreos 5:8 leemos que Jesús “aprendió la obediencia por las cosas que sufrió”. ¿Podemos imaginarnos que Dios tuviera que aprender algo? No; pero Jesús sí aprendió, porque no sabía todo lo que Dios sabía. Y tuvo que aprender algo que Dios nunca tiene que aprender... la obediencia. Dios nunca tiene que obedecer a nadie.

      La diferencia entre lo que Dios conoce y lo que Cristo conoce también existió cuando Jesús fue resucitado para ir al cielo y estar con Dios. Note las palabras de apertura del último libro de la Biblia: “Revelación de Jesucristo; se la concedió Dios”. (Apocalipsis [Revelación] 1:1, BJ.) Si Jesús mismo fuera parte de una Deidad, ¿habría sido necesario que otra parte de la Deidad —Dios— le diera una revelación? De seguro él habría conocido todo aquello, porque Dios lo conocía. Pero Jesús no lo conocía, porque no era Dios.

      Jesús sigue subordinado

      ANTES de que Jesús viniera a la Tierra, y también cuando vivió aquí, estuvo subordinado a Dios. Después de haber resucitado, sigue en posición subordinada, secundaria.

      Respecto a la resurrección de Jesús, Pedro y los que estaban con él dijeron al Sanedrín judío: “A este [Jesús], Dios lo ensalzó a su diestra”. (Hechos 5:31.) Pablo dijo: “Dios lo ensalzó a un puesto superior”. (Filipenses 2:9.) Si Jesús hubiera sido Dios, ¿cómo se podría haber ensalzado, es decir, levantado a un puesto superior al que tenía antes? Ya habría sido una parte ensalzada de la Trinidad. Si antes de su ensalzamiento Jesús hubiera sido igual a Dios, el ensalzarlo más lo habría hecho superior a Dios.

      Pablo dijo también que Cristo entró “en el mismo cielo para presentarse ahora delante de Dios a favor nuestro”. (Hebreos 9:24, Str.) Si usted se presentara ante otro, ¿cómo podría ser usted ese otro? No podría ser. Tiene que ser diferente y separado.

      De igual manera, el mártir Esteban, precisamente antes de morir apedreado, “miró con fijeza al cielo y alcanzó a ver la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios”. (Hechos 7:55.) Está claro que vio a dos seres separados... pero no vio a ningún espíritu santo; no vio ninguna Deidad trinitaria.

      En el relato de Revelación 4:8 a 5:7 se describe a Dios sentado en su trono celestial, pero Jesús no está allí. Él tiene que acercarse a Dios para tomar un rollo de la mano derecha de Dios. Esto muestra que en el cielo Jesús no es Dios, sino que es una entidad separada de él.

      En conformidad con lo anterior, el Bulletin of the John Rylands Library (Boletín de la biblioteca John Rylands) de Manchester, Inglaterra, dice: “A Jesús en su vida celestial de resucitado se le describe con una personalidad individual tan distinta y separada de la persona de Dios como lo fue la que tuvo durante su vida terrestre como el hombre Jesús. Sí, al lado de Dios y comparado con Dios ciertamente aparece como otro ser celestial entre la corte celestial de Dios, como lo que eran los ángeles... aunque, como el Hijo de Dios, está en una categoría diferente, y tiene un rango muy superior al de ellos”. (Compárese con Filipenses 2:11.)

      El Bulletin también dice: “Sin embargo, lo que se dice de su vida y sus funciones como el Cristo celestial ni significa ni da a entender que en la condición divina él se halla a la par con Dios mismo y es plenamente Dios. Al contrario, en el cuadro que da el Nuevo Testamento de su persona y su ministerio celestiales contemplamos una entidad separada de Dios y subordinada a él”.

      En el futuro eterno en el cielo, Jesús seguirá siendo un siervo separado y subordinado de Dios. La Biblia lo expresa así: “Luego, el fin, cuando [Jesús en el cielo] entregue a Dios Padre el Reino, [...] entonces también el Hijo se someterá a Aquel que ha sometido a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todo”. (1 Corintios 15:24, 28, BJ.)

      Jesús nunca dijo que fuera Dios

      ESTÁ claro lo que la Biblia indica. El Dios Todopoderoso, Jehová, no solo es una personalidad separada de Jesús, sino que también es en todo tiempo su superior. A Jesús siempre se le presenta como separado e inferior, un humilde siervo de Dios. Por eso la Biblia dice claramente que “la cabeza del Cristo es Dios”, tal como “la cabeza de todo varón es el Cristo”. (1 Corintios 11:3.) Y por eso Jesús mismo dijo: “El Padre es más que yo”. (Juan 14:28, BJ.)

      La verdad es que Jesús no es Dios, y nunca afirmó serlo. Aumenta la cantidad de los eruditos que reconocen esto. Como declara el Bulletin de Rylands: “Tenemos que enfrentarnos al hecho de que la investigación del Nuevo Testamento durante, digamos, los últimos treinta o cuarenta años ha llevado a una cantidad cada vez mayor de escriturarios acreditados del Nuevo Testamento a la conclusión de que ciertamente Jesús [...] nunca se creyó Dios”.

      El Bulletin también dice esto sobre los cristianos del primer siglo: “Por lo tanto, cuando asignaban [a Jesús] títulos de honor, como: Cristo, Hijo del hombre, Hijo de Dios y Señor, estas no eran maneras de decir que él fuera Dios, sino de señalar que hacía la obra de Dios”.

      Como se ve, hasta algunos doctos religiosos reconocen que la idea de que Jesús es Dios contradice todo el testimonio de la Biblia. Según la Biblia, Dios es siempre el superior, y Jesús es el siervo subordinado.

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