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Los malvados no escaparán al castigo de JehováLa Atalaya 2004 | 15 de noviembre
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Sigamos examinando las profecías de Amós para ver cómo se destacan tres características de los castigos divinos. Primero, siempre son merecidos. Segundo, son ineludibles. Y tercero, son selectivos, pues Jehová los impone a los malvados, pero tiene misericordia de quienes se arrepienten y manifiestan una buena disposición (Romanos 9:17-26).
Los castigos divinos siempre son merecidos
4. ¿Adónde envió Jehová a Amós, y con qué propósito?
4 En los días de Amós, los israelitas ya estaban divididos en dos reinos: al sur, el reino de dos tribus de Judá, y al norte, el de diez tribus de Israel. Jehová comisionó a Amós para que fuera profeta y lo envió desde su ciudad de origen, situada en Judá, hasta Israel, donde lo empleó para proclamar Sus juicios.
5. ¿Contra qué naciones profetizó en primer lugar Amós, y por qué razón, entre otras, merecían la condena divina?
5 Amós no comenzó su labor dando a conocer la sentencia de Dios contra el rebelde reino norteño de Israel, sino que primero proclamó el castigo divino que les esperaba a seis naciones vecinas: Siria, Filistea, Tiro, Edom, Ammón y Moab. Ahora bien, ¿merecían realmente estas naciones dicha condena? Por supuesto que sí. Para empezar, eran enemigas acérrimas del pueblo de Jehová.
6. ¿Por qué iba Dios a ocasionar grandes desgracias a Siria, Filistea y Tiro?
6 Por ejemplo, Jehová condenó a los sirios “debido a que trillaron a Galaad” (Amós 1:3). Los sirios invadieron esta región de Israel situada al este del río Jordán y causaron graves daños a los siervos de Dios que allí vivían. ¿Qué hay de Filistea y Tiro? Los filisteos eran culpables de capturar israelitas, llevarlos al destierro y venderlos a los edomitas. Además, algunos israelitas acababan en manos de tirios que se dedicaban al tráfico de esclavos (Amós 1:6, 9). En efecto: ¡vendían a siervos de Dios como esclavos! No es de extrañar que Jehová fuera a castigar con grandes desgracias a Siria, Filistea y Tiro.
7. ¿Qué tenían Edom, Ammón y Moab en común con Israel, pero cómo trataron a los israelitas?
7 Edom, Ammón y Moab compartían una peculiaridad: las tres naciones estaban emparentadas con Israel. Los edomitas descendían de Abrahán por parte de Esaú, el hermano gemelo de Jacob, así que en cierto sentido eran hermanos de los israelitas. Por otro lado, los ammonitas y los moabitas eran descendientes de Lot, sobrino de Abrahán. Pues bien, ¿trataron Edom, Ammón y Moab a sus parientes israelitas como hermanos? ¡Desde luego que no! Edom usó la espada sin piedad contra “su propio hermano”, y los ammonitas trataron con extrema crueldad a los prisioneros israelitas (Amós 1:11, 13). Y aunque Amós no hace referencia directa al maltrato que el pueblo de Dios recibió de los moabitas, estos tenían un largo historial de oposición contra Israel. A estas tres naciones emparentadas les esperaba un severo castigo. Jehová prometió traer sobre ellas una destrucción implacable.
Los castigos divinos son ineludibles
8. ¿Por qué no pudieron escapar al castigo divino las seis naciones vecinas de Israel?
8 No cabe duda de que las seis naciones que fueron objeto de las primeras profecías del libro de Amós merecían la condena divina. Además, no podrían escapar a ella. Desde el capítulo 1, versículo 3, hasta el capítulo 2, versículo 1, Jehová repite seis veces: “No lo volveré atrás”. Fiel a su palabra, no se abstuvo de castigar a esas naciones. La historia confirma las calamidades que todas sufrieron. De hecho, al menos cuatro de ellas —Filistea, Moab, Ammón y Edom— con el tiempo dejaron de existir.
9. ¿Qué merecían los habitantes de Judá, y por qué?
9 A continuación, Amós se centra en una séptima nación: Judá, su tierra de origen. Quizá a sus oyentes del reino norteño les sorprendiera oírlo proclamar una condena contra el reino de Judá. ¿Por qué merecían tal sentencia sus habitantes? “Debido a que rechazaron la ley de Jehová”, contesta Amós 2:4. Jehová no tomó a la ligera semejante falta de respeto deliberada a su Ley. Según Amós 2:5, predijo: “Enviaré un fuego dentro de Judá, y tendrá que devorar las torres de habitación de Jerusalén”.
10. ¿Por qué no pudo Judá evitar la calamidad?
10 La infiel Judá no podría evitar la calamidad que se aproximaba. Por séptima vez, Jehová dijo: “No lo volveré atrás” (Amós 2:4). Judá sufrió el castigo predicho cuando los babilonios la desolaron en el año 607 a.E.C. Una vez más comprobamos que no hay forma de que los inicuos escapen al castigo divino.
11-13. ¿Contra qué nación profetizó Amós principalmente, y qué formas de opresión existían en ella?
11 El profeta acababa de declarar las sentencias de Jehová contra siete naciones. Quienes creyeran que con ello había terminado de profetizar se equivocaron, pues aún le quedaba mucho por decir. En realidad, la comisión que Amós recibió consistía principalmente en anunciar una implacable condena contra el reino norteño de Israel, un castigo merecido debido al deplorable estado de decadencia moral y espiritual de la nación.
12 Amós denunció la opresión que proliferaba en el reino de Israel. En Amós 2:6, 7 leemos al respecto: “Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Debido a tres sublevaciones de Israel, y debido a cuatro, no lo volveré atrás, debido a que vendieron a alguien justo por simple plata, y a alguien pobre por el precio de un par de sandalias. Jadean por el polvo de la tierra sobre la cabeza de personas de condición humilde; y el camino de la gente mansa desvían’”.
13 A los justos los vendían “por simple plata”, lo que probablemente significa que los jueces se dejaban sobornar con dinero y condenaban a los inocentes. Los acreedores vendían a los pobres como esclavos por el precio de “un par de sandalias”, quizá debido a deudas de poca cuantía. Los hombres despiadados ‘jadeaban’, o se afanaban con ansia, para rebajar a las “personas de condición humilde”, hasta el punto de que estas se arrojaban polvo sobre la cabeza en señal de angustia, duelo o humillación. La corrupción estaba tan extendida que “la gente mansa” no podía esperar justicia alguna.
14. ¿Quiénes estaban siendo maltratados en el reino de diez tribus de Israel?
14 Fijémonos en quiénes estaban siendo maltratados: los habitantes de la tierra que eran justos, pobres, de condición humilde y mansos. El pacto de la Ley que Jehová estableció con Israel exigía que se tuviese compasión de los débiles y necesitados. No obstante, la situación de estos en el reino de diez tribus de Israel no podía ser peor.
“Prepárate para encontrarte con tu Dios”
15, 16. a) ¿Por qué se advirtió a Israel que ‘se preparara para encontrarse con su Dios’? b) ¿Cómo indica Amós 9:1, 2 que los pecadores no escaparían a la ejecución de la sentencia divina? c) ¿Qué le ocurrió al reino de diez tribus de Israel en el año 740 a.E.C.?
15 Puesto que la inmoralidad y otros pecados abundaban en Israel, el profeta Amós tenía buenas razones para advertir al pueblo rebelde: “Prepárate para encontrarte con tu Dios” (Amós 4:12). La infiel nación de Israel no podría escapar al castigo divino que se aproximaba, pues Jehová declaró por octava vez: “No lo volveré atrás” (Amós 2:6). Respecto a los pecadores que quizá trataran de ocultarse, Dios dijo: “Ninguno de ellos que huya logrará escapar, y ninguno de ellos que escape logrará su fuga. Si cavan hasta dentro del Seol, de allí mi propia mano los tomará; y si suben a los cielos, de allí los haré bajar” (Amós 9:1, 2).
16 Los malvados no escaparían a la ejecución de la sentencia de Jehová cavando “hasta dentro del Seol”, lo que en sentido figurado alude a sus intentos de esconderse en las partes más bajas de la Tierra. Tampoco escaparían subiendo “a los cielos”, es decir, buscando refugio en las montañas altas. La advertencia de Jehová era clara: no hay escondrijo que esté fuera de su alcance. La justicia divina exigía que el reino norteño respondiera por su maldad, y el momento señalado llegó. En el año 740 a.E.C., unos sesenta años después de que Amós pusiera por escrito su profecía, el reino de Israel cayó ante los conquistadores asirios.
Los castigos divinos son selectivos
17, 18. ¿Qué revela el capítulo 9 de Amós tocante a la misericordia divina?
17 Las profecías de Amós nos han ayudado a ver que los castigos divinos siempre son merecidos e ineludibles. Pero también nos enseñan que son selectivos. Si Jehová es capaz de hallar a los malvados dondequiera que se escondan y aplicarles su sentencia, de igual manera puede encontrar a los rectos y arrepentidos, aquellos a quienes decide mostrar misericordia. Este hecho queda hermosamente destacado en el último capítulo del libro de Amós.
18 En el capítulo 9, versículo 8, leemos que Jehová declaró: “No aniquilaré completamente a la casa de Jacob”. Asimismo, según los versículos 13 a 15, prometió recoger “de vuelta a los cautivos” de su pueblo. A estos se les mostraría misericordia, y disfrutarían de seguridad y prosperidad. “El arador realmente alcanzará al cosechador”, predijo Jehová. Pensemos en ello: una cosecha tan abundante que todavía no se habría terminado de recogerla cuando llegara la temporada de arar y sembrar de nuevo.
19. ¿Qué ocurrió con un resto de Israel y Judá?
19 Se puede decir que Jehová fue selectivo al juzgar a Judá e Israel, pues castigó a los inicuos, pero tuvo misericordia de quienes se arrepintieron y mostraron la debida disposición. En cumplimiento de la promesa de restauración que aparece en el capítulo 9 de Amós, un resto arrepentido de Israel y Judá regresó del cautiverio babilónico en el año 537 a.E.C. y restauró la adoración pura en su amada tierra. Además, reconstruyeron sus casas y plantaron viñas y huertos en un entorno seguro.
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Los malvados no escaparán al castigo de JehováLa Atalaya 2004 | 15 de noviembre
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22. ¿Qué aspectos de los castigos divinos pone de relieve 2 Tesalonicenses 1:6-8?
22 Los castigos divinos siempre son merecidos, ineludibles y selectivos, como se desprende de estas palabras del apóstol Pablo: “Es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús” (2 Tesalonicenses 1:6-8). “Es justo por parte de Dios” saldar cuentas con quienes merecen su condena por causar tribulación a sus ungidos. Los impíos no sobrevivirán a ‘la revelación de Jesús con sus poderosos ángeles en fuego llameante’, así que ese castigo será ineludible. También será selectivo, pues Jesús traerá “venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas”, pero con ello consolará a los fieles que sufren tribulación.
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