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  • La señal... ¿prueba de que se acerca el nuevo mundo?
    La Atalaya 1988 | 15 de octubre
    • La señal... ¿prueba de que se acerca el nuevo mundo?

      “Nación se levantará contra nación, y reino contra reino: y habrá hambres, y pestes, y terremotos, en [diversos] lugares.” (Mateo 24:7, Versión Autorizada.)

      MIENTRAS hacía estragos la I Guerra Mundial, la revista The Watch Tower (conocida ahora en español como La Atalaya) del 15 de abril de 1917 citó esas palabras de la Biblia y dijo: “Ahora vemos un cumplimiento parcial de esa declaración profética, pues casi todas las naciones de la Tierra están envueltas en un conflicto mortífero. Por todas partes disminuye la cantidad de alimento disponible, y el coste de la vida aumenta”.

      Ahora, 71 años después, esta revista todavía llama la atención de sus lectores a esa profecía. Tres historiadores de la antigüedad pusieron por escrito esa profecía como parte de “la señal” que dio Jesucristo. (Mateo 24:3, 7; Marcos 13:4, 8; Lucas 21:7, 10, 11.)

      Desde 1914, las guerras, el hambre, las pestes y otros desastres han segado centenares de millones de vidas. Con referencia a los pasados 1.700 años, The New Encyclopædia Britannica (1987) da una lista de 63 “Grandes terremotos de la historia”. De ese total, 27 —o el 43%— corresponden al período desde 1914. El libro Terra Non Firma, por los profesores Gere y Shah, contiene una lista que abarca un período mayor. Del total de terremotos “significativos” de esa lista, el 54% ha tenido lugar desde 1914a. Aun reconociendo que los registros de los siglos pasados no nos han llegado completos, no podemos evadir la conclusión de que en nuestro tiempo la humanidad ha sido muy afectada por los terremotos.

      Algo todavía más horrible azotó el corazón de los hombres cuando sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki explotaron bombas atómicas. Ahora las potencias nucleares tienen tantas armas de destrucción en masa que la humanidad está amenazada de extinción. Como escribió el historiador Lucas en la profecía de Jesús: “Habrá escenas espantosas, y del cielo grandes señales [...] y sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida [...], mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada”. (Lucas 21:11, 25, 26.)

      Aunque las superpotencias concuerden en eliminar algunas de las armas de sus arsenales, esos acuerdos no disminuirán el temor del hombre a los crímenes violentos, el desplome económico y el terrorismo. Un periódico africano declara: “Lo que más preocupa a la gente hoy día es su propia seguridad personal. [...] No hay control del crimen [...]; por todas partes hay temor”. Sí, y Jesús predijo que “el aumento del desafuero” sería otro detalle preciso de la señal. (Mateo 24:12.)

      “Buenas nuevas”

      Sin embargo, le aliviará saber que se predijo que los trágicos desenvolvimientos que acabamos de mencionar vendrían acompañados de ‘buenas nuevas que se predicarían en toda la tierra habitada’. (Mateo 24:14.) Las “buenas nuevas” son noticias sobre el Reino de Dios. Ya ese gobierno mundial sobrehumano ha reunido a millones de súbditos leales. Pronto intervendrá en los asuntos humanos para satisfacer la necesidad del hombre de vivir en un nuevo mundo justo. (Lucas 21:28-32; 2 Pedro 3:13.)

      Muchas personas rechazan las “buenas nuevas”, no creen en ellas. Otras dicen que las creen, pero no lo demuestran por acciones. Algunas las obedecen por algún tiempo, pero después empiezan a dudar. ¿Se predijeron también esas reacciones negativas como parte de la señal? Más importante aún, ¿cómo puede usted beneficiarse personalmente de esta señal?

      [Nota a pie de página]

      a The World Book Encyclopedia (1987) alista 37 “Terremotos grandes”, que han ocurrido desde 526 E.C. en adelante. De esta lista, el 65% ha ocurrido desde 1914.

  • La señal... ¿le presta atención usted?
    La Atalaya 1988 | 15 de octubre
    • La señal... ¿le presta atención usted?

      “QUEREMOS que en todo país la gente disfrute de prosperidad, bienestar y felicidad. Alcanzaremos esa meta si adelantamos hacia un mundo que esté libre de las armas nucleares y de la violencia.”—Perestroika, por el líder soviético Mikhail Gorbachev.

      Se comprende que muchos duden que el hombre en verdad pueda convertir en realidad esas condiciones por todo el mundo. Otro líder, Jesucristo, prometió algo más grandioso: una Tierra paradisíaca donde, en vez de envejecer y morir, la gente rejuvenezca en camino a la vida eterna. (Mateo 5:5; Lucas 23:43; Juan 5:28, 29.) Por supuesto, esto lo logrará la intervención divina. Cuando se le preguntó cuándo vendría tal intervención, Jesús dijo: “El reino de Dios no viene de modo que sea llamativamente observable”. Al principio, solo personas con gran poder de observación —con figurativo ojo de águila— se darían cuenta de la presencia del Reino. (Lucas 17:20, 37.) ¿Por qué?

      Por qué necesitamos la señal

      Desde que ascendió al cielo, Jesucristo ‘mora en luz inaccesible, y ningún hombre lo ha visto ni lo puede ver’. (1 Timoteo 6:16.) Por eso, los ojos humanos literales nunca lo verán de nuevo. Como dijo Jesús durante el último día de su vida terrestre: “Un poco más y el mundo ya no me contemplará”. (Juan 14:19.) Se le puede ver solamente en sentido figurado. (Efesios 1:18; Revelación 1:7.)

      Sin embargo, Jesús dijo que sus discípulos podrían discernir el tiempo en que el Reino de Dios empezaría a regir. ¿Cómo? Mediante una señal. En respuesta a la pregunta: “¿Qué será la señal de tu presencia?”, Jesús describió la prueba visible de su futura gobernación desde lo invisible. (Mateo 24:3.)

      Se incluyó en la señal una ilustración que mostraba qué clase de personas se beneficiaría de ella. “Dondequiera que esté el cadáver —dijo Jesús—, allí se reunirán las águilas.” (Mateo 24:28.) Todos los que deseen sobrevivir al fin del sistema actual y entrar en el nuevo mundo de Dios tienen que ‘reunirse’ y disfrutar de alimento espiritual junto con los “escogidos” de Cristo, asemejados por él a águilas. (Mateo 24:31, 45-47.)

      Cuídese de la impaciencia

      Ningún humano puede calcular la fecha en que terminará el sistema inicuo actual. “Respecto a aquel día o la hora —dijo Jesús—, nadie sabe, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.” (Marcos 13:32, 33.)

      Sin embargo, ¿pudiera extenderse la señal por muchas generaciones humanas? No. La señal se presenta durante una sola generación en particular. La misma generación que fue testigo del principio de la señal será también testigo de su culminación en “una tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio de la creación”. Tres historiadores, Mateo, Marcos y Lucas, registraron la seguridad que Jesús dio de esto. (Marcos 13:19, 30; Mateo 24:13, 21, 22, 34; Lucas 21:28, 32.)

      Con todo, hay el peligro de que uno se impaciente. Ya han pasado 74 años desde que estalló la I Guerra Mundial en 1914. Desde el punto de vista humano esto pudiera parecer un tiempo muy largo. Pero algunos cristianos que tienen vista de águila y que vieron la I Guerra Mundial están muy vivos todavía. Su generación no ha pasado.

      Jesús, al dar la señal, advirtió sobre el peligro de impacientarse. Dijo que algunos dirían en su corazón: “Mi amo se tarda”. Jesús mostró que el no controlar esas ideas pudiera llevar a obrar con insensatez. (Mateo 24:48-51.) Los apóstoles de Cristo también se expresaron sobre esto.

      “Burlones”

      Según Judas, uno de los escritores bíblicos, los apóstoles de Cristo dieron la siguiente advertencia: “En el último tiempo habrá burlones, que procederán según sus propios deseos de cosas impías”. (Judas 17, 18.)

      El deseo de vivir en un nuevo mundo limpio puede ser reemplazado fácilmente por “deseos de cosas impías”. Esto es especialmente peligroso hoy día, debido a los métodos de expresión y comunicación del mundo. Nunca antes en la historia humana se han hecho tan obvios la violencia, el espiritismo y la inmoralidad sexual. Muchas veces son el tema de representaciones radiofónicas y musicales, y se ven en numerosos programas de televisión, en videocintas, anuncios comerciales, libros y revistas.

      La señal indica el fin de esa impiedad. Es natural, pues, que algunas personas a quienes les gusta lo impío se burlen de la señal. Como se predijo, afirman que “todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación”. (2 Pedro 3:3, 4.)

      ‘El amor se enfría’

      Recientemente la revista Newsweek publicó lo que dijo en una entrevista el escritor estadounidense Paul Bowles, de 75 años de edad. En respuesta a la pregunta: “¿Qué diría usted de la condición del mundo?”, Bowles dijo: “En sentido moral el mundo es un desastre. Ya nadie es honrado como lo era la gente hace 60 años. Se tenía idea clara de lo que era un caballero; era una valiosa característica de nuestra cultura occidental. Ahora a nadie [le interesa]. También se da muchísimo énfasis al dinero”.

      Esta situación se amolda precisamente a lo que la Biblia anunció de antemano. Jesús predijo: “Por el aumento del desafuero se enfriará el amor de la mayor parte”. (Mateo 24:12; 2 Timoteo 3:1-5.) A medida que aumentan el egoísmo y la avidez, disminuye el amor a Dios. Cada vez más personas anteponen sus propios deseos a las leyes de Dios al participar en actos delictivos, terrorismo, despliegue de fraude en los negocios, inmoralidad sexual y abuso de las drogas.

      Algunos reconocen que la señal se ha cumplido, pero no conforman sus obras a ese conocimiento porque están demasiado envueltos en complacerse a sí mismos. Por otra parte, el prestar atención a la señal exige perseverancia en cuanto a manifestar amor altruista a Dios y al prójimo. (Mateo 24:13, 14.)

      “Inquietudes de la vida”

      Jesús advirtió también que, además de los placeres egoístas, pudiera ser que necesidades físicas legítimas absorbieran tanto la atención de algunos que ellos se hicieran negligentes respecto a la señal. Instó: “Presten atención a sí mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso, y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un lazo. Porque vendrá sobre todos los que moran sobre la haz de toda la tierra”. (Lucas 21:34, 35.)

      Por supuesto, la Biblia estimula a llevar una vida de familia feliz. (Efesios 5:24–6:4.) Frecuentemente esto requiere que el cabeza de familia tenga alguna clase de empleo o se envuelva en algún negocio para proveer lo necesario a su esposa y sus hijos. (1 Timoteo 5:8.) No obstante, sería falto de perspicacia permitir que la vida de uno girara únicamente en torno a la familia, el negocio y las posesiones materiales. Debido a este peligro, Jesús advirtió: “Así como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, los hombres se casaban, las mujeres se daban en matrimonio, hasta aquel día en que Noé entró en el arca, y llegó el diluvio y los destruyó a todos. [...] De la misma manera será en aquel día en que el Hijo del hombre ha de ser revelado”. (Lucas 17:26-30; Mateo 24:36-39.)

      ¿“Llevado”, o “abandonado”?

      Queda poco tiempo. Pronto el Reino de Dios intervendrá para enderezar los asuntos. Entonces todo humano se verá afectado de una manera u otra. Como explicó Jesús: “Entonces dos hombres estarán en el campo: uno será llevado, y el otro será abandonado; dos mujeres estarán moliendo en el molino de mano: una será llevada, y la otra será abandonada”. (Mateo 24:40, 41.)

      Cuando llegue ese tiempo crítico, ¿en qué condición se le hallará a usted? ¿Se le abandonará a la destrucción, o se le llevará para sobrevivir? Como guía para que vaya en la dirección correcta, considere de nuevo la ilustración que Jesús dio: “Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán las águilas”. (Lucas 17:34-37; Mateo 24:28.)

      Así Jesús daba énfasis a que es necesario obrar con perspicacia y en unidad. Se lleva a la supervivencia a los que se reúnen con regularidad y se benefician del alimento espiritual que Dios provee. Millones de personas se han dado cuenta de que esa alimentación espiritual viene mediante la asociación estrecha con una de las más de 55.000 congregaciones de los testigos de Jehová y mediante el estudio de publicaciones bíblicas como la que usted está leyendo.

      Más de tres millones de testigos de Jehová muestran fe en la señal al compartir con su prójimo las “buenas nuevas del reino”. (Mateo 24:14.) ¿Responde usted positivamente a las buenas nuevas? Si así es, puede tomar a pecho la promesa de sobrevivir para entrar en un paraíso terrestre.

      [Fotografía en la página 5]

      Muchos están tan absortos en los placeres que se hacen negligentes respecto a la señal

      [Fotografía en la página 6]

      El prestar atención a la señal envuelve reunirnos para alimentarnos de la Palabra de Dios

  • ¿Águilas, o buitres?
    La Atalaya 1988 | 15 de octubre
    • ¿Águilas, o buitres?

      La señal

      “DONDEQUIERA que esté el cadáver, allí se reunirán las águilas.” (Mateo 24:28.) En vez de aprender algo de esa ilustración, algunos la critican. Dicen que las águilas son aves cazadoras solitarias que se alimentan de la presa que capturan viva, no de cadáveres. Por eso varias Biblias usan la palabra “buitres”. Pero la palabra griega en cuestión, a·e·tós, se traduce correctamente “águila”.

      Una especie que se halla en Israel es el águila rapaz. “Como muchas aves de rapiña —dicen John Sinclair y John Mendelsohn—, el águila rapaz no desprecia la carroña, y con bastante frecuencia está entre las primeras aves que llegan a donde acaba de matarse a un animal.” Otro observador informó que en el desierto de Kalahari, en África, vio una reunión de 60 águilas volatineras y rapaces. Añadió: “El águila rapaz domina cuando se reúnen alrededor de la carroña. A veces se ha visto que dos aves, que quizás formen una pareja, comparten la presa”.

      Las águilas marinas son comunes también en las tierras del Mediterráneo. En siglos pasados, águilas marinas y terrestres se alimentaban de los cadáveres de los caballos que morían en las batallas. “Es bien conocido [...] que siguen a los ejércitos con ese fin”, declara la Cyclopædia de McClintock y Strong.

      Por ser veloces y de vista penetrante, las águilas a veces son las primeras aves que llegan a donde hay carroña fresca. Jesús estaba familiarizado con la descripción en la cual Jehová Dios le hizo a Job esta pregunta que ensalza Su superioridad: “¿Es por orden tuya que un águila vuela hacia arriba, y que construye su nido en lo alto, [...] sobre el diente de un peñasco y en un lugar inaccesible? Desde allí tiene que buscar alimento; lejos en la distancia sus ojos siguen mirando. [...] Donde están los que han sido muertos, allí está ella”. (Job 39:27-30.)

      Así, Jesús ilustró bien que solo las personas que en sentido figurado tienen ojo de águila pueden beneficiarse de la señal.

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