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  • ¿Valora usted el don divino del matrimonio?
    La Atalaya 2012 | 15 de mayo
    • ¿Valora usted el don divino del matrimonio?

      “Que Jehová les haga una dádiva, y de veras hallen un lugar de descanso, cada cual en la casa de su esposo.” (RUT 1:9)

      BUSQUE LAS RESPUESTAS:

      ¿Por qué podemos afirmar que los siervos de Dios del pasado apreciaron el don del matrimonio?

      ¿Por qué podemos afirmar que Jehová considera importante nuestra elección de un cónyuge?

      ¿Qué consejos bíblicos sobre el matrimonio piensa usted aplicar en su vida?

      1. ¿Cómo reaccionó Adán cuando Jehová le dio una esposa?

      “ESTO por fin es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada Mujer, porque del hombre fue tomada.” (Gén. 2:23.) ¡Qué feliz se sintió Adán, el primer hombre, de tener una esposa! No es de extrañar que sus palabras se tornaran poéticas. Jehová lo había hecho caer en un sueño profundo y luego había creado a aquella bella mujer —a la que más tarde Adán llamó Eva⁠— de una de sus costillas. Entonces, Dios los unió en feliz matrimonio. Puesto que Eva fue creada de una costilla de Adán, el vínculo que los unía era más estrecho que el de cualquier pareja casada de la actualidad.

      2. ¿Por qué se sienten atraídos mutuamente hombres y mujeres?

      2 En su incomparable sabiduría, Jehová infundió en los seres humanos la capacidad de enamorarse, de modo que hombres y mujeres se atrajeran mutuamente. Una enciclopedia señala: “El hombre y la mujer que se casan esperan sentir una mutua y permanente atracción romántica y sexual” (The World Book Encyclopedia). Esto se ha cumplido incontables veces entre personas que sirven a Jehová.

      AGRADECIERON EL DON DEL MATRIMONIO

      3. ¿Cómo consiguió esposa Isaac?

      3 El fiel Abrahán tenía en alta estima el matrimonio, así que envió a su siervo de más edad a Mesopotamia para conseguirle a su hijo Isaac una esposa temerosa de Dios. La oración de aquel siervo surtió efecto. La joven Rebeca llegó a ser la amada esposa de Isaac y tuvo un importante papel en el propósito divino de preservar la descendencia de Abrahán (Gén. 22:18; 24:12-14, 67). De esto no debemos concluir que alguien, por muy buenas intenciones que tenga, deba hacer de casamentero. En la sociedad moderna es muy normal que uno sea quien elija a su cónyuge. Y aunque Dios no empareja a nadie, sí que guía a los cristianos en este y otros aspectos de la vida si ellos se lo piden y se dejan dirigir por su espíritu (Gál. 5:18, 25).

      4, 5. ¿Por qué estamos convencidos de que la sulamita y el pastor sentían algo muy especial el uno por el otro?

      4 Una bella muchacha sulamita de la antigüedad no quiso que sus amigas la incitaran a ser una de las muchas esposas del rey Salomón. Les dijo: “Las he puesto bajo juramento, oh hijas de Jerusalén, de que no traten de despertar ni excitar amor en mí hasta que este se sienta inclinado” (Cant. de Cant. 8:4). La realidad era que la sulamita y cierto pastor sentían algo muy especial el uno por el otro. Ella declaró con humildad: “Un simple azafrán de la llanura costanera soy, un lirio de las llanuras bajas”. Sin embargo, el pastor le contestó: “Como un lirio entre yerbajo espinoso, así es mi compañera entre las hijas” (Cant. de Cant. 2:1, 2). Está claro que se querían mucho.

      5 Puesto que la sulamita y el pastor amaban ante todo a Dios, sus lazos maritales llegarían a ser sumamente fuertes. Tanto es así, que ella le dijo a su enamorado: “Ponme como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo; porque el amor es tan fuerte como la muerte, la insistencia en la devoción exclusiva es tan inexorable como el Seol. Sus llamaradas son las llamaradas de un fuego, la llama de Jah [porque procede de él]. Las muchas aguas mismas no pueden extinguir el amor, ni pueden los ríos mismos arrollarlo” (Cant. de Cant. 8:6, 7). Si un siervo de Jehová está pensando en casarse, ¿por qué debería conformarse con un grado menor de compromiso que el expresado en estos versículos?

      UNA ELECCIÓN QUE DIOS CONSIDERA IMPORTANTE

      6, 7. ¿Qué indica que Dios considera importante nuestra elección de un cónyuge?

      6 Nuestra elección de un cónyuge es un asunto que Jehová considera importante. Respecto a las naciones de Canaán, ordenó a los israelitas: “No debes formar ninguna alianza matrimonial con ellas. No debes dar tu hija al hijo de él, ni debes tomar su hija para tu hijo. Porque él apartará a tu hijo de seguirme, y ellos ciertamente servirán a otros dioses; y la cólera de Jehová realmente se encenderá contra ustedes, y él ciertamente te aniquilará de prisa” (Deu. 7:3, 4). Siglos después, Esdras el sacerdote declaró: “Ustedes mismos han actuado infielmente por haber dado morada a esposas extranjeras, para añadir a la culpabilidad de Israel” (Esd. 10:10). Y el apóstol Pablo les escribió a sus hermanos cristianos: “La esposa está atada durante todo el tiempo que su esposo vive. Pero si su esposo se durmiera en la muerte, está libre para casarse con quien quiera, pero solo en el Señor” (1 Cor. 7:39).

      7 Cuando un siervo dedicado de Jehová se une en matrimonio a un no creyente, está desobedeciendo a Dios. Los israelitas de los días de Esdras fueron infieles al dar “morada a esposas extranjeras”, y no podemos restar importancia a las francas declaraciones de las Santas Escrituras (Esd. 10:10; 2 Cor. 6:14, 15). El cristiano que se casa con alguien que no sirve a Jehová no es ejemplar ni siente verdadero respeto por el don divino del matrimonio. Entrar en esa unión estando bautizado puede costarle algunos de los privilegios que tiene en el pueblo de Dios. Y no tendría sentido que esperase recibir la bendición divina teniendo que orar: “Jehová, yo te he desobedecido deliberadamente, pero tú bendíceme de todos modos”.

      NUESTRO PADRE CELESTIAL SABE MÁS QUE NOSOTROS

      8. Explique por qué debemos seguir las instrucciones de Jehová sobre el matrimonio.

      8 El ingeniero que diseña una máquina sabe exactamente cómo funciona. Si tenemos que ensamblarla, puede darnos los detalles precisos para ello. Pero ¿qué pasaría si no siguiéramos sus instrucciones y lo hiciéramos a nuestro modo? Es probable que los resultados fueran desastrosos, si es que la máquina llegara siquiera a funcionar. Pues bien, si deseamos estar felizmente casados, debemos seguir las instrucciones de Jehová, Aquel que diseñó el matrimonio.

      9. ¿Por qué podemos afirmar que Jehová comprende los sentimientos de soledad del ser humano y la felicidad que el matrimonio puede traer?

      9 Jehová lo sabe todo sobre el matrimonio y los seres humanos. Fue él quien les implantó los deseos sexuales para que cumplieran este mandato: “Sean fructíferos y háganse muchos” (Gén. 1:28). Además, comprende los sentimientos de soledad, pues antes de crear a la primera mujer dijo: “No está bien que el hombre esté solo. Voy a hacerle alguien que lo acompañe y lo ayude” (Gén. 2:18, Traducción en lenguaje actual). Jehová también conoce muy bien las alegrías que el matrimonio puede traer (léase Proverbios 5:15-18).

      10. ¿Qué factores deben gobernar las relaciones íntimas de los cristianos casados?

      10 Debido al pecado que hemos heredado de Adán, ningún matrimonio es perfecto. Pero los siervos de Jehová que están casados pueden ser muy felices si siguen las pautas de la Palabra de Dios. Tomemos, por ejemplo, los claros consejos de Pablo en cuanto a las relaciones sexuales (léase 1 Corintios 7:1-5). Las Escrituras no exigen que la única finalidad del sexo en el matrimonio sea tener hijos, pues también permite satisfacer las necesidades emocionales y físicas de ambos cónyuges. Sin embargo, está claro que Dios desaprueba las prácticas antinaturales. Los cónyuges cristianos deben manifestar ternura y cariño sincero en este aspecto tan importante de su vida. Y, por supuesto, evitarán cualquier acto que desagrade a Jehová.

      11. ¿Qué bendiciones recibió Rut por obrar en armonía con la voluntad de Dios?

      11 Se supone que el matrimonio sea una fuente de dicha, no de amargura y desilusión. Un hogar cristiano tiene que ser un lugar de descanso, un remanso de paz. Pensemos en lo que ocurrió hace unos tres mil años, cuando la anciana Noemí y sus nueras Orpá y Rut, todas ellas viudas, iban por el camino de Moab a Judá. Aunque Noemí rogó a las dos jóvenes que regresaran a su pueblo, Rut se quedó con ella, fue fiel al Dios verdadero y se aseguró “un salario perfecto procedente de Jehová el Dios de Israel, bajo cuyas alas [buscó] refugio” (Rut 1:9; 2:12). Demostrando el gran aprecio que sentía por el don divino del matrimonio, se casó con el anciano Boaz, un buen siervo de Dios. Cuando resucite en el nuevo mundo, Rut descubrirá con gran alegría que fue antepasada de Jesucristo (Mat. 1:1, 5, 6; Luc. 3:23, 32). ¡Cuántas bendiciones por obrar en armonía con la voluntad de Dios!

      BUENOS CONSEJOS PARA UN MATRIMONIO FELIZ

      12. ¿Dónde podemos encontrar buenos consejos sobre el matrimonio?

      12 Jehová, quien diseñó el matrimonio, dice a los casados lo que necesitan saber para ser felices. Ningún ser humano sabe tanto como él. La Biblia siempre está en lo correcto, así que para dar buenos consejos a este respecto es imprescindible apegarse a las normas expuestas en sus páginas. Por ejemplo, el apóstol Pablo escribió bajo inspiración divina: “Que cada uno de ustedes individualmente ame a su esposa tal como se ama a sí mismo; por otra parte, la esposa debe tenerle profundo respeto a su esposo” (Efe. 5:33). No hay nada en consejos bíblicos como este que un cristiano maduro no pueda entender. La cuestión es si los obedecerá. En realidad, eso dependerá de si verdaderamente aprecia el don del matrimonio.a

      13. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias de pasar por alto el consejo de 1 Pedro 3:7?

      13 El esposo cristiano debe tratar con amor a su esposa. El apóstol Pedro escribió: “Ustedes, esposos, continúen morando con ellas de igual manera, de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el femenino, puesto que ustedes también son herederos con ellas del favor inmerecido de la vida, a fin de que sus oraciones no sean estorbadas” (1 Ped. 3:7). En efecto, si el esposo pasa por alto los consejos bíblicos, puede que Jehová no escuche sus oraciones. En ese caso es probable que se deteriore la espiritualidad de ambos cónyuges, lo que a su vez puede producir muchas tensiones, peleas y asperezas.

      14. ¿Qué efecto puede tener una buena esposa en su familia?

      14 La esposa que se deja guiar por la Palabra y el espíritu santo de Dios puede contribuir mucho a que su hogar sea un refugio de paz y felicidad. Es natural que un esposo que teme a Dios ame a su esposa y la proteja física y espiritualmente. Por su parte, ella quiere sentirse amada, así que cultiva cualidades que aviven el amor que su esposo le tiene. Proverbios 14:1 señala: “La mujer verdaderamente sabia ha edificado su casa, pero la tonta la demuele con sus propias manos”. Una esposa sabia y buena hace una gran aportación al éxito y la felicidad de su familia, y también demuestra que de verdad valora el don divino del matrimonio.

      15. ¿Qué consejos hallamos en Efesios 5:22-25?

      15 Los cónyuges demuestran gratitud por el don divino del matrimonio cuando se tratan como Jesús trata a la congregación (léase Efesios 5:22-25). Y las bendiciones que reciben son muchísimas cuando se aman profundamente y nunca dejan que su matrimonio se eche a perder por el orgullo o por comportamientos poco cristianos como la infantil táctica de no dirigirse la palabra.

      QUE NADIE LOS SEPARE

      16. ¿Por qué permanecen solteros algunos cristianos?

      16 Aunque en algún momento de su vida la mayoría de las personas piensan en casarse, algunos siervos de Jehová permanecen solteros por no hallar una persona que sea de su agrado y del de Dios. Otros no sienten la necesidad de casarse, y eso les permite dedicarse al servicio de Jehová sin las distracciones propias del matrimonio. Claro está, la soltería debe disfrutarse dentro de los límites que Jehová ha fijado (Mat. 19:10-12; 1 Cor. 7:1, 6, 7, 17).

      17. a) ¿Qué palabras de Jesús respecto al matrimonio debemos tener presentes? b) Si algún cristiano empieza a desear al cónyuge de otra persona, ¿qué debe hacer de inmediato?

      17 Estemos solteros o casados, todos debemos tener presentes estas palabras de Jesús: “¿No leyeron que el que los creó desde el principio los hizo macho y hembra y dijo: ‘Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una sola carne’? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre” (Mat. 19:4-6). Desear al cónyuge de otra persona es un pecado (Deu. 5:21). Si cualquier cristiano llega a albergar ese deseo impuro, debe desarraigarlo de inmediato, aunque le suponga un gran dolor emocional por haber permitido que ese anhelo egoísta crezca en su interior (Mat. 5:27-30). Es vital que rechace los malos pensamientos y reprima los impulsos pecaminosos de un corazón traicionero (Jer. 17:9).

      18. ¿Qué debemos sentir por el don divino del matrimonio?

      18 Incluso muchos que conocen poco o nada a Dios y su maravilloso regalo del matrimonio demuestran al menos cierta gratitud por el vínculo matrimonial. En cambio, nosotros hemos dedicado nuestra vida a Jehová, el “Dios feliz” (1 Tim. 1:11). Por eso, ¡cuánto más deberíamos regocijarnos por todas sus dádivas y demostrar que de veras apreciamos el don divino del matrimonio!

      [Nota]

      a Para un análisis detallado sobre el tema del matrimonio, véanse los capítulos 10 y 11 del libro “Manténganse en el amor de Dios”.

  • Luche por salvar su matrimonio
    La Atalaya 2012 | 15 de mayo
    • Luche por salvar su matrimonio

      “A los casados doy instrucciones [...], no yo,sino el Señor.” (1 COR. 7:10)

      ¿PODRÍA EXPLICARLO?

      ¿En qué sentido une Dios a los cónyuges bajo un yugo?

      ¿Cómo pueden los ancianos ayudar a los cristianos que atraviesan problemas en su matrimonio?

      ¿Cómo deberíamos ver el matrimonio?

      1. ¿Cómo ven los cristianos el matrimonio, y por qué?

      CUANDO un cristiano se casa, hace un voto ante Dios, de modo que contrae una responsabilidad que no debe tomar a la ligera (Ecl. 5:4-6). Jehová “ha unido bajo un yugo” a quienes se unen en matrimonio, pues fue él quien dio origen a la institución marital (Mar. 10:9). Ese yugo existe a la vista de Dios sin importar lo que digan las leyes seglares que regulen el matrimonio. Y los cristianos deben verlo como él lo ve, sea que se hayan casado antes o después de conocer a Jehová.

      2. ¿Qué preguntas analizaremos en este artículo?

      2 El matrimonio puede ser fuente de gran felicidad. Pero ¿qué se puede hacer cuando peligra la unión marital? ¿Pueden fortalecerse los lazos conyugales que se han debilitado? ¿Qué ayuda hay para aquellos que ven amenazado su matrimonio?

      ¿SERÁ UNA FUENTE DE GOZO, O DE DOLOR?

      3, 4. ¿Qué puede ocurrir si un cristiano toma decisiones imprudentes a la hora de elegir un cónyuge?

      3 Cuando un matrimonio cristiano tiene éxito, produce mucho gozo y le trae honra a Jehová. Pero cuando fracasa, como mínimo produce mucha tristeza. El cristiano que está pensando en casarse tiene la oportunidad de dar a su enlace un buen comienzo siguiendo la guía de Dios. Por otra parte, una decisión imprudente a la hora de elegir un cónyuge puede provocarle dolor e insatisfacción. Por ejemplo, algunos jóvenes comienzan a salir con alguien cuando aún no están preparados para afrontar las obligaciones maritales. Hay quienes encuentran un candidato en Internet y se lanzan apresuradamente a lo que después resulta ser un matrimonio muy desdichado. Y otros cometen un pecado grave durante el noviazgo y luego se casan, pero quizás den inicio a su vida de casados sin sentir mucho respeto el uno por el otro.

      4 Algunos cristianos desobedecen el mandato de casarse “solo en el Señor” y sufren las consecuencias de vivir en un hogar dividido en sentido religioso (1 Cor. 7:39). Si ese es su caso, pida el perdón y la ayuda de Dios. Él no libra de los efectos de errores pasados, pero sí que da fuerzas a los arrepentidos para que sobrelleven las dificultades (Sal. 130:1-4). Esfuércese de corazón por complacerlo ahora y siempre, y “el gozo de Jehová [será] su plaza fuerte” (Neh. 8:10).

      CUANDO LOS LAZOS MARITALES AMENAZAN CON ROMPERSE

      5. ¿Qué tipo de pensamientos deben evitarse si uno es infeliz en su matrimonio?

      5 Quienes son desdichados con su cónyuge tal vez se pregunten: “¿De veras vale la pena salvar este matrimonio tan infeliz? ¡Si pudiera volver atrás en el tiempo y casarme con otra persona!”. Quizá sueñen con romper los lazos maritales y se digan: “¡Así sería libre de nuevo! ¿Por qué no me divorcio? Aunque no haya base bíblica, ¿por qué no me separo y vuelvo a disfrutar de la vida?”. En vez de fantasear o de pensar en lo que podría haber sido, los cristianos deben buscar la guía de Dios y esforzarse al máximo por seguirla dentro de sus circunstancias actuales.

      6. Explique las palabras de Jesús que se hallan en Mateo 19:9.

      6 Si un cristiano se divorcia, eso no implica de forma automática que esté bíblicamente libre para casarse de nuevo. Jesús dijo: “Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra, comete adulterio” (Mat. 19:9). Aquí, el término fornicación incluye el adulterio y otros pecados sexuales graves. Por lo tanto, si un cristiano empieza a pensar en divorciarse sin que ninguno de los cónyuges sea culpable de inmoralidad sexual, es vital que busque la ayuda y la guía de Dios.

      7. ¿Qué pueden pensar quienes observan el fracaso de un matrimonio cristiano?

      7 Un matrimonio que fracasa pone en entredicho el estado espiritual de los cónyuges. El apóstol Pablo planteó esta seria pregunta: “Si de veras no sabe algún hombre presidir su propia casa, ¿cómo cuidará de la congregación de Dios?” (1 Tim. 3:5). Cuando ambos afirman ser cristianos y aun así su matrimonio falla, quienes observen la situación pueden pensar que en realidad predican una cosa y hacen otra (Rom. 2:21-24).

      8. ¿Qué debe andar mal si dos cristianos deciden separarse o divorciarse?

      8 Si dos cristianos bautizados están planeando separarse o divorciarse sin base bíblica, es evidente que algo anda mal en su vida espiritual. Puede ser que uno o quizás ambos cónyuges no estén aplicando los principios bíblicos. Si verdaderamente confiaran en Jehová “con todo [su] corazón”, tendrían que ser capaces de salvar su matrimonio (léase Proverbios 3:5, 6).

      9. ¿Cómo han visto recompensados sus pacientes esfuerzos algunos cristianos casados?

      9 Muchos matrimonios que parecían condenados al fracaso han podido solucionar sus problemas. A menudo, los cristianos que no se apresuran a separarse de su cónyuge ven recompensados sus esfuerzos. Eso puede suceder en un hogar dividido en sentido religioso. El apóstol Pedro escribió: “Ustedes, esposas, estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido ellos testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto” (1 Ped. 3:1, 2). En efecto, por la conducta excelente de su cónyuge, el no creyente puede abrazar la fe verdadera. Un matrimonio que supera sus problemas y sigue adelante le trae honra a Dios y puede ser una fuente de gran felicidad para el esposo, la esposa y los hijos que pueda haber.

      10, 11. ¿Qué situaciones inesperadas pueden surgir en un matrimonio, pero de qué podemos estar seguros?

      10 Por su deseo de agradar a Jehová, la mayoría de los cristianos solteros eligen cónyuge entre sus hermanos bautizados. Pero incluso así, la situación puede dar un giro inesperado. En raras ocasiones, un cónyuge pudiera desarrollar graves problemas psicológicos. O tal vez uno de los dos deje de predicar por completo. Por ejemplo, Linda,a una celosa cristiana y madre, contempló impotente cómo su esposo se alejó de la verdad y tuvo que ser expulsado. ¿Qué debería hacer un cristiano si pareciera que sus lazos conyugales van a romperse sin remedio por tal razón?

      11 Usted pudiera preguntarse: “¿Debo seguir intentando salvar mi matrimonio pase lo que pase?”. Nadie puede ni debe tomar esa decisión por usted. Sin embargo, aunque los lazos maritales se estén debilitando, hay buenas razones para no tirar la toalla. Jehová valora muchísimo a quienes por causa de su conciencia soportan vientos de tempestad en su matrimonio (léase 1 Pedro 2:19, 20). Mediante su Palabra y su espíritu, ayuda al cristiano que se esfuerza de corazón por fortalecer un vínculo conyugal debilitado.

      ESTÁN DISPUESTOS A AYUDAR

      12. ¿Qué pensarán de nosotros los ancianos si les pedimos ayuda?

      12 Si usted afronta problemas en su matrimonio, no vacile en buscar la asistencia espiritual de cristianos maduros. Los ancianos son pastores del rebaño y gustosamente le mostrarán los consejos inspirados de las Escrituras (Hech. 20:28; Sant. 5:14, 15). No piense que ellos dejarán de respetarlos a usted y a su cónyuge por pedirles ayuda y hablar de un problema conyugal grave. El amor e interés que sienten por ustedes crecerá al ver su deseo sincero de complacer a Dios.

      13. ¿Qué consejo hallamos en 1 Corintios 7:10-16?

      13 Cuando un cristiano cuyo cónyuge no es creyente les pide ayuda, los ancianos dirigen su atención a consejos como este que escribió el apóstol Pablo: “A los casados doy instrucciones —sin embargo, no yo, sino el Señor⁠— de que la esposa no debe irse de su esposo; pero si de hecho se fuera, que permanezca sin casarse, o, si no, que se reconcilie con su esposo; y el esposo no debe dejar a su esposa [...]. Pues, esposa, ¿cómo sabes que no salvarás a tu esposo? O, esposo, ¿cómo sabes que no salvarás a tu esposa?” (1 Cor. 7:10-16). ¡Qué bendición es que un cónyuge no creyente acepte la adoración pura!

      14, 15. ¿En qué casos pudiera un cónyuge cristiano pensar en separarse, pero por qué debe analizar el asunto con oración y sinceridad?

      14 En algunas circunstancias, una cristiana podría decidir “irse de su esposo”. Por ejemplo, hay quien se ha separado porque él la sometía a un maltrato físico extremo, porque ponía en grave peligro su espiritualidad o porque se negaba deliberadamente a mantener a la familia.

      15 La decisión de separarse o no es una cuestión personal. Sin embargo, el cónyuge bautizado debe analizar el asunto con oración y sinceridad. Por ejemplo, si el motivo es la grave amenaza a la espiritualidad, ¿es el no creyente el único responsable, o ha desatendido el creyente su estudio de la Biblia, su asistencia a las reuniones y su participación en el ministerio?

      16. ¿Qué debería impedirnos tomar decisiones precipitadas respecto al divorcio?

      16 La alta estima en que tenemos nuestra relación con Dios y la gratitud por el don divino del matrimonio debería impedirnos tomar decisiones precipitadas respecto al divorcio. A los siervos de Jehová nos preocupa la santificación de su santo nombre. Por consiguiente, nunca romperíamos los lazos conyugales porque estemos tramando casarnos con otra persona (Jer. 17:9; Mal. 2:13-16).

      17. ¿En qué circunstancias podría decirse que Dios “ha llamado [...] a la paz” al cónyuge creyente?

      17 El cristiano casado con un no creyente debe luchar por mantener intacto su vínculo marital. No obstante, no tiene por qué sentirse culpable si, a pesar de sus esfuerzos sinceros, el no creyente decide separarse. “Si el incrédulo procede a irse, que se vaya —escribió Pablo⁠—; el hermano o la hermana no está en servidumbre en tales circunstancias; antes bien, Dios los ha llamado a ustedes a la paz.” (1 Cor. 7:15.)b

      CONFÍE EN JEHOVÁ

      18. Aunque un cristiano no logre salvar su matrimonio, ¿qué buenos resultados pueden tener sus esfuerzos?

      18 Al tratar cualquier problema conyugal, pídale valor a Jehová y siempre confíe en él (léase Salmo 27:14). El matrimonio de Linda, mencionada anteriormente, acabó en divorcio a pesar de que ella se esforzó durante muchos años por salvarlo. ¿Fue una pérdida de tiempo? “Claro que no —responde Linda⁠—. Quienes veían la situación recibieron un buen testimonio. Mi conciencia está tranquila. Y lo mejor de todo es que esos años ayudaron a nuestra hija a mantenerse firme en la verdad, bautizarse y convertirse en una fiel testigo de Jehová.”

      19. ¿Qué final feliz podría resultar de los esfuerzos por salvar un matrimonio en peligro?

      19 Otra cristiana llamada Marilyn se alegra de haber confiado en Dios y haberse esforzado al máximo por salvar su matrimonio. Ella comenta: “Sentí la tentación de separarme de mi esposo porque no mantenía a la familia y ponía en peligro mi espiritualidad. Él había sido anciano de congregación antes de entrar en algunos negocios imprudentes. Empezó a perderse reuniones, y simplemente dejamos de conversar. Un ataque terrorista que se produjo en nuestra ciudad me asustó tanto que me aislé de los demás. Entonces comprendí que yo tenía parte de la culpa de mis problemas matrimoniales. Volvimos a comunicarnos, reanudamos nuestro estudio de familia y empezamos a asistir regularmente a las reuniones. Los ancianos fueron muy bondadosos y nos ayudaron mucho. Como resultado, nuestro matrimonio volvió a florecer y, con el tiempo, mi esposo recuperó sus responsabilidades en la congregación. Fue una dura lección, pero con un final feliz”.

      20, 21. ¿A qué debemos resolvernos con respecto al matrimonio?

      20 Estemos solteros o casados, demostremos en todo momento valor y confianza en Jehová. Si atravesamos dificultades conyugales, procuremos sinceramente resolverlas, recordando que quienes están unidos en matrimonio “ya no son dos, sino una sola carne” (Mat. 19:6). Y tengamos presente que si nos mantenemos fieles a Jehová en un hogar dividido, tal vez veamos con alegría cómo nuestro cónyuge abraza la adoración verdadera.

      21 Prescindiendo de nuestras circunstancias, resolvámonos a actuar sabiamente para que los no Testigos que nos estén observando tengan razones para alabar nuestra conducta. Y si nuestros lazos conyugales se ven amenazados, oremos con intensidad, examinemos con honradez nuestros motivos, meditemos en los consejos bíblicos y busquemos la ayuda espiritual de los ancianos. Por encima de todo, resolvámonos a agradar a Jehová y demostrar verdadero aprecio por su maravilloso don del matrimonio.

      [Notas]

      a Se han cambiado los nombres.

      b Véase el libro “Manténganse en el amor de Dios”, páginas 219 a 221, así como La Atalaya del 1 de noviembre de 1988, páginas 26 y 27, y la del 1 de febrero de 1976, página 95.

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