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  • La epidemia pornográfica... ¡luche contra ella!
    ¡Despertad! 1986 | 22 de diciembre
    • La primera actitud general incorrecta contra la cual luchar es una actitud incorrecta respecto a lo sexual. Jehová Dios creó al hombre y la mujer con el deseo sexual para que procrearan, así como para que tuvieran placer como pareja casada. (Génesis 1:27, 28; 2:18; Mateo 19:4-6.) Por eso, si se adopta el punto de vista de que las relaciones sexuales sirven para que personas casadas se expresen amor mutuamente, y no como un medio de explotar a otros o simplemente de gratificación particular, eso nos ayudará a rechazar la pornografía. (1 Corintios 7:3; Hechos 20:35.)

      El abuso del sexo deshonra a su Diseñador y causa daño al perpetrador del abuso. Por diseño de Dios tenemos también hambre de alimento, para nuestro bien y placer. Pero si se abusa del deseo de alimentarse y se incurre en excesos, o se ingiere alimento contaminado, puede resultar en daño. Por eso, no llegue a ser una persona dominada por la avidez, una que idolatre el sexo. Más bien, domine “los miembros de su cuerpo [...] en cuanto a [...] apetito sexual, deseo perjudicial y codicia, que es idolatría”. (Colosenses 3:5, 6; Efesios 5:5.)

      Cuando pueblos de la antigüedad idolatraron el sexo, “cambiaron la verdad de Dios por la mentira y veneraron y rindieron servicio sagrado a la creación más bien que a Aquel que creó”. Eso llevó a “apetitos sexuales vergonzosos”, excesos que los contaminaron. Así, pues, “sus féminas cambiaron el uso natural de sí mismas a uno que es contrario a la naturaleza; y así mismo hasta los varones dejaron el uso natural de la fémina”. (Romanos 1:25-27.)

      La actitud correcta para con las mujeres

      Mucha de la pornografía actual pinta a las mujeres como objeto de violaciones, degradación y violencia. Por eso, su familia debe considerar la pornografía como un cruel ataque contra las mujeres. La pornografía comunica la provocativa idea de que se supone que se maltrate a las mujeres, y que hasta ellas desean ese trato... que en realidad experimentan placer cuando son víctimas de ultraje y de otros daños. Esa es una gran mentira.

      Ningún varón decente puede tener tal actitud para con las mujeres. Dios hizo tanto al hombre como a la mujer. La mujer había de ser el complemento del hombre, no una criatura inferior a él que mereciera maltrato. (Génesis 2:18.) En vez de que maltraten el cuerpo de alguna mujer, la Biblia dice a los hombres que traten a “las mujeres de más edad como a madres, a las de menos edad como a hermanas, con toda castidad”. (1 Timoteo 5:2.) Y en vez de someter a las esposas a las perversiones que promueve la pornografía, “los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos”. (Efesios 5:28, 29.)

  • La epidemia pornográfica... ¡luche contra ella!
    ¡Despertad! 1986 | 22 de diciembre
    • Se presentan varias excusas para justificar y tolerar el uso de la pornografía. Para inmunizarse contra esta epidemia, usted tiene que conocer el peligro que representan estas excusas.

      ‘El uso de la pornografía puede mejorar su vida sexual de casado.’ Lo contrario de esto —degeneración— ha sido lo que les ha sucedido a muchos. Personas que se han alimentado de pornografía no pueden después disfrutar de vidas sexuales normales. Cierto esposo que fantaseaba con revistas eróticas pasó de obligar a su esposa a cometer perversiones con él a aventuras amorosas de carácter bisexual. Su esposa se queja: “¿[Por qué puede] mi esposo tener relaciones sexuales con revistas, pero no conmigo?”. Otra esposa dice que su esposo se mantiene despierto toda la noche viendo pornografía televisada, pero ‘no tiene ningún interés en las relaciones sexuales normales’. En otros casos se han desintegrado matrimonios al insistir los esposos en practicar las perversiones que han visto en películas o revistas.

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