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¿Habrá algún asteroide o cometa que choque con la Tierra?¡Despertad! 1999 | 22 de enero
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Reveladores cráteres, explosiones y colisiones
No cuesta creer que grandes cuerpos celestes hayan golpeado nuestro planeta en el pasado. Como prueba de estos impactos están los más de ciento cincuenta cráteres descubiertos, que, como marcas de viruela, han quedado en la faz de la Tierra. Algunos se ven con claridad; otros, solo desde aeronaves y satélites, y los hay que llevan muchísimo tiempo enterrados o se encuentran en el lecho oceánico.
Uno de estos cráteres es muy famoso: el Chicxulub, una cicatriz de 180 kilómetros de diámetro. Se cree que este enorme cráter, situado cerca del extremo norte de la península de Yucatán (México), es la huella del impacto de un cometa (o un asteroide) de 10 kilómetros de diámetro. Hay quienes afirman que aquel choque desencadenó cambios climáticos que ocasionaron la extinción de los dinosaurios, así como de otras especies terrestres y marítimas.
En el estado norteamericano de Arizona, un meteorito férreo excavó el espectacular Meteor Crater, depresión de casi 1.200 metros de diámetro y 200 metros de profundidad. ¿Cuántos muertos produciría un meteorito así en el caso de chocar contra una ciudad? En el Museo Estadounidense de Historia Natural, situado en la ciudad de Nueva York, hay una exposición muy popular que muestra que si un objeto como ese cayera en Manhattan, borraría por completo el populoso distrito.
El 30 de junio de 1908, un asteroide o un fragmento de cometa, al parecer de menos de 100 metros de diámetro, penetró en la atmósfera y explotó, como se indica en la introducción, a unos 10 kilómetros del suelo, sobre Tunguska, región siberiana poco poblada. La explosión, del orden de 15 megatones, devastó unos 2.000 kilómetros cuadrados; derribó árboles; provocó incendios, y mató renos. ¿Cuántas personas habrían muerto si el punto cero de la explosión hubiese sido una zona muy poblada?
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¿Habrá algún asteroide o cometa que choque con la Tierra?¡Despertad! 1999 | 22 de enero
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Desastres hipotéticos
Con aprensión, los científicos han examinado las posibles consecuencias en nuestro planeta del impacto de un asteroide o un cometa. De acuerdo con sus teorías, los resultados inmediatos de una gran colisión serían los siguientes: primero se elevaría una columna explosiva de rocas y polvo. Al caer los detritos, se originaría una lluvia de meteoritos que dejaría el cielo al rojo vivo e incendiaría bosques y pastizales, con el consiguiente exterminio de casi toda la vida terrestre. Al permanecer suspendido el polvo en la atmósfera durante largo tiempo, bloquearía la luz solar, lo que ocasionaría un descenso súbito de las temperaturas y detendría la fotosíntesis al hallarse a oscuras la superficie terrestre. La supresión de la fotosíntesis desencadenaría una ruptura de la cadena alimentaria oceánica, lo que supondría la muerte de la mayoría de las criaturas marinas. Según estas hipótesis, la catástrofe ecológica se remataría con la precipitación de lluvia ácida en todo el planeta y la destrucción de la capa de ozono.
De caer en el océano uno de estos cuerpos celestes, se formarían tsunamis (olas gigantescas) de un enorme potencial destructivo, que llegarían mucho más lejos del punto de impacto que la onda de choque inicial y ocasionarían destrozos generalizados en zonas costeras situadas a miles de millas de distancia. Jack Hills, astrónomo, comenta al respecto: “Donde había ciudades, solamente quedarían marismas”.
No obstante, hay que tener cuidado con tales teorías. Muchas son meras especulaciones. Es patente que nadie ha visto ni ha estudiado directamente el choque de un asteroide con la Tierra. Además, la prensa amarilla sale rápidamente con titulares sensacionalistas basados en información incompleta o inexacta (véase el recuadro superior). No obstante, se dice que las probabilidades de fallecer a causa de un objeto que caiga del cielo son significativamente menores que las de morir en un accidente de circulación.
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