-
No deje que las decepciones le roben la felicidadLa Atalaya 2008 | 1 de marzo
-
-
Pongamos por caso a Duncan.a Lo que más valoraba era ser misionero, pero tras muchos años de servicio misional, él y su esposa tuvieron que regresar a su país. Él reconoce: “Por primera vez en mi vida me sentía perdido. No tenía ningún objetivo claro. Ya nada me parecía importante”.
-
-
No deje que las decepciones le roben la felicidadLa Atalaya 2008 | 1 de marzo
-
-
A algunos les ha sido muy útil fijar prioridades. Duncan, mencionado antes, afirma: “Fue un duro golpe darnos cuenta de que nunca podríamos volver a ser misioneros. Finalmente decidimos establecer dos prioridades: cuidar de mi suegra y hacer todo lo posible por continuar en el ministerio de tiempo completo. Cuando tenemos que tomar decisiones, meditamos en cómo afectarán a estas prioridades. Así todo es más fácil”.
-