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¡Testigos celosos de Jehová en marcha!La Atalaya 1990 | 15 de mayo
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PEDRO: TESTIGO FIEL
Solo por el poder del espíritu santo de Jehová pueden sus siervos llevar a cabo la obra que él les da de declarar las buenas nuevas. Por eso, cuando los seguidores de Jesús reciban espíritu santo serán sus testigos en Jerusalén, Judea, Samaria y “hasta la parte más distante de la tierra”. Se llenan de espíritu santo en el Pentecostés de 33 E.C. Puesto que apenas son las nueve de la mañana, de seguro no están embriagados como creen algunos. Pedro da un testimonio emocionante, y 3.000 personas se bautizan. Los opositores religiosos tratan de acallar a los proclamadores del Reino, pero en respuesta a sus oraciones Dios fortalece a sus testigos para que hablen Su palabra con denuedo. Cuando se les amenaza de nuevo, responden: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”. La obra sigue efectuándose a medida que ellos predican de casa en casa (Hch 1:1–5:42).
Por confianza en el espíritu de Jehová sus testigos aguantan la persecución. Así, después que se da muerte a pedradas al fiel testigo Esteban, los seguidores de Jesús se ven obligados a esparcirse, pero esto solo difunde la palabra. Felipe el evangelizador inicia el ministerio en Samaria. Para sorpresa de muchos, el violento perseguidor Saulo de Tarso se convierte. Sirviendo ahora como el apóstol Pablo, sufre persecución en Damasco, pero escapa de los designios asesinos de los judíos. Pablo se asocia brevemente con los apóstoles en Jerusalén y luego sigue adelante en su ministerio (6:1–9:31).
Hechos pasa a mostrar que la mano de Jehová está con sus testigos. Pedro resucita a Dorcas (Tabita). Luego responde al llamamiento de ir a Cesarea, donde declara las buenas nuevas a Cornelio y a la familia y los amigos de este. Son los primeros gentiles que se bautizan como discípulos de Jesús. Así, en 36 E.C. terminan las “setenta semanas”. (Daniel 9:24.) Poco después, Herodes Agripa I ejecuta al apóstol Santiago y manda arrestar a Pedro. Pero el apóstol es libertado de la prisión por intervención angelical, y ‘la palabra de Jehová sigue creciendo y difundiéndose’ (9:32–12:25).
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[Ilustración/Recuadro en la página 25]
ORACIÓN EN LA AZOTEA: Pedro no estaba ostentándose cuando oró a solas en la azotea (10:9). Es muy probable que un pretil alrededor del techo llano lo ocultara de la vista de otras personas. (Deuteronomio 22:8.) El techo también era un sitio donde se descansaba y se escapaba del ruido de la calle por la noche.
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