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¿Cuán significativas son sus oraciones?La Atalaya 1987 | 15 de julio
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¿Cuán significativas son sus oraciones?
“He llamado con todo mi corazón. Respóndeme, oh Jehová.” (SALMO 119:145.)
1, 2. a) ¿Qué parábola de Jesús trató sobre la oración? b) ¿A qué conclusión llegó Jesús en cuanto a las dos oraciones, y qué debería mostrarnos esto?
¿QUÉ clase de oraciones oye el Creador, Jehová Dios? Una parábola dada por Jesucristo indica una de las condiciones básicas para que Dios conteste las oraciones. Jesús dijo que dos hombres estaban orando en el templo de Jerusalén. Uno era un fariseo muy respetado; el otro, un despreciado recaudador de impuestos. El fariseo oró: “Oh Dios, te doy gracias de que no soy como los demás hombres, [...] ni siquiera como este recaudador de impuestos. Ayuno dos veces a la semana, doy el décimo de todas las cosas que adquiero”. Pero el humilde recaudador de impuestos “se golpeaba el pecho, y decía: ‘Oh Dios, sé benévolo para conmigo, que soy pecador’”. (Lucas 18:9-13.)
2 Este fue el comentario de Jesús sobre las dos oraciones: “Les digo: Este hombre [el recaudador de impuestos] bajó a su casa probado más justo que aquél [el fariseo]; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado”. (Lucas 18:14.) Está claro que Jesús mostró que no basta con simplemente orar a nuestro Padre celestial. También es importante cómo oramos: nuestra actitud mental.
3. a) Cite reglas fundamentales que rigen la oración. b) ¿Qué formas puede tomar la oración?
3 Ciertamente la oración es un privilegio precioso, de peso, serio, y todos los cristianos bien informados están familiarizados con las reglas fundamentales que rigen ese privilegio. Las oraciones deben dirigirse al único Dios verdadero, Jehová. Deben hacerse en el nombre de su Hijo, Jesucristo. Para ser aceptables, tienen que ofrecerse con fe. Sí, “el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe”. Además, el que ora debe armonizar sus oraciones con la voluntad de Dios. (Hebreos 11:6; Salmo 65:2; Mateo 17:20; Juan 14:6, 14; 1 Juan 5:14.) Y de los ejemplos bíblicos aprendemos que las oraciones pueden tomar la forma de alabanza, acción de gracias, petición y súplica. (Lucas 10:21; Efesios 5:20; Filipenses 4:6; Hebreos 5:7.)
Ejemplos de oraciones significativas
4. a) ¿Qué ejemplos de oración significativa nos dieron Moisés y Josué? b) ¿Qué ejemplos dieron David y el rey Ezequías? c) ¿Qué característica fue común a varias de esas oraciones?
4 Cuando nos encaramos con problemas graves o tenemos que tomar decisiones serias o hemos cometido errores crasos o estamos bajo amenaza de muerte, nuestras oraciones se hacen especialmente serias e intensas, y cobran significado. Porque los israelitas se rebelaron después de oír el informe negativo de los diez espías que manifestaron falta de fe, Jehová dijo a Moisés que merecían ser destruidos. Moisés, en una oración seria y significativa, suplicó a Jehová que no llevara a cabo aquel acto, porque Su nombre estaba implicado en la situación. (Números 14:11-19.) Cuando Israel fue derrotado en Hai debido a la avaricia de Acán, Josué también hizo una súplica muy apasionada sobre la base del nombre de Jehová. (Josué 7:6-9.) Muchos de los salmos de David están en la forma de oraciones serias e intensas, de las cuales el Salmo 51 es un ejemplo sobresaliente. La oración del rey Ezequías cuando el rey asirio Senaquerib invadió a Judá es otro excelente ejemplo de una oración significativa, y, de nuevo, el nombre de Jehová estuvo envuelto en la situación. (Isaías 37:14-20.)
5. ¿Qué otros ejemplos tenemos de oraciones significativas por siervos de Jehová?
5 Pudiera decirse que el libro de Lamentaciones es una larga y seria oración de Jeremías a favor de su pueblo, porque allí se habla vez tras vez a Jehová. (Lamentaciones 1:20; 2:20; 3:40-45, 55-66; 5:1-22.) Esdras y Daniel también hicieron oraciones significativas y serias a favor de su pueblo, confesando los malos hechos de su nación y suplicando perdón. (Esdras 9:5-15; Daniel 9:4-19.) Y podemos estar seguros de que la oración que Jonás hizo mientras estaba en el vientre del enorme pez fue seria y significativa. (Jonás 2:1-9.)
6. a) ¿Qué ejemplos de oraciones significativas nos dio Jesús? b) ¿Qué factor fundamental es necesario para que nuestras oraciones sean significativas?
6 Antes de escoger a los 12 apóstoles, Jesús pasó toda la noche en oración para que se hiciera la voluntad de su Padre cuando escogiera. (Lucas 6:12-16.) Recuerde, también, la oración significativa de Jesús la noche que fue traicionado, registrada en el capítulo 17 de Juan. Todas estas oraciones dan testimonio elocuente de la excelente relación de que disfrutaban con Jehová Dios los que las hicieron. Sin duda, este debe ser un factor fundamental en nuestras oraciones para que sean significativas. Y tienen que ser serias y significativas para que sean ‘poderosas’ según el punto de vista de Jehová Dios. (Santiago 5:16, La Biblia al Día.)
Fallas por la imperfección humana
7. ¿Qué preguntas pudiéramos hacernos sobre nuestras oraciones?
7 Como se ha indicado, en medio de condiciones de tensión hay la probabilidad de que nuestras oraciones sean especialmente serias y significativas. Pero ¿qué hay de nuestras oraciones cotidianas? ¿Dan evidencia de la afectuosa y estrecha relación que creemos que existe entre nuestro Padre celestial, Jehová Dios, y nosotros? Bien se ha dicho: “Nuestra oración tiene que significar algo para nosotros si ha de significar algo para Dios”. ¿Meditamos como es debido en lo que expresamos en nuestras oraciones, y nos aseguramos de que en verdad procedan de nuestro corazón figurativo?
8. ¿Qué fallas pudieran tener nuestras oraciones debido a la imperfección humana?
8 A estos respectos, es fácil dejar que nuestras oraciones degeneren. Debido a que por herencia nos inclinamos hacia la imperfección, el corazón puede engañarnos fácilmente y privar a nuestras oraciones de las cualidades que deben poseer. (Jeremías 17:9.) A menos que, en la mayoría de los casos, pensemos detenidamente antes de orar, puede que nuestras oraciones tiendan a hacerse mecánicas, estereotipadas, rutinarias. O pudieran hacerse repeticiosas, lo cual nos recuerda lo que Jesús dijo sobre lo impropio de la ‘manera de orar de la gente de las naciones’. (Mateo 6:7, 8.) O puede ser que nuestras oraciones solo traten de generalidades más bien que de asuntos o personas específicos.
9. ¿Qué otros escollos pueden surgir en cuanto a nuestras oraciones, y, sin duda, cuál es una razón para estos escollos?
9 Puede que a veces tendamos a apresurarnos al orar. Pero merece considerarse esta observación: “Si usted está demasiado ocupado para orar, tiene demasiadas ocupaciones”. No deberíamos procurar aprendernos de memoria ciertas palabras y simplemente repetirlas cada vez que oramos; tampoco debería ser necesario que un testigo de Jehová leyera su oración; por ejemplo, en una asamblea pública. No hay duda de que todos estos escollos surgen, por lo menos en parte, debido a que no podemos ver físicamente a Jehová Dios, la Persona a quien oramos. Sin embargo, no podemos esperar que él se complazca en tales oraciones, y el hacerlas no nos beneficia.
Cómo vencer las fallas
10. a) ¿Qué actitud mostraría falta de aprecio a la importancia de la oración? b) ¿Qué caso bíblico se considera?
10 Estaremos protegidos de los escollos ya mencionados al grado que comprendamos y apreciemos la importancia de nuestras oraciones cotidianas y nos mantengamos en buena relación con nuestro Padre celestial. Para empezar, esa comprensión y aprecio impedirá que nos apresuremos al orar, como si tuviéramos que pasar a cosas más importantes. Nada puede ser más importante que hablar con el Soberano Universal, Jehová Dios. Es verdad que puede haber ocasiones en que tengamos poco tiempo. Por ejemplo, cuando el rey Artajerjes preguntó a su copero, Nehemías: “¿Qué es esto que tratas de conseguir?”. Nehemías ‘al instante oró al Dios de los cielos’. (Nehemías 2:4.) Puesto que el rey esperaba una respuesta inmediata, Nehemías no podía dedicar mucho tiempo a aquella oración. Pero podemos estar seguros de que la oración fue significativa y vino del corazón, porque Jehová la contestó inmediatamente. (Nehemías 2:5, 6.) Sin embargo, excepto por ocasiones raras como esa, debemos dedicar suficiente tiempo a nuestras oraciones, y dejar que las otras cosas esperen. Si tendemos a apresurarnos al orar, entonces no comprendemos de lleno la importancia de la oración.
11. ¿Qué otro escollo debemos evitar, y qué ejemplo excelente dio Jesús a este respecto?
11 Otro escollo que quizás tengamos que evitar es el de repetir generalidades. Las oraciones de ese tipo tampoco ensalzan a su debido lugar el precioso privilegio de la oración. En su oración modelo —conocida comúnmente como el padrenuestro—, Jesús nos dio un excelente ejemplo a este respecto. Mencionó siete peticiones diferentes: tres que tenían que ver con el triunfo de la justicia, una con nuestras necesidades físicas diarias, y tres con nuestro bienestar espiritual. (Mateo 6:9-13.)
12. ¿Qué magníficos ejemplos nos da Pablo respecto a ser específicos en las oraciones?
12 El apóstol Pablo también nos dio un ejemplo excelente a este respecto. Pidió que otros oraran para que él ‘recibiera capacidad para hablar con denuedo’. (Efesios 6:18-20.) También fue específico en sus propias oraciones a favor de otros. “Esto es lo que continúo orando —dijo Pablo—: que el amor de ustedes abunde todavía más y más con conocimiento exacto y pleno discernimiento; para que se aseguren de las cosas más importantes, para que estén exentos de defectos y no estén haciendo tropezar a otros hasta el día de Cristo, y estén llenos de fruto justo, que es mediante Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.” (Filipenses 1:9-11.)
13. ¿Cómo podemos hacer oraciones significativas respecto a nuestras diversas clases de servicio a Jehová?
13 Sí, debemos orar sobre cosas específicas, y esto exige que pensemos detenidamente en lo que decimos al orar. (Compárese con Proverbios 15:28.) Mientras estamos en el ministerio del campo, pudiéramos pedirle a Dios, no solo su bendición sobre nuestros esfuerzos, sino también sabiduría, prudencia, generosidad, franqueza de expresión, o ayuda respecto a toda debilidad que estorbe nuestra eficacia al testificar. Además, ¿no pudiéramos pedirle que nos guíe hacia los que tienen hambre y sed de justicia? Precisamente antes de pronunciar un discurso público o presentar alguna parte en una Reunión de Servicio o en la Escuela del Ministerio Teocrático, podemos suplicarle a Jehová una abundancia de su espíritu santo. ¿Para qué? Para manifestar confianza y equilibrio, hablar con sinceridad y convicción, honrar el nombre de Dios y edificar a nuestros hermanos. Todas esas oraciones nos conducen también a la condición mental apropiada al hablar.
14. ¿Cuál debería ser nuestra actitud respecto a debilidades carnales difíciles de vencer?
14 ¿Tenemos una debilidad carnal que guerree contra nuestra espiritualidad y parezca difícil de vencer? Nuestro deseo debería ser tratar específicamente con ella en nuestras oraciones. Y, lejos de desanimarnos, jamás deberíamos cansarnos de pedirle a Dios, humilde y sinceramente, que nos ayude y nos perdone. Sí, en medio de esas circunstancias deberíamos querer acudir a Jehová como un niño acude a su padre cuando se halla en alguna dificultad, sin importar cuán frecuentemente oremos a Dios sobre la misma debilidad. Si somos sinceros, Jehová nos ayudará y nos hará comprender que nos ha perdonado. En tales circunstancias, también podemos consolarnos con la confesión del apóstol Pablo de que él tenía un problema. (Romanos 7:21-25.)
Ayudas para ofrecer oraciones significativas
15. ¿Qué actitud mental debemos tener al acercarnos a Jehová en oración?
15 Para que nuestras oraciones realmente sean significativas tenemos que esforzarnos por despedir de la mente todo lo ajeno, y concentrarnos en que estamos presentándonos ante el Gran Dios, Jehová. Tenemos que acercarnos a él con profundo respeto, con comprensión de su impresionante grandeza. Como Jehová dijo a Moisés, ningún hombre puede ver a Dios y, sin embargo, vivir. (Éxodo 33:20.) Por eso, tenemos que acercarnos a Jehová con la debida humildad y modestia, un punto que Jesús enfatizó en su parábola del fariseo y el recaudador de impuestos. (Miqueas 6:8; Lucas 18:9-14.) Jehová tiene que ser muy real para nosotros. Tenemos que tener la misma actitud mental que tuvo Moisés. “Continuó constante como si viera a Aquel que es invisible.” (Hebreos 11:27.) Esas cualidades dan testimonio de que estamos en buena relación con nuestro Padre celestial.
16. ¿Qué papel desempeña el corazón en que hagamos oraciones significativas?
16 Nuestras oraciones también serán significativas si acudimos a Jehová con el corazón lleno de amor y afecto para él. Por ejemplo, ¡cuánto aprecio y amor a Jehová Dios expresó el salmista David en los Salmos 23 y 103! No hay duda de la excelente relación que existía entre David y su Gran Pastor, Jehová Dios. En la Escuela del Ministerio Teocrático se nos aconseja que hablemos con calor de amistad y sentimiento. Especialmente deberíamos mostrar estas cualidades al leer textos bíblicos, y más aún cuando oramos a nuestro Padre celestial. Sí, deseamos pensar como pensó David cuando oró: “Hazme conocer tus propios caminos, oh Jehová; enséñame tus propias sendas. Hazme andar en tu verdad y enséñame, porque tú eres mi Dios de salvación”. Estas palabras de otro salmista también nos indican cómo debemos pensar: “He llamado con todo mi corazón. Respóndeme, oh Jehová”. (Salmo 25:4, 5; 119:145.)
17. ¿Cómo podemos evitar que nuestras oraciones se hagan repeticiosas?
17 Para que nuestras oraciones sigan siendo significativas, y para no hacerlas repeticiosas, haríamos bien en no expresar siempre los mismos pensamientos. El texto bíblico del día o alguna publicación cristiana que hayamos estado leyendo pudieran darnos alguna idea. El tema del artículo de estudio de La Atalaya, o del discurso público o de la asamblea de circuito o de distrito a la que estemos asistiendo podría ser útil con este fin.
18. ¿Qué pudiéramos hacer —en armonía con las palabras y los ejemplos bíblicos— para que nuestras oraciones sean más significativas?
18 Como ayuda para prepararnos emocional y mentalmente para la oración de modo que nuestras oraciones sean más significativas, es bueno cambiar de posición física. Naturalmente, en el caso de las oraciones públicas inclinamos la cabeza. Pero para oraciones de índole más personal algunos han considerado propio el arrodillarse ante Jehová al orar como individuos o como familia, porque les parece que esa postura hace que tengan una actitud mental de humildad. En Salmo 95:6 se nos exhorta: “Oh, entren, adoremos e inclinémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor”. Salomón se arrodilló al orar en la dedicación del templo de Jehová, y Daniel acostumbraba arrodillarse al orar. (2 Crónicas 6:13; Daniel 6:10.)
19. ¿Qué hechos deberían tener presentes los que tienen la responsabilidad de orar en público?
19 En vista de la importancia de la oración, los ancianos nombrados deben ejercer buen juicio al escoger a los que hacen una oración pública a favor de la congregación. El hombre bautizado que represente a la congregación debe ser un ministro cristiano maduro. Su oración debería revelar que se halla en excelente relación con Dios. Y los que tienen el privilegio de hacer tales oraciones deben considerar que es necesario que se les oiga, porque no oran solo por sí mismos, sino también por la congregación entera. De otro modo, ¿cómo puede el resto de la congregación decir “Amén” al fin de la oración? (1 Corintios 14:16.) Por supuesto, para que el resto de las personas puedan decir un “Amén” significativo tienen que escuchar atentamente, sin dejar que sus pensamientos vaguen, realmente haciendo suya la oración que se ofrece. Otro punto que pudiera vigilarse es que, puesto que tales oraciones se ofrecen a Jehová Dios, no deben usarse como pretexto para predicar a los que escuchan ni para presentar ideas puramente personales.
20. Porque las oraciones significativas en voz alta imparten una bendición a los oyentes, ¿qué sugerencia se da?
20 Cuando las oraciones que hacemos en voz alta son verdaderamente significativas, imparten una bendición a los oyentes. Por eso, sería bueno que los matrimonios y las familias hicieran por lo menos una oración juntos cada día. En esta ocasión una sola persona —quizás el cabeza de la familia— hablaría por la otra persona o por los demás.
21. ¿Qué otro asunto merece consideración para que nuestras oraciones sean significativas?
21 Otro asunto merece nuestra atención para que en verdad nuestras oraciones sean significativas. Es el hecho de que tenemos que ser consecuentes respecto a nuestras oraciones; lo que significa ¿qué? Que vivamos en armonía con nuestras oraciones y trabajemos en lo que pedimos en oración. Consideraremos este aspecto de nuestras oraciones en el artículo siguiente.
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Las oraciones requieren obrasLa Atalaya 1987 | 15 de julio
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Las oraciones requieren obras
“Jehová está muy lejos de los inicuos, pero oye la oración de los justos.” (PROVERBIOS 15:29.)
1. ¿Qué condición hay que satisfacer para que Dios conteste nuestras oraciones?
TODOS los requisitos de Jehová son sabios, justos y amorosos. De ninguna manera son gravosos. (1 Juan 5:3.) Eso incluye sus requisitos acerca de la oración, uno de los cuales es que nuestra vida debe armonizar con nuestras oraciones. Nuestro derrotero en la vida debe agradar a Jehová Dios. De otro modo, ¿cómo podemos esperar que considere con favor nuestras peticiones y súplicas?
2, 3. ¿Por qué no contestó Jehová las oraciones de los israelitas, como se ve por las palabras de Isaías, Jeremías y Miqueas?
2 La mayoría de las personas de la cristiandad pasan por alto este aspecto de la oración, tal como lo pasaban por alto los israelitas apóstatas de los días de Isaías. Por eso Jehová, por su profeta, se representó diciendo: “Aunque hagan muchas oraciones, no escucho [...] Lávense; límpiense; quiten la maldad de sus tratos de enfrente de mis ojos; cesen de hacer lo malo. Aprendan a hacer lo bueno”. (Isaías 1:15-17.) Sí, si aquellos israelitas deseaban el favor de Dios, tenían que actuar de manera que le agradaran. Como bien se ha dicho: “Si quieres que Dios te oiga cuando oras, tienes que oírlo a Él cuando habla”.
3 De hecho, vez tras vez Jehová Dios tuvo que recordar estas verdades a su pueblo Israel. Por eso leemos: “El que está apartando su oído de oír la ley... hasta su oración es cosa detestable” a Dios. “Jehová está muy lejos de los inicuos, pero oye la oración de los justos.” (Proverbios 28:9; 15:29.) Esta situación hizo que Jeremías se lamentara de este modo: “[Jehová,] has obstruido el acceso a ti mismo con una masa de nubes, para que no pase la oración”. (Lamentaciones 3:44.) En verdad se cumplió la advertencia que Miqueas hizo por inspiración: “Clamarán a Jehová por socorro, pero él no les responderá. Y él ocultará de ellos su rostro en aquel tiempo, según como cometieron maldad en sus tratos”. (Miqueas 3:4; Proverbios 1:28-32.)
4. ¿Qué indicación hay de que hasta entre el pueblo de Jehová algunos no comprenden que es necesario armonizar las obras con las oraciones?
4 Como se ve, es necesario que vivamos en armonía con nuestras oraciones. ¿Es esencial dar énfasis a ese hecho hoy? Sí; no solo por la situación que existe en la cristiandad, sino también por la situación en que se encuentran algunos del pueblo dedicado de Jehová. El año pasado, de los más de 3.000.000 de publicadores de las buenas nuevas, más de 37.000 fueron expulsados de la congregación por conducta impropia para un cristiano. Eso quiere decir casi uno de cada 80. Probablemente la mayoría de estas personas oraban, por lo menos a veces. Pero ¿estaban actuando en armonía con sus oraciones? ¡De ninguna manera! Hasta algunos ancianos que habían estado en el servicio de tiempo completo por decenios estuvieron entre los que fueron disciplinados de un modo u otro. ¡Qué lamentable! En verdad, “el que piensa que está de pie, cuide para que no caiga”, para que no actúe de tal manera que sus oraciones se hagan inaceptables a su Hacedor. (1 Corintios 10:12.)
Por qué requieren obras las oraciones
5. Para que Jehová conteste nuestras oraciones, ¿cómo debemos probar nuestra sinceridad?
5 Para que Jehová Dios oiga nuestras oraciones, no solo tenemos que estar limpios moral y espiritualmente, sino también probar la sinceridad de nuestras oraciones trabajando en lo que pedimos en oración. La oración sola no puede tomar el lugar del esfuerzo honrado e inteligente. Jehová no va a hacer para nosotros lo que podemos hacer nosotros mismos al aplicar sinceramente el consejo de su Palabra y seguir la guía de su espíritu santo. A este respecto, debemos estar dispuestos a hacer cuanto podamos para que él tenga base para contestar nuestras oraciones. Así, pues, ‘lo que pidamos no debe ser mayor de aquello por lo que estemos dispuestos a trabajar’, como bien se ha dicho.
6. ¿Qué dos razones hay para que oremos?
6 Sin embargo, puede que se haga la pregunta: ‘¿Para qué orar si tenemos que trabajar en lo que pedimos?’. Por lo menos hay dos buenas razones para ello. Primero, por nuestras oraciones reconocemos que todas las cosas buenas vienen de Dios. Él es el Dador de toda dádiva buena y perfecta: la luz solar, la lluvia, las estaciones fructíferas, ¡y muchas cosas más! (Mateo 5:45; Hechos 14:16, 17; Santiago 1:17.) En segundo lugar, el que nuestros esfuerzos tengan éxito, o no, depende de la bendición de Jehová. Como leemos en Salmo 127:1: “A menos que Jehová mismo edifique la casa, de nada vale que sus edificadores hayan trabajado duro en ella. A menos que Jehová mismo guarde la ciudad, de nada vale que el guarda se haya quedado despierto”. Las palabras del apóstol Pablo en 1 Corintios 3:6, 7 comunican la misma idea: “Yo planté, Apolos regó, pero Dios siguió haciéndolo crecer; de modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que lo hace crecer”.
Ejemplos de la antigüedad
7, 8. a) ¿Qué incidente de la vida de Jacob muestra que él comprendía que las oraciones tienen que estar acompañadas de obras? b) A este respecto, ¿qué ejemplo suministró el rey David?
7 Las Escrituras informan muchos casos que nos muestran que los siervos fieles de Jehová trabajaban en lo que pedían en oración. Consideremos unos cuantos ejemplos representativos. Debido a que Jacob, el nieto de Abrahán, obtuvo la bendición de primogénito, su hermano mayor, Esaú, llegó a odiarlo de muerte. (Génesis 27:41.) Unos 20 años después, cuando Jacob —con una casa numerosa y mucho ganado— regresaba desde Padán-aram hacia la tierra donde había nacido, oyó que Esaú venía a su encuentro. Jacob, recordando la animosidad de Esaú, oró fervorosamente a Jehová pidiéndole protección de la ira de su hermano. Pero ¿fue eso todo lo que hizo? De ninguna manera. Envió regalos generosos delante de sí, razonando: “Quizás lo aplaque mediante el regalo que va delante de mí”. Y así sucedió, pues cuando los dos hermanos se encontraron Esaú abrazó y besó a Jacob. (Génesis, capítulos 32, 33.)
8 David suministró otro ejemplo de trabajar en lo que pedimos en oración. Cuando su hijo Absalón usurpó la corona, Ahitofel, consejero de David, se puso de parte de Absalón. Por eso, David suplicó seria e intensamente que quedara frustrado el consejo de Ahitofel. ¿Fue orar lo único que David hizo? No; dio a su leal consejero Husai instrucciones de que se uniera a Absalón y frustrara el consejo de Ahitofel. Y eso fue lo que al fin sucedió. Absalón aceptó el mal consejo que le dio Husai, y rechazó el consejo de Ahitofel. (2 Samuel 15:31-37; 17:1-14; 18:6-8.)
9. ¿Cómo mostró Nehemías que comprendía el principio de que las oraciones requieren obras?
9 Otro ejemplo que pudiera mencionarse como guía para nosotros es el de Nehemías. Él tenía que realizar un gran proyecto: reedificar los muros de Jerusalén. Sin embargo, muchos enemigos conspiraban contra él. Nehemías oró y trabajó, como leemos: “Oramos a nuestro Dios y mantuvimos una guardia apostada contra ellos día y noche”. Desde aquel tiempo en adelante la mitad de los jóvenes de Nehemías estuvieron listos para proteger a la otra mitad, los que construían el muro. (Nehemías 4:9, 16.)
El ejemplo de Jesús
10, 11. ¿Qué ejemplos de Jesús muestran que actuaba en armonía con sus oraciones?
10 Jesucristo nos da un excelente ejemplo de trabajar por lo que pedimos en oración. Nos enseñó a orar: “Santificado sea tu nombre”. (Mateo 6:9.) Pero Jesús también hizo todo cuanto pudo para que sus oyentes santificaran el nombre de su Padre. Además, Jesús no se limitó simplemente a orar: “Padre, glorifica tu nombre”. (Juan 12:28.) No; hizo cuanto pudo para glorificar el nombre de su Padre y conseguir que otros hicieran lo mismo. (Lucas 5:23-26; 17:12-15; Juan 17:4.)
11 Al ver la gran necesidad espiritual que padecía la gente, Jesús dijo a sus discípulos: “La mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por lo tanto, rueguen al Amo de la mies [Jehová Dios] que envíe obreros a su siega”. (Mateo 9:37, 38.) ¿Fue eso todo lo que Jesús hizo? ¡De ninguna manera! Inmediatamente después de eso envió a sus 12 apóstoles para que, en pares, efectuaran un recorrido de predicación, o “siega”. Más tarde, Jesús envió a los 70 evangelizadores a hacer la misma obra. (Mateo 10:1-10; Lucas 10:1-9.)
Aplicación del principio
12. ¿Qué conexión hay entre el trabajo y nuestras oraciones a Dios para que nos dé el pan nuestro de cada día?
12 De todo esto se desprende que Jehová Dios espera que seamos consecuentes, que actuemos en armonía con nuestras oraciones y probemos así nuestra sinceridad. Jesús nos dijo que oráramos: “Danos hoy nuestro pan para este día”. (Mateo 6:11.) Correctamente, pues, todos sus seguidores hacen esa petición a Dios. Pero ¿esperamos que nuestro Padre celestial conteste esa oración sin que hagamos algo en cuanto a ello? Por supuesto que no. Por eso leemos: “El perezoso se muestra deseoso [quizás hasta por orar], pero su alma nada tiene”. (Proverbios 13:4.) El apóstol Pablo comunicó la misma idea en 2 Tesalonicenses 3:10, así: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma”. Nuestra oración por el pan del día debe estar acompañada por disposición para trabajar. Un dato interesante es el dicho sabio de Pablo de que los que no ‘quieran trabajar’ no deberían comer. Algunos que quieren trabajar quizás estén desempleados, enfermos o demasiado envejecidos para trabajar. Desean trabajar, pero las circunstancias no se lo permiten. Por eso, correctamente pueden orar por su pan diario y esperar que lo recibirán.
13. Para que Jehová nos dé su espíritu santo, como le pedimos en oración, ¿qué tenemos que hacer?
13 Jesús también nos aconsejó que pidiéramos a su Padre celestial Su espíritu santo. Como Jesús nos asegura, Dios está más dispuesto a darnos el espíritu santo de lo que los padres terrestres están dispuestos a dar cosas buenas a sus hijos. (Lucas 11:13.) Pero ¿podemos esperar que Jehová Dios nos imparta su espíritu santo milagrosamente, sin esfuerzo alguno por nosotros? ¡De ninguna manera! Tenemos que hacer todo cuanto podamos para recibir espíritu santo. Además de pedirlo en oración, es necesario que nos alimentemos diligentemente de la Palabra de Dios. ¿Por qué? Porque Jehová Dios no da su espíritu santo aparte de su Palabra, y no podemos esperar que recibiremos espíritu santo si pasamos por alto al conducto terrestre que Jehová usa hoy, “el esclavo fiel y discreto”, representado por el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová. Sin la ayuda de este “esclavo”, ni podríamos entender plenamente lo que leemos ni saber cómo aplicar lo que aprendemos. (Mateo 24:45-47.)
14, 15. a) Para que Jehová conteste nuestras oraciones por sabiduría, ¿cómo tenemos que cooperar? b) ¿Cómo quedó demostrado esto por el ejemplo del rey Salomón?
14 El principio de que las oraciones requieren obras aplica también a estas palabras del discípulo Santiago, medio hermano de Jesús: “Si alguno de ustedes tiene deficiencia en cuanto a sabiduría, que siga pidiéndole a Dios, porque él da generosamente a todos, y sin echar en cara; y le será dada”. (Santiago 1:5; Mateo 13:55.) Pero ¿nos imparte Dios esta sabiduría por algún milagro? No. En primer lugar, tenemos que tener la actitud correcta, como leemos: “Enseñará a los mansos Su camino”. (Salmo 25:9.) ¿Y cómo enseña Dios “a los mansos”? Mediante su Palabra. De nuevo, tenemos que esforzarnos por entenderla y ponerla en práctica, como se indica en Proverbios 2:1-6: “Hijo mío, si recibes mis dichos y atesoras contigo mis propios mandamientos, de modo que con tu oído prestes atención a la sabiduría, para que inclines tu corazón al discernimiento; si, además, clamas por el entendimiento mismo y das tu voz por el discernimiento mismo, si sigues buscando esto como a la plata, [...] en tal caso entenderás el temor de Jehová, y hallarás el mismísimo conocimiento de Dios. Porque Jehová mismo da la sabiduría”.
15 Cuando el rey Salomón oró por sabiduría y Dios contestó milagrosamente su oración, ¿le aplicó a él también el principio de que las oraciones requieren obras? Sí, le aplicó, porque se requería que Salomón, como rey de Israel, hiciera su propia copia escrita de la Ley, leyera de ella diariamente y la pusiera en práctica en su vida. Pero cuando Salomón obró en oposición a sus instrucciones, como al adquirir muchas esposas y gran cantidad de caballos, sus obras dejaron de armonizar con sus oraciones. Esto resultó en que Salomón se hiciera apóstata y muriera como un “insensato” de ese tipo. (Salmo 14:1; Deuteronomio 17:16-20; 1 Reyes 10:26; 11:3, 4, 11.)
16. ¿Qué ilustración muestra que nuestras peticiones para vencer debilidades carnales tienen que ser acompañadas por obras?
16 El principio de que las obras deben acompañar a las oraciones aplica también cuando le pedimos a Dios que nos ayude a vencer algún hábito bien arraigado y egoísta. Así, una hermana precursora confesó que era adicta a las telenovelas, pues las veía desde las 11.00 de la mañana hasta las 3.30 de la tarde cada día. Cuando, por un discurso de una asamblea de distrito, aprendió lo dañinos que son estos programas inmorales, oró a Dios sobre este asunto. Pero le tomó bastante tiempo vencer este hábito. ¿Por qué? Porque, como dijo: ‘Oraba para vencer el hábito y después, de todas maneras, veía los programas. De modo que decidí quedarme en el servicio del campo todo el día para no tener la tentación. Por fin llegué al punto de poder apagar la TV por la mañana y mantenerla apagada todo el día’. Sí, además de orar para vencer su debilidad, tuvo que trabajar en vencerla.
La oración y nuestro testificar
17-19. a) ¿Qué hechos muestran que los testigos de Jehová han estado actuando en armonía con sus oraciones? b) ¿Qué ejemplo de una sola persona demuestra lo mismo?
17 En ninguna otra actividad es más cierto el principio de que las oraciones requieren obras que en la predicación del Reino. Así, pues, los testigos de Jehová no solo oran para que haya más trabajadores en la siega, sino que también se aplican a efectuar ese trabajo. Como resultado de eso, han visto aumentos fenomenales en un país tras otro. Note un solo ejemplo: En 1930 había un solo testigo de Jehová predicando en Chile. Hoy, aquel único Testigo ha llegado a ser, no solo mil, sino unos 30.000. (Isaías 60:22.) ¿Fue esto simplemente el resultado de las oraciones? No; también hubo trabajo implicado en ello. Sí, ¡tan solo en 1986 los testigos de Jehová chilenos dedicaron más de 6.492.000 horas a predicar!
18 Lo mismo sucede cuando se proscribe la predicación. Los Testigos no solo oran por aumento, sino que continúan predicando clandestinamente. Por lo tanto, a pesar de la oposición de las autoridades, en esos países sigue alcanzándose aumento. Así, ¡en 33 países donde los testigos de Jehová se enfrentan a tal oposición oficial, durante el año de servicio de 1986 dedicaron más de 32.600.000 horas a su obra de predicar, y se regocijaron con un aumento de 4,6%!
19 Por supuesto, el principio de que las oraciones requieren obras también tiene aplicación individual. Quizás oremos a Jehová pidiéndole que nos ayude a conseguir un estudio bíblico en algún hogar, pero puede que no estemos haciendo todo cuanto podamos para obtenerlo. Eso fue lo que sucedió en el caso de cierta precursora. Tenía un solo estudio bíblico, y oró para tener más. ¿Fue eso todo lo que hizo? No; examinó cuidadosamente su ministerio y se dio cuenta de que en sus revisitas no estaba mencionándole a la gente el asunto de tener un estudio bíblico en el hogar. Cuando sí hizo esto, pronto obtuvo otros dos estudios bíblicos.
20. ¿Cómo puede resumirse el principio de que las oraciones requieren obras?
20 Pudieran darse muchos ejemplos más en prueba de que las oraciones requieren obras. Pudieran ser ejemplos sobre las relaciones personales dentro de la familia o dentro de la congregación. Pero deben bastar los ejemplos ya presentados aquí para que quede claro que las oraciones sí requieren obras. Esto es muy lógico, porque no podemos esperar que Jehová Dios considere con favor nuestras peticiones si lo ofendemos por nuestra misma conducta. De esto también se desprende que debemos hacer cuanto podamos en armonía con nuestras oraciones si queremos que Jehová haga para nosotros lo que no podemos hacer nosotros mismos. En verdad los principios de Jehová son sabios y justos. Son lógicos, y el que obremos en armonía con ellos es para nuestro propio beneficio.
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