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Su esperanza... ¿Dios, o las riquezas?La Atalaya 1986 | 15 de junio
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Tesoros inestimables de que podemos disfrutar ahora
Después de mencionar que debemos cifrar nuestra esperanza “en Dios”, Pablo continúa diciendo que es ‘Dios quien nos proporciona todas las cosas ricamente para que disfrutemos de ellas’. (1 Timoteo 6:17.) Además de las necesidades diarias de la vida, el Altísimo amorosamente provee tesoros inestimables a las personas que tienen su aprobación. ¿Qué son esos tesoros?
Note lo que dice Proverbios 3:13-18: “Feliz es el hombre que ha hallado sabiduría, y el hombre que consigue discernimiento, porque el tenerla como ganancia es mejor que tener la plata como ganancia; y el tenerla como producto, que el oro mismo. Es más preciosa que los corales, y todos tus otros deleites no pueden ser igualados a ella. Largura de días está en su diestra; en su siniestra hay riquezas y gloria. [...] Es árbol de vida a los que se asen de ella, y los que la mantienen firmemente asida han de ser llamados felices”. De modo que la “sabiduría” es un tesoro que sobrepasa el valor de todas las riquezas del mundo.
Sabiduría es la aplicación correcta del conocimiento. Es la capacidad de usar con éxito el conocimiento y entendimiento para resolver problemas, evitar o esquivar peligros y alcanzar ciertas metas, o ayudar a otras personas al respecto. ¿No concuerda usted en que hoy día necesitamos tal sabiduría para enfrentarnos con éxito a los problemas de la vida y mantener una buena posición ante Dios?
Al describir la sabiduría, Proverbios 3:13-18 destaca la felicidad. ¿No es cierto que la felicidad es un tesoro que todos deseamos? La sabiduría divina nos la proporciona, pues la verdadera felicidad solo proviene de su Fuente, Jehová Dios. La experiencia ha demostrado que no podemos alcanzar la felicidad verdadera si no obedecemos al Altísimo y cedemos a la guía de su espíritu. Las felicidades que se prometen en la Biblia dependen de que tengamos una buena relación con nuestro Padre celestial, o la aprobación de él. (Mateo 5:3-10.) Por eso, al aplicar lo que aprendemos de nuestro estudio de la Biblia, desplegamos “la sabiduría de arriba” que nos proporciona la felicidad que ni siquiera todas las riquezas del mundo pueden proporcionarnos.
No obstante, recuerde también que Proverbios 3:16 declara: “Largura de días está en su diestra”. Se entiende que esto se refiere a la diestra o mano derecha de la protección, la mano que está lista para ayudar y proteger a uno durante tiempos críticos. Hoy día, muchas personas viven de manera licenciosa, practicando inmoralidad sexual, abusando de las drogas y haciendo cosas por el estilo. Probablemente usted haya leído que el SIDA (Síndrome de inmunodeficiencia adquirida) se relaciona con tales prácticas. Según lo que usted ha observado, ¿son verdaderamente felices las personas que practican estas cosas? ¿O se acarrean, y causan a otras personas, mucho sufrimiento y dolor, y hasta la muerte?
En contraste, la aplicación del sabio consejo de la Palabra de Dios siempre está a nuestra “diestra” para protegernos de tales peligros. Por consiguiente, la sabiduría puede alargar nuestra vida y guardarnos de un derrotero que podría resultar en muerte prematura. Por eso, la sabiduría divina hace que nuestra vida actual sea más placentera.
Ande sabiamente ahora
Toda la evidencia a nuestro alrededor indica que estamos viviendo en “los últimos días” de este sistema de cosas. (2 Timoteo 3:1-5.) Por lo tanto, es vital que estemos en guardia para no sucumbir al espíritu del mundo. Este espíritu promueve la búsqueda de cosas materiales por medio de despertar deseos egoístas. Job, un hombre fiel de quien se habla en la Biblia, fue acusado de servir a Dios por razones egoístas, por ganancia material. (Job 1:9-11.) ¿Podría alguien acusarnos con razón por eso mismo?
Si nuestra respuesta es no, probablemente estamos resistiendo con éxito al materialismo de hoy día. Pero este peligro, el materialismo, es uno de los más sutiles que encaramos. Jesucristo dijo que “la inquietud de este sistema de cosas y el poder engañoso de las riquezas ahogan la palabra”. (Mateo 13:22.) Es obvio que constantemente tenemos que estar en guardia contra “el poder engañoso de las riquezas”, pues estas no tienen verdadero valor.
Es preciso que tengamos presente que las posesiones materiales tienen un valor relativo. La Palabra de Dios dice: “Las cosas valiosas del rico son su pueblo fuerte, y son como un muro protector en su imaginación”. (Proverbios 18:11.) En realidad, la seguridad que las riquezas pueden proveer es pura imaginación, un engaño. Esto no significa que el tener posesiones materiales sea malo en sí. Lo que es incorrecto es concentrar nuestra vida en tales posesiones en vez de concentrarnos en obtener la aprobación de Dios. Jesús, reconocido como uno de los maestros más sabios de la historia, dijo claramente: “Hasta cuando uno tiene en abundancia, su vida no resulta de las cosas que posee”. (Lucas 12:15.)
Por eso, sigamos un derrotero en la vida que nos haga ‘ricos para con Dios’. (Lucas 12:21.) No hay nada más valioso que el tener la aprobación del Creador. Todo esfuerzo que hagamos por mantener esta posición contribuye a que ‘atesoremos para nosotros mismos un fundamento excelente para el futuro, para que logremos asirnos firmemente de la vida que realmente lo es’. (1 Timoteo 6:19.)
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La bendición de Jehová enriqueceLa Atalaya 1986 | 15 de junio
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La bendición de Jehová enriquece
“Será cosa difícil el que un rico entre en el reino de los cielos.” (MATEO 19:23.)
1, 2. ¿Qué contraste se puede establecer entre los diferentes tipos de riquezas?
¿QUÉ hay si alguien le notificara que “usted ha llegado a ser rico”? Muchas personas se emocionarían ante tal noticia si esta significara que han llegado a ser ricas por haber recibido dinero, propiedades o posesiones materiales lujosas. Pero considere el asunto de las riquezas desde este punto de vista: “La bendición de Jehová... eso es lo que enriquece, y él no añade dolor con ella”. (Proverbios 10:22.)
2 Al tratar con los patriarcas de la antigüedad y con la nación de Israel, Dios bendijo la fidelidad de ellos con prosperidad. (Génesis 13:2; Deuteronomio 28:11, 12; Job 42:10-12.) El rey Salomón fue bendecido de este modo. Llegó a ser inmensamente rico. Sin embargo, aprendió por experiencia que el centrar la vida en las riquezas materiales “era vanidad y un esforzarse tras viento”. (Eclesiastés 2:4-11; 1 Reyes 3:11-13; 9:14, 28; 10:10.) De modo que cuando Salomón escribió: “La bendición de Jehová... eso es lo que enriquece”, no estaba recalcando las riquezas materiales. Estaba declarando la veracidad del hecho de que si uno tiene la bendición de Dios, la vida es incomparablemente más rica que la de los que no le sirven. ¿En qué sentido?
3. ¿Cómo puede ser uno verdaderamente rico al tener la bendición de Dios?
3 Si uno es cristiano, puede disfrutar de la aprobación de Jehová ahora y recibir bendiciones de él, como la sabiduría piadosa. Llega a formar parte de una congregación de cristianos que es como una familia básicamente feliz, que confía y se interesa en uno. Las leyes de Dios nos protegen de muchas enfermedades y peligros. También tenemos motivo para esperar la protección divina a través de la “gran tribulación” que le sobrevendrá a este sistema inicuo, y luego alcanzar la vida eterna en el Paraíso terrestre que le seguirá. De modo que, como se puede ver, con estas maravillosas bendiciones y perspectivas, verdaderamente podemos decir: “¡Soy rico!”. (Mateo 24:21, 22.)
4. ¿Cómo pudiera uno poner en peligro el ser rico en sentido espiritual? (Revelación 3:17, 18.)
4 No obstante, hay otras riquezas, como el dinero y las posesiones materiales, que podrían poner en peligro el que uno sea “rico” en bendiciones de Jehová. Muy pocas personas (sea que tengan seguridad financiera o pocos recursos) están dispuestas a reconocer que se están ‘enfrentando a un verdadero peligro, el de llegar a descarriarse por el amor al dinero’. Pero recuerde la advertencia: “El amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales, y, procurando realizar este amor, algunos han sido descarriados de la fe y se han acribillado con muchos dolores”. (1 Timoteo 6:10.) Esas palabras fueron escritas en un tiempo en que todos los cristianos aprobados eran ungidos con el espíritu de Dios como muestra de que llegarían a ser gobernantes celestiales con Cristo. Probablemente muchos de ellos habían conocido personalmente a los apóstoles y a otros que habían andado con Jesús. Así que, si el dinero ‘descarrió’ a algunos de ellos, ¡qué grande ha de ser el riesgo para nosotros hoy día! (2 Corintios 5:5; Romanos 8:17, 23.)
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