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Experimentación animal. Reacciones violentas¡Despertad! 1990 | 8 de julio
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Movimiento de liberación animal
No obstante, durante la década de los ochenta se produjo una creciente sensibilidad contra el uso de animales en el campo de la investigación. Hoy día esa sensibilidad se ha traducido en una red mundial de organizaciones activas que continúan aumentando en fuerza y número de miembros. Dichas organizaciones manifiestan abiertamente sus demandas de que se elimine por completo el uso de todos los animales para la experimentación médica o de laboratorio.
Los activistas en pro de los derechos de los animales se hacen oír mediante manifestaciones callejeras, presiones políticas, revistas y periódicos, radio y televisión, y, de forma más notable, mediante tácticas agresivas y violentas. Un prominente activista canadiense dijo lo siguiente respecto a este movimiento de liberación: “Se extiende con rapidez por Europa, Australia y Nueva Zelanda. En Estados Unidos cada vez es más poderoso, y en Canadá ha experimentado un crecimiento extraordinario. Hay un grupo de redes diseminadas por todo el mundo y la tendencia mundial es la de apoyar a los movimientos que defienden los derechos de los animales de una forma más agresiva”.
Algunas de estas ‘redes agresivas’ están dispuestas a utilizar la violencia para defender su causa. Durante los últimos años, por lo menos veinticinco laboratorios de investigación en Estados Unidos han sido objeto de actos de vandalismo por parte de grupos que defienden los derechos de los animales. En los laboratorios de algunas universidades han estallado bombas. Estos ataques han causado daños por valor de millones de dólares (E.U.A.). Se han destruido importantes registros, así como datos valiosos. Algunos animales de laboratorio han sido robados y puestos en libertad. En uno de tales actos se destruyó investigación valiosa sobre la ceguera infantil. También se ha destruido equipo costoso valorado en centenares de miles de dólares.
En una carta abierta dirigida a las autoridades universitarias y a los medios de comunicación, un grupo militante de la liberación animal se jactó de que destruir en unos doce segundos un microscopio valorado en diez mil dólares con una barra de acero que les había costado solo cinco dólares había sido “una operación muy rentable”. En otros centros de investigación, médicos y científicos encontraron sangre vertida sobre los archivos y los materiales de investigación, así como consignas liberacionistas pintadas con espráis en las paredes. En un informe se menciona “hostigamiento, incluso amenazas de muerte contra científicos y sus familias”. En Estados Unidos, los que abogan por la liberación animal han amenazado de muerte o con violencia a más de una docena de científicos. En 1986, un locutor dijo durante un programa de la BBC de Londres: “Lo que une a los activistas es la convicción de que en la guerra para libertar a los animales, la acción directa —la destrucción de la propiedad y hasta de la vida— está moralmente justificada”.
La dirigente de un movimiento de liberación animal dijo: “Nadie ha resultado herido, pero eso es una amenaza peligrosa [...]. Más tarde o más temprano alguien devolverá los golpes y alguna persona puede resultar herida”. En esa entrevista, que tuvo lugar en 1986, la misma dirigente liberacionista predijo que habría violencia en Gran Bretaña y Alemania occidental. Los casos de bombas incendiarias y actos de violencia que han tenido lugar hasta ahora han confirmado su predicción. En Estados Unidos ya se ha atentado contra la vida de un hombre cuya compañía experimenta con animales. La rápida acción por parte de la policía le salvó de una bomba. No obstante, no todos los que abogan por la liberación animal concuerdan con estas tácticas violentas e ilegales.
¿Por qué se oponen?
Según The Journal of the American Medical Association, “la mayoría de los que se preocupan por el uso que se hace de los animales en la investigación biomédica pueden dividirse en dos categorías generales: primero, los que se preocupan del bienestar de los animales y que no se oponen a la investigación biomédica, sino que quieren estar seguros de que a los animales se les trata de la forma más humana posible, que la cantidad de animales utilizados es estrictamente la mínima requerida y que tan solo se utilizan animales cuando es necesario”. Según encuestas recientes, este colectivo lo compone la mayoría que menos se hace oír.
Segundo, “los que se preocupan por los derechos de los animales y que adoptan una posición más radical y opuesta por completo al uso de animales en la investigación biomédica”. “Los animales tienen derechos fundamentalmente inalienables —dijo el codirector de uno de tales grupos—. Si un animal es capaz de notar dolor o sentir temor, entonces tiene derecho a que no se le trate así.” Otro portavoz dijo: “No existe ningún fundamento racional para decir que un ser humano tiene derechos especiales. Tanto da que sea una rata, un cerdo, un perro o un niño. Todos son mamíferos”.
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Experimentación animal. Reacciones violentas¡Despertad! 1990 | 8 de julio
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[Recuadro en la página 9]
Distintas opiniones
“CREO que los animales tienen derechos que, aunque diferentes a los nuestros, son igual de inalienables. Creo que los animales tienen derecho a que no les inflijamos dolor, temor o privación física. [...] Tienen derecho a que no se les trate brutalmente en ningún aspecto a fin de utilizarlos para alimento, entretenimiento o cualquier otro propósito.”—Roger Caras, naturalista, telediario de la cadena ABC (E.U.A.). (Newsweek, 26 de diciembre de 1988.)
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