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¡Nace el Reino de Dios!Apocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!
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y su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó abajo a la tierra. Y el dragón se quedó de pie delante de la mujer que estaba a punto de dar a luz, para, cuando diera a luz, devorar a su hijo.” (Revelación 12:3, 4.)
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¡Nace el Reino de Dios!Apocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!
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Así, dos organizaciones en oposición se nos presentan claramente a la vista: la organización celestial de Jehová, representada por la mujer, y la organización demoníaca de Satanás que desafía la soberanía de Dios. La gran cuestión de la soberanía tiene que resolverse. Pero ¿cómo? Satanás, todavía arrastrando consigo a los demonios, es como un cruel predador que busca posibles víctimas. Espera que la mujer dé a luz. Quiere devorar al niño que va a nacer porque sabe que este representa una gran amenaza tanto a su existencia futura como a la del mundo que él gobierna. (Juan 14:30.)
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