BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • ¿Qué está ocurriendo en las escuelas?
    ¡Despertad! 1995 | 22 de diciembre
    • ¿Qué está ocurriendo en las escuelas?

      “NUESTRAS escuelas están en crisis: traigan a los policías.” Este fue el titular de primera página de un periódico de Nueva York. La Junta Escolar de Nueva York tiene su propio cuerpo de seguridad: 3.200 guardias en más de mil escuelas de la ciudad. Pero ahora mucha gente quiere que la policía también ayude a proteger la seguridad de las escuelas. ¿Se la necesita?

      Un titular de The New York Times decía: “Se informa que el 20% de los estudiantes de Nueva York lleva armas”. Joseph Fernandez, coordinador de las escuelas de Nueva York de 1990 a 1992, admitió: “Nunca he visto nada igual a la violencia que tenemos ahora en las escuelas de las grandes ciudades. [...] Cuando acepté el cargo en 1990, no imaginé que la situación sería tan mala. No se trata de algo pasajero, es como un tumor maligno”.

      ¿Es tan mala la situación?

      Fernandez informó: “Durante mis primeros diez meses en el cargo, tuvimos un promedio de un estudiante asesinado cada dos días: a algunos los apuñalaban en el metro y a otros los mataban de un disparo en el patio de la escuela o en las esquinas de las calles. [...] Algunos institutos tienen quince o dieciséis guardias de seguridad caminando por pasillos y patios”. Añadió: “La violencia en nuestras escuelas es epidémica, y han tenido que tomarse medidas extraordinarias. Las escuelas de Chicago, Los Ángeles, Detroit, de hecho todos los grandes centros metropolitanos, presentan ahora la misma imagen de salvajismo casi apocalíptico”.

      “Es más que obvio lo vergonzoso de este problema. Durante los pasados dos decenios hemos llegado a aceptar lo inaceptable: las escuelas norteamericanas se han convertido en campos de batalla. Son centros de miedo e intimidación en lugar de refugios destinados a la ilustración.”

      Hay agentes de seguridad en 245 sistemas escolares de Estados Unidos, y en 102 de estos están armados. Pero no son los únicos que llevan armas. Según un estudio realizado por la Universidad de Michigán, se calcula que los estudiantes de Estados Unidos llevan a la escuela todos los días 270.000 armas, contando solo las de fuego.

      La situación ha empeorado mucho en vez de mejorar. Los detectores de metales que se utilizan en muchas escuelas no han logrado detener el flujo de armas. En el otoño de 1994, los incidentes violentos que se informaron en las escuelas de Nueva York aumentaron un 28% en comparación con el mismo período del año anterior. “Por primera vez en la vida —explica Phi Delta Kappan acerca de una encuesta llevada a cabo en Estados Unidos— la categoría ‘peleas, violencia y pandillas’ ocupa el primer lugar, junto con la ‘falta de disciplina’, en la lista de problemas más serios que afrontan las escuelas públicas.”

      La violencia escolar ha ocasionado una crisis en las escuelas de muchos países. En Canadá, el periódico The Globe and Mail de Toronto presentó el titular: “Las escuelas se convierten en zonas de peligro”. Y una encuesta realizada en Melbourne (Australia) reveló que a casi el 60% de los niños de primaria sus padres los llevan y recogen en automóvil por temor a que los asalten o secuestren.

      No obstante, la violencia es solo parte del problema. Hay otras cosas que ocurren en nuestras escuelas y que son motivo de grave preocupación.

      La cuestión de la moralidad

      Aunque la Biblia dice que la fornicación (es decir, tener relaciones sexuales fuera del matrimonio) es incorrecta, hoy día las escuelas no apoyan esta sana enseñanza moral. (Efesios 5:5; 1 Tesalonicenses 4:3-5; Revelación 22:15.) Indudablemente, esto ha contribuido a la situación que describió el señor Fernandez al decir: “Nada menos que el 80% de nuestros adolescentes llevan una vida sexual activa”. En una escuela secundaria de Chicago, la tercera parte de las estudiantes estaban embarazadas.

      Algunas escuelas tienen guarderías para cuidar a los bebés de las estudiantes. Además, suelen distribuirse preservativos en un esfuerzo inútil por evitar que se propague el sida y que aumente la cantidad de nacimientos ilegítimos. Si la distribución de preservativos no invita a los estudiantes a la fornicación, por lo menos aprueba esa práctica. En cuestión de moralidad, ¿a qué conclusión pueden llegar los estudiantes?

      Una experimentada profesora de universidad dijo que hay una “cantidad sorprendente de jóvenes que piensan que no hay ni bien ni mal, y que la moralidad depende de lo que crea cada cual”. ¿Por qué piensan así? La profesora comentó: “Quizás las experiencias de la secundaria los han llevado a hacerse agnósticos en sentido moral”. ¿Cuál es la consecuencia de esa inseguridad moral?

      El editorial de un periódico reciente se lamentó con las palabras: “A veces parece que nadie tiene por qué sentirse culpable”. Sí, el mensaje es que puede hacerse todo. He aquí un ejemplo del profundo efecto que tiene esto en los estudiantes: En una clase universitaria sobre el tema de la II Guerra Mundial y el auge del nazismo, un profesor se encontró con que la mayor parte de sus estudiantes creían que nadie tenía la culpa del Holocausto. “Para ellos —dice él— el Holocausto fue como una catástrofe natural: inevitable e ineludible.”

      ¿Quién tiene la culpa de que los estudiantes no puedan distinguir entre el bien y el mal?

      En medio de tiempos críticos

      Un ex profesor salió en defensa de las escuelas al decir: “El problema se origina en la comunidad; lo que hacen las escuelas es reflejar ese problema”. En realidad es muy difícil enseñar valores que los dirigentes de una sociedad no ponen en práctica.

      En cierta ocasión los titulares pusieron de manifiesto la inmoralidad en que vivían algunos funcionarios del gobierno de Estados Unidos. Entonces una columnista bien conocida escribió: “No sé cómo pueden los maestros enseñar moralidad en esta época de escepticismo. [...] ‘¡Mire lo que pasa en Washington!’, clamarán los más jóvenes. Saben [...] que los fraudes más vergonzosos de la historia se han llevado a cabo bajo el techo de esa gran casa blanca”.

      La Biblia predijo que ‘en los últimos días se presentarían tiempos críticos, difíciles de manejar’. (2 Timoteo 3:1-5.) No hay duda de que estos tiempos son críticos. En vista de ello, ¿qué está haciéndose para afrontar la crisis de las escuelas y ayudar a los estudiantes a obtener una buena educación? ¿Qué pueden hacer tanto padres como estudiantes? Los siguientes artículos tratan estos asuntos.

  • En pos de una buena educación
    ¡Despertad! 1995 | 22 de diciembre
    • Sin embargo, debido a que nuestros tiempos son críticos, es muy difícil suministrar este tipo de educación. Un experimentado maestro de Australia se lamentó diciendo: “Las clases se componen de niños violentos que profieren insultos y groserías, agotados debido a la falta de sueño como consecuencia de ver la televisión, desnutridos o hambrientos y criados sin disciplina”. Y como dicen los maestros, “es imposible enseñar a niños ingobernables”.

      Albert Shanker, presidente de la Federación Americana de Maestros, expresó así el dilema de los profesores: “Tienen que impartir educación sobre las drogas, el alcohol, el sexo, [...] idear ejercicios para mejorar la autoestima de los estudiantes, detectar a miembros de pandillas, [...] y muchísimas cosas más. Todo menos enseñar. [...] Lo que en realidad se les pide es que hagan las veces de trabajadores sociales, mamás, papás, terapeutas, policías, nutricionistas, funcionarios de salud pública y médicos”.

      ¿Por qué se exige esto de los maestros? La razón es obvia cuando se examina el tipo de estudiantes que asisten a clase en una ciudad grande del nordeste de Estados Unidos. The New York Times dio a conocer los comentarios de un experto respecto a un típico grupo de 23 estudiantes. Dijo que “era probable que entre ocho y quince estuvieran viviendo en la pobreza, tres hubieran nacido de madres drogadictas y quince estuvieran viviendo solo con uno de sus padres”.

      Es evidente que la familia está desintegrándose. En Estados Unidos, casi uno de cada tres nacimientos es ilegítimo y uno de cada dos matrimonios acaba en divorcio. El porcentaje de nacimientos ilegítimos en Dinamarca, Francia, Gran Bretaña y Suecia es aun mayor. ¿Qué está haciéndose para afrontar la crisis que esta situación ha generado en las escuelas?

      En busca de soluciones

      Se han abierto diversos centros educativos experimentales o alternativos. Por lo general, estas escuelas son más pequeñas —lo que permite una supervisión más estrecha—, y muchas elaboran su propio programa de estudios con el fin de adecuarse a las necesidades de los niños. En la ciudad de Nueva York se han abierto 48 escuelas de este tipo desde 1993 y otras 50 están en proyecto. “Este experimento se originó por causa de la violencia [escolar]”, dijo The New York Times. Para 1992 habían comenzado a funcionar más de quinientas escuelas alternativas en Rusia, con más de trescientos treinta y tres mil estudiantes.

      Por otro lado, el periódico The Toronto Star informó: “Miles de padres ahora envían a sus hijos a escuelas privadas”. Tan solo en la provincia canadiense de Ontario, casi setenta y cinco mil niños van a dichas escuelas. Actualmente también las hay de este tipo por toda Rusia, y la revista China Today dice que en China están apareciendo “como brotes de bambú después de una lluvia de primavera”. La publicación The Handbook of Private Schools suministra una lista de casi mil setecientas escuelas de este tipo en Estados Unidos, donde los gastos anuales pueden ascender a 20.000 dólares o más.

      Otros padres han optado por enseñar a sus hijos en casa. Se calcula que en Estados Unidos la cantidad de niños que recibe la enseñanza en casa aumentó de 15.000 en 1970 a 1.000.000 en 1995.

      Resultados diversos

      No todos los sistemas escolares del mundo obtienen resultados análogos. En julio de 1993, Shanker dijo a un grupo de educadores de Estados Unidos: “Otros países dirigen sus escuelas con resultados sustancialmente mejores que los nuestros”. Para ilustrarlo habló de un matrimonio ruso que se había mudado a Estados Unidos. Relató: “Ellos decían que, aunque tenían a su hija en una escuela privada muy buena, en octavo grado estaba estudiando cosas que ya había aprendido en tercero cuando estaba en Rusia”.

      La anterior Unión Soviética desarrolló un sistema escolar que enseñó a leer y escribir a casi todos sus habitantes. En contraste, según calcula el Departamento de Educación de Estados Unidos, 27.000.000 de norteamericanos no saben leer los letreros de las calles o los números de los autobuses. Y el periódico australiano Canberra Times informó que “hasta el 25% de los niños de escuela primaria pasaban a la secundaria sin saber leer ni escribir”.

      La crisis de las escuelas ha llegado a casi todo lugar. El libro Education and Society in the New Russia, publicado en 1994, dice que el “72,6% de los maestros soviéticos entrevistados concordaron en que el sistema escolar estaba atravesando por una grave crisis”. Según Tanya, una maestra veterana de Moscú, uno de los factores que más repercuten en la crisis es el hecho de que “los padres y los estudiantes ya no valoren la educación”. Señaló, por ejemplo, que “un maestro gana la mitad de lo que recibe un conductor de autobús, o incluso menos”.

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir