BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • Un mundo enganchado al tabaco
    ¡Despertad! 2000 | 22 de marzo
    • Un mundo enganchado al tabaco

      BILL era un hombre bueno, inteligente, robusto y amante de su familia. Aunque fumaba desde tierna edad, detestaba el vicio. Tanto, que hasta cuando tenía el cigarrillo en la boca instaba a sus hijos a no imitarle, pues era una insensatez. En ocasiones estrujaba la cajetilla con sus fuertes manos y la lanzaba al otro extremo de la habitación, al tiempo que aseguraba que ya no iba a fumar más. Pero no tardaba en recaer: primero a escondidas, y luego a las claras.

      Bill falleció de cáncer hace quince años, tras meses de sufrimientos indecibles. Si no hubiese sido fumador, ahora posiblemente estaría vivo; su esposa aún tendría marido, y sus hijos, padre.

      Por trágica que haya sido la pérdida para sus familiares, no es un caso raro. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades vinculadas al tabaco matan todos los años a cuatro millones de personas; o sea, 1 cada 8 segundos. El tabaquismo es la principal causa prevenible de muerte en el mundo, y, de mantenerse las tendencias actuales, dentro de veinte años será la principal causa de defunción y discapacidad en todo el globo, y acabará con más vidas que el sida, la tuberculosis, la mortalidad materna, los accidentes de tráfico, el suicidio y el homicidio juntos.

      Pese a que los cigarrillos son letales, se consumen por doquier. De acuerdo con la OMS, la colectividad internacional de fumadores consta como mínimo de 1.100 millones de miembros, lo que viene a representar 1 de cada 3 adultos del planeta.

      Según los cálculos de algunos analistas, las tabacaleras están pagando cientos de millones de dólares a consecuencia de las demandas presentadas contra ellas. Pero esta cifra es una insignificancia en comparación con los miles de millones de dólares que ganan. Tan solo en Estados Unidos, se producen cada día 1.500 millones de cigarrillos. A escala mundial, las compañías y los monopolios estatales venden más de cinco billones de cigarrillos cada año.

      ¿Por qué persisten tantos ciudadanos en un hábito mortífero? Si el lector consume tabaco, ¿qué puede hacer para dejarlo? Veamos las respuestas en los artículos siguientes.

  • Razones para dejar de fumar
    ¡Despertad! 2000 | 22 de marzo
    • Razones para dejar de fumar

      EL TABACO no es para quien desee tener una vida larga y feliz, pues ocasiona la muerte a 1 de cada 2 fumadores veteranos. De ahí que la directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) haya dicho que “el cigarrillo es [...] un producto elaborado con toda la astucia del mundo, ya que libera tan solo la cantidad precisa de nicotina para mantener al consumidor adicto de por vida, hasta que finalmente lo mata”.

      Así pues, los peligros que plantea el tabaco para la vida y la salud constituyen una razón para dejarlo. Se ha establecido la conexión entre este y más de veinticinco enfermedades muy graves. Es uno de los principales favorecedores de ataques cardíacos y cerebrales, bronquitis crónicas, enfisemas y cánceres diversos, particularmente de pulmón, entre otras dolencias.

      Claro, se puede vivir enviciado por años antes de sufrir una de estas afecciones. Entretanto, el hábito no hará más atractivo al fumador. Aunque este proyecte una imagen sensual y saludable en los anuncios, la cruda realidad es muy diferente: aliento fétido, manchas amarilloparduscas en los dientes y uñas, impotencia masculina, toses, ahogos y arrugas faciales prematuras, entre otros problemas cutáneos.

      Los efectos del tabaco en el prójimo

      La Biblia indica: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39). Este afecto, que comienza por la propia familia, es una poderosa razón para romper con el vicio.

      El humo del tabaco perjudica a nuestros semejantes. Hasta hace no tanto, podía encenderse un cigarrillo en casi cualquier lugar sin levantar protestas. Pero las actitudes están cambiando, pues la ciudadanía es cada vez más consciente de los peligros de respirar el humo ajeno. Por ejemplo, la persona que no fuma corre un 30% más de riesgo de padecer cáncer de pulmón si su cónyuge es fumador, y la probabilidad de que un niño sufra pulmonía o bronquitis durante sus primeros dos años de vida es mayor si vive con padres fumadores.

      La embarazada que fuma pone en peligro a la criatura que lleva en su seno, pues le aporta directamente nicotina, monóxido de carbono y otras sustancias peligrosas del humo que han ido a parar a su corriente sanguínea. De este modo aumentan las probabilidades de que tenga un aborto espontáneo, dé a luz un niño muerto o vea morir pronto al recién nacido. Además, el neonato corre un riesgo tres veces mayor de sufrir el síndrome de muerte súbita.

      Un precio muy caro

      Otra razón para dejar el tabaco es su alto costo. Según un estudio del Banco Mundial, genera directamente un gasto anual de 200.000 millones de dólares en atención sanitaria. Y eso sin poner precio al sufrimiento de quienes enferman a consecuencia de este producto.

      Si usted fuma, le será muy fácil calcular cuánto le cuestan directamente los cigarrillos. El gasto anual se obtiene multiplicando por 365 la cantidad que dedica a diario al tabaco. Si multiplica esa cifra por diez, sabrá cuánto le costará el hábito si sigue fumando otros diez años. Es posible que los resultados le asombren. ¡Imagínese cuántas cosas podría hacer con todo ese dinero!

      ¿Es más seguro cambiar de producto?

      La industria del tabaco anuncia cigarrillos con bajo contenido de alquitrán y nicotina como una forma de aminorar los peligros para la salud. Sin embargo, los que cambian a esta modalidad ansían la misma dosis de nicotina, por lo que suelen compensar la reducción fumando más cigarrillos, aspirando el humo con mayor intensidad y frecuencia o aprovechando al máximo cada cigarrillo. Hasta si no realizan esta compensación, su salud se beneficia mucho menos que si se deshabituaran.

      ¿Qué puede decirse de las pipas y los puros? Aunque las tabacaleras llevan mucho tiempo presentándolos como símbolos de prestigio, su humo es tan mortífero como el del cigarrillo. Hasta si el fumador no lo inhala, corre mayor peligro de padecer cáncer en los labios, la boca o la lengua.

      ¿Serán seguros los preparados que no se fuman, como el rapé oral y el tabaco de mascar? El rapé oral es tabaco en polvo que suele venderse en latas o bolsas y que normalmente se coloca dentro del labio inferior o de la mejilla. El tabaco de mascar se vende en hebras largas, por lo general en bolsas, y, como indica su nombre, se mastica, pero no se chupa. Ambas modalidades pueden causar mal aliento, manchas dentales, cáncer de boca y faringe, adicción a la nicotina, llagas blancas en la boca (que pueden degenerar en cáncer) y reducción de las encías y del hueso que rodea el diente. Obviamente, chupar o masticar tabaco no son buenas alternativas a fumarlo.

      Los beneficios de librarse del vicio

      ¿Qué le sucede al fumador veterano cuando deja el tabaco? Al cabo de veinte minutos, la presión arterial desciende a niveles normales. A la semana, el organismo está libre de nicotina. Al mes, comienzan a disminuir la tos, la congestión nasal, la fatiga y la falta de aliento. A los cinco años, la probabilidad de morir de cáncer de pulmón se ha reducido a la mitad. A los quince años, el riesgo de padecimientos coronarios es el mismo que el de la persona que nunca ha fumado.

      Al ex fumador, la comida le sabe mejor, y le huele mejor el aliento, el cuerpo y la ropa. Se ve libre de los gastos y molestias que conlleva adquirir tabaco. Disfruta de un sentido de logro. Si tiene hijos, su ejemplo reduce la probabilidad de que fumen. Es posible que viva más años. Lo que es más, su modo de actuar está en conformidad con la voluntad de Dios, pues la Biblia dice: “Limpiémonos de toda contaminación de la carne” (2 Corintios 7:1). Nunca debe pensarse que es muy tarde para abandonar el vicio; cuanto antes se haga, mejor.

      Por qué es tan difícil

      Dejar de fumar es arduo, aunque se tenga buena motivación. La razón principal es que la nicotina es una droga sumamente adictiva. “Al tabular el grado de adicción que crean las drogas psicoactivas, se determinó que la nicotina es más adictiva que la heroína [y] la cocaína”, señala la OMS. A diferencia de dichos estupefacientes, la nicotina no genera demostraciones llamativas de intoxicación, por lo que es fácil subestimar su poder. Pero la leve euforia que produce logra que la mayoría de los consumidores sigan fumando para experimentar nuevamente esa sensación. En realidad, es una droga que altera el estado de ánimo; calma la ansiedad. Sin embargo, la tensión que reduce el cigarrillo se debe en parte al ansia de nicotina.

      El hecho de que fumar se convierta en costumbre también dificulta dejar de hacerlo. Aparte de la adicción a la nicotina, el fumador suele adquirir hábitos reiterativos a la hora de encender el cigarrillo e inhalar. De ahí que a veces se oigan comentarios como “Necesito tenerlo entre los dedos” o “Me ayuda a matar el tiempo”.

      Como tercera dificultad para romper con este vicio cabría mencionar su omnipresencia en la vida diaria. Las tabacaleras gastan casi 6.000 millones de dólares anuales en campañas publicitarias que presentan a un fumador sensual, activo, sano e inteligente, que monta a caballo, nada y practica el tenis u otra actividad placentera. En el cine y la televisión salen fumadores, y no siempre en el papel de malos. El tabaco es una mercancía legal que está disponible casi por doquier, y la mayoría de la gente está siempre cerca de alguien que fuma. Todas estas influencias son ineludibles.

      Lamentablemente, no existe una píldora que elimine el deseo de fumar del mismo modo como la aspirina combate el dolor de cabeza. La difícil meta de dejar el tabaco exige motivación personal. Al igual que para adelgazar, hay que sacrificarse durante un buen tiempo. El único responsable del éxito o el fracaso del intento es el propio fumador.

      [Recuadro de la página 5]

      Se envician jóvenes

      Según un estudio realizado en Estados Unidos, 1 de cada 4 jóvenes que probaron los cigarrillos acabó volviéndose adicto, una proporción parecida a la de quienes experimentaron con cocaína y heroína. Aunque cerca del setenta por ciento de los fumadores adolescentes lamentan haberse iniciado, pocos logran deshabituarse.

      [Recuadro de la página 5]

      La composición del humo

      El humo del cigarrillo contiene alquitrán, el cual se compone de más de cuatro mil sustancias químicas, 43 de ellas cancerígenas. Entre estas figuran el cianuro, el benceno, el alcohol metílico y el acetileno (combustible utilizado en algunos sopletes). El humo también contiene óxido de nitrógeno y monóxido de carbono, ambos gases tóxicos. Su principal ingrediente activo, la nicotina, es una droga de gran poder adictivo.

      [Recuadro de la página 6]

      Cómo ayudar a un ser querido a librarse del hábito

      Si usted no fuma y está al tanto de los peligros del tabaco, seguramente sufre la frustración de ver que algunos de sus amigos y seres queridos siguen fumando. ¿Qué puede hacer para ayudarlos a abandonar el hábito? Los regaños, las súplicas, las imposiciones, las burlas y los sermones paternalistas no suelen dar resultado. En vez de deshacerse del cigarrillo, el fumador tal vez recurra a este para calmar el malestar emocional que le producen estos métodos. Trate de comprender lo difícil que es superar la adicción, sobre todo para algunas personas.

      No se puede obligar a nadie a dejar de fumar. La fortaleza y la convicción precisas para hacerlo deben proceder del usuario. Lo que uno debe hacer es buscar formas de alentarle y apoyar su deseo de romper con el vicio.

      ¿Qué método puede seguir? En el momento oportuno, indique a la persona que la quiere y que le preocupa que fume. Señale que la apoyará si decide abandonar el hábito. Claro, esta táctica no puede utilizarse vez tras vez, pues perdería efectividad y sentido.

      ¿Qué hacer si el ser querido decide no volver a fumar? Debe tenerse en cuenta que pudiera manifestar síntomas de abstinencia, tales como irritabilidad, depresión, dolores de cabeza y trastornos del sueño. Recuerde al ser amado que son síntomas temporales, indicaciones de que el cuerpo va ajustándose al debido equilibrio. Tenga una actitud alegre y positiva. Indíquele cuánto le satisface su resolución. Mientras dure el síndrome de abstinencia, ayúdele a evitar las situaciones agobiantes que favorezcan que reincida.

      De producirse una recaída, procure no sacar las cosas de quicio y demuestre compasión. Vea la situación como un aprendizaje para los dos, algo que contribuirá a que el próximo intento tenga más probabilidades de triunfo.

      [Ilustración de la página 7]

      Las tabacaleras gastan casi 6.000 millones de dólares anuales en publicidad

  • Cómo dejar el tabaco
    ¡Despertad! 2000 | 22 de marzo
    • Cómo dejar el tabaco

      ABANDONAR el tabaco es como aprender a montar en bicicleta: el primer intento suele fracasar. De modo que si usted ha decidido romper con el vicio, tiene que estar dispuesto a realizar varias tentativas hasta lograrlo. Si tiene una recaída, no la tome como una derrota, sino como parte del aprendizaje, un pequeño retroceso en un programa que puede culminar con éxito. Veamos algunas sugerencias que han surtido efecto en otros casos, y que bien pudieran ayudarle a usted.

      Prepárese mentalmente

      ■ Primero, convénzase de que vale la pena abandonar el tabaco. Enumere las razones, sin olvidar un solo beneficio. Una vez que lo haya dejado, se fortalecerá su resolución si repasa la lista. El mayor motivo para deshabituarse es el deseo de agradar a Dios. La Biblia indica que debemos amarlo con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerzas, algo que resulta imposible si somos adictos al tabaco (Marcos 12:30).

      ■ Examine sus hábitos diarios para ver cuándo fuma y por qué lo hace. Tal vez le sea útil apuntarlo en un papel. Así podrá prever qué situaciones tentadoras afrontará una vez abandonado el vicio.

      Fíjese un día

      ■ Determine un día para dejar de fumar (preferiblemente cuando no vaya a estar sometido a muchas tensiones exteriores), señálelo en el calendario y, cuando llegue, deje de fumar radicalmente.

      ■ Antes de esa fecha, deshágase de ceniceros, fósforos y encendedores y limpie toda la ropa que huela a humo.

      ■ Solicite a sus compañeros de trabajo, amistades y familiares que lo respalden en su lucha. No dude en solicitar que no se consuma tabaco en su presencia.

      ■ Planee actividades para ese día. Puede ir a lugares donde no se permita fumar, como un museo o un teatro. O hacer ejercicio: nadar, montar en bicicleta o dar una caminata.

      El síndrome de abstinencia

      Si usted es un fumador empedernido, probablemente pasará por el síndrome de abstinencia, con síntomas que comenzarán a sentirse a las pocas horas y que pueden incluir irritabilidad, impaciencia, hostilidad, ansiedad, depresión, insomnio, desasosiego, aumento del apetito y enormes ganas de fumar. El médico pudiera recetarle fármacos para aliviarle los síntomas. Además, puede adoptar varias medidas que le ayudarán a ganar la batalla.

      ■ Durante las primeras semanas (las más difíciles) ingiera alimentos bajos en calorías y beba agua en abundancia. A algunos les ha resultado útil llevar tentempiés de hortalizas crudas, como zanahorias o apio. Si hace ejercicio, contrarrestará el aumento de peso y calmará los nervios.

      ■ Rehúya los lugares y situaciones que le tienten.

      ■ Luche contra los razonamientos erróneos que pudieran inducirlo a recaer. He aquí algunas ideas habituales durante el síndrome de abstinencia: “Fumaré solo hoy para soportar este mal trago”. “Es mi único vicio.” “No puede ser tan malo como dicen, pues hay fumadores mayores de 90 años.” “De algo hay que morir.” “La vida sin tabaco es un aburrimiento.”

      ■ Si está a punto de darse por vencido, espere. Con solo aguardar diez minutos, es posible que se le pasen las ganas irrefrenables. A veces se hace insoportable la idea de no volver a fumar nunca. Si se siente así, concéntrese en no hacerlo solo durante ese día.

      ■ Si desea servir a Dios, pídale que lo asista. Nuestro amoroso Creador puede dar “ayuda al tiempo apropiado” a quienes procuran adaptar su vida a la divina voluntad (Hebreos 4:16). Pero no espere milagros. Tiene que actuar en consonancia con sus oraciones.

      No deje de ser ex fumador

      ■ Aunque los primeros tres meses son los peores, después todavía tendrá que evitar lo más posible a los fumadores y las situaciones que lo tienten a reincidir.

      ■ No se engañe a sí mismo pensando que puede fumar ocasionalmente, aunque lleve sin hacerlo un año o más.

      ■ Resista la tentación de encender “solo un cigarrillo”. Con uno quizás baste para que luego vengan otros, y enseguida habrá echado por la borda todo su esfuerzo. Aun si se debilita y reincide una vez, no tiene por qué hacerlo otra. Si recae, vuelva a dejarlo.

      Millones de fumadores se han librado del vicio. Con determinación y persistencia, usted también puede lograrlo.

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir