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Ayudé a mi familia a obtener riqueza espiritual¡Despertad! 1993 | 8 de octubre
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Nunca olvidaré un viaje en tren a Johannesburgo (Sudáfrica) que hice en enero de 1941. Mi amigo de la infancia, Elías Kunene, y yo, volvíamos a nuestro puesto de trabajo tras haber pasado unas vacaciones en Zululandia.
EN EL tren iba con nosotros un joven que tenía un poco de muti, una medicina con supuestos poderes sobrenaturales que, por lo general, se obtenía de un hechicero. El hombre se echó un poco de muti sobre el párpado convencido de que le serviría para ganarse el favor de su jefe blanco. Cuando bajábamos del tren, Elías dijo: “Ese muti es su dios”. Aquellas palabras me atravesaron el corazón como un cuchillo, pues yo llevaba en la bolsa mi propio muti, que había preparado siguiendo la prescripción de un hechicero.
Elías y yo estudiábamos la Biblia con los testigos de Jehová. Me di cuenta de que su progreso espiritual era mayor que el mío. Inmediatamente tiré el muti a un cubo de basura, y después empecé a asistir con regularidad a las reuniones de los testigos de Jehová junto con Elías.
Tanto Elías como yo estábamos casados. Así que, ¿por qué ir a trabajar a una ciudad que estaba a más de 400 kilómetros de nuestro hogar? ¿Qué diferencia había entre la vida urbana y la vida rural en Zululandia? ¿Beneficiaría de algún modo a nuestra familia, que se hallaba en la aldea, nuestra relación con los testigos de Jehová?
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Ayudé a mi familia a obtener riqueza espiritual¡Despertad! 1993 | 8 de octubre
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Mientras estábamos en Johannesburgo, Elías Kunene y yo decidimos buscar la religión verdadera. Visitamos las iglesias de nuestro vecindario, pero no quedamos satisfechos con ninguna. Luego Elías conoció a los testigos de Jehová. Cuando intentó explicarme lo que le habían enseñado, le dije que lo estaban extraviando, pero después de escuchar su conversación con los líderes de la Iglesia y ver que no eran capaces de demostrar que estaba equivocado, comencé a leer las publicaciones de la Sociedad Watch Tower que me daba. En aquel entonces hice el memorable viaje en tren en el que Elías me ayudó a entender el peligro de confiar en el muti. (Deuteronomio 18:10-12; Proverbios 3:5, 6.)
Empecé a asistir regularmente con Elías a la primera congregación de los testigos de Jehová de raza negra de Johannesburgo.
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Ayudé a mi familia a obtener riqueza espiritual¡Despertad! 1993 | 8 de octubre
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Elías fue el primero en dejar Johannesburgo, y nunca volvió a separarse de su familia. Como resultado, su esposa y cinco de sus hijos se hicieron testigos de Jehová activos. También educó a cuatro sobrinos huérfanos, que llegaron a ser Testigos dedicados. Murió en 1983, tras haber puesto un buen ejemplo de fiel apego a todos los mandatos que Jehová da mediante su Palabra y su organización terrestre.
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