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Disfrútelos sin riesgos¡Despertad! 1989 | 22 de junio
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Un caso que lo ilustra es el de dos jóvenes que habían ido a escalar una montaña próxima al Parque Nacional de Banff. Como tardaban mucho en regresar, sus padres se pusieron en contacto con el servicio de guardas, y poco después localizamos su automóvil. Con nuestro telescopio de observación vimos que uno de los alpinistas estaba sobre un saliente de la montaña sin poder moverse.
Subimos hasta cerca de donde estaba y le preguntamos por el paradero de su compañero. “¿Está más arriba de donde tú estás? ¿Está más abajo?” La única respuesta que recibimos fue un gruñido. A veces, en situaciones de mucha tensión, las personas se desconectan de la realidad. Encontramos a su compañero abajo: había caído y se había matado. Este tipo de incidentes siempre se deben a un error humano.
Así que cuando alguien viene y nos pregunta sobre una excursión, una escalada o un viaje a través del territorio de los osos, la información que le damos es sencilla, clara y específica. En ocasiones, a los que visitan los parques tal vez les parezca que les hablamos como si fuesen niños. Muchos son incapaces de comprender lo que les puede suceder en zonas retiradas o en la montaña. Parecen impacientes por emprender su excursión, pero desconocen lo que se les avecina. Por eso les repetimos mucho las cosas y les damos un sinfín de advertencias.
En el caso de los dos jóvenes, su cuerda de escalada no era más que una cuerda para contrapeso de ventana con un gancho de metal en un extremo. En un momento determinado se encontraron con que no podían ni subir más ni bajar; entonces, el miedo se apoderó del joven al que encontramos sobre el saliente, y se sentó sin poder moverse. Su amigo decidió bajar por la cuerda hasta el próximo saliente e ir en busca de ayuda. Como sabía que iba a tardar bastante en regresar, dejó su chaqueta para que su compañero no pasase frío. Mientras descendía, el gancho al que estaba sujeta la cuerda se soltó de la quiebra de la roca, y el joven se cayó y se mató.
En el territorio de los osos
En otra ocasión, una pareja estaba terminando las últimas etapas de una excursión por Boundary Creek, fuera de Waterton, en la parte sur de la provincia de Alberta (Canadá), cuando de repente vieron un oso que bajaba por el sendero hacia ellos. La mujer, que llevaba una mochila a la espalda, se echó al suelo en posición fetal, con las manos sobre la nuca y las rodillas dobladas contra el estómago. Su marido se quedó de pie a unos seis metros de ella, paralizado de miedo al ver acercarse al oso.
Este se dirigió inmediatamente hacia la mujer y se puso a arañar la mochila que llevaba a la espalda tratando de conseguir alimento, pero también le arañó la espalda, la cadera y las nalgas. El esposo se dio cuenta de que tenía que hacer algo, así que metió la mano en su mochila y arrojó unos bocadillos al suelo. Al hacerlo, se le cayó un cazo y dio contra una roca; el ruido hizo que el oso desistiese y echase a huir hacia el bosque, lo que permitió que la pareja se marchara apresuradamente. Tuvimos que dar muerte al oso, pues ya había estado implicado en otros incidentes con personas.
Esto nos enseña una lección: si llevamos una mochila y se nos acerca un oso, debemos soltarla. Muchas veces los osos se acercan a la gente para que dejen caer sus mochilas y así conseguir el alimento que hay en su interior; aprenden muy deprisa a hacerlo. La mochila, la cámara o cualquier otro objeto que deje caer puede distraer al oso, y a usted le dará tiempo a escapar.
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Disfrútelos sin riesgos¡Despertad! 1989 | 22 de junio
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En la zona del lago Louise, en el Parque Nacional de Banff, ocurrió otro incidente relacionado con los osos. Una osa parda que estaba con sus dos oseznos mordió en el muslo y en la mano a un hombre, algo sumamente extraño, pues no es normal que una osa deje a sus cachorros sin protección y embista desde unos ciento cincuenta metros, como ocurrió en este caso, para atacar a una persona sin razón aparente.
Presentíamos que el perro del montañero se había acercado a la osa y que esta lo había perseguido cuando regresaba hacia su amo. Le insinuamos esta posibilidad, pero la negó, y citó las reglas del parque de que no se debe llevar ningún perro suelto, sino que en todo momento debe estar sujeto con la correa para poder controlarlo. Entonces me dirigí al guarda que estaba conmigo y le dije que tendríamos que dar muerte a la osa. La reacción inmediata del montañero fue preguntar por qué.
“Parece que la osa atacó sin provocación alguna —respondimos—, así que hay que matarla.”
Pensó en ello por un momento y entonces confesó: “Está bien. Tienen razón. Sucedió tal y como dijeron. Mi perro estaba suelto y provocó a la osa”.
Algunas personas creen que cuando van de excursión por zonas despobladas, un perro les servirá de protección, pero sucede justo lo contrario. Al ver un oso, un perro que no esté adiestrado suele correr hacia él, ladrar y luego hacer que el oso lo persiga hasta donde está su indefenso amo.
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Disfrútelos sin riesgos¡Despertad! 1989 | 22 de junio
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En el Parque Nacional de Banff hay una zona muy conocida denominada Johnston Canyon, que se recorre dando un agradable paseo de una hora hasta unas cascadas llamadas Upper Falls. Se han colocado letreros y vallas para que los montañeros no se salgan del sendero. Sin embargo, una mujer no hizo caso de los letreros, pasó al otro lado de la valla y bajó hasta la orilla del agua para lavarse los pies. Otra mujer que subía por el sendero pensó que era una buena idea e hizo lo mismo. Una vez terminada esa sencilla tarea, se puso de pie sobre un bloque de roca liso, perdió el equilibrio, resbaló y se cayó a la impetuosa corriente.
La primera mujer alargó el brazo y pudo tocarle la mano, pero no consiguió agarrarla. La corriente la arrastró hasta la cascada, cayó por ella y murió. Lo más lamentable es que estaba de luna de miel, no llevaba casada más de tres días. ¡Qué muerte tan inútil! ¡Si hubiese respetado los letreros y la valla!
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Disfrútelos sin riesgos¡Despertad! 1989 | 22 de junio
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De modo que acepte este pequeño consejo: si planea una excursión por algún despoblado, no tendrá suficiente con los pantalones cortos, las camisetas, las sandalias y una comida ligera. Un hermoso día de verano puede cambiar muy deprisa a un día de viento y nieve, y es posible que usted sufra los efectos de la exposición a los elementos hasta el grado de padecer hipotermia. Vaya preparado para lo inesperado y lleve siempre comida y ropa adicional para terminar su excursión sin contratiempos.
Además, nunca escale o pasee solo. Cuando escale, no vaya más allá de sus posibilidades. Algunos montañeros aficionados viven en zonas que están al nivel del mar y no tienen las mismas fuerzas a alturas de 1.400 a 2.400 metros. Así que no sobrestime sus fuerzas, pues las demandas siempre serán mayores de lo que se imagina. Comience temprano y regrese cuando las condiciones climáticas se hagan adversas.
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