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VenezuelaAnuario de los testigos de Jehová 1996
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Llegaron en barco en 1936 y alquilaron una habitación en la capital, Caracas, que para entonces tenía una población de 200.000 habitantes. Más de diez años antes, varios Estudiantes de la Biblia, como se conocía entonces a los testigos de Jehová, habían visitado Venezuela y habían distribuido miles de tratados bíblicos en las ciudades principales, pero no se habían quedado en el país. Sin embargo, Kate Goas y su hija no habían ido allí de visita. Aunque el aspecto de Kate era fino y delicado, iba de puerta en puerta cargada con una enorme bolsa de publicaciones y un gramófono. Entre ella y su hija abarcaron de modo sistemático todo Caracas. Hecho esto, se trasladaron al interior del país y viajaron largas distancias en autobús por caminos polvorientos sin pavimentar. Predicaron en lugares como Quiriquire, El Tigre, Ciudad Bolívar, en el este, y Maracaibo, en el oeste.
Sin embargo, en julio de 1944 tuvieron que regresar a Estados Unidos porque Marion contrajo el paludismo. Kate Goas escribió una carta a la Sociedad con fecha del 2 de agosto de 1944, en la que decía: “Hemos dejado muchísimas publicaciones. [...] Después de predicar por toda la República prácticamente, seguimos encontrando personas que las aprecian y las leen cada vez que se las llevamos. [...] Ahora, después de dos años de predicación constante en Caracas, siete personas —seis hermanas y un hermano— se han puesto de parte de la justicia y se han bautizado. [...] Están muy contentas con el conocimiento cristiano que tienen de Jehová y su Reino. [...] Por todo Caracas se ha dado un buen testimonio varias veces, y la gente conoce bien el contenido de nuestras publicaciones. [...] Sirviendo en favor de Su Teocracia, Kate Goas”. El “hermano” que menciona la carta era el joven Rubén Araujo, del cual hablaremos más adelante. (A propósito, los siete hermanos a los que bautizó la hermana Goas fueron bautizados nuevamente en 1946 por un hermano, en armonía con el modelo bíblico, que muestra que los bautismos deben realizarlos solo varones que tengan una relación aprobada con Jehová.)
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VenezuelaAnuario de los testigos de Jehová 1996
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Cuando a Pedro lo invitaron a ir a la reunión que habría en Caracas (a unos 700 kilómetros de su casa) durante la visita del hermano Knorr, tanto él como un amigo suyo decidieron hacer el viaje. Pero no faltaron los problemas. Pedro continúa su relato: “Mi esposa estaba embarazada y comenzó a tener dolores de parto; además, mi negocio de caramelos necesitaba alguien que lo atendiera. ¿Qué podía hacer? Conseguí a una partera que estuviera con mi esposa y dejé el negocio en manos de mis tres hijos, de 14, 12 y 10 años, respectivamente. Después tomamos el autobús a Caracas; fue un viaje difícil: dos días por carreteras sin pavimentar”. ¡Qué alegría se llevó al conocer a los Testigos de Caracas! Mientras estaba allí, recibió un telegrama de Maracaibo: “Esposa bien. Niño mejor. Estoy en el negocio. Justo Morales”. Su hermano carnal había llegado inesperadamente de Colombia y se estaba encargando de todo.
El primer día de aquellas reuniones especiales en Caracas, el hermano Franz habló sobre “Los testigos de Jehová en el crisol”. Después, el hermano Knorr siguió hablando de ese tema, mientras Fred Franz le servía de intérprete. ¡Qué iluminadores fueron esos discursos! Se centraron en lo que dice la Biblia que deben esperar los cristianos a manos del mundo, y dieron información sobre la intensa persecución que sufrieron los testigos de Jehová en Europa durante la II Guerra Mundial.
Al día siguiente se llevó a cabo un bautismo en Los Chorros, en la cuenca que había al pie de una cascada. Se bautizaron diez personas en aquella ocasión, entre ellas Winston Blackwood (que había recibido la visita de la hermana Goas en Quiriquire) y su hijo Eduardo; Horacio Mier y Terán y su hermano menor, Efraín; Pedro Morales; Gerardo Jessurun (de Surinam); Israel Francis, y José Mateus.
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