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VenezuelaAnuario de los testigos de Jehová 1996
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Hasta las casas tienen nombre
El idioma no fue lo único que los misioneros encontraron diferente. Tuvieron que utilizar un sistema distinto para tomar nota de los hogares adonde volver. En aquellos días, muchas casas de Caracas no tenían números. El propietario escogía un nombre para su casa. Los hogares de la gente acomodada se denominan quintas, y con frecuencia reciben el nombre de la señora de la casa. La dirección de alguien pudiera ser, por ejemplo, Quinta Clara. Muchas veces se combina el nombre de los hijos: Quinta Carosi (Carmen, Rosa, Simón). El propietario de la primera sucursal y hogar misional que alquiló la Sociedad ya había llamado a su casa Quinta Savtepaul (San Vicente de Paul), y como estaba en una calle principal, pronto llegó a conocerse como el lugar donde se reunían los testigos de Jehová.
En 1954 se compró una casa nueva para alojar la sucursal y el hogar misional, de modo que los hermanos tuvieron que usar su imaginación y escoger un nombre apropiado. Eligieron el nombre Luz, teniendo presente la admonición de Jesús de que “resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres”. (Mat. 5:16.) Aunque la sucursal se trasladó después a un lugar más grande, a principios de 1995 Quinta Luz todavía se utilizaba para albergar a once misioneros.
El centro de Caracas tiene un sistema de direcciones único. Si usted pide la dirección de un determinado establecimiento o de un edificio de apartamentos, tal vez le digan algo como “La Fe a Esperanza”. Quizá piense que esto no parece una dirección. Lo que sucede es que en el centro de Caracas cada intersección tiene un nombre. De modo que la dirección que usted busca se encuentra en el bloque ubicado entre Fe y Esperanza.
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Algunos buscaban la verdad, pero otros no
En 1948, Víctor Mejías, que vivía en Caracas, pensaba en un mundo mejor. Creía con sinceridad que se lograría mediante el empeño del hombre, y estaba dispuesto a hacer su parte. Sin embargo, también albergaba algunas dudas.
Aquel año, Josefina López, una Testigo muy agradable, le dejó el libro “La Verdad Os Hará Libres” a la esposa de Víctor, Dilia. El título despertó la curiosidad de Víctor, así que empezó a leerlo. Aprendió por qué los seres humanos no pueden conseguir un mundo realmente libre. Al cabo de poco tiempo, tanto él como su esposa comenzaron a asistir a las reuniones de los Testigos. Más tarde dijo: “Aunque no conocía a los concurrentes, sus rostros eran tan amigables que me convencí de que eran distintos. También recuerdo que me impresionó ver al hermano Knorr, el presidente de la Sociedad, en una asamblea celebrada en el Club Las Fuentes, de Caracas. Era muy diferente de los guías religiosos, los héroes y los artistas famosos, que desean que se les vea. Su humildad y personalidad sencilla me impresionaron”. Al poco tiempo Víctor también estaba llevando a otros la verdad que puede libertar a la gente, sí, libertarla incluso del pecado y la muerte. Hace unos cuantos años, el hermano Mejías dijo al recordar las décadas que ha pasado llevando la verdad bíblica a otros: “Estos años han sido los más felices de toda mi vida”.
En 1950, el año en que Víctor Mejías se bautizó, un joven de Caracas llamado Teodoro Griesinger le pidió a Ronald Pierce, que acababa de empezar su servicio misional, que le explicara el significado del número 666 de Revelación. El padre de Teodoro le había legado una enorme Biblia en alemán que leía de vez en cuando. Teodoro explica: “No me interesaba tanto el pasado como el futuro, las cosas que todavía tenían que suceder mencionadas en Revelación”. Satisfecho con la explicación que le dio el hermano Pierce, aceptó su propuesta de estudiar el libro “Sea Dios veraz”. El libro estaba en español, la Biblia de Teodoro, en alemán, y tanto el maestro como el estudiante hablaban en inglés. Teodoro progresó rápidamente, y en 1951 se hizo precursor; al año siguiente aceptó una asignación de precursor especial en Puerto La Cruz, en 1954 se graduó de la Escuela de Galaad y después sirvió de superintendente de circuito en Venezuela.
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[Fotografía en la página 207]
Quinta Luz
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[Fotografías en la página 208]
Arriba: Milton Henschel discursando en una asamblea celebrada en el Club Las Fuentes, en 1958
Abajo: Nathan Knorr (izquierda) con Teodoro Griesinger, de intérprete, en 1962
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