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La angustia mental... lo que puede hacer el cristiano afligidoLa Atalaya 1988 | 15 de octubre
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Una cristiana que lleva más de 20 años de servicio dedicado informa que la atormentan voces enérgicas e implacables. “Tengo el pensamiento puesto en algo —dice ella—, cuando de repente surge la voz que dice: ‘Mátate’. [...] Vez tras vez oigo esas voces hasta que se me hacen insoportables.” ¿Cómo es posible que un cristiano fiel sufra así? ¿No dice 2 Timoteo 1:7: “Dios no nos dio un espíritu de cobardía, sino de poder y de amor y de buen juicio”?
Sí, pero el buen juicio por lo general se refiere menos al bienestar sicológico que al hecho de que el cristiano puede ejercer juicio basado en la Biblia. A diferencia de la persona del mundo que ‘mentalmente está en oscuridad’ o es ‘corrompida de mente’, el cristiano ha ‘rehecho la mente’ por el estudio de la Palabra de Dios. (Efesios 4:17, 18; 2 Timoteo 3:8; Romanos 12:2.) No hay duda de que esto contribuye mucho al equilibrio emocional y mental del cristiano, pero no lo hace inmune a problemas de salud mental. Algunos siervos fieles de Dios de los tiempos bíblicos, como Epafrodito, padecieron de formas de angustia mental. (Filipenses 2:25, 26; Lucas 2:48.)
“En Adán todos están muriendo”, nos recuerda el apóstol Pablo. (1 Corintios 15:22.) No se puede negar que muchos de nosotros tenemos males físicos. Otros padecen de alguna enfermedad mental o emocional.
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La angustia mental... lo que puede hacer el cristiano afligidoLa Atalaya 1988 | 15 de octubre
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Algunas víctimas de problemas mentales temen que están bajo ataque demoníaco, y a veces alegan que oyen “voces”. Se ha sabido que los demonios han hecho que personas mentalmente sanas se comporten irracionalmente. (Marcos 5:2-6, 15.) No hay prueba de que los demonios estén envueltos en la mayoría de los casos de comportamiento extraño, tal como no la hay respecto a todos los casos de mudez, ceguera y epilepsia. Sin embargo, ¡allá en los tiempos bíblicos los demonios a veces causaban (o por lo menos empeoraban) esos mismos males! (Mateo 9:32, 33; 12:22; 17:15-18.) Pero la Biblia hace una clara distinción entre “los que se hallaban mal, y los endemoniados”. (Marcos 1:32-34; Mateo 4:24; Hechos 5:16.) Es obvio, pues, que la gran mayoría de los casos de ceguera o epilepsia hoy son causados por factores físicos, no demoníacos. Quizás lo mismo sucede en la mayoría de los casos de angustia mental.
Con todo, hay que recordar que Satanás y sus demonios están ‘guerreando’ contra el pueblo de Dios, y se sabe que han hostigado a cristianos fieles. (Revelación 12:17; Efesios 6:12.) Los demonios son malvados, y no debe sorprendernos que se deleiten sadísticamente en atormentar a algunas almas que sufren angustia mental, lo cual agrava las dificultades de estas.
Por eso, si los ancianos tienen buena razón para sospechar que hay influencia demoníaca implicada, no habría ningún daño en realizar alguna investigación al respecto. Por ejemplo, ¿ha recibido la persona algunos artículos sospechosos directa y deliberadamente de individuos que estén envueltos en alguna forma de demonismo? Puede que el librarse de tales objetos traiga alivio. (Hechos 19:18-20.) Puesto que a los cristianos se les dice que ‘se opongan al Diablo’, los ancianos también pueden aconsejar al afligido que rechace toda “voz” extraña que pudiera tener origen demoníaco. (Santiago 4:7; Mateo 4:10.) Si a alguien le parece que está bajo ataque, debe orar fervorosamente e invocar en voz alta el nombre de Jehová. (Efesios 6:18; Proverbios 18:10.)
Sin embargo, parece que los casos de intervención demoníaca son la excepción, no la regla. Una hermana relata lo siguiente: “Yo creía que estaba bajo posesión demoníaca hasta que busqué ayuda médica y se me informó que tenía un desequilibrio químico. Me alivió mucho saber que mis acciones se debían a una enfermedad, ¡y no a un demonio dentro de mí!”.
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