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¿Qué implica la sumisión de la esposa?¡Despertad! 1996 | 8 de diciembre
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Mucho antes de existir Abigail, hubo ocasiones en que las esposas de los patriarcas no se ajustaron a los deseos de sus maridos al expresar sus opiniones o al actuar. No obstante, se nos presenta a estas “mujeres santas que esperaban en Dios” como modelos de sumisión para la esposa cristiana. (1 Pedro 3:1-6.) Por ejemplo, cuando Sara percibió que Ismael, hijo de Abrahán, se había convertido en una amenaza para su propio hijo, Isaac, decidió que había que despedir a Ismael. “Muy desagradable le resultó aquella cosa a Abrahán”, pero Dios le dijo: “No te sea desagradable nada de lo que Sara siga diciéndote acerca del muchacho [...]. Escucha su voz”. (Génesis 21:11, 12.)
Se requiere discernimiento
No sería conveniente, por tanto, que en nombre de la sumisión se presione a una esposa a hacer algo que sepa que es muy imprudente, o que contravenga los principios religiosos. Tampoco debería infundirse un sentimiento de culpa en la mujer que, como Abigail y Sara, tomara la iniciativa en algún asunto esencial.
La sumisión de la mujer no significa que siempre tenga que satisfacer todos los deseos del marido. ¿De qué dependerá esto? Si los principios justos están en juego, la esposa tendrá que discrepar de su cónyuge. Aun así, debe mostrar, en general, un espíritu de sujeción piadosa.
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¿Qué implica la sumisión de la esposa?¡Despertad! 1996 | 8 de diciembre
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Ahora bien, si es patente que el bienestar de la familia se ve amenazado por la actuación del marido, la mujer puede optar, al igual que Sara, por recomendar que modifique su línea de actuación.
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