“De niña, algunos familiares abusaron sexualmente de mí. Cuando tenía 17 años mi jefe amenazó con despedirme si no me acostaba con él. Y de adulta, mi esposo, mis padres y mis vecinos me han tratado como si yo no valiera nada. Pero después conocí a Jehová,b el Creador. Aprendí que él sí respeta a las mujeres, y eso me convenció de que me quiere y de que para él soy valiosa” (María, Argentina).

“Durante 20 años no le dije a nadie que habían abusado sexualmente de mí. No era feliz, y tenía ansiedad y depresión. Pero, cuando por fin se lo conté a alguien que me escuchó con cariño, sentí un alivio inmenso” (Elif, Turquía).