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Se declaran las buenas nuevas en DonegalLa Atalaya 1986 | 15 de mayo
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La reacción de la gente
Los habitantes de Donegal son amigables y hospitalarios, y por eso fue fácil hablar con ellos. Muchos hicieron preguntas, y fue un deleite abrir la Biblia y mostrarles claramente las respuestas. También fue un gozo poder dejar literatura bíblica en manos de estas personas a fin de que pudieran adquirir más entendimiento cuando los visitantes partieran.
Una señora que vive en una lejana granja invitó a dos Testigos a entrar en su hogar. Inmediatamente concordó en que las condiciones mundiales estaban empeorando y explicó que muchas personas de la zona quizás tendrían cierto temor de invitar a desconocidos a entrar en sus hogares debido a que los delitos habían aumentado en aquel lugar que antes había sido un rincón tranquilo y pacífico de Irlanda. Muchas personas ancianas habían sido golpeadas y asaltadas por pandillas de criminales que vagaban por aquella zona. Entonces, ¿por qué invitó a los Testigos a entrar en su hogar? Porque parecían “muy sinceros”.
Cuando esta señora reconoció que la profecía de Jesús acerca de los últimos días estaba cumpliéndose, los ojos le brillaron, y cuando oyó sobre la esperanza de la resurrección, sus ojos se llenaron de lágrimas. (Mateo, capítulo 24; Lucas, capítulo 21.) Hacía 20 años que su esposo había muerto. Gustosamente aceptó un ejemplar del libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra y pidió que alguien la visitara de nuevo.
Hubo muchas experiencias como esa. Un joven expresó muchas dudas acerca de la existencia de Dios. “Si Dios realmente existe —dijo él—, ¿por qué hay tanta maldad?” Los Testigos que lo visitaron le mostraron que dentro de poco Dios intervendrá en los asuntos del hombre y resolverá muchos de los problemas que preocupaban a este joven. Él les pidió que regresaran para que conocieran a sus padres. Cuando los Testigos regresaron, dejaron un ejemplar del libro Vivir para siempre para que la familia pudiera hallar las respuestas a muchas de sus preguntas.
Una señora se sentía muy afligida porque su hijo de cuatro años de edad había muerto hacía algunas semanas. Pero recibió mucho consuelo de la información presentada en el libro Vivir para siempre, especialmente de la explicación que da sobre la esperanza de la resurrección. Debido a la gran tristeza causada por la muerte de su hijo, ella había comenzado a dudar de que Dios realmente existiera. Pero su semblante cambió cuando le leyeron algunos textos bíblicos que muestran la condición de los muertos y la esperanza de estos. ¿Por qué? Porque reconoció que su hijo estaba en paz, durmiendo en la muerte, y que posiblemente resucitaría. (Eclesiastés 9:5, 10; Juan 5:28, 29.)
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Se declaran las buenas nuevas en DonegalLa Atalaya 1986 | 15 de mayo
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A personas de toda clase
En otro hogar, los Testigos mostraron las ilustraciones del libro Vivir para siempre a una anciana. Pero ella dijo que lo que realmente necesitaba era una Biblia. De modo que los Testigos se complacieron en suministrarle un ejemplar de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras. Una vez que obtuvo la Biblia, gustosamente aceptó también una publicación para estudiar la Biblia. Ella dijo a los visitantes que había oído que los Testigos estaban en la zona y había orado para que la visitaran y le trajeran una Biblia. Ahora sentía que su oración había sido contestada.
Un hombre de unos 30 años de edad invitó a dos Testigos a entrar en su hogar. Después de una breve consideración bíblica, dijo: “Probablemente no les agrade saber quién soy. Soy sacerdote”. Los Testigos le dijeron que con gusto hablarían con él, después de lo cual el sacerdote hizo muchas preguntas acerca de las creencias de ellos. Cuando les preguntó sobre el uso del nombre Jehová, los visitantes gustosamente le proveyeron un ejemplar del folleto El nombre divino que durará para siempre. También aceptó un ejemplar del libro Vivir para siempre, una publicación que de seguro le ayudaría a contestar muchas de sus preguntas.
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Se declaran las buenas nuevas en DonegalLa Atalaya 1986 | 15 de mayo
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Otro hombre estaba conduciendo su tractor por un camino cuando un Testigo lo detuvo y le preguntó si podía hablar con él por unos minutos. El hombre estaba muy deseoso de hablar acerca de la Biblia, especialmente con relación a los “tiempos críticos” en que vivimos. (2 Timoteo 3:1-5.) Su interés aumentó muchísimo cuando se le mostró las ilustraciones del libro Vivir para siempre. Le regocijó oír que esta publicación se podía usar para estudiar la Biblia con su familia y dijo que comenzaría a utilizarla inmediatamente para instruir a sus seis hijos.
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