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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1998
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1998
w98 1/3 págs. 14-19

Valoremos las reuniones cristianas

“Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, sin abandonar el reunirnos.” (HEBREOS 10:24, 25.)

1, 2. a) ¿Por qué es un privilegio asistir a una reunión de los cristianos verdaderos? b) ¿En qué sentido está presente Jesús en las reuniones de sus seguidores?

ES UN gran privilegio asistir a una reunión cristiana, independientemente de que los adoradores de Jehová presentes no alcancen la decena o asciendan a varios miles, pues Jesús dijo: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20). Es cierto que cuando Jesús hizo esa promesa, estaba hablando de asuntos judiciales que debían atender correctamente quienes llevaran la delantera en la congregación (Mateo 18:15-19). Ahora bien, ¿es aplicable el principio de las palabras de Jesús a todas las reuniones cristianas que comienzan y terminan con una oración en su nombre? Sí. Recordemos lo que él prometió cuando comisionó a sus seguidores para que efectuaran la obra de hacer discípulos: “¡Miren!, estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas” (Mateo 28:20).

2 No cabe ninguna duda de que el Cabeza de la congregación cristiana, el Señor Jesucristo, está profundamente interesado en todas las reuniones de sus seguidores fieles. Además, podemos tener la seguridad de que está con ellos mediante el espíritu santo de Dios (Hechos 2:33; Revelación 5:6). También Jehová Dios está interesado en que nos reunamos. El propósito primordial de esas reuniones es que rindamos alabanza a Dios “entre las multitudes congregadas” (Salmo 26:12). El que asistamos a las reuniones de la congregación es una prueba del amor que le tenemos a él.

3. ¿Por qué importantes razones valoramos las reuniones cristianas?

3 Hay otras buenas razones por las que valoramos las reuniones cristianas. Antes de dejar la Tierra, Jesucristo nombró a sus discípulos ungidos para que fueran un “esclavo fiel y discreto” que suministrara alimento espiritual oportuno a la casa de la fe (Mateo 24:45). Un medio importante de dar ese alimento espiritual lo constituyen las reuniones de la congregación y las asambleas, tanto grandes como pequeñas. El Señor Jesucristo guía a este esclavo fiel, con el objeto de que en esas reuniones suministre información esencial para todos los que desean sobrevivir al fin de este inicuo sistema y obtener la vida en el justo nuevo mundo de Dios.

4. ¿Qué peligrosa “costumbre” menciona la Biblia, y qué nos ayudará a evitarla?

4 Por lo tanto, ningún cristiano puede permitirse el lujo de adoptar la peligrosa costumbre que notó el apóstol Pablo, quien escribió: “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, sin abandonar el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día se acerca” (Hebreos 10:24, 25). Meditar sobre el privilegio y los beneficios de asistir a las reuniones cristianas nos ayudará a apoyarlas lealmente y sin reservas.

Reuniones que edifican

5. a) ¿Qué efecto debe tener nuestra habla en las reuniones? b) ¿Por qué no debemos demorarnos en invitar a las personas interesadas a asistir a las reuniones?

5 Puesto que los cristianos piden en oración a Jehová que su espíritu santo actúe en las reuniones cristianas, todos los asistentes deben hacer lo posible por obrar en armonía con el espíritu y “no [estar] contristando el espíritu santo de Dios” (Efesios 4:30). Cuando el apóstol Pablo escribió estas palabras inspiradas, analizaba el uso apropiado del habla. Lo que decimos debe utilizarse siempre “para edificación según haya necesidad, para que imparta lo que sea favorable a los oyentes” (Efesios 4:29). Eso es especialmente importante en las reuniones cristianas. En su carta a los Corintios, Pablo recalcó la necesidad de que las reuniones fueran edificantes, instructivas y animadoras (1 Corintios 14:5, 12, 19, 26, 31). Todos los concurrentes se aprovechan de reuniones de ese tipo, incluidos los nuevos, que tal vez lleguen a la conclusión: “Dios verdaderamente está entre ustedes” (1 Corintios 14:25). Por esta razón, no deberíamos demorarnos en invitar a las personas recién interesadas a reunirse con nosotros, pues el que lo hagan acelerará su progreso espiritual.

6. ¿Cuáles son algunos factores que contribuyen a que una reunión sea edificante?

6 Todos aquellos a quienes se asignen discursos, entrevistas o demostraciones en una reunión cristiana han de asegurarse de que su habla sea edificante y esté en armonía con la Palabra escrita de Dios, la Biblia. Además de expresarnos con exactitud, debemos manifestar sentimientos y emociones que estén en conformidad con las amorosas personalidades de Dios y Cristo. Si todos los que presentan asignaciones en el programa de la reunión están al tanto de reflejar ‘el fruto del espíritu de Dios’, como el gozo, la gran paciencia y la fe, no cabe duda de que quienes asistan se sentirán edificados (Gálatas 5:22, 23).

7. ¿Cómo pueden contribuir todos los asistentes a que la reunión sea edificante?

7 Aunque son pocos los que participan en el programa de las reuniones de la congregación, todos podemos contribuir a que estas sean edificantes. Muchas veces, el auditorio tiene la oportunidad de contestar preguntas. Esas son ocasiones para declarar en público nuestra fe (Romanos 10:9). Nunca deben aprovecharse para fomentar ideas personales, presumir de los logros propios o criticar a un compañero de creencia. ¿No contristaría eso el espíritu de Dios? Las diferencias que tengamos con nuestros hermanos en la fe es mejor tratarlas en privado con un espíritu de amor. La Biblia dice: “Háganse bondadosos unos con otros, tiernamente compasivos, y perdónense liberalmente unos a otros, así como Dios también por Cristo liberalmente los perdonó a ustedes” (Efesios 4:32). ¡Qué estupenda oportunidad nos proporcionan las reuniones cristianas para poner en práctica este magnífico consejo! Con ese fin, muchos llegan temprano a las reuniones y se quedan un rato más cuando terminan. Obrar de este modo también ayuda a las personas recién interesadas, quienes tienen la necesidad especial de sentirse bien acogidas. Así, todos los cristianos dedicados tienen una función que desempeñar en hacer que las reuniones sean edificantes, al ‘considerarse unos a otros e incitarse al amor y a las obras excelentes’.

Preparémonos bien

8. a) ¿Qué encomiables sacrificios hacen algunos hermanos para asistir a las reuniones? b) ¿Qué ejemplo da Jehová como pastor?

8 Aunque a algunas personas tal vez les resulta relativamente fácil asistir a las reuniones cristianas, otras se ven obligadas a hacer un sacrificio constante para lograrlo. Por ejemplo, las madres cristianas que tienen que trabajar seglarmente para colaborar en el mantenimiento de la familia suelen llegar a casa cansadas del trabajo. Entonces, tal vez tengan que hacer la comida y ayudar a sus hijos a prepararse para ir a la reunión. Puede que otros cristianos tengan que viajar grandes distancias para llegar a las reuniones, o quizá los limiten las enfermedades o la edad avanzada. No hay duda de que Jehová Dios comprende la situación de todos los que asisten fielmente a las reuniones, igual que un pastor amoroso entiende las necesidades especiales de cada una de las ovejas de su rebaño. “Como pastor —dice la Biblia— [Jehová] pastoreará su propio hato. Con su brazo juntará los corderos; y en su seno los llevará. Conducirá con cuidado a las que están dando de mamar.” (Isaías 40:11.)

9, 10. ¿Cómo podemos beneficiarnos al máximo de las reuniones?

9 Quienes asisten con regularidad a las reuniones a costa de enormes sacrificios, tal vez no dispongan de mucho tiempo para preparar el contenido de estas. Mantenerse al día con el programa de lectura de la Biblia hace más beneficiosa la asistencia a la Escuela del Ministerio Teocrático. Del mismo modo, al prepararse de antemano para las demás reuniones, como el Estudio de La Atalaya y el Estudio de Libro de Congregación, estas resultan más provechosas. Aquellos cuya situación familiar les consume mucho tiempo se sentirán más dispuestos a tener una participación significativa en estos importantes análisis de la Biblia, si leen con antelación lo que se va a estudiar y examinan al menos algunos de los textos bíblicos citados.

10 A otros hermanos las circunstancias los limitan menos, por lo que pueden dedicar más tiempo a la preparación de las reuniones. Por ejemplo, pueden investigar los textos citados que no están copiados. De ese modo, todos pueden estar preparados para aprovechar al máximo las reuniones y tener una participación destacada en edificar a la congregación mediante sus discursos y comentarios. Con una buena preparación, los ancianos y los siervos ministeriales serán un magnífico ejemplo al dar respuestas breves y concisas. Por respeto a las provisiones de Jehová, los asistentes no harán nada que pueda distraer durante la reunión (1 Pedro 5:3).

11. ¿Por qué es necesaria la autodisciplina a fin de estar preparados para las reuniones?

11 Las actividades y las diversiones que no son esenciales para nuestra salud espiritual pueden consumirnos demasiado tiempo. Si ese es el caso, tenemos que examinarnos y ‘dejar de hacernos irrazonables’ en el empleo del tiempo (Efesios 5:17). Nuestro objetivo ha de ser ‘comprarlo’ de asuntos menos importantes de modo que dediquemos más tiempo al estudio personal de la Biblia y la preparación para las reuniones, así como al servicio del Reino (Efesios 5:16). Cierto, eso no siempre es sencillo, y exige autodisciplina. Los jóvenes que prestan atención a esta necesidad ponen un buen fundamento para su progreso futuro. Pablo escribió a su joven compañero Timoteo: “Reflexiona sobre estas cosas [el consejo de Pablo a Timoteo]; hállate intensamente ocupado en ellas, para que tu adelantamiento sea manifiesto a todos” (1 Timoteo 4:15).

Ejemplos de la Palabra de Dios

12. ¿Qué ejemplo dio la familia de Samuel?

12 Veamos el buen ejemplo que dio la familia de Samuel, que tomaba parte habitualmente en las reuniones con otros fieles cuando el tabernáculo de Dios estaba en Siló. Solo los varones estaban obligados a hacer las visitas anuales a las fiestas. Pero el padre de Samuel, Elqaná, llevaba a toda su familia cuando “de año en año [...] subía desde su ciudad para postrarse y para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Siló” (1 Samuel 1:3-5). La ciudad natal de Samuel, Ramataim-zofim, posiblemente estaba situada cerca de la costa, en la moderna Rentis, en las estribaciones de la “región montañosa de Efraín” (1 Samuel 1:1). De modo que ir a Siló debía implicar desplazarse unos 30 kilómetros, un viaje fatigoso en aquellos tiempos. Eso es lo que la familia de Elqaná hacía lealmente “año por año, siempre que [la familia] subía a la casa de Jehová” (1 Samuel 1:7).

13. ¿Qué buen ejemplo daban los judíos fieles mientras Jesús estuvo en la Tierra?

13 Jesús también se crió en una familia numerosa. Todos los años, la familia recorría unos 100 kilómetros desde Nazaret hacia el sur para asistir a la fiesta de la Pascua en Jerusalén. Había dos posibles rutas. Quien tomaba la más directa descendía al valle de Meguidó y luego ascendía unos 600 metros a través del territorio samaritano hasta Jerusalén. La otra ruta popular fue la que tomó Jesús en su último viaje a Jerusalén, en el año 33 E.C. Esta descendía por el valle del Jordán hasta llegar a “los términos de Judea [...] al otro lado del Jordán”, por debajo del nivel del mar (Marcos 10:1). Desde este lugar, “el camino que sube a Jerusalén” es de unos 30 kilómetros, con un ascenso de más de 1.100 metros (Marcos 10:32). Multitudes de fieles celebrantes hacían habitualmente este difícil viaje desde Galilea hasta Jerusalén (Lucas 2:44). ¡Qué magnífico ejemplo para los siervos de Jehová que viven en países prósperos hoy día, muchos de los cuales pueden asistir a las reuniones cristianas con relativa facilidad gracias a los medios de transporte modernos!

14, 15. a) ¿Qué ejemplo dio Ana? b) ¿Qué aprendemos de la magnífica actitud que manifiestan algunos que empiezan a asistir a las reuniones?

14 Otro ejemplo es el de una viuda de 84 años de edad llamada Ana. La Biblia dice que “nunca faltaba del templo” (Lucas 2:37). Además, manifestaba un interés amoroso en el prójimo. ¿Qué hizo cuando vio al niño Jesús y se enteró de que era el Mesías prometido? Le dio las gracias a Dios y comenzó a “hablar acerca del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén” (Lucas 2:38). Una magnífica actitud y un modelo para los cristianos del presente.

15 En efecto, asistir y participar en las reuniones debe ser un placer tal que, al igual que Ana, nunca deseemos perderlas. Muchos nuevos discípulos no pueden menos que sentirse de ese modo. Como han salido de la oscuridad y han entrado en la maravillosa luz de Dios, desean aprender todo lo que puedan, y muchos manifiestan un enorme entusiasmo por las reuniones cristianas. Por otro lado, los que llevan más tiempo en la verdad deben guardarse de ‘dejar el amor que tenían al principio’ (Revelación 2:4). En ocasiones, los problemas de salud graves u otros factores que no se puedan controlar tal vez limiten la asistencia a las reuniones. Pero nunca deberíamos permitir que por causa del materialismo, la recreación o la falta de interés vayamos sin prepararnos, seamos pasivos o no asistamos con regularidad (Lucas 8:14).

El ejemplo por excelencia

16, 17. a) ¿Cuál fue la actitud de Jesús con respecto a las reuniones espirituales? b) ¿Qué buena costumbre deben intentar seguir todos los cristianos?

16 Jesús dio un ejemplo extraordinario en cuanto a manifestar aprecio por las reuniones espirituales. A la tierna edad de 12 años, demostró su amor a la casa de Dios, que estaba en Jerusalén. Sus padres lo perdieron, pero finalmente lo encontraron conversando sobre la Palabra de Dios con los maestros en el templo. Como reacción a la preocupación de sus padres, les preguntó con respeto: “¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?” (Lucas 2:49). El joven Jesús regresó sumisamente con ellos a Nazaret. Allí siguió demostrando su amor a las reuniones para la adoración a Dios al asistir regularmente a la sinagoga. Así, cuando comenzó su ministerio, la Biblia dice: “Vino a Nazaret, donde había sido criado; y, según su costumbre en día de sábado, entró en la sinagoga, y se puso de pie para leer”. Después que leyó y explicó Isaías 61:1, 2, el auditorio comenzó a “[maravillarse] de las palabras llenas de gracia que procedían de su boca” (Lucas 4:16, 22).

17 Las reuniones cristianas de la actualidad siguen el mismo modelo básico. Tras abrirse con un cántico de alabanza y una oración, se leen y explican algunos versículos de la Biblia (o versículos citados en las publicaciones para el estudio de la Biblia). Los cristianos verdaderos están obligados a imitar la buena costumbre de Jesucristo. En la medida en que se lo permiten las circunstancias, se deleitan en asistir con regularidad a las reuniones cristianas.

Ejemplos de la actualidad

18, 19. ¿Qué magníficos ejemplos dan los hermanos de países menos ricos con respecto a las reuniones y las asambleas?

18 En las zonas menos ricas de la Tierra, muchos de nuestros hermanos dan un magnífico ejemplo de aprecio por las reuniones cristianas. En Mozambique, a un superintendente de distrito, Orlando, y a su esposa, Amélia, les tomó cuarenta y cinco horas recorrer a pie unos 90 kilómetros por una alta montaña para servir en una asamblea. Luego tuvieron que hacer el mismo viaje de vuelta a fin de asistir a la siguiente asamblea. Orlando dijo con modestia: “Nos parecía que no habíamos hecho nada cuando encontrábamos a hermanos de la congregación de Bawa. Asistir a la asamblea y regresar a su casa les suponía viajar a pie durante seis días unos 400 kilómetros, y entre ellos había un hermano de 60 años”.

19 ¿Qué puede decirse sobre el aprecio por las reuniones semanales de la congregación? Kashwashwa Njamba es una frágil hermana de más de 70 años. Vive en Kaisososi, un pueblo pequeño que está a unos cinco kilómetros del Salón del Reino de Rundu (Namibia). Para ir a las reuniones, camina por la jungla un total de 10 kilómetros entre la ida y la vuelta. A otras personas las han atracado por esta ruta, pero Kashwashwa sigue yendo a las reuniones. Muchas de estas se celebran en idiomas que ella no entiende. Entonces, ¿cómo consigue beneficiarse de ellas? “Siguiendo los textos —dice Kashwashwa— intento imaginarme de qué trata el discurso.” Pero dado que es analfabeta, ¿cómo sigue los textos? “Estoy atenta a los que me sé de memoria”, contesta. Y a través de los años ha memorizado bastantes. A fin de aprender a utilizar mejor la Biblia, asiste a las clases de alfabetización que ha organizado la congregación. “Me encanta asistir a las reuniones —dice—. Siempre hay algo nuevo que aprender. Me encanta relacionarme con los hermanos. Aunque no puedo hablar con todos ellos, siempre vienen y me saludan. Y lo más importante de todo: sé que al asistir a las reuniones alegro el corazón de Jehová.”

20. ¿Por qué no debemos abandonar nuestras reuniones cristianas?

20 Al igual que Kashwashwa, millones de adoradores de Jehová de toda la Tierra manifiestan un encomiable aprecio por las reuniones cristianas. Al acercarse a su destrucción el mundo de Satanás, no podemos permitirnos el lujo de abandonar el reunirnos. Más bien, permanezcamos despiertos espiritualmente y manifestemos profundo aprecio por las reuniones y las asambleas, lo cual no solo alegrará el corazón de Jehová, sino que nos beneficiará abundantemente al participar de la enseñanza divina que lleva a vida eterna (Proverbios 27:11; Isaías 48:17, 18; Marcos 13:35-37).

Preguntas de repaso

◻ ¿Por qué es un privilegio asistir a las reuniones cristianas?

◻ ¿Cómo pueden contribuir todos los asistentes a que una reunión sea edificante?

◻ ¿Qué ejemplo sobresaliente dio Jesucristo?

◻ ¿Qué lección podemos aprender de los hermanos de países menos ricos?

[Recuadro de la página 17]

VALORAN LAS REUNIONES SEMANALES

Millones de personas viven en ciudades plagadas por la pobreza y el delito. A pesar de esas circunstancias, los cristianos verdaderos de esos lugares manifiestan un encomiable aprecio por las reuniones cristianas. Un anciano que sirve en una de las congregaciones de Gotean (Soweto, Sudáfrica) comenta: “En una congregación compuesta de 60 Testigos y publicadores no bautizados, asisten a las reuniones entre 70 y 80 personas, y en ocasiones más. Aunque los hermanos no han de viajar lejos para acudir a las reuniones, la situación en esta parte de Soweto es peligrosa. A un hermano lo apuñalaron por la espalda mientras caminaba a una reunión. Al menos a dos hermanas han intentado atracarlas. Pero estos incidentes no han hecho que dejen de venir. Los domingos practicamos brevemente unos cánticos después de concluir la reunión con oración. Por lo menos el 95% de los presentes se quedan normalmente y cantan todos los cánticos de la siguiente semana. Estos ensayos ayudan a los recién interesados a aprender los cánticos y cantarlos”.

Quienes viven en el campo tienen otros obstáculos, como son las largas distancias que deben recorrer para asistir a las reuniones tres veces a la semana. Un matrimonio interesado que vive a 15 kilómetros del Salón del Reino de Lobatse (Botsuana) asistió regularmente a las reuniones con sus dos hijos durante el año pasado. El esposo arregla zapatos para mantener a la familia. La esposa complementa los ingresos familiares vendiendo artículos pequeños, de modo que puedan pagar el transporte para ir y volver a las reuniones.

Una tarde de verano reciente, después de una reunión con el superintendente de circuito, esta familia se encontró en la parada de autobús a las nueve de la noche sin poder regresar a casa. El servicio de autobuses se había interrumpido más temprano por causa del mal tiempo. Un policía paró su furgoneta y les preguntó qué hacían allí. Cuando se enteró de su difícil situación, sintió lástima de ellos y los llevó a su casa, a 15 kilómetros de distancia. La esposa, que es publicadora no bautizada, dijo a su marido: “Ves, si ponemos en primer lugar las reuniones, Jehová siempre provee”. Ahora el esposo ha expresado su deseo de ser también predicador de las buenas nuevas.

[Ilustración de la página 18]

Testigos como estos de Rumania dan un magnífico ejemplo de aprecio por las reuniones cristianas

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