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  • ¿Cómo puedo sobreponerme a la muerte de papá?
  • ¡Despertad! 1994
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¡Despertad! 1994
g94 8/9 págs. 21-23

Los jóvenes preguntan...

¿Cómo puedo sobreponerme a la muerte de papá?

“Encontré a papá muerto en el sofá, víctima de un ataque cardíaco. Me asusté mucho porque estábamos muy unidos. [...] Mamá todavía llora por las noches. Ya nada es lo mismo sin él.”—Emily.

“LA MUERTE de uno de los padres o de un familiar cercano representa un gran trauma para el adolescente —dice la escritora Kathleen McCoy—. Por un tiempo, este puede sentirse destrozado por el dolor, los sentimientos de culpa, el miedo y la ira.” Si has perdido a tu padre o tu madre, sabes muy bien lo doloroso que esto puede ser.

Es normal que nos sintamos atrapados en un torbellino de emociones al perder a un ser querido. La Biblia dice que cuando le comunicaron al patriarca Jacob que su hijo José había muerto, “rasgó sus mantos” llevado por el intenso dolor. Y aunque “todos sus hijos y todas sus hijas siguieron levantándose para consolarlo, [...] él siguió rehusando recibir consuelo”. (Génesis 37:34, 35.) Tú también pudieras sentir que tu pena es tan grande que nunca se irá.

Sin embargo, con el tiempo la pena puede desaparecer. La clave es hacerle frente en vez de intentar ahogarla. Un joven llamado John, por ejemplo, no manifestó ningún dolor tras la muerte de un pariente suyo, pero empezó a meterse en riñas en la escuela. John explica: “Voy siempre por ahí con un nudo en la garganta. He intentado superarlo peleando, pero no funciona”.

Otros jóvenes tratan de sofocar el dolor enfrascándose en un sinfín de actividades. Cuando los demás les preguntan cómo están, con frecuencia eluden la pregunta con alegría fingida. Tal actitud quizás contenga la pena, pero solo temporalmente. Proverbios 14:13 señala: “Aun en la risa el corazón puede estar con dolor”.

Una revista juvenil hace el siguiente comentario interesante: “Un estudio mostró que en el caso de los adolescentes que habían reprimido sus sentimientos naturales de aflicción, ira o culpa tras la muerte de un familiar [...] era mayor el índice de participación en conducta destructiva (como consumo de drogas y abuso del alcohol), actividades peligrosas (como conducir a gran velocidad) o comportamiento delictivo”. Afortunadamente, hay mejores maneras de superar el dolor.

“Tiempo de llorar”

Eclesiastés 7:2 dice: “Mejor es ir a la casa del duelo que ir a la casa del banquete, porque ese es el fin de toda la humanidad; y el que está vivo debe poner esto en su corazón”. La muerte puede ser aterradora. Cuando muere un amigo o un ser querido, algunos intentan evadir la dolorosa realidad acudiendo “a la casa del banquete” y yendo de fiesta en fiesta. Salomón aconseja, por el contrario, hacer frente a la muerte e ir “a la casa del duelo”. A continuación añade: “El pesar es mejor que la risa; porque con la tristeza de la cara se mejora el corazón”. (Eclesiastés 7:3, Versión Moderna.)

A pesar de que este consejo se dirigió principalmente a los amigos y familiares del doliente, también a este le hará bien enfrentarse al dolor de la pérdida. Hay un “tiempo de llorar”. (Eclesiastés 3:4.) Los hombres y mujeres devotos de tiempos bíblicos no inhibían su pesar, sino que lo expresaban. (Compáralo con Génesis 23:2; 2 Samuel 1:11, 12.)

Exteriorizar el dolor redunda en muchos beneficios. Dice el libro The Art of Condolence (El arte de la condolencia): “Los dolientes deben manifestar su dolor y angustia. Cuando se opone resistencia al proceso, se dificulta la recuperación”. Sin embargo, influidos por el mito de que los hombres de verdad no lloran, a algunos jóvenes les resulta difícil exteriorizar sus sentimientos. Pero el hombre más grande de todos los tiempos “cedió a las lágrimas” públicamente al fallecer su amigo Lázaro. (Juan 11:35.) Además, es del todo normal llorar cuando se pierde a uno de los padres. De manera que no tengas reparos en hacerlo. (Compáralo con Santiago 4:9.) El libro Death and Grief in the Family (Muerte y aflicción en la familia) indica: “Una de las mejores maneras de superar la tristeza es llorando”.

Cómo vencer la tristeza

El rey David de los tiempos bíblicos expresó su dolor por la muerte de su mejor amigo, Jonatán, no solo con lágrimas, sino también poniendo por escrito sus sentimientos. “Estoy angustiado por ti, hermano mío, Jonatán, muy agradable me fuiste”, escribió en la hermosa elegía que tituló “El arco”. (2 Samuel 1:18, 26.)

Es posible que a ti también te resulte práctico manifestar tus sentimientos por escrito. El libro Giving Sorrow Words (Cómo expresar la pena con palabras) dice: “Escribir sobre cómo te sientes puede ayudarte a liberar las emociones reprimidas. [...] Cuando estés enfadado o triste, ponlo por escrito”. Una adolescente de nombre Shannon cuenta: “Llevaba un diario en el que escribía absolutamente todo lo que sentía. Todos mis sentimientos estaban plasmados en esas páginas, y eso me ayudó mucho... escribirlo todo”.

Otra ayuda es hacer ejercicio. “El entrenamiento corporal es provechoso”, según la Biblia. (1 Timoteo 4:8.) Y un libro que trata de la aflicción asegura: “El ejercicio es una buena forma de liberar energía”. Actividades estimuladoras y vigorizantes como correr, caminar rápido o montar en bicicleta pueden contribuir mucho a que descargues las tensiones que se acumulan en ti cuando estás triste y afligido.

Habla con alguien

Ten cuidado, sin embargo, de no aislarte por completo. (Proverbios 18:1.) Proverbios 12:25 dice: “La solicitud ansiosa en el corazón de un hombre es lo que lo agobia, pero la buena palabra es lo que lo regocija”. ¿Cómo puede la persona angustiada recibir esa “buena palabra” de ánimo? Solo si habla con alguien y le expresa su “solicitud ansiosa”. ¿Por qué no lo intentas? Ábrete a alguien que sea de tu confianza.

El progenitor temeroso de Dios sería normalmente la persona adecuada. Pero ¿y si está demasiado afectado para ayudarte? Pues bien, tienes a los miembros maduros de la congregación cristiana. Proverbios 17:17 afirma: “Un compañero verdadero ama en todo tiempo, y es un hermano nacido para cuando hay angustia”. Después de la muerte de su madre, una joven de nombre Morfydd se refugió en la congregación local de los testigos de Jehová. “Todos los ancianos me ayudaron mucho —recuerda—, pero uno en particular siempre estaba dispuesto a escucharme.”

¿Por qué no procuras obtener tal ayuda y apoyo? Da a conocer que necesitas hablar con alguien. Tal vez estés enojado, asustado o tengas sentimientos de culpabilidad. A lo mejor simplemente te sientes solo y echas de menos a tu padre o tu madre. Si te sinceras con alguien compasivo, es probable que encuentres verdadero alivio.

Ayuda a tu padre o tu madre

Algunos jóvenes agravan su aflicción asumiendo cargas para las que aún no están preparados. Puede que la situación en casa parezca caótica. Se comprende que tu progenitor sobreviviente esté tenso e irritable, y también triste. Viendo su sufrimiento, es natural que quieras ayudarle. Una especialista en el tema del dolor comenta que “los adolescentes [...] pudieran equivocadamente reprimir su dolor con la intención de ayudar a sus padres”. Quizás “actúen prematuramente como adultos e incluso asuman nuevas obligaciones”.

Es probable que no tengas más remedio que hacerte cargo de algunas obligaciones extras debido a la muerte de tu padre o tu madre. Pero eso no te convierte en el hombre o la mujer de la casa. Tu progenitor sobreviviente todavía está al frente de la familia, y el mejor modo de darle apoyo no es tomando el control, sino siendo cooperador y obediente. (Efesios 6:1.) Recuerda que “la sabiduría está con los modestos”. (Proverbios 11:2.) Ser modesto implica conocer las propias limitaciones.

Es importante que tengas esto en cuenta sobre todo si tu padre o tu madre empieza a buscar tus consejos o a cargarte con las preocupaciones de los adultos. Aun cuando debes ser amable y ayudar en lo que puedas, has de reconocer modestamente que tu experiencia en la vida es bastante limitada. (Compáralo con Hebreos 5:14.) De modo que si te sientes un poco agobiado, conversa de ello con tu padre o tu madre de forma franca, a la vez que respetuosa. (Proverbios 15:22.) Puedes sugerirle que busque la ayuda de algún adulto de la congregación.

No es nada fácil sobreponerse a la muerte de uno de los padres. Pero puedes estar seguro de que con el tiempo tu tristeza se mitigará. (Compáralo con Génesis 24:67.) De vez en cuando te volverán a la memoria los recuerdos tristes. No obstante, también puedes evocar muchos recuerdos gratos. Nunca olvides que Jehová está al tanto de tu tristeza y te comprende. Cuando te sientas solo y desamparado, piensa en estas palabras del salmista: “En caso de que mi propio padre y mi propia madre de veras me dejaran, aun Jehová mismo me acogería”. (Salmo 27:10.)

Sigue meditando también en la esperanza bíblica de la resurrección y la expectativa de volver a ver a tu padre o tu madre en una Tierra paradisíaca. (Lucas 23:43; Hechos 24:15.) Kim, una joven que perdió a su padre, dice: “Pienso en mi padre todos los días. Pero sé que a él no le gustaría que nos rindiéramos ni que dejáramos de servir a Jehová por ningún motivo. Quiero estar presente para recibirlo cuando resucite”. (Juan 5:28, 29.)

[Fotografía en la página 23]

Llorar puede favorecer el proceso de recuperación

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