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Bendecidos con más instrucciónLa Atalaya 1987 | 15 de abril
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Jesús entonces bendice a sus discípulos inquisitivos con otras tres ilustraciones. Primero, dice: “El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que un hombre halló y escondió; y por el gozo que tiene, va y vende cuantas cosas tiene, y compra aquel campo.
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Bendecidos con más instrucciónLa Atalaya 1987 | 15 de abril
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Jesús mismo es como el hombre que descubre un tesoro escondido y como el mercader que halla una perla de gran valor. Se pudiera decir que él vendió todo lo que tenía, al abandonar un puesto de honor en el cielo para llegar a ser un humilde humano. Entonces, como hombre en la Tierra, sufre vituperio y enconada persecución, probando que es digno de llegar a ser el Gobernante del Reino de Dios.
Ante los seguidores de Jesús también se coloca el desafío de vender todo lo que tienen para obtener la magnífica recompensa de ser, o cogobernantes con Cristo, o súbditos terrestres del Reino. ¿Consideraremos el participar en el Reino de Dios como algo más valioso que toda otra cosa de la vida, como un tesoro inapreciable o una perla de gran valor?
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