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    La Atalaya 2015 | 1 de marzo
    • Cuatro tazones con especias

      Regalos dignos de un rey

      “Astrólogos de las partes orientales [...] abrieron sus tesoros y le presentaron regalos: oro, olíbano y mirra.” (Mateo 2:1, 11)

      SI TUVIERA que hacerle un regalo a alguien muy importante, ¿qué le daría? En tiempos bíblicos se regalaban especias, incluso a los reyes, pues eran tan valiosas como el oro.a Por eso, dos de los regalos que los astrólogos le ofrecieron al “rey de los judíos” fueron especias (Mateo 2:1, 2, 11).

      Aceite balsámico

      Aceite balsámico

      La Biblia cuenta también que cuando la reina de Seba visitó al rey Salomón, “dio al rey ciento veinte talentos de oro, y aceite balsámico en muy grande cantidad, y piedras preciosas; y no había llegado a haber nada semejante a aquel aceite balsámico que la reina de Seba dio al rey Salomón” (2 Crónicas 9:9).b Otros reyes también le enviaron a Salomón aceite balsámico como muestra de amistad (2 Crónicas 9:23, 24).

      ¿Por qué eran aquellas especias y sus derivados tan valiosos y caros en tiempos bíblicos? Porque eran esenciales para tratamientos de belleza, ritos religiosos y entierros (vea el recuadro “Usos de las especias en tiempos bíblicos”). Además de la gran demanda, los gastos de transporte y comercialización encarecían las especias.

      A TRAVÉS DEL DESIERTO DE ARABIA

      Casia

      Casia

      En aquellos tiempos, había especias que se obtenían en el valle del río Jordán, mientras que otras tenían que traerse de muy lejos. En la Biblia se mencionan diversos productos aromáticos. Entre los más conocidos están el azafrán, el áloe, el bálsamo, la canela, el incienso y la mirra. Además, eran comunes los condimentos como el comino, la menta y el eneldo.

      ¿De dónde venían estos productos exóticos? Los áloes, la casia y la canela se traían de lo que hoy conocemos como China, la India y Sri Lanka. La mirra y el incienso se sacaban de árboles y arbustos que crecían en zonas desérticas desde el sur de Arabia hasta Somalia, en África. Y el nardo era un producto indio exclusivo de la región del Himalaya.

      Azafrán

      Azafrán

      Para llegar a Israel con muchos de estos productos, había que atravesar Arabia. En parte por esa razón, Arabia mantuvo “el monopolio del transporte de bienes entre Oriente y Occidente” durante los milenios segundo y primero antes de Cristo, explica The Book of Spices (El libro de las especias). Al sur de Israel, en la región del Néguev, se han descubierto antiguas poblaciones, fortalezas y paradas de caravanas que marcan las rutas de los comerciantes de especias. Según informa el Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO, estos sitios también “son una prueba del comercio tan rentable que había [...] entre el sur de la península arábiga y la cuenca del Mediterráneo”.

      “Por su reducido tamaño, la constante demanda y su elevado precio, las especias eran productos muy codiciados para los comerciantes.” The Book of Spices (El libro de las especias)

      Las caravanas cargadas de plantas aromáticas recorrían distancias de hasta 1.800 kilómetros (1.100 millas) a través de Arabia (Job 6:19). La Biblia habla de una caravana de comerciantes ismaelitas que transportaba “ládano y bálsamo y cáscara resinosa” desde Galaad a Egipto (Génesis 37:25). A ellos fue a quienes los hijos de Jacob vendieron a su hermano José.

  • Regalos dignos de un rey
    La Atalaya 2015 | 1 de marzo
    • Características de dos de las especias que fueron ofrecidas a Jesús

      El incienso, u olíbano, y la mirra procedían de la resina que se obtenía al hacer hendiduras en la corteza de árboles pequeños o arbustos espinosos.

      El árbol del incienso crecía a lo largo de la costa sur de Arabia, y el arbusto de la mirra, en las zonas semidesérticas de lo que hoy son Somalia y Yemen. Ambas especias eran muy apreciadas por su aroma. Jehová mismo pidió que se utilizaran para adorarlo: la mirra era parte del aceite de unción, y el olíbano era parte del incienso sagrado (Éxodo 30:23-25, 34-37). Sin embargo, las dos se usaban de manera distinta.

      El olíbano, que se utilizaba como incienso, tenía que arder para desprender su fragancia. Por otro lado, la mirra se empleaba tal cual. La mirra se menciona en tres relatos que hablan de Jesús: como regalo cuando era un bebé (Mateo 2:11), como analgésico mezclado en el vino que le ofrecieron cuando estaba a punto de morir (Marcos 15:23) y como especia utilizada para preparar su cuerpo para el entierro (Juan 19:39).

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