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  • Las tradiciones religiosas y la Biblia
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1988
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1988
w88 1/12 págs. 4-7

Las tradiciones religiosas y la Biblia

“INVALIDAN la palabra de Dios por la tradición suya.” Esas fueron palabras de Jesucristo mismo. (Marcos 7:13.) Como muchas personas hoy, los judíos del día de Jesús se adherían fielmente a una estructura complicada de preceptos y costumbres. Y como para muchos clérigos de la actualidad, para los líderes religiosos de aquellas personas las tradiciones eran más importantes que la Biblia.

Lo que sigue ilustra esto: La Palabra de Dios mandaba específicamente que los hijos honraran a sus padres. (Éxodo 20:12.) Es obvio que esto incluía ayudar a los padres que se vieran en grandes aprietos financieros. Sin embargo, se desarrolló una tradición judía que presentaba un modo conveniente de evadir aquella obligación bíblica. Bastaba con que un individuo egoísta jurara que su propiedad personal sería posteriormente donada al templo y apartara la propiedad declarándola “corbán”. Esta palabra significaba “una dádiva dedicada a Dios”. Aunque evidentemente al adorador judío se le hacía posible usar este corbán para su propia ganancia personal, podía, con apariencia de piedad, negarla a sus padres. (Marcos 7:9-12.)

Sin embargo, Jesús desafió estas y otras ‘tradiciones sagradas’ judías, al decir: “Hipócritas, aptamente profetizó de ustedes Isaías, cuando dijo: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy alejado de mí. En vano siguen adorándome, porque enseñan mandatos de hombres como doctrinas’”. (Mateo 15:3-9.)

En vista de lo que Jesús dijo, ¿realmente puede el cristiano equiparar con la Biblia cualquier tradición religiosa? Difícilmente. Sin importar cuánto sentimiento o emoción se conecte con una costumbre, lo que le interesa al cristiano es si armoniza con la Palabra de Dios o no. Por ejemplo, considere el culto o conjunto de actos religiosos tradicionales que se describe en el libro católico La liturgia en general, por María A. Lombillo Clark, T. D. ¿Qué diferencia hay entre esas tradiciones y lo que la Biblia misma dice?

[Recuadro]

LA LITURGIA LA PALABRA DE DIOS

“Manifestamos nuestra adoración “Hijitos, guárdense de los

a Dios por medio del culto.” ídolos.” (1 Juan 5:21.)

“Dios es un Espíritu, y los que

lo adoran tienen que adorarlo

con espíritu y con verdad.”

(Juan 4:24.)

“Andamos por fe, no por vista.”

(2 Corintios 5:7.)

“Yo soy Jehová. Ese es mi

nombre, y a ningún otro daré

yo mi propia gloria, ni mi

alabanza a imágenes

esculpidas.” (Isaías 42:8.)

“Debemos tributar culto a la “No debes hacerte una imagen

Santísima Virgen María, a los tallada ni una forma parecida

ángeles y a los santos. Pero a cosa alguna que esté en los

un culto de veneración, que cielos arriba o que esté

viene a terminar en Dios, a la en la tierra [...] No debes

manera que se honra a un rey inclinarte ante ellas ni ser

cuando se honra a sus inducido a servirlas.”

ministros.” (Éxodo 20:4, 5.)

“Yo, Juan, [...] caí para

adorar delante de los pies del

ángel [...] Pero él me dice:

‘¡Ten cuidado! ¡No hagas eso!

[...] Adora a Dios’.”

(Revelación 22:8, 9.)

“Hay un solo Dios, y un solo

mediador entre Dios y los

hombres, un hombre, Cristo

Jesús.” (1 Timoteo 2:5.)

“El Crucifijo es imprescindible “El Dios que hizo el mundo y

en el altar, sin él no se puede todas las cosas que hay en él,

celebrar la Santa Misa. siendo, como es Este, Señor

También son necesarios tres del cielo y de la tierra, no

manteles, dos candelabros y mora en templos hechos de

las sacras.” manos.” (Hechos 17:24.)

“Tenemos los ojos fijos, no en

las cosas que se ven, sino en

las que no se ven.”

(2 Corintios 4:18.)

“El 1.0 de noviembre [...] la “Los muertos mismos no alaban a

festividad de ‘Todos los Jah, ni lo hace ninguno que

Santos’. Es la fiesta de todas baja al silencio.”

las almas que viven felices en (Salmo 115:17.)

el cielo, y que algún día será “Los muertos nada saben.”

también la nuestra.” (Eclesiastés 9:5, La Biblia al

Día.)

“Toda alma que no escuchare a

este tal profeta será

exterminada del pueblo.”

(Hechos 3:23, Bover-Cantera.)

“En sufragio de estas almas “No hay en el sepulcro, adonde

[la Iglesia] estableció la vas, ni obra, ni razón, ni

Conmemoración de los fieles ciencia, ni sabiduría.”

difuntos’, el día 2 de (Eclesiastés 9:10,

noviembre. Ese día los Nácar-Colunga, 1972.)

sacerdotes celebran tres “No queráis confiar [...] ni

Misas, para aliviar las penas del hombre [...]. Cuando de él

de las benditas almas del el espíritu salga, deberá

Purgatorio y apresurar su regresar a su tierra; morirán

entrada en el cielo.” sus proyectos entonces.”

“Al fin de cuentas, la doctrina (Salmo 145:2-4, Bover-Cantera.)

católica sobre el purgatorio

se basa en la tradición, no en

la Sagrada Escritura.”—New

Catholic Encyclopedia, tomo 11,

página 1034.

Libertad de las tradiciones dañinas

Por lo tanto, muchas tradiciones religiosas populares desagradan a Dios, y por eso son dañinas. Sin embargo, es interesante notar que el apóstol Pablo escribió: “Ahora los alabo porque en todas las cosas [...] tienen firmemente asidas las tradiciones exactamente como se las transmití”. (1 Corintios 11:2.) No obstante, estas tradiciones eran prácticas sanas y beneficiosas fundadas en la Palabra de Dios, no ritos vacíos hechos por el hombre. Reemplazaron la “forma de conducta infructuosa recibida por tradición” que muchas personas del primer siglo practicaban antes de convertirse al cristianismo. (1 Pedro 1:18.)

Hoy también la persona que teme a Dios debe examinar cuidadosamente toda tradición y rechazar la que resulte antibíblica. ¡De seguro nuestra relación con Dios es mucho más valiosa que alguna forma de adoración de hechura humana! Por supuesto, no resulta fácil rechazar las tradiciones que no son bíblicas. A menudo eso requiere ajustes en patrones de conducta profundamente arraigados. Por ejemplo, cierto joven colombiano era muy observador de las tradiciones religiosas. Desde la niñez tuvo el deseo intenso de ser sacerdote católico. Solía jugar a ‘decir Misa’ con sus hermanas, y hasta oía sus “confesiones”. Años después entró en una escuela que lo preparaba para un seminario, y con el tiempo se matriculó en una universidad católica. Allí las tradiciones religiosas se arraigaron más en su vida.

Cierto día un testigo de Jehová visitó su hogar. Aunque sus padres casi no dejaron que el Testigo hablara, lo poco que dijo impresionó a este joven que se interesaba en asuntos religiosos. Después, él hizo arreglos para estudiar la Biblia secretamente con aquel Testigo. “Lo que verdaderamente deseaba —recuerda él—, era conocer la Biblia desde un punto de vista diferente, sin cambiar de religión. Anhelaba servir a Dios como sacerdote, para tratar de transformar el corazón de la gente. Después de estudiar la Biblia por un mes, experimenté un conflicto, pues las tradiciones y los ritos de mi religión estaban en pugna con las normas puras de las Escrituras.”

Su familia lo presionó para que dejara de estudiar la Biblia, y finalmente él se vio obligado a irse de su casa. Pero dice: “Después de estudiar la Biblia por dos meses quedé convencido de que había estado muy equivocado, y abandoné la universidad y mi trabajo de maestro en un colegio religioso y me dediqué a predicar de casa en casa. Ahora he cambiado de vida y de costumbres. Especialmente me sentí feliz aquel día inolvidable en que simbolicé por bautismo mi dedicación a Jehová”. Este joven ahora sirve de tiempo completo en ayudar a otros a librarse de tradiciones que deshonran a Dios.

Si usted es devoto de la tradición religiosa, puede que también tenga que hacer algunos ajustes. Recuerde lo que Jesús dijo en cierta ocasión a la samaritana en la fuente. Ella y su pueblo tenían la costumbre antigua de adorar a Dios en el monte Guerizim. Sin embargo, Jesús le demostró que aquella tradición no tenía valor, cuando le dijo: “Créeme, mujer: La hora viene cuando ni en esta montaña ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. [...] Los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad, porque, en realidad, el Padre busca a los de esa clase para que lo adoren”. (Juan 4:19-23.)

¿Es usted uno a quien “el Padre busca”? ¿Tiene el deseo intenso de adorar a Dios con verdad? Entonces la advertencia que da el apóstol Pablo en Colosenses 2:8 es muy apropiada: “¡Atención!, no sea que haya alguien que os cautive mediante la filosofía y sofismas vanos, de acuerdo con la tradición de los hombres”. (Cantera-Iglesias.) En vez de eso, siga las enseñanzas del cristianismo verdadero, ¡que pueden llevarlo a la vida eterna! (Juan 17:3.)

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