Su futuro: un modo mejor de saberlo
EN 1962 astrólogos de la India predijeron que vendría una catástrofe mundial “por la rara conjunción de ocho planetas en el signo de Capricornio”. Sin embargo, aquella catástrofe nunca sucedió. Más recientemente, a fines de 1980, la mayoría de los astrólogos franceses opinaban que el entonces presidente de Francia, Giscard d’Estaing, sería reelegido para un segundo período. Pero su oponente, François Mitterrand, ganó las elecciones. Fallos como estos nos recuerdan que la astrología no suministra una manera segura de conocer el futuro.
¿Existe, entonces, otra manera? Por ejemplo, ¿le ayudarán los esfuerzos que hacen los científicos por predecir el futuro? Pues, he aquí la predicción que hizo en 1970 el Instituto McGraw Hill (de los Estados Unidos) de lo que sucedería para 1980: “Habrá drogas que vencerán al cáncer, viajes espaciales tripulados a Marte y Venus, una base lunar permanente, automóviles eléctricos, la generalización de los ordenadores en los hogares, la posibilidad de escoger el sexo de la prole, y televisión y cine tridimensionales”.
Allá en 1970 los científicos de este instituto declararon: “Este método [de predecir] tiene como objetivo lograr un pronóstico confiable basado en la opinión unánime de un grupo de expertos”. Pero las predicciones de esos expertos han resultado falsas en estos campos y en muchos otros, tales como la política y la economía.
Una fuente de información segura
Si ni astrólogos ni científicos pueden prever con seguridad lo que va a suceder, ¿significa eso que es imposible obtener información confiable acerca del futuro? Antes de darnos por vencidos, deberíamos examinar lo que la Biblia dice sobre esto. Recuerde que a Jehová, el Autor de la Biblia, se le describe como “Aquel que declara desde el principio el final, y desde hace mucho las cosas que no se han hecho”. (Isaías 46:10.)
La Palabra de Dios contiene muchas profecías. ¿En qué se diferencian estas de las predicciones de los astrólogos? Lo que sigue es la respuesta extraída de una obra titulada The Great Ideas (Las grandes ideas): “Pero tocante a la presciencia de mortales, la de los profetas hebreos parece única. A diferencia de los adivinos paganos, [...] ellos no tienen que utilizar artificios ni estratagemas para penetrar en los secretos divinos [...] En su mayoría sus discursos proféticos, a diferencia de los oráculos, no parecen ambiguos. Al menos parece que sus intenciones son las de revelar, y no esconder, el plan de Dios en asuntos sobre los cuales Él mismo desea que los hombres prevean el curso de lo providencial”.
Como ejemplo de esto, en la Biblia se registraron muchos datos tocante a Jesús siglos antes de que él naciera. Se profetizó que nacería en la ciudad de Belén y en la línea genealógica de Jesé, el padre del rey David. (Miqueas 5:2; Isaías 11:1, 10.) Las Escrituras también predijeron que le darían muerte en un madero, pero que no le quebrarían los huesos como se acostumbraba hacerles a los ejecutados. Estos detalles se hicieron realidad, y son solo unos ejemplos de las más de 120 profecías que un erudito bíblico calculó que se cumplieron en Jesús. (Salmo 22:16, 17; 34:20.)
Una profecía que se cumple hoy
Además, la Biblia contiene profecías que señalan hacia nuestro día. Examinemos una de las más importantes. Esta describe una serie de acontecimientos que distinguirían el período que precedería a una intervención espectacular del Reino de Dios en los asuntos de la Tierra. Entre estos acontecimientos habría guerras mundiales, terremotos, epidemias, hambres y un desafuero en aumento. ¿No se ha hecho prominente la intensificación de estas cosas en las noticias mundiales de nuestro siglo XX? (Mateo 24:3, 7-14; Lucas 21:7, 10, 11; 2 Timoteo 3:1-5.)
Jesús explicó que el cumplimiento de estas profecías anunciaría la llegada de su Reino con la misma seguridad con que los brotes en los árboles anuncian la llegada de la primavera. Hasta especificó que tendrían que cumplirse en solo una generación. Todas las facetas de la señal, incluso los detalles ya mencionados, se han cumplido ante nuestros ojos desde 1914a. Por lo tanto, podemos tener plena confianza en que el Reino actuará muy pronto. (Lucas 21: 29-33.)
Otro rasgo de lo que se profetizó que se cumpliría en este tiempo fue “angustia de naciones, por no conocer la salida”. (Lucas 21:25.) Ahora bien, ¿por qué existe hoy semejante fascinación con la astrología y otras formas de ocultismo? El periódico francés Le Monde Dimanche contesta: “En una crisis, la gente no se detiene ante nada para hallar algo que la tranquilice. La parasicología aporta gran alivio a cambio de poco esfuerzo y, en esta era científica de imponentes logros en el campo de lo nuclear y de la manipulación de genes la gente se siente tentada a escapar a lo desconocido e irracional para de nuevo encontrarle significado a la vida”. Por lo tanto, no debería sorprendernos el extenso interés en las prácticas del ocultismo, entre ellas la astrología. Es uno de los síntomas de la “angustia” que la gente experimenta hoy día en cumplimiento de la profecía de Jesús.
“Alcen la cabeza”
¿Qué deberían hacer los cristianos al ver todas estas cosas? ¿Ceder al temor, como hace la gente a su alrededor? Jesús dio el siguiente consejo: “Pero al comenzar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca”. (Lucas 21:28.)
¿Le gustaría conocer su futuro con más detalles? Entonces dedique tiempo a examinar la Biblia a fondo y ‘pruebe las expresiones inspiradas para ver si se originan de Dios’. (1 Juan 4:1.) Puede hacer esto con la ayuda de la revista La Atalaya, que con regularidad analiza las profecías bíblicas y explica cómo aplican en nuestro día. Así, una vez que se convenza de que el fin del turbulento mundo actual está cerca, usted también podrá ‘alzar la cabeza’. También aprenderá lo que tiene que hacer para disfrutar de los beneficios del Reino Mesiánico, el cual intervendrá pronto en los asuntos del mundo para el bien de toda persona de corazón recto.
[Nota a pie de página]
a Para más detalles sobre el cumplimiento de estas profecías desde 1914, véase el capítulo 7 del libro Verdadera paz y seguridad... ¿cómo puede usted hallarla?, publicado por la Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
[Comentario en la página 6]
LA BIBLIA PREDIJO POR ADELANTADO QUE:
◆ Jesús nacería en Belén. (Miqueas 5:2.)
◆ Nacería en la línea genealógica de Jesé, el padre del rey David. (Isaías 11:1, 10.)
◆ Moriría fijado en un madero. (Salmo 22:16, 17.)
◆ Ninguno de sus huesos sería quebrado. (Salmo 34:20.)
[Recuadro en la página 5]
“Y en efecto se realice la señal”
‘¿Qué tiene de malo el que uno consulte a un adivino o lea su horóscopo en el periódico? ¿No es eso solo una diversión inofensiva? ’
La Biblia no trata este asunto tan a la ligera. De hecho, nos pone en guardia contra los médium y adivinadores. En el libro de Deuteronomio, Jehová da la siguiente advertencia: “En caso de que [...] un profeta o un soñador de un sueño [...] de veras te dé una señal o un portento presagioso, y en efecto se realice la señal o el portento presagioso de que te habló, diciendo: ‘Andemos tras otros dioses’, [...] no debes escuchar las palabras de ese profeta ni al soñador de ese sueño”. (Deuteronomio 13:1-3.)
Note que las Escrituras no ponen en duda el hecho de que algunas predicciones de los médium y astrólogos se realicen. Más bien, la Biblia nos advierte que, si estas predicciones se basan en señales de los cielos o en otros métodos de adivinación, provienen de demonios, engañan, y pueden alejar de Dios a la humanidad. (Véase Hechos 16:16-18.)
El prestar atención a los astrólogos o a otros que alegan predecir el futuro es correr el riesgo de incurrir en serios problemas espirituales y acabar en esclavitud a “las fuerzas espirituales inicuas de los lugares celestiales”. (Efesios 6:12.) Por lo tanto, Dios considera un pecado grave el consultar a tales personas; los que se entregan a tales prácticas son detestables a Sus ojos y no heredarán Su Reino. (Revelación 22:15.)
Por lo tanto, es para nuestro propio bien que la Biblia nos pone en guardia contra la astrología y toda otra forma de adivinación.