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Varones, ¿reconocen la autoridad de Cristo?La Atalaya 2010 | 15 de mayo
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Varones, ¿reconocen la autoridad de Cristo?
“La cabeza de todo varón es el Cristo.” (1 COR. 11:3)
1. ¿Qué demuestra que Jehová es un Dios de orden?
REVELACIÓN 4:11 dice: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas”. Como Jehová es el Creador, se alza sobre toda su creación. En efecto, es el Supremo Soberano del universo. Además, la forma en que ha organizado a su familia de ángeles demuestra que él “no es Dios de desorden, sino de paz” (1 Cor. 14:33; Isa. 6:1-3; Heb. 12:22, 23).
2, 3. a) ¿Quién es la primera creación de Jehová? b) ¿Qué posición ocupa el Hijo primogénito en relación con el Padre?
2 Por incontables milenios, Jehová vivió solo. Pero hubo un momento en que decidió traer a la existencia a su primera creación, otro ser espiritual que llegó a ser conocido como “la Palabra” en vista de su función de portavoz. Jehová empleó a su Hijo para formar todas las demás cosas, y más tarde lo envió a vivir en la Tierra como un hombre perfecto, Jesucristo (léase Juan 1:1-3, 14).
3 ¿Qué enseñan las Escrituras sobre la posición que ocupa el Hijo primogénito en relación con Jehová? Por inspiración, el apóstol Pablo nos dice: “Quiero que sepan que la cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez, la cabeza de la mujer es el varón; a su vez, la cabeza del Cristo es Dios” (1 Cor. 11:3). Cristo está sujeto a la autoridad del Padre. Sin duda, el respeto al orden divino es imprescindible para que reinen la armonía y la paz entre todas las criaturas inteligentes. Hasta el propio Hijo, “por medio de [quien] todas las otras cosas fueron creadas”, tiene que acatar este orden (Col. 1:16).
4, 5. ¿Cómo veía Jesús su posición en relación con Jehová?
4 ¿Qué actitud demostró el Hijo ante la autoridad de Jehová y, particularmente, ante su decisión de enviarlo a la Tierra? Veámoslo en la Biblia: “Cristo Jesús [...], aunque existía en la forma de Dios, no dio consideración a una usurpación, a saber, que debiera ser igual a Dios. No; antes bien, se despojó a sí mismo y tomó la forma de un esclavo y llegó a estar en la semejanza de los hombres. Más que eso, al hallarse a manera de hombre, se humilló y se hizo obediente hasta la muerte, sí, muerte en un madero de tormento” (Fili. 2:5-8).
5 En todo momento, Jesús fue humilde y se sometió a la voluntad de su Padre. Por esta razón, se expresó así: “No puedo hacer ni una sola cosa por mi propia iniciativa; [...] el juicio que yo dicto es justo, porque no busco mi propia voluntad, sino la voluntad del que me envió” (Juan 5:30). También señaló: “Yo siempre hago las cosas que le agradan [a Dios]” (Juan 8:29). Y cuando su vida en este mundo llegaba a su fin, le dijo en una oración: “Yo te he glorificado sobre la tierra, y he terminado la obra que me has dado que hiciera” (Juan 17:4). Es evidente que no le costaba trabajo aceptarlo como cabeza.
El Hijo se beneficia al someterse al Padre
6. ¿Qué extraordinarias cualidades demostró Jesús?
6 Durante su vida en la Tierra, Jesús fue un ejemplo constante de extraordinarias cualidades. Entre ellas figura su inmenso amor por Jehová, tal como él mismo señaló: “Yo amo al Padre” (Juan 14:31). Además, siempre demostró gran amor por el prójimo (léase Mateo 22:35-40). Lejos de ser rudo o dominante, actuó con bondad y consideración. Por eso hizo esta invitación a los mansos: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera” (Mat. 11:28-30). Al conocer la maravillosa personalidad de Cristo y su alentador mensaje, jóvenes y mayores encuentran un gran alivio, particularmente si han sufrido opresión.
7, 8. a) Según la Ley, ¿qué tenía prohibido hacer la mujer que padecía hemorragias? b) ¿Cómo trató Jesús a aquella enferma?
7 Fijémonos ahora en la forma en que Jesús se relacionó con el sexo femenino. A lo largo de la historia, un gran número de hombres han tratado muy mal a las mujeres. Y los líderes religiosos del antiguo Israel no fueron la excepción. Sin embargo, el Hijo de Dios fue respetuoso con ellas. Sirva como ejemplo la forma en que reaccionó ante una pobre enferma que llevaba doce años padeciendo hemorragias. Pese a haber gastado todos sus recursos en médicos —los cuales “le habían hecho pasar muchas penas”—, su salud “había empeorado”. Además, bajo la Ley ella era considerada ceremonialmente inmunda, y lo mismo ocurría con cualquiera que la tocara (Lev. 15:19, 25).
8 Al oír que Jesús estaba sanando a los enfermos, se introdujo entre el gentío, razonando: “Si toco nada más que sus prendas de vestir exteriores, recobraré la salud”. Así lo hizo, y el efecto fue instantáneo. Cristo sabía que ella no tendría que haberlo tocado. Pero, en vez de reprenderla, la trató con bondad. Consciente de su desesperación tras años de sufrimiento, le dijo con ternura: “Hija, tu fe te ha devuelto la salud. Ve en paz, y queda sana” (Mar. 5:25-34).
9. ¿Cómo reaccionó Jesús cuando sus discípulos trataron de impedir que se le acercaran los niños?
9 Jesús conseguía que hasta los más pequeños se sintieran cómodos en su presencia. En cierta ocasión, cuando algunos padres le llevaron a sus hijos, los discípulos los reprendieron, seguramente convencidos de que el Maestro los consideraba una molestia. ¡Qué equivocados estaban! El relato bíblico explica: “Al ver esto, Jesús se indignó y les dijo: ‘Dejen que los niñitos vengan a mí; no traten de detenerlos, porque el reino de Dios pertenece a los que son así’”. Por si fuera poco, “tomó a los niños en los brazos y empezó a bendecirlos, poniendo las manos sobre ellos”. No era tan solo que los tolerara; los recibía con muchísimo cariño (Mar. 10:13-16).
10. ¿Cómo cultivó Jesús sus excelentes cualidades?
10 ¿Cómo había cultivado Jesús las cualidades que demostró en la Tierra? Durante los incontables milenios de su existencia en el cielo, había estado observando y asimilando la forma de ser y actuar de su Padre, y particularmente el modo tan amoroso en que él ejercía la autoridad sobre la creación (léase Proverbios 8:22, 23, 30). Ahora bien, eso no lo habría logrado si no hubiera sido obediente. Es evidente que le gustaba sujetarse a Jehová, quien, a su vez, estaba muy complacido de tener un Hijo tan sumiso. Y durante su vida como hombre, Jesús siguió reflejando a la perfección las extraordinarias cualidades del Padre. ¡Cuánto nos alegra que Dios lo haya establecido como Rey celestial! Sin duda, ser súbditos suyos es un inmenso privilegio.
Imitemos las cualidades de Cristo
11. a) ¿A quién procuramos imitar con empeño? b) ¿Por qué deben los varones hacer un esfuerzo especial por reflejar las cualidades de Jesús?
11 Si bien es cierto que todos los miembros de la congregación deben esforzarse día a día por vivir como Jesús, los hombres deben hacerlo con especial empeño. ¿Por qué razón? Como vimos, la Biblia subraya que “la cabeza de todo varón es el Cristo”. Y tal como él tomó por modelo a su Cabeza, el Dios verdadero, los varones bautizados han de procurar parecerse a su cabeza, Jesús. Eso mismo fue lo que hizo Pablo al convertirse al cristianismo, gracias a lo cual pudo exhortar a sus hermanos en la fe: “Háganse imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo” (1 Cor. 11:1). Pedro también destacó este punto al decir: “Ustedes fueron llamados a este curso, porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención” (1 Ped. 2:21). Otra razón por la que los hombres deben copiar el ejemplo de Jesús es que son ellos quienes tienen la oportunidad de ser siervos ministeriales y ancianos. Tal como Jesús sentía gran gozo al imitar a Jehová, ellos deben estar muy contentos de imitar a su Maestro.
12, 13. ¿Cómo deben tratar los ancianos el rebaño que custodian?
12 Los superintendentes de las congregaciones tienen la obligación de reflejar las cualidades de Cristo. Solo así lograrán cumplir con la exhortación que les dirige Pedro: “Pastoreen el rebaño de Dios bajo su custodia, no como obligados, sino de buena gana; tampoco por amor a ganancia falta de honradez, sino con empeño; tampoco como enseñoreándose de los que son la herencia de Dios, sino haciéndose ejemplos del rebaño” (1 Ped. 5:1-3). Los ancianos no pueden ser unos dictadores que anden imponiendo opiniones arbitrarias. Más bien, como Cristo, procuran ser cariñosos, considerados, humildes y bondadosos con las ovejas que Jehová ha puesto a su cuidado.
13 Quienes presiden la congregación deben recordar siempre que son imperfectos (Rom. 3:23). Por eso es esencial que se esfuercen aún más por conocer bien a Cristo y ser amorosos como él. Es preciso que mediten sobre el trato que nos dan Jehová y Jesús y que luego actúen del mismo modo. Y no han de olvidar este consejo de Pedro: “Todos ustedes cíñanse con humildad mental los unos para con los otros, porque Dios se opone a los altivos, pero da bondad inmerecida a los humildes” (1 Ped. 5:5).
14. ¿Qué actitud deben tener los ancianos en su trato con los demás?
14 A los varones que cuidan del rebaño se les pide que demuestren cualidades como las que indica Romanos 12:10: “En amor fraternal ténganse tierno cariño unos a otros. En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera”. En efecto, los ancianos —e igualmente los siervos ministeriales— han de ser los primeros en honrar a los demás. Es necesario que, como el resto de los cristianos, “no [estén] haciendo nada movidos por espíritu de contradicción ni por egotismo, sino considerando con humildad mental que los demás son superiores” (Fili. 2:3). En efecto, todo siervo nombrado debería considerarse inferior a sus hermanos. Así pondrá en práctica este consejo de Pablo: “Los que somos fuertes [...] debemos soportar las debilidades de los que no son fuertes, y no estar agradándonos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para la edificación de este. Porque hasta el Cristo no se agradó a sí mismo” (Rom. 15:1-3).
“Asignándoles honra” a las esposas
15. ¿Qué trato debe dar el cristiano a su esposa?
15 Centrémonos ahora en la exhortación de Pedro a los casados: “Continúen morando con [sus esposas] [...] de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el femenino” (1 Ped. 3:7). ¿Qué implica honrar a una persona? Valorarla mucho, tener muy presentes sus opiniones, deseos y necesidades, y complacerla siempre que no haya razones de peso en contra. Pues así es como debe tratar el hombre a su mujer.
16. ¿Qué advertencia hace la Biblia sobre honrar a la esposa?
16 Pero el apóstol Pedro no solo anima al cristiano a honrar a su mujer. También le advierte que, si no lo hace, corre el riesgo de que “sus oraciones [...] sean estorbadas” (1 Ped. 3:7). Estas palabras destacan la importancia que concede Jehová a que se trate bien a la esposa. Si el marido no actúa así, sus oraciones podrían ser rechazadas. Además, si le demuestra que la estima, ella seguramente se sentirá más feliz y estará más dispuesta a cooperar con él.
17. ¿Hasta dónde debe llegar el amor del esposo?
17 Pablo ofrece este otro consejo inspirado: “Los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos [...] porque nadie jamás ha odiado a su propia carne; antes bien, la alimenta y la acaricia, como también el Cristo hace con la congregación [...;] que cada uno de ustedes [...] ame a su esposa tal como se ama a sí mismo” (Efe. 5:28, 29, 33). ¿Hasta dónde debe llegar ese cariño? El apóstol da la respuesta en ese mismo pasaje: “Continúen amando a sus esposas, tal como el Cristo también amó a la congregación y se entregó por ella” (Efe. 5:25). Tal como Cristo dio su vida por muchos, el cristiano debe estar dispuesto a dar la vida por su mujer. Si él la trata con ternura, consideración y altruismo, a ella se le hará más fácil aceptar su autoridad.
18. ¿Con qué ayuda cuenta el esposo para cumplir con su deber de honrar a su mujer?
18 ¿Es pedirle demasiado al hombre que honre de tal manera a su esposa? No. Jehová nunca le mandaría nada que superara sus capacidades. Además, el siervo de Jehová cuenta con el respaldo de la fuerza más poderosa del universo: el espíritu santo. Y Jesús ofrece esta garantía: “Si ustedes, aunque son inicuos, saben dar buenos regalos a sus hijos, ¡con cuánta más razón dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le piden!” (Luc. 11:13). Por consiguiente, el casado puede solicitarle a Jehová que lo ayude a tratar mejor al prójimo y, sobre todo, a su mujer (léase Hechos 5:32).
19. ¿Qué veremos en el próximo artículo de estudio?
19 Sin duda, el hombre tiene la responsabilidad nada pequeña de someterse a Cristo y ejercer la autoridad tal como él. Ahora bien, ¿cómo deben ver las mujeres, y más concretamente las casadas, el lugar que ocupan en el orden establecido por Jehová? Eso es lo que veremos en el próximo artículo.
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¿Por qué debe la mujer respetar el principio de autoridad?La Atalaya 2010 | 15 de mayo
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¿Por qué debe la mujer respetar el principio de autoridad?
“La cabeza de la mujer es el varón.” (1 COR. 11:3)
1, 2. a) ¿Con qué palabras expuso Pablo el principio de autoridad establecido por Jehová? b) ¿Qué preguntas contestaremos en este artículo?
EL APÓSTOL Pablo hizo referencia con las siguientes palabras al principio de autoridad establecido por Jehová: “La cabeza de todo varón es el Cristo; [...] a su vez, la cabeza del Cristo es Dios” (1 Cor. 11:3). En el artículo anterior vimos que Jesús considera un honor y un placer someterse a su Cabeza, Jehová. También vimos que el hombre debe sujetarse a Jesús. Y recordamos que así como Jesús trataba a la gente con amabilidad, ternura, compasión y altruismo, así debe actuar el cristiano con los demás, y sobre todo con su esposa.
2 Ahora bien, ¿hay alguien a quien deba sujetarse la mujer? Sí, pues Pablo también dijo: “La cabeza de la mujer es el varón”. ¿Cómo debe ver la cristiana estas palabras inspiradas? ¿Debe aplicarlas incluso si su marido no es creyente? ¿Da a entender este principio que la esposa no tiene ni voz ni voto en el matrimonio? ¿Y qué debe hacer la mujer para ser digna de alabanza?
“Voy a hacerle una ayudante”
3, 4. ¿Cómo se benefician las parejas que respetan el principio de autoridad?
3 Ciertamente, el principio de autoridad es de origen divino. Después de crear a Adán, Jehová dijo: “No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacerle una ayudante, como complemento”. Entonces procedió a formar a Eva. Adán estaba tan feliz de tenerla por compañera y ayudante que exclamó: “Esto por fin es hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Gén. 2:18-24). Los dos tenían ante sí la maravillosa oportunidad de ser padres de una humanidad perfecta que viviría feliz en un planeta paradisíaco por toda la eternidad.
4 No obstante, decidieron rebelarse, y a causa de ello se perdió la perfecta armonía que había en el jardín de Edén (léase Romanos 5:12). Con todo, el principio de autoridad siguió vigente, y hasta el día de hoy, las parejas que lo aplican como es debido obtienen gran paz y felicidad. Hasta cierto punto, su situación es parecida a la de Jesús cuando vivía en el cielo sujeto a Jehová y se sentía “alegre delante de él todo el tiempo” (Pro. 8:30). Claro, debido al pecado, ni el hombre puede darle guía perfecta a su esposa ni ella es capaz de seguirla a la perfección. Sin embargo, cuando ambos procuran cumplir con sus funciones lo mejor posible, logran la mayor alegría que se puede conseguir actualmente en el matrimonio.
5. ¿Por qué deben los cónyuges tomarse muy en serio el consejo de Romanos 12:10?
5 Para que los casados sean felices, es indispensable que pongan en práctica el siguiente consejo dirigido a todos los cristianos: “En amor fraternal ténganse tierno cariño unos a otros. En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera” (Rom. 12:10). También es necesario que ambos se esfuercen por seguir esta exhortación: “Háganse bondadosos unos con otros, tiernamente compasivos, y perdónense liberalmente” (Efe. 4:32).
Cuando el cónyuge no sirve a Jehová
6, 7. ¿Qué resultados podría obtener la cristiana si respeta la autoridad de su esposo no creyente?
6 Hay hogares donde uno de los cónyuges no sirve a Jehová; por lo general se trata del marido. ¿Qué debe hacer en este caso la cristiana? La Biblia responde: “Esposas, estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido ellos testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto” (1 Ped. 3:1, 2).
7 Como vemos, la Palabra de Dios anima a la cristiana cuyo esposo no es creyente a respetar la autoridad de su cabeza. ¿Cuál podría ser el resultado? Quizás él se pregunte a qué se debe su buena conducta, se interese en sus creencias y termine aceptando la verdad.
8, 9. ¿Qué debe hacer una cristiana si su marido no responde favorablemente a su buena conducta?
8 Ahora bien, ¿qué sucede si el marido no responde favorablemente? Las Escrituras aconsejan a la esposa que, por difícil que sea, siga demostrando cualidades cristianas, como el amor. En 1 Corintios 13:4 leemos que “el amor es sufrido”, es decir, soporta las imperfecciones ajenas. Por eso, la esposa debe sobrellevar la situación con amor y “gran paciencia”, así como “con completa humildad mental y apacibilidad” (Efe. 4:2). Gracias al espíritu santo de Dios, podrá comportarse como se espera de una sierva de Dios, aun en medio de la adversidad.
9 “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder”, escribió Pablo (Fili. 4:13). Igualmente, con la ayuda del espíritu santo, la cristiana puede lograr lo que de otro modo le resultaría imposible. Por ejemplo, si su esposo la trata con aspereza, podría costarle mucho resistir la tentación de desquitarse. No obstante, la Biblia nos aconseja a todos: “No devuelvan mal por mal a nadie [...]; porque está escrito: ‘Mía es la venganza; yo pagaré, dice Jehová’” (Rom. 12:17-19). Además, nos indica: “Vean que nadie pague daño por daño a ningún otro; antes bien, sigan siempre tras lo que es bueno los unos para con los otros y para con todos los demás” (1 Tes. 5:15). Ciertamente, el espíritu santo hace posible lo que a nosotros nos resulta imposible. Por eso es tan importante pedírselo a Dios.
10. ¿Cómo reaccionó Jesús ante quienes lo trataron mal y le dijeron cosas desagradables?
10 Jesús nos dejó un extraordinario ejemplo. Veamos cómo reaccionó ante quienes lo trataron mal y le dijeron cosas desagradables. En 1 Pedro 2:23 leemos: “Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia”. La Biblia nos anima a todos los cristianos a imitarlo y a no dejarnos provocar. Nos invita a ser “tiernamente compasivos [y] de mente humilde”, y a no pagar “daño por daño ni injuria por injuria” (1 Ped. 3:8, 9).
¿No tiene la mujer ni voz ni voto?
11. ¿Qué gran honor se ha otorgado a muchas cristianas?
11 ¿Significa el principio de autoridad que la mujer no tiene ni voz ni voto en la familia o en otros campos? De ningún modo. Jehová ha otorgado grandes privilegios tanto a hombres como a mujeres. Basta con pensar en el gran honor que ha concedido a muchas cristianas al incluirlas en el grupo de 144.000 reyes y sacerdotes que gobernarán la Tierra desde el cielo bajo la dirección de Cristo (Gál. 3:26-29). Está claro que Jehová le ha asignado a la mujer un lugar muy importante en su organización.
12, 13. Mencione un ejemplo que demuestre que en tiempos bíblicos hubo mujeres que profetizaron.
12 Recordemos, por ejemplo, que en tiempos bíblicos hubo mujeres que profetizaron. De hecho, en Joel 2:28, 29, Jehová anunció: “Derramaré mi espíritu sobre toda clase de carne, y sus hijos y sus hijas ciertamente profetizarán. [...] Y aun sobre los siervos y sobre las siervas derramaré en aquellos días mi espíritu”.
13 En el Pentecostés del año 33, unos ciento veinte discípulos de Jesús se reunieron en la planta alta de una casa de Jerusalén. Entre ellos había tanto hombres como mujeres, y Jehová derramó su espíritu sobre todos. Por eso, Pedro se refirió a las citadas palabras del profeta y las aplicó a aquel grupo mixto: “Esto es lo que se dijo por medio del profeta Joel: ‘Y en los últimos días —dice Dios— derramaré algo de mi espíritu sobre toda clase de carne, y sus hijos y sus hijas profetizarán [...]; y aun sobre mis esclavos y sobre mis esclavas derramaré algo de mi espíritu en aquellos días, y profetizarán’” (Hech. 2:16-18).
14. ¿Qué papel desempeñaron las mujeres en la expansión del cristianismo durante el siglo primero?
14 Las mujeres desempeñaron un papel clave en la expansión del cristianismo durante el siglo primero. Proclamaron las buenas nuevas del Reino de Dios y realizaron otras labores relacionadas con dicha obra (Luc. 8:1-3). Por ejemplo, en la carta a los Romanos, el apóstol Pablo habla de Febe y la llama “ministra de la congregación que está en Cencreas”. Además, al enviar saludos a sus fieles colaboradores, menciona a otras cristianas, entre ellas a “Trifena y a Trifosa, mujeres que están trabajando con ahínco en el Señor”. Y luego añade: “Saluden a Pérsida nuestra amada, porque ella realizó muchas labores en el Señor” (Rom. 16:1, 12).
15. ¿Cómo contribuyen las mujeres a la expansión del cristianismo en nuestros días?
15 Entre los más de siete millones de proclamadores que anuncian las buenas nuevas en la actualidad, hay un gran número de mujeres de todas las edades (Mat. 24:14). Muchas de ellas son evangelizadoras de tiempo completo, misioneras y betelitas. Ciertamente, han resultado muy atinadas estas palabras del rey David: “Jehová mismo da el dicho; las mujeres que anuncian las buenas nuevas son un ejército grande” (Sal. 68:11). Como vemos, Dios valora profundamente el papel que desempeñan sus siervas en la predicación de las buenas nuevas y el cumplimiento de su propósito. Está claro que al pedirles que respeten el principio de autoridad, no las reduce a meras observadoras sin voz ni voto.
Dos mujeres que dijeron lo que pensaban
16, 17. ¿Cómo demuestra el ejemplo de Sara que las mujeres tienen voz y voto en el matrimonio?
16 Si Jehová les otorga tantos privilegios a las mujeres, ¿no sería sabio que el hombre consultara con su esposa antes de tomar decisiones importantes? Sin la menor duda. Las Escrituras mencionan a varias mujeres que expresaron su parecer o pasaron a la acción sin que sus esposos se lo hubieran pedido. Veamos dos ejemplos.
17 Sara le pidió con insistencia a su marido, el patriarca Abrahán, que echara del campamento a su concubina y a su hijo porque estaban mostrando falta de respeto. Aunque aquello le resultó “muy desagradable [...] a Abrahán”, Dios pensaba distinto; por eso le dijo: “No te sea desagradable nada de lo que Sara siga diciéndote acerca del muchacho y acerca de tu esclava. Escucha su voz” (Gén. 21:8-12). Abrahán obedeció a Jehová y accedió a los deseos de Sara.
18. ¿En qué ocasión tomó la iniciativa Abigail?
18 Hablemos ahora de Abigail, la esposa de un adinerado ganadero llamado Nabal. Cuando David y sus tropas estaban huyendo del envidioso rey Saúl, situaron su campamento cerca de los rebaños de Nabal y de hecho los protegieron sin exigir un solo animal a cambio. Pero aquel hombre “era áspero y malo en sus prácticas”, así que cuando David envió a sus soldados a rogarle que les diera víveres, él se negó y “les gritó reprensiones”. En efecto, era un hombre “que no [servía] para nada” y “la insensatez [estaba] con él”. ¿Cómo reaccionó Abigail al enterarse de lo ocurrido? Sin decirle nada a su marido, “se apresuró y tomó doscientos panes y dos jarrones de vino y cinco ovejas aderezadas y cinco medidas de sea de grano tostado y cien tortas de pasas y doscientas tortas de higos comprimidos” y se los dio a David y sus hombres. ¿Estuvo bien lo que hizo? Lo que sucedió después muestra que sí. La Biblia dice que “Jehová hirió a Nabal, de modo que murió”, y que más tarde ella se casó con David (1 Sam. 25:3, 14-19, 23-25, 38-42).
“La mujer que [...] se procura alabanza”
19, 20. ¿Qué hace que una mujer sea realmente digna de alabanza?
19 La Biblia reconoce el mérito de la esposa que cumple con lo que Jehová espera de ella. El libro de Proverbios elogia con estas palabras a la “esposa capaz”: “Su valor es mucho más que el de los corales. En ella el corazón de su dueño ha cifrado confianza, y no falta ninguna ganancia. Ella le ha recompensado con bien, y no mal, todos los días de su vida. [...] Ha abierto la boca con sabiduría, y la ley de bondad amorosa está en su lengua. Vigila cómo marchan los asuntos de su casa, y el pan de la pereza no come. Sus hijos se han levantado y han procedido a pronunciarla feliz; su dueño se levanta, y la alaba” (Pro. 31:10-12, 26-28).
20 ¿Qué hace que una mujer sea realmente digna de alabanza? Proverbios 31:30 contesta: “El encanto puede ser falso, y la belleza puede ser vana; pero la mujer que teme a Jehová es la que se procura alabanza”. La cristiana que teme a Dios obedece de buena gana el principio de autoridad, según el cual “la cabeza de la mujer es el varón”, así como “la cabeza de todo varón es el Cristo” y “la cabeza del Cristo es Dios” (1 Cor. 11:3).
Agradezcamos el don que Dios nos ha dado
21, 22. a) ¿Qué razones tienen los casados para estar agradecidos a Dios? b) ¿Por qué debemos respetar siempre el principio de autoridad establecido por Jehová? (Véase el recuadro de la página 17.)
21 Las parejas cristianas tienen muchos motivos para dar gracias a Jehová por el maravilloso don del matrimonio. Uno de ellos es la dicha de ir juntos por la vida. Pero más importante aún es la bendición de servir unidos a Jehová (Rut 1:9; Miq. 6:8). El Fundador del matrimonio sabe exactamente qué necesitan para tener éxito, de modo que lo mejor es que hagan las cosas a la manera de él. Así, “el gozo de Jehová [será] su plaza fuerte”, aun en este mundo lleno de problemas (Neh. 8:10).
22 El buen esposo ama a su mujer como a sí mismo y ejerce su autoridad con ternura y consideración. La esposa cristiana, por su parte, apoya y respeta a su marido, con lo que le da más razones para amarla. Pero lo más importante es que, al ser ejemplares en su matrimonio, ambos honran a nuestro bendito Padre, Jehová.
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