Los jóvenes preguntan...
¿Debería dedicarme a la “fisicultura”?
“¡OYE, FLACO!” Esta burla solo confirma lo que ya has visto en el espejo... no te has ‘desarrollado’ al mismo paso que los de tu misma edad. O quizás bromeen contigo porque estás un poco gordo. En cualquiera de estos casos, quizás hayas considerado seriamente dedicarte a la “fisicultura”, el desarrollar la musculatura.
Actualmente muchos hombres —y un número creciente de mujeres— se han dedicado a la fisicultura. Hay que reconocerlo, no hay nada malo o extraño en querer tener un cuerpo más desarrollado. Todos deseamos presentar una apariencia placentera. La revista Parents señala: “La imagen que un adolescente tiene de su cuerpo no es de poca importancia. La imagen del cuerpo es parte de la imagen personal. Puede afectar la confianza que una persona tenga en sí misma y lo que haga o deje de hacer en la vida”. Pero ¿debes tú dedicarte a la fisicultura?
Cosas para considerar primero
“Lo que uno ve no es siempre la imagen corporal que se obtiene”, dice el Dr. James P. Comer, del Centro de Estudios Pediátricos de la Universidad de Yale. En otras palabras, a menudo tendemos a pensar que somos más altos, más bajos, más gruesos o más delgados de lo que en realidad somos.
Por eso, ¿no será que tal vez tienes un punto de vista incorrecto respecto a tu cuerpo y que en realidad no necesitas desarrollar la musculatura? ¿Por qué no pides la opinión de tus padres, o hasta del médico de la familia? ¡Date tiempo a ti mismo! Algunas personas sencillamente alcanzan su desarrollo después que otras. Además, tus verdaderos amigos te aprecian tal cual eres.
Aunque la apariencia exterior es importante, no lo es todo. Un profeta del antiguo Israel, que Dios envió a una familia de muchos hijos para ungir a uno de ellos como rey, pensó que seguramente había hallado al hombre adecuado cuando vio a uno de apariencia física muy llamativa. “Pero Jehová dijo a Samuel: ‘No mires su apariencia [...] porque el simple hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehová, él ve lo que es el corazón’”. (1 Samuel 16:7.) Se requiere más que una hermosa apariencia física para gobernar bien a una nación, ¿no es así?
“Pero —quizás digas— solo quiero parecerme a los de mi edad para que me acepten y no se burlen de mí.” Es cierto, a nadie le gusta que se le ridiculice debido a su apariencia. Sin embargo, ¿resolverá la fisicultura este problema? Un estudiante llamado Bill explica: “Yo diría que en la escuela un 80% de los muchachos se ejercitan levantando pesas. Esto no tiene sentido, pues entonces se exige más. Si nadie hiciera ejercicios con pesas, los que tienen el pecho menos varonil estarían tan descontentos como lo están ahora. El asunto solo se intensifica”.
El punto es que, aunque la fisicultura se convierta en una competencia, siempre habrá algunos que estarán más desarrollados que otros. Por lo tanto, aunque quizás dediques mucho tiempo a desarrollar la musculatura con pesas, no obstante todavía podrías seguir frustrado, rezagado en comparación con tus compañeros de la misma edad. “Pero al menos estaré saludable —quizás digas—. El ejercitarse es provechoso.”
“Provechoso para poco”
Aunque al joven cristiano le parezca de poco valor, el ejercicio que incluye el uso de pesas puede contribuir a tener un cuerpo más sano. Por eso, hasta la Biblia reconoce que “el entrenamiento corporal [como la gimnasia o el ejercicio] es provechoso”. (1 Timoteo 4:8.) Algunos estudios médicos concuerdan con esto. Mike también reconoce esto.
Mike admite que cuando era adolescente levantaba pesas “para ser más fuerte y lucir más varonil”. Sin embargo, a la edad de 36 años comenzó a levantar pesas de nuevo, pero por una razón diferente. Después de trabajar seis años en una oficina y de haber aumentado 11 kilogramos (25 libras), halló que el ejercitarse con las pesas era una buena manera de aliviar las tensiones y bajar de peso. “Ahora —dice él— me siento mejor mental y físicamente, he recuperado mucha de las energías que había perdido y he eliminado el peso excesivo.” Sin embargo, dijo al corresponsal de ¡Despertad!: “Al mismo tiempo, uno tiene que mantener estos ejercicios en su debido lugar”. ¿Por qué dijo esto?
Él explica: “Un poco de ejercicio es bueno. Dos veces a la semana dedico unos 45 minutos. Después de todo, en la vida hay cosas más importantes que hacer”. Con relación a la necesidad de ser equilibrado, Bill, a quien mencionamos anteriormente, dice respecto a sus condiscípulos: “Todos ellos dedican una hora al día a ejercitarse, cuando podrían estar haciendo algo mucho más agradable y útil”. De modo que se podría llegar a exagerar tal actividad aunque haya empezado de manera inocente.
Peligros y riesgos
Sí, hay peligros y riesgos. En un artículo sobre la halterofilia o levantamiento de pesas, la revista Changing Times dijo: “Encabezando la lista de riesgos está la torcedura de la parte baja de la espalda, ocasionada por el encorvarse al levantar las pesas. También son comunes las desgarraduras de los cartílagos de las rodillas”. Adicionalmente, hay los riesgos de padecer de tendinitis y osteoartritis, esta última particularmente en la articulación del hombro. De acuerdo con el artículo publicado en Changing Times, estos riesgos son “comunes entre los que se entrenan con pesas muy pesadas, aunque estén en los últimos años de la adolescencia o tengan más de veinte años”.
Además, las jóvenes tendrán que considerar el problema de los cambios y las anormalidades que pueden surgir en la función menstrual debido a ejercitarse en demasía. La mayoría de las muchachas tiene una constitución hormonal y genética que no tiende a hacerlas musculosas. Por lo tanto, si su propósito al ejercitarse con pesas es desarrollar un cuerpo musculoso, tendrán que hacerlo por más tiempo que la mayoría de los varones.
Las mujeres también tienen más grasa en el cuerpo que los hombres. Algunas jóvenes han ido al extremo de ponerse a dieta para reducir esta grasa natural del cuerpo, a fin de poder obtener una apariencia delgada y musculosa. Sin embargo, una dieta inadecuada puede presentar una amenaza grave a la buena nutrición. Al comentar sobre la apariencia de una famosa “fisiculturista”, la revista Newsweek dijo: “A pesar de todos sus músculos, se ve agotada, cansada y con apariencia de enferma”.
Haciendo un ídolo de sí mismo
Algunas personas dedicadas a la fisicultura han llamado a este deporte “un deporte de fanáticos”. “La persona trata de esforzarse hasta el límite para ver hasta qué grado puede desarrollarse”, dice uno de estos deportistas. En un artículo para la revista Time, Lance Morrow declaró que los que se dedicaban de lleno al “fisiculturismo”, “sean hombres o mujeres, tienden a ser fanáticos. Después de cierto punto, tanta tortura en una causa esencialmente narcisista requiere cierta clase de fanatismo religioso”.
El narcisismo es idolatrarse a sí mismo y al físico de uno. La fisicultura podría fácilmente convertirse en eso, un idolatrarse a sí mismo. Sin embargo, la Biblia aconseja: “Huyan de la idolatría [de toda clase]”. (1 Corintios 10:14; 1 Juan 2:15-17.)
¿Qué harás?
Por lo tanto, considera el asunto seriamente. Tú mismo tienes que decidir lo que finalmente harás, y hacerlo con el conocimiento y consentimiento de tus padres. (Efesios 6:1-3.) Particularmente, no pases por alto la importancia de hacer un análisis honrado de tus motivos. Una definición de fisicultura es: “El desarrollo del físico para competencias de exhibición”. ¿Es tal vez este tu deseo secreto? (Romanos 12:1, 2.)
Si decides ejercitarte con pesas, no olvides que es necesario ser equilibrado... tanto en cuanto al tiempo como en el esfuerzo que dediques a esta actividad. Recuerda, en la Biblia no se habla de manera favorable del “tratamiento severo del cuerpo”. (Colosenses 2:23.) Además, los excesos pueden causar daño físico.
En ciertas rutinas de levantamiento de pesas, ¡nunca las efectúes solo! Algunos han tenido accidentes graves o han muerto por violar tontamente esta regla. De manera similar, nunca debería hacerse ninguna clase de ejercicio en el que esté envuelto el uso de pesas sin antes consultar a un médico si es que tú o tus padres tienen alguna preocupación respecto a tu condición física.
También es vital cuidar con quién te asocias. (1 Corintios 15:33.) No te dejes convencer en cuanto a usar las llamadas drogas inofensivas que aceleran el desarrollo del cuerpo. Por medio de ‘no pensar demasiado en ti mismo’, podrás refrenar cualquier inclinación a desarrollar un “cuerpo” famoso. (Romanos 12:3.)
De todos modos, sea que desarrolles tu musculatura o no, ¿qué hay de la importancia de dedicar tiempo a desarrollar la mente y esforzarte en esto? ¿Por qué no dedicas parte de tu tiempo a desarrollar una mente saludable, entrenada, y un corazón que tenga la aprobación de Dios y de los hombres? Como joven, posees una mente en espera de que se le ejercite hasta desarrollar proporciones robustas. Después de todo, Shakespeare dijo: “Es la mente la que hace valioso al cuerpo”.
[Comentario en la página 14]
Algunas jóvenes han ido hasta los extremos al llevar una dieta que les dé una apariencia delgada y musculosa