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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1989
w89 15/8 págs. 30-31

Preguntas de los lectores

◼ ¿Es Jesús el Mediador solo para los cristianos ungidos por espíritu, o para toda la humanidad, puesto que 1 Timoteo 2:5, 6 lo llama el “mediador” que “se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos”?

La Biblia contiene tanto enseñanzas básicas como verdades profundas, que son alimento sólido que requieren estudio. Un estudio de esta índole envuelve el papel de Jesucristo como Mediador. El apóstol Pablo escribió: “Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre, Cristo Jesús, que se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos... de esto ha de darse testimonio a sus propios tiempos particulares”. (1 Timoteo 2:5, 6.)

Para captar lo que Pablo dice, primero tenemos que comprender que la Biblia pone dos destinos ante los humanos fieles: 1) vida perfecta en un paraíso restaurado en la Tierra y 2) vida en el cielo para el “rebaño pequeño” de Cristo, que consta de 144.000 miembros. (Lucas 12:32; Revelación 5:10; 14:1-3.) La cristiandad enseña que toda la gente buena va al cielo, un punto de vista no bíblico que ha influido en el punto de vista general, de modo que se cree que Jesús es intermediario para todas esas personas. Pero ¿qué indica la Biblia?

La palabra griega me·sí·tes, usada para “mediador”, significa ‘uno que se halla entre dos cuerpos o partes’. Era un ‘término técnico de muchos aspectos que se usaba en el lenguaje jurídico de los helenos’. El profesor Albrecht Oepke (Theological Dictionary of the New Testament) dice que me·sí·tes era “uno de los términos técnicos más variados del vocabulario de la ley helén[ica]”.

Pero ¿por qué usa la Biblia un término jurídico para el papel de Mediador de Jesús? Como antecedente, considere lo que Pablo escribió acerca de la Ley que Dios dio a Israel cuando aquel pueblo se congregó al pie del monte Sinaí: “Fue transmitida mediante ángeles por mano de un mediador”. (Gálatas 3:19, 20.) Ese mediador fue Moisés. Él sirvió de intermediario entre Jehová y la nación del Israel carnal. ¿Para qué funcionó Moisés como intermediario? Para el establecimiento de un pacto, o contrato legal, entre Dios y aquella nacióna.

¿Significa esto que hay un sentido específicamente jurídico implicado en el papel de Jesús como Mediador? Sí. Note lo que dice Pablo en Hebreos 8:6. Después de mencionar el tabernáculo y otras representaciones típicas bajo el pacto de la Ley, escribió: “Jesús ha obtenido un servicio público más admirable, de modo que también es mediador de un pacto correspondientemente mejor, que ha sido establecido legalmente sobre mejores promesas”. El “pacto [...] mejor” fue el nuevo pacto, que reemplazó al pacto que medió Moisés. (Hebreos 8:7-13.) El nuevo pacto fue “establecido legalmente”. Colocó la base para que algunos seguidores de Cristo, comenzando con los apóstoles, obtuvieran “entrada al lugar santo”, el cielo mismo. (Hebreos 9:24; 10:16-19.)

Hay otras indicaciones de la naturaleza jurídica del papel de Jesús como Mediador del “nuevo pacto”. En un comentario sobre la promesa de Dios registrada en Salmo 110:4, Pablo escribió: “Hasta ese grado también Jesús ha venido a ser el que es dado en fianza [én·gy·os] de un pacto mejor”. (Hebreos 7:22.) Este es el único uso de én·gy·os en la Biblia. The New International Dictionary of New Testament Theology dice: “El éngyos garantizaba el cumplimiento de una obligación jurídica”. De modo que Jesús como Mediador del nuevo pacto sirve como garantía legal o jurídica de la realización de “una esperanza mejor”. (Hebreos 7:19.)

En otro lugar Pablo usa una palabra diferente que tiene sentido jurídico, ar·ra·bón, traducida “prenda”. El mismo diccionario dice: “La palabra griega arrabōn [...] expresa un concepto jurídico tomado del lenguaje de los negocios y el comercio”. Note cómo emplea este término jurídico Pablo: “El que nos ha ungido [...] es Dios. Él también ha puesto su sello sobre nosotros y nos ha dado la prenda de lo que ha de venir, es decir, el espíritu, en nuestros corazones”. (2 Corintios 1:21, 22.) Los otros dos casos de ar·ra·bón también tratan del ungimiento divino de los cristianos con espíritu, lo que les trae una ‘recompensa o herencia eterna en los cielos’ como hijos celestiales de Dios. (2 Corintios 5:1, 5; Efesios 1:13, 14; véase Kingdom Interlinear Translation of the Greek Scriptures.)

Está claro, pues, que el nuevo pacto no es un arreglo vago o indeterminado accesible a toda la humanidad. Es una provisión jurídica cuidadosamente organizada que envuelve a Dios y a los cristianos ungidos.

Esto debería ayudarnos a entender 1 Timoteo 2:5, 6. Aquí se hizo referencia a un “mediador” después que esa misma palabra había aparecido en otros cinco lugares en cartas escritas antes. Por lo tanto, Timoteo habría entendido que la función de Jesús como Mediador sería Su papel jurídico con relación al nuevo pacto. The Pastoral Epistles, por Dibelius y Conzelmann, reconoce que en 1 Timoteo 2:5 ‘el término “mediador” tiene significación jurídica’, y “aunque en este pasaje, en contraste con Heb 8:6, no se menciona el [pacto], con todo hay que suponer el significado de ‘mediador del pacto’, como lo muestra el contexto”. El profesor Oepke dice que 1 Timoteo 2:5 presenta a Jesús como “el procurador y negociador”.

Una ilustración tomada del presente puede ayudar a aclarar esto, especialmente para el que no es cristiano ungido por espíritu. Piense en un caso jurídico en que participe un procurador o abogado. Puede que él no desempeñe en verdad el papel de un procurador que luche para que se haga justicia, sino el de uno que actúe de intermediario en un contrato legal que sea aceptable y beneficioso para dos partes, o uno que haga que se realice ese contrato. Por supuesto, usted no tiene parte en ese caso jurídico, y en ese sentido él no es procurador para usted. Pero puede que él sea un amigo íntimo suyo que le dé valiosa ayuda en otros sentidos.

A veces lo que hace un procurador produce resultados que benefician a muchas otras personas. Así sucede con los logros jurídicos de Jesús como Mediador del nuevo pacto. Este pacto produce lo que el pacto de la Ley no produjo, un “reino de sacerdotes” celestial. (Éxodo 19:6; 1 Pedro 2:9.) Después, los cristianos ungidos que son parte del Reino trabajarán con Jesús desde el cielo para traer una bendición a “todas las naciones de la tierra”. (Génesis 22:18.)

Aun ahora las personas de todas las naciones que esperan tener vida eterna en la Tierra se benefician de los servicios de Jesús. Aunque él no es el Mediador jurídico de esas personas, porque ellas no han entrado en el nuevo pacto, él es su medio de acercarse a Jehová. Cristo dijo: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí”. (Juan 14:6.) Todo el que haya de adquirir vida eterna en la Tierra tiene que dirigir sus oraciones a Jehová mediante Jesús. (Juan 14:13, 23, 24.) Jesús sirve también como Sumo Sacerdote compasivo que puede aplicar a favor de ellos los beneficios de su sacrificio, lo que les permite obtener perdón y, con el tiempo, salvación. (Hechos 4:12; Hebreos 4:15.)

Por consiguiente, en 1 Timoteo 2:5, 6 no se usa “mediador” en el sentido amplio que es común en muchos idiomas. No se dice ahí que Jesús sea mediador entre Dios y toda la humanidad. Más bien, la referencia es a Cristo como el Mediador jurídico (o “procurador”) del nuevo pacto, que es el sentido limitado en que la Biblia usa el término. Jesús es también el rescate correspondiente para todos los que están en ese pacto —tanto judíos como gentiles—, que recibirán vida inmortal en el cielo. El apóstol Juan se refirió a estos en 1 Juan 2:2. Pero indicó que hay otros que también se beneficiarán del sacrificio del Cristo: “Él es un sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, pero no solo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”.

“Todo el mundo” son todos los que obtendrán vida eterna en un paraíso terrestre restaurado. Millones de esos siervos aprobados por Dios tienen ahora esa esperanza terrestre. Reconocen a Jesús como su Sumo Sacerdote y Rey mediante el cual pueden acercarse diariamente a Jehová. Confían en el rescate de Jesús, que les es accesible, tal como será accesible a hombres como Abrahán, David y Juan el Bautizante cuando sean resucitados. (Mateo 20:28.) Así, pues, el sacrificio de Cristo tendrá como resultado vida eterna para toda la humanidad obediente.

[Nota a pie de página]

a En La Atalaya del 1 de febrero de 1989, páginas 10-20, se consideran los pactos.

[Fotografía en la página 31]

Aquí, en el monte Sinaí, Moisés fue mediador del pacto de la Ley

[Reconocimiento]

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