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  • ¿Por qué respetar la autoridad?

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  • ¿Por qué respetar la autoridad?
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“Manténganse en el amor de Dios”
lv cap. 4 págs. 36-49
Un padre enseñando de la Biblia a sus hijos

CAPÍTULO 4

¿Por qué respetar la autoridad?

“Honren a hombres de toda clase.” (1 PEDRO 2:17.)

1, 2. a) ¿Qué lucha interior solemos tener? b) ¿Qué preguntas vamos a responder?

¿SE HA fijado en la cara que pone un niño cuando no tiene ganas de hacer lo que le mandan? Es todo un reflejo de la lucha que se libra en su interior. Oye la voz de su padre y sabe que debe respetarlo; pero, en este caso, sencillamente no quiere obedecer. ¡Qué dilema! Pues bien, de vez en cuando nos ocurre algo parecido a todos nosotros.

2 No siempre resulta fácil respetar a quienes tienen cierto grado de autoridad. ¿Ha tenido usted ese problema alguna vez? Si así es, puede estar seguro de que no es el único. Sin embargo, la Biblia nos manda acatar la autoridad, independientemente de que el mundo sea cada día más rebelde (Proverbios 24:21). Es más, si queremos mantenernos en el amor de Dios, es imprescindible que obedezcamos ese mandato bíblico. Ahora bien, ¿por qué nos cuesta tanto? ¿Por qué nos pide Jehová que lo hagamos? ¿Qué nos ayudará a obedecerlo, y de qué maneras podemos cumplirlo? A continuación responderemos estas preguntas.

POR QUÉ NO ES FÁCIL

3, 4. ¿Cómo surgieron el pecado y la imperfección, y cómo nos dificultan estos el respeto a la autoridad?

3 ¿Por qué resulta difícil respetar la autoridad? Por dos razones: primero, porque todos somos imperfectos, y segundo, porque los hombres y mujeres que ejercen la autoridad también lo son. El pecado y la imperfección que nos afligen surgieron hace miles de años en el jardín de Edén, cuando Adán y Eva se rebelaron contra Dios. Como vemos, el pecado comenzó con una rebelión. Y hasta el día de hoy, nacemos con la tendencia a rebelarnos (Génesis 2:15-17; 3:1-7; Salmo 51:5; Romanos 5:12).

4 Como somos pecadores por naturaleza, el orgullo y la arrogancia suelen brotar fácilmente en nosotros, a diferencia de la humildad, que tanto trabajo nos cuesta cultivar y mantener. De hecho, aunque llevemos años sirviendo fielmente a Jehová, podemos volvernos orgullosos y testarudos. Eso fue lo que le ocurrió a Coré. Este israelita había superado muchas dificultades junto al pueblo de Dios. Sin embargo, acabó cediendo a las ansias de poder y cometió la osadía de iniciar una rebelión contra Moisés, el hombre más manso de aquella época (Números 12:3; 16:1-3). Algo similar sucedió con el rey Uzías, quien, llevado por el orgullo, se atrevió a penetrar en el templo de Jehová y efectuar una función sagrada reservada a los sacerdotes (2 Crónicas 26:16-21). Coré y Uzías pagaron muy cara su rebelión. Con todo, lo que les sucedió nos enseña una importante lección: tenemos que luchar contra el orgullo, pues esta actitud nos dificulta respetar la autoridad.

5. ¿Qué abusos han cometido los seres humanos a lo largo de la historia?

5 Por otro lado, las propias personas que han ostentado el poder han contribuido a minar el respeto a la autoridad. Muchas han sido crueles, injustas o tiránicas. De hecho, la historia ofrece una larga lista de atropellos cometidos por los que mandan (Eclesiastés 8:9). Pensemos en el caso de Saúl. Cuando Jehová lo escogió para ser rey, él era un hombre bueno y humilde. Pero después se dejó dominar por el orgullo y la envidia, llegando a perseguir al fiel David (1 Samuel 9:20, 21; 10:20-22; 18:7-11). Más tarde, el propio David fue nombrado rey. Aunque se convirtió en uno de los mejores monarcas de Israel, también abusó de su posición al robarle la esposa a Urías el hitita y poner a aquel hombre inocente en la primera línea de batalla para que muriera (2 Samuel 11:1-17). Como vemos, la imperfección conduce a los seres humanos a manejar mal el poder, y esta situación se agrava cuando no sienten ningún respeto por Jehová. Hablando de los instrumentos de represión creados por varios papas, un estadista británico dijo: “El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”. En vista de todos los abusos cometidos, quizás nos preguntemos: “¿Por qué debemos respetar la autoridad?”.

POR QUÉ RESPETAR LA AUTORIDAD

6, 7. a) Explique por qué respetamos la autoridad de Jehová. b) ¿En qué momentos tendremos que mostrar sumisión a Jehová, y qué ejemplo debemos imitar?

6 Las tres razones más importantes para respetar la autoridad nacen del amor: primero, amor a Jehová; luego, al prójimo, y, finalmente, a nosotros mismos. La primera razón es que amamos a Jehová sobre todas las cosas, y por eso queremos hacerle feliz (Proverbios 27:11; Marcos 12:29, 30). Sabemos que desde la rebelión de Edén se ha estado cuestionando en la Tierra la soberanía de Jehová, es decir, su derecho a dominar el universo. También hemos aprendido que la mayor parte de la humanidad ha rechazado el gobierno de Dios y se ha puesto de parte de Satanás. Sin embargo, nosotros adoptamos con orgullo la postura contraria. Por eso, cuando leemos pasajes que proclaman la majestad de Jehová, como Revelación 4:11, ¿cómo nos sentimos? Muy conmovidos. No tenemos ninguna duda de que él es el legítimo Rey del universo, así que apoyamos de todo corazón su soberanía obedeciéndole en nuestro diario vivir.

7 Ahora bien, respetar a Jehová implica más que obedecerle. Claro, hacemos lo que nos pide porque lo amamos. Sin embargo, habrá momentos en que, como al niño del que hablamos al principio, nos costará obedecer a nuestro Padre y tendremos que aprender a ser sumisos. Recordemos que el propio Jesús siempre acató los deseos de su Padre, incluso en las pruebas más difíciles, llegando a decirle: “Que no se efectúe mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).

8. a) ¿Cómo nos sometemos a Jehová hoy día, y qué ejemplo nos indica lo que él siente al respecto? b) ¿Qué nos ayudará a aceptar los consejos y la disciplina que recibamos? (Véase el recuadro “Escucha el consejo y acepta la disciplina”.)

8 Por supuesto, Jehová ya no habla directamente con ninguno de sus siervos. Nos comunica su voluntad mediante la Biblia y mediante sus representantes en la Tierra. Por ello, la forma más habitual de someternos a Jehová es obedecer a quienes él ha nombrado y a quienes ha permitido conservar la autoridad. Si nos rebeláramos contra ellos, tal vez rechazando su disciplina o sus consejos bíblicos, ofenderíamos a Dios. Eso fue lo que hicieron los israelitas. Cuando protestaron y se sublevaron contra Moisés, Jehová lo vio como un ataque contra él mismo (Números 14:26, 27).

9. ¿Por qué decimos que, si amamos al prójimo, tenemos que respetar la autoridad? Explíquelo con un ejemplo.

9 La segunda razón para someternos a la autoridad es el amor al prójimo. Para entenderlo mejor, imagínese que es un soldado. Si usted y sus compañeros quieren cumplir bien su misión y sobrevivir, tendrán que respetar la cadena de mando, cooperando con sus superiores y siguiendo sus órdenes. Basta con que uno solo se rebele para debilitar al ejército entero e incluso ponerlo en peligro. Es cierto que cuando hablamos de fuerzas militares pudieran venir a la mente imágenes de guerra y dolor. Sin embargo, Jehová tiene tropas que siempre hacen el bien. En efecto, en la Biblia se le llama a Dios centenares de veces “Jehová de los ejércitos” (1 Samuel 1:3). Él es el Comandante de poderosas huestes de ángeles. Además, la Biblia indica que los cristianos somos como un ejército al servicio de Dios (Salmo 68:11; Ezequiel 37:1-10). Al frente de estos soldados espirituales, él ha puesto a algunos hombres. Si no aceptáramos la dirección de ellos, pondríamos en peligro a nuestros compañeros. Así, cuando un cristiano se rebela contra los ancianos de la congregación, perjudica a otros hermanos (1 Corintios 12:14, 25, 26). Es lo mismo que ocurre cuando un hijo se vuelve desobediente: la familia entera sufre. Como vemos, cultivar una actitud de respeto y colaboración es una forma de amar al prójimo.

10, 11. ¿Por qué es bueno saber los beneficios que obtenemos al obedecer la autoridad? Explique.

10 La tercera razón por la que respetamos la autoridad es porque la obediencia contribuye a nuestro propio bienestar. Por norma general, cada vez que Jehová nos pide que obedezcamos a alguien, nos indica los beneficios. Por ejemplo, ¿qué nos promete si honramos a los padres? Que tendremos una vida larga y feliz (Deuteronomio 5:16; Efesios 6:2, 3). ¿Y si seguimos los consejos de los ancianos de la congregación? Que no sufriremos daños espirituales (Hebreos 13:7, 17). ¿Y si respetamos a las autoridades civiles? Que estaremos protegidos (Romanos 13:4).

11 Sin duda, al saber las razones por las que Jehová quiere que obedezcamos nos será más fácil respetar la autoridad. Analicemos ahora tres campos en los que podemos manifestar dicho respeto.

EL RESPETO EN LA FAMILIA

12. ¿Qué responsabilidad ha recibido el esposo, y cómo debe cumplirla?

12 Jehová es el Creador de la familia. Como es un Dios que ama el orden, ha dejado claro cómo debe estar organizada para funcionar bien (1 Corintios 14:33). Al esposo lo ha nombrado cabeza de la familia, es decir, le ha encargado dirigirla. Para ello, él también debe respetar la autoridad de Jesucristo, quien es su Cabeza. ¿Cómo lo hace? Imitando la manera en que él dirige a la congregación (Efesios 5:23). Por tanto, el buen esposo no rehúye sus deberes, sino que los asume como un verdadero hombre. Eso sí, tampoco es un déspota ni un tirano. Todo lo contrario: es cariñoso, amable y razonable. Nunca olvida que su autoridad tiene límites y que es siempre inferior a la de Jehová.

El padre cristiano sigue el ejemplo de Cristo al dirigir a su familia

13. ¿Cómo puede la esposa cumplir con su responsabilidad de una forma que agrade a Jehová?

13 La mujer debe ayudar y complementar a su esposo. Ella también ha recibido autoridad en el hogar, pues la Biblia habla de “la ley de [la] madre” (Proverbios 1:8). No obstante, la cristiana reconoce que su autoridad no está por encima de la de su marido, y por eso lo ayuda a cumplir con su papel de cabeza de la familia. Lo apoya y colabora con él, y nunca lo menosprecia, manipula ni trata de usurpar su lugar. Cuando no está de acuerdo con él, se lo expresa con respeto, pero nunca se rebela contra sus decisiones. ¿Y si el esposo no comparte su fe? Entonces es posible que se enfrente a situaciones difíciles; aun así, si respeta su autoridad, tal vez logre que algún día él decida buscar a Jehová (1 Pedro 3:1).

Un padre le llama la atención con cariño a su hijo que entró con fango en los zapatos a la casa

14. ¿Cómo pueden los hijos hacer felices a sus padres y a Jehová?

14 ¿Qué logran los hijos cuando son obedientes? Honrar a su padre y a su madre y llenarlos de alegría (Proverbios 10:1). Pero, sobre todo, consiguen hacer feliz a Jehová. Y la obligación de obedecer no cambia porque vivan con uno solo de sus padres; de hecho, comprenden que en esa situación es aún más necesario que den su apoyo y ayuda. Las familias donde todos cumplen la función que Dios les ha asignado viven en paz y son felices. Además, honran a Jehová, el Creador de todas las familias (Efesios 3:14, 15).

EL RESPETO EN LA CONGREGACIÓN

15. a) ¿Cómo demostramos en la congregación que respetamos la autoridad de Jehová? b) ¿Qué principios nos ayudarán a ser obedientes a quienes dirigen la congregación? (Véase el recuadro “Seamos obedientes a quienes dirigen la congregación”.)

15 Jehová ha encargado el gobierno de la congregación cristiana a su Hijo (Colosenses 1:13). Jesús, a su vez, ha encomendado el cuidado de las necesidades espirituales del pueblo de Dios al “esclavo fiel y discreto” (Mateo 24:45-47). El Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová sirve como “el esclavo fiel y discreto”. Al igual que en el siglo primero, el Cuerpo Gobernante transmite a los ancianos de las congregaciones sus instrucciones y consejos. Se los comunica directamente o valiéndose de representantes, entre ellos los superintendentes viajantes. Por consiguiente, siempre que respetamos la autoridad de los ancianos cristianos, en realidad estamos obedeciendo a Jehová (1 Tesalonicenses 5:12; Hebreos 13:17).

16. ¿Por qué dice la Biblia que los ancianos son nombrados por espíritu santo?

16 Los ancianos y siervos ministeriales no son perfectos. Como todo el mundo, tienen sus faltas. Aun así, los ancianos son verdaderas “dádivas”, regalos de Jehová para que la congregación se mantenga espiritualmente fuerte (Efesios 4:8). La Biblia dice que han sido nombrados por espíritu santo (Hechos 20:28). ¿Por qué dice eso? En primer lugar, porque antes de que un hermano reciba ese nombramiento, los ancianos evalúan si cumple los requisitos que señala la Palabra de Dios, la cual está inspirada por espíritu santo (1 Timoteo 3:1-7, 12; Tito 1:5-9). En segundo lugar, porque cuando ellos hacen dicho análisis, le ruegan a Jehová que los guíe con su espíritu.

17. ¿Por qué se cubren la cabeza las cristianas cuando realizan ciertas labores en la congregación?

17 En la congregación hay diversas tareas de las que, por lo general, se ocupan los ancianos y siervos ministeriales, como dirigir las reuniones para el servicio del campo. ¿Qué ocurre cuando no hay ninguno disponible para realizarlas? En esos casos se usa a otro varón bautizado. ¿Y si tampoco hubiera ninguno? Entonces se utilizaría a una hermana capacitada. Ahora bien, siempre que una mujer realice una labor que normalmente haría un varón bautizado, debe cubrirse la cabeza (1 Corintios 11:3-10).a Este requisito no pretende rebajar a la mujer en ningún sentido. En realidad, le brinda la oportunidad de expresar respeto por el orden que Jehová ha establecido en la familia y en la congregación.

EL RESPETO A LAS AUTORIDADES CIVILES

18, 19. a) ¿Cómo explicaría los principios de Romanos 13:1-7? b) ¿Cómo mostramos respeto a las autoridades civiles?

18 Los verdaderos cristianos nos esforzamos a conciencia por seguir los principios expuestos en Romanos 13:1-7. Si leemos este pasaje, veremos que habla de “las autoridades superiores”, o sea, de los gobiernos. Jehová permite que existan para que realicen algunas funciones importantes, como mantener el orden y proporcionar diversos servicios. ¿De qué manera respetamos a estas autoridades? Obedeciendo sus disposiciones. Así, nos aseguramos de pagar los impuestos, llenar correctamente los formularios o documentos que nos exijan y cumplir todas las leyes, sea que tengan que ver con uno mismo, o con la familia, el negocio o la propiedad. Ahora bien, si nos mandan desobedecer a Dios, nos negamos rotundamente. Como los apóstoles, respondemos: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres” (Hechos 5:28, 29; véase el recuadro “¿Qué autoridad debo obedecer?”).

¿QUÉ AUTORIDAD DEBO OBEDECER?

Principio: “Jehová es nuestro Juez, Jehová es nuestro Dador de Estatutos, Jehová es nuestro Rey” (Isaías 33:22).

Preguntas para meditar

  • ¿Qué haría si me pidieran que violara las normas de Jehová? (Mateo 22:37-39; 26:52; Juan 18:36.)

  • ¿Cómo reaccionaría si me prohibieran cumplir un mandato de Jehová? (Hechos 5:27-29; Hebreos 10:24, 25.)

  • ¿Qué puede motivarme a obedecer a quienes tienen autoridad? (Romanos 13:1-4; 1 Corintios 11:3; Efesios 6:1-3.)

19 Otra forma de respetar a la autoridad civil es tratando como es debido a sus representantes, sobre todo cuando les hablamos cara a cara. En cierta ocasión, el apóstol Pablo compareció ante el rey Herodes Agripa y el gobernador Festo. Aunque sabía muy bien que ambos tenían graves defectos, se dirigió a ellos con respeto (Hechos 26:2, 25). Nosotros debemos imitar su ejemplo, sea que nos hallemos ante un alto cargo o, sencillamente, ante un agente de la policía. Los jóvenes cristianos deben adoptar una actitud semejante con sus maestros y con cualquier otro funcionario escolar. Desde luego, no respetamos únicamente a quienes simpatizan con nuestras creencias, sino también a quienes están en contra de los testigos de Jehová. En realidad, todo el mundo debería poder ver —aunque no comparta nuestra fe— que somos respetuosos (Romanos 12:17, 18; 1 Pedro 3:15).

20, 21. ¿Qué beneficios tendremos si mostramos el debido respeto a la autoridad?

20 No hay por qué ser mezquinos a la hora de mostrar respeto. En vez de expresarlo solo a unos cuantos, es mejor seguir este consejo: “Honren a hombres de toda clase” (1 Pedro 2:17). A mucha gente le impresionará ver que la tratamos con auténtico respeto, sobre todo porque es una cualidad cada vez menos común. Al actuar así, estaremos obedeciendo el mandato de Jesús: “Resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres, para que ellos vean sus obras excelentes y den gloria al Padre de ustedes que está en los cielos” (Mateo 5:16).

21 Como este mundo vive en tinieblas, las personas de buen corazón se sienten atraídas a la luz espiritual. Por tanto, si mostramos respeto en el trato con la familia, con los hermanos de la congregación y con las autoridades civiles, es probable que algunos nos observen y se sientan impulsados a andar con nosotros en la luz divina. Sería fantástico, ¿verdad? Pero, aunque eso no suceda, hay algo que siempre tendremos: la incomparable recompensa de complacer a Jehová y mantenernos en su amor.

a En el apéndice “¿Cuándo hay que cubrirse la cabeza, y por qué?” se analizan varias maneras de poner en práctica este principio.

“ESCUCHA EL CONSEJO Y ACEPTA LA DISCIPLINA”

La “atmósfera”, o ambiente, del mundo está muy contaminada con el espíritu de Satanás, es decir, con su actitud rebelde y desafiante. De ahí que la Biblia llame al Diablo el “gobernante de la autoridad del aire” y que señale, además, que él es quien difunde “el espíritu que ahora opera en los hijos de la desobediencia” (Efesios 2:2). Hoy existe muchísima gente que no quiere someterse a nadie. Lamentablemente, algunos cristianos se han contagiado de esa actitud. Por eso no hacen caso, e incluso se ofenden, cuando un anciano los alerta con bondad sobre las diversiones inmorales o violentas, o les hace otra observación. Pero es muy necesario seguir la exhortación de Proverbios 19:20: “Escucha el consejo y acepta la disciplina, a fin de que te hagas sabio en tu futuro”.

¿Qué nos ayudará a aplicar estas palabras? Examinar tres razones que suelen darse para rechazar los consejos o la disciplina y ver qué actitud recomienda la Biblia.

  • “No es un consejo muy acertado.” Quizá pensemos que la recomendación no encaja con nuestras circunstancias o que se ofreció sin tener en cuenta todos los factores, y enseguida le restemos importancia (Hebreos 12:5). Pero, ya que todos somos imperfectos, ¿pudiéramos estar nosotros equivocados, al menos en parte? (Proverbios 19:3.) ¿De verdad se nos dio el consejo sin ninguna razón válida? Es muy probable que no. Entonces, concentrémonos en el punto donde debamos mejorar y sigamos esta invitación de la Palabra de Dios: “[Aférrate a] la disciplina; no la sueltes. Salvaguárdala, pues [...] es tu vida” (Proverbios 4:13).

  • “No me gustó el modo en que me lo dijo.” Es cierto que la Palabra de Dios pide a los consejeros que cumplan con unas exigencias muy altas (Gálatas 6:1). Pero, al mismo tiempo, admite que “todos [hemos] pecado y no [alcanzamos] la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Solo quien fuera perfecto sería capaz de aconsejarnos de manera perfecta (Santiago 3:2). Sin embargo, ese no es el caso de ninguno de los hombres a quienes Jehová usa para corregirnos. Por eso, lo más sensato es fijarse en lo que dicen, y no en la forma como lo dicen. Luego debemos pedirle a Dios ayuda para aplicar lo que nos sugieran.

  • “No es el más indicado para aconsejarme.” Si nos parece que los defectos del consejero restan validez a sus recomendaciones, será mejor que repasemos los dos puntos anteriores. Y si creemos que nadie puede corregirnos —sea por nuestra edad, experiencia o posición en la congregación—, debemos modificar nuestra actitud. En el antiguo Israel, hasta los reyes tenían que aceptar consejos de profetas, sacerdotes y otros súbditos (2 Samuel 12:1-13; 2 Crónicas 26:16-20). Hoy, la organización de Jehová designa a hombres imperfectos para que nos orienten, y, si somos maduros, aplicaremos con gusto sus sugerencias. ¿Tenemos mucha experiencia y grandes responsabilidades? Entonces, razón de más para dar buen ejemplo siendo razonables y dejándonos guiar con humildad (1 Timoteo 3:2, 3; Tito 3:2).

Es obvio que todos necesitamos que nos guíen. Por eso, debemos estar dispuestos a aceptar y poner en práctica sugerencias que pueden salvarnos la vida. De hecho, son un amoroso regalo de Jehová que deberíamos agradecer de todo corazón y que nos ayudará a mantenernos en el amor de Dios (Hebreos 12:6-11).

SEAMOS OBEDIENTES A QUIENES DIRIGEN LA CONGREGACIÓN

Moisés no podía supervisar por sí solo a los varios millones de israelitas que viajaban con él por el peligroso desierto. Necesitaba adoptar con urgencia algún sistema de organización. ¿Qué hizo? “Procedió a escoger a hombres capaces de entre todo Israel [...] como cabezas sobre el pueblo, como jefes de millares, jefes de centenas, jefes de cincuentenas y jefes de decenas.” (Éxodo 18:25.)

Hoy en día, también es necesario que la congregación cristiana esté bien organizada. De menor a mayor, el orden es el siguiente: cada grupo para el servicio del campo está dirigido por un anciano; cada congregación, por un cuerpo de ancianos; cada grupo de congregaciones, por un superintendente de circuito, y cada país, por un Comité del País o de Sucursal. Gracias a esta organización, todos los pastores espirituales pueden atender bien a las ovejas que Jehová ha puesto a su cuidado, conscientes de que tendrán que rendir cuentas ante Jehová y Jesucristo (Hechos 20:28).

Ahora bien, este sistema requiere que todos mostremos obediencia y sumisión. Nunca querríamos ser como Diótrefes, que no tenía ningún respeto por quienes dirigían la obra (3 Juan 9, 10). Hacemos bien en seguir el consejo de Pablo de ser obedientes y sumisos a los que están al frente de las congregaciones. ¿Por qué? “Porque ellos están velando por las almas de ustedes como los que han de rendir cuenta; para que ellos lo hagan con gozo y no con suspiros, por cuanto esto les sería gravemente dañoso a ustedes.” (Hebreos 13:17.) Algunas personas están dispuestas a obedecer, pero únicamente si concuerdan con las instrucciones que reciben y si logran entender las razones. No obstante, no olvidemos que los cristianos también tenemos que ser sumisos, y eso implica obedecer aunque no deseemos hacerlo. Por consiguiente, sería bueno preguntarnos: “¿Soy obediente y sumiso a quienes tienen autoridad sobre mí?”.

La Biblia no indica con lujo de detalles cómo debe efectuarse cada tarea en la congregación. Lo que sí exige es que todo se efectúe de forma decente y ordenada (1 Corintios 14:40). El Cuerpo Gobernante obedece ese principio al establecer pautas y procedimientos para que todo marche bien. Por su parte, los responsables de la congregación dan el ejemplo obedeciendo dichas instrucciones. Adoptan una actitud razonable y están listos para obedecer a quienes supervisan su labor (Santiago 3:17). De esta forma, todos los grupos, congregaciones, circuitos y países disfrutan de ser parte de una hermandad que está unida y bien organizada, como es propio de los siervos del Dios feliz (1 Corintios 14:33; 1 Timoteo 1:11).

Hebreos 13:17 también destaca por qué sería perjudicial que fuéramos desobedientes: porque llevaría a que los responsables de la congregación trabajaran “con suspiros”. Aunque ser pastor espiritual es todo un privilegio, puede convertirse en una carga si el rebaño es rebelde o se resiste a colaborar. Pero, como leímos, eso “sería gravemente dañoso a ustedes”, es decir, a toda la congregación. La persona que, por orgullo, se niega a someterse al orden teocrático sufre además otro tipo de daño: su espiritualidad se resiente, lo que la aleja de su Padre celestial (Salmo 138:6). ¡Cuántas razones tenemos para ser obedientes y sumisos!

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